Alternancia
política atípica en el municipio de Abasolo, Tamaulipas (1980-1983)
Atypical politcal
alternation in the municipality of Abasolo,
Tamaulipas (1980-1983)
Luisa
Álvarez-Cervantes, Arcadio Alejandro García-Cantú*
*Correspondencia:
aagarcia@docentes.uat.edu.mx/Fecha de recepción: 23 de octubre 2017/Fecha de
aceptación: 13 de julio de 2018/Fecha de publicación: 31 de enero de 2019 Atypical politcal alternation in the municipality of Abasolo, Tamaulipas (1980-1983) Alternancia
política atípica en el municipio de Abasolo, Tamaulipas (1980-1983) Luisa
Álvarez-Cervantes, Arcadio Alejandro García-Cantú* Universidad Autónoma de
Tamaulipas, Unidad Académica Multidisciplinaria de Ciencias, Educación y
Humanidades, Centro Universitario Victoria, Ciudad Victoria, Tamaulipas,
México, C. P. 87149.
RESUMEN
El entrelazamiento de las convicciones ideológicas de la
juventud del Partido Socialista de los Trabajadores (PST) en México y la
experiencia victoriosa del reparto agrario con la fundación de los Nuevos
Centros de Población Ejidal (NCPE), en el municipio de Abasolo, Tamaulipas,
México, de los campesinos agrupados en Comités Ejecutivos Particulares Agrarios
(CPEA), dieron lugar a la primera alternancia municipal de la historia contemporánea
de Tamaulipas. El ayuntamiento fue reconocido constitucionalmente en 1983,
siendo la única victoria electoral del PST en el estado. El objetivo de este
trabajo fue documentar los antecedentes sobre la historia política y social del
Partido Socialista de los Trabajadores (PST) de 1980 a 1983. El procedimiento
de esta investigación fue histórica, con base en la triangulación de fuentes
primarias y secundarias, siguiendo la premisa de que la política es la
continuación de la guerra por otros medios. La historia del rompimiento de la
hegemonía del Partido Revolucionario Institucional (PRI), en Abasolo, fue
recreada con archivos históricos y entrevistas orales de diferentes actores
sociales de la época. El PST alcanzó el reconocimiento constitucional del
ayuntamiento en 1983 por 21 días, por lo que se dio una alternancia municipal
atípica. Esta alternancia, resultó ser atípica no sólo por el hecho de que un
partido distinto y de reciente creación ganara las elecciones, sino por las
condiciones en las que se eligió el candidato y se dio el proceso electoral
municipal, así como el modo en que el presidente municipal concluyó el periodo
constitucional. Dichos sucesos posibilitaron la lucha político-electoral entre
el PST y el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en ese municipio.
PALABRAS CLAVE: Partido
Socialista de los Trabajadores, Partido Revolucionario Institucional,
alternancia municipal atípica, Abasolo, Nuevo Centro de Población Ejidal.
ABSTRACT
The interlacing between
the ideological convic- tions
of the Socialist Workers Party (SWP) youth in Mexico, the victory of land
distribution among the New Ejido Population
Settlements (Nuevos Centros
de Población Ejidal, NCPE),
and the organization of farmers in Particular Executive Committees of Agriculture
(Comités Ejecutivos Particulares Agrarios, CEPA),
resulted in the first political alternation contemporary history of Tamaulipas,
which took place in Abasolo municipality. The city
council was constitutionally recognized in 1983, being the only electoral
victory of the SWP in the state. The objective of this paper is to record the
background of the political and social history of the SWP from 1980 to 1983.
This was a historical research based on the triangulation of primary and
secondary sources, following the assumption that politics is the prolongation
of the war by other means. The history of the hegemony of the Institutional
Revolutionary Party’s (Partido Revolucionario
Institucional, PRI) breakdown in Abasaolo
was recreated through historical archives and oral interviews with different
social actors of the time. The SWP achieved constitutional recognition from the
city council in 1983 during 21 days, representing an atypical political
alternation in the municipality. This alternation was atypical not only because
a different party was elected, but also due to the conditions in which the
electing process was conducted, how the elected candidate was chosen, and the
manner in which the city mayor concluded the constitutional period. These
events made the political struggle between the SWP and the PRI possible in this
municipality.
KEYWORDS:
Socialist Workers Party, Institutional Revolutionary Party, atypical municipal
alternation, Abasolo, New Ejido
Population Settlements.
INTRODUCCIÓN
Después del movimiento revolucionario de 1910, el
latifundismo rural siguió siendo el problema social más grave del país. Para la
década de los años setenta, había dos millones de campesinos demandantes de
tierras o quizá más (Carton, 2002), organizados en
más de 70 000 Comités Ejecutivos Particulares Agrarios (CEPA) (Hermenegildo
García Walle, Delegado del Registro Agrario Nacional
en Tamaulipas, 9 de octubre de 2013), además de 4 millones de jornaleros
agrícolas, es decir, campesinos sin tierra. El Partido Socialista de los
Trabajadores (PST) nació y creció en ese contexto, al calor de la lucha por el
reparto agrario y el movimiento campesino. En un principio se organizó
nacionalmente bajo la consigna de unir las luchas que demandaban los diversos
pueblos o núcleos agrarios organizados en los CPEA, enarbolando la bandera
contra el latifundio rural y el reparto de tierra. En ese movimiento campesino
se luchó por la organización por ramas de producción, para lograr precios de
garantía, así como, por la organización de los sindicatos de jornaleros
agrícolas.
Para mediados de 1977, el PST había constituido su brazo
organizador y de lucha social en el campo: “La Unión Nacional de los
Trabajadores Agrícolas” (UNTA). En algunos casos, la UNTA y el partido, acogían
a los luchadores del campo, y en otros impulsaban las jornadas nacionales de
lucha con dos propósitos: a) enlazar las luchas agrarias y campesinas para
organizarlas nacionalmente y con ello promover el ascenso del movimiento, y b)
para alcanzar una articulación de esas acciones en todo el país. La forma de
lucha de la UNTA y el PST era cotidiana. Los integrantes de sus nacientes
comisiones campesinas, tanto nacionales como locales, acompañaban a los
dirigentes campesinos que demandaban tierras para trabajarlas (Alonso, 1985).
Para que la gestión adquiriera nivel de lucha política -social, junto con los
presidentes de los CEPA, se promovían reuniones y mesas de trabajo para
gestionar colectivamente sus demandas. En ese tipo de gestión, los
representantes de los grupos agrarios hablaban del estado que guardaba su
acción agraria ante las autoridades de la Secretaría de la Reforma Agraria
(SRA). Cabe mencionar que dicha secretaría fue creada en 1974, pues antes se
gestionaban las solicitudes de tierra en el Departamento de Asuntos Agrarios y
Colonización (DAAC). Debido a esto, los dirigentes de la comisión campesina del
PST y los campesinos demandantes de tierra y los presidentes de los CEPA, se
fueron involucrando y haciéndose de experiencia en el trámite agrario y la gestión
en la lucha campesina.
En 1979, el PST alcanzó su registro nacional definitivo, al
obtener el 1.5 % de la votación total válida, emitida en alguna de las
elecciones federales de ese año, ante la reforma política electoral emprendida
por José López Portillo en 1977, la cual dio lugar, por parte del
constituyente, a la modificación de los artículos 41, 51, 52, 53, 54, 55, 60,
61, 63, 70, 73, 74 y 115, entre otros, de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos. Esa reforma constitucional se concretó con una ley
secundaria, la Ley Federal de Organizaciones Políticas y Procesos Electorales
(LFOPPE) (Cámara de Diputados H. Congreso de la Unión, 1977), la cual renovó
estructuras y procedimientos electorales. Por ejemplo, el artículo 32 abrió el
camino para obtener el registro condicionado de los partidos políticos, antes
proscritos, al resultado de las elecciones; siempre y cuando se cumplieran con
algunos requisitos establecidos, al mismo tiempo que mantuvo la vía para
obtener el registro definitivo. El registro condicionado fue una figura legal
que no existía. Los partidos políticos que obtuvieron su registro nacional, de
acuerdo con el resultado de las elecciones en 1979, fueron el PST, el cual
cambió de nombre a Partido del Frente Cardenista de Reconstrucción Nacional
(PFCRN) en 1987, el Partido Comunista Mexicano (PCM) y el Partido Demócrata
Mexicano (PDM). Los dos primeros de tendencia marxista-leninista y el tercero
de tendencia sinarquista.
De acuerdo con Álvarez (2012), para 1980, el PST y la UNTA ya
tenían experiencia e influencia nacional por su forma cotidiana de
organización, gestión agraria y lucha social, lo que le permitió a la
dirigencia nacional impulsar: “La Jornada Nacional de Lucha contra el
Latifundismo”. En dicha jornada, el partido decretó y dio la orden de tomar las
tierras de manera simultánea en todo el país, sobre las cuales no sólo había
expedientes agrarios detenidos, sino incluso resoluciones presidenciales sin
ejecutar. Estas órdenes fueron seguidas por los dirigentes y militantes del
PST, junto a los campesinos integrados en los CEPA. Ese fenómeno social de
tomas de tierras, se conoció como “paracaidismo”, debido a que aparecían los
campamentos de campesinos en los latifundios sin previo aviso. Los resultados
de esa acción fueron diversos, desde desalojos con la fuerza pública y el
ejército, hasta solucionar algunos expedientes agrarios. Ante la lucha por la
tierra en el campo para trabajarla y en la ciudad para habitarla, fue que el
Dr. Jorge Alonso Sánchez describió al PST como “un partido con pies de tierra”
(Alonso, 1984).
Las condiciones políticas y sociales de los años setenta del
siglo XX, dieron origen a la unión entre las convicciones de los jóvenes del
PST en la década de los ochenta, quienes pretendieron instaurar “un gobierno de
los trabajadores”, y la experiencia victoriosa del reparto agrario, con la
fundación de los NCPE de los campesinos agrupados en CPEA, en el municipio de
Abasolo, Tamaulipas. Ello como parte de las condiciones políticas de la lucha social
en el campo que posibilitó la lucha político-electoral entre el PST y el
Partido Revolucionario Institucional (PRI) en ese municipio, dando lugar a la
aparición de la efímera comuna de Abasolo, el primer ayuntamiento socialista de
la historia contemporánea de Tamaulipas reconocido constitucionalmente en 1983
y única victoria electoral del PST, partido que inició su vida políticaelectoral en el estado en 1980. “Tamaulipas. Ahora
y Siempre” (Álvarez, 2009), es el último capítulo de la primera obra sobre la
historia del PST (Álvarez, 2009) en Tamaulipas, desde la figura de la
militancia ejemplar. En sus páginas se narra que en el año de 1975, llegó al
estado la brigada Che Guevara, comandada por el victorense Pedro Etienne Llano, la cual cambió de nombre por el de Pancho
Villa. Esa brigada de militantes, iniciaron la fundación del partido en
Tamaulipas. “El PST tuvo una vida electoral de ocho años [1979-1987], y […] de
ellos, seis fueron electorales” (Álvarez, 2009: 145). La particularidad de su
acción política, antes de su incorporación a la vida electoral e incluso junto
a ella, radicó en la participación que tuvo en los movimientos
urbano-populares, agrarios y campesinos en el centro y sur del estado.
La alternancia política atípica en Abasolo, Tamaulipas, no
documentada en el Libro de Actas de Cabildo del Ayuntamiento, en el Archivo
Municipal de Abasolo, relativo al periodo de estudio, quizá obedezca a la
novedad del momento y la imposibilidad de contar con una normatividad de la
transición política, dentro de un marco hegemónico, donde las transiciones
entre el mismo partido eran lo común. Rodríguez-Gómez (2008), en “Alternancia
municipal en México”, plantea que, la autonomía municipal es débil cuando se
está sujeto a las disposiciones del gobierno estatal del mismo partido. Este
episodio, donde el PRI reconoce por primera vez, después de la reforma
electoral de 1979, que pierde alguna alcaldía en el estado de Tamaulipas, tiene
sus orígenes en las luchas sociales del reparto de tierras en la población del
municipio de Abasolo que, junto con la conformación de un partido de “reciente
creación”, establece lazos, los cuales, lo llevan a crear un espacio donde
convergieron los intereses de un total de 13 ejidos: Alfredo B. Bonfil I, II,
III, la Eneida, Graciano Sánchez, Ampliación Cuauhtémoc, 1º., Batalla del Cinco
de Mayo, Emiliano Zapata, Emilio Martínez Manautou,
Lázaro Cárdenas, Emilio López Zamora, La Libertad y Lucio Blanco. Los que se
constituyeron en Unión de Ejidos, a principios de 1977, figura organizativa
para la producción, (Isaías Pérez Rodríguez, ejidatario de Alfredo B. Bonfil 1,
6 de octubre de 2013), que los pone en común con el resto de los habitantes del
municipio. Este espacio es conocido como Nuevo Centro de Población Ejidal
“Guadalupe Victoria”. Pero no solo eso, estos vínculos permitieron a la vez que
se conformara una plataforma política, la cual dio lugar para que un partido
distinto al PRI (PST), alcanzara una presidencia municipal en el estado. Sin
embargo, a pesar del reconocimiento constitucional del ayuntamiento pesetista de Abasolo, este pronto mostró su débil
autonomía, en virtud de que los integrantes del ayuntamiento, retornarían al
PRI después de 21 días de presiones por parte del gobierno del estado de
Tamaulipas, menos el presidente municipal José Rodríguez González, quien
concluyó con su mandato con un cabildo del PRI.
El objetivo del presente trabajo fue reconstruir una historia
de la transición política del Partido Socialista de los Trabajadores (PST),
habida en 1983, del ayuntamiento de Abasolo, Tamaulipas.
MATERIALES
Y MÉTODOS
El procedimiento
metodológico para realizar esta investigación fue histórico y social, bajo el
enfoque que plantea Marc Bloch, quien define a la
historia como el dar cuenta “de los hombres en el tiempo” (Bloch,
2015, 31); y social, porque es desde los actores de la historia que dejaron
memoria de ello. En este caso, se recurrió a las fuentes primarias y
secundarias, que constituyen la memoria escrita, además de recuperar Las
primeras fuentes consultadas fueron las historiográficas sobre el PST y las
escritas que se localizan en los expedientes históricos del Archivo Municipal
de Abasolo de 1983 a 1985, y que corresponden al periodo constitucional del
ayuntamiento en cuestión. Así como la revisión de las actas y documentos de la
elección municipal de 1983, contenidos en el Archivo del Congreso del Estado de
Tamaulipas. Además, se consultó la documentación contenida en el archivo
personal de Isaías Pérez Rodríguez. A la par, están las fuentes orales constituidas
por las entrevistas a profundidad que se realizaron a las diferentes
autoridades, con propósitos diferentes, como la de Hermenegildo García Walle, delegado del Registro Agrario Nacional en
Tamaulipas, cuyo propósito fue conocer la situación agraria en el estado en la
década de los setenta, dada su experiencia en el campo de la reforma agraria.
Del mismo modo, a Valentín Ortiz Andrade, quien fuera presidente estatal de la
Pequeña Propiedad, originario de Abasolo, a fin de conocer la opinión política
sobre ese ayuntamiento y la situación de los pequeños propietarios del
municipio, respecto de los ejidatarios. Al igual, fueron interrogados sobre ese
mismo periodo, habitantes de la cabecera del municipio de Abasolo, que vivieron
la transición política en 1983, localizados en las oficinas del Partido de la
Revolución Democrática del municipio de Abasolo. También fueron visitados los
ejidatarios del poblado Guadalupe Victoria, quienes en ese momento histórico
militaban en el PRI, y los propios militantes del PST; fueron ubicados por las
documentales del archivo de Isaías Pérez Rodríguez. Se recuperó la experiencia
de participación política de los jóvenes militantes socialistas y dirigentes
nacionales y locales del PST, los cuales fueron de fácil localización, porque
siguen reuniéndose cada año en la Ciudad de México y cuya convocatoria es
pública.
Indudablemente, entre las fuentes escritas, están las
secundarias, constituidas por la historiografía del PST y la que corresponde a
las transiciones políticas en los ayuntamientos, que aportan la información
sobre el contexto histórico en el marco del cual se desarrolla la historia.
También se revisaron los resultados electorales de 1980, puesto que es el año
en donde por primera vez participa el PST en el proceso electoral local, de
acuerdo con la reforma política-constitucional emitida de 1979.
Se recibió el consentimiento de los entrevistados para
revelar la información recabada de las fuentes primarias y secundarias. Se
utilizó el procedimiento de triangulación de fuentes, lo que permitió el
contraste de la información entre las fuentes primarias y secundarias, para una
aproximación más cercana sobre el suceso histórico de estudio.
Esta investigación se llevó a cabo entre el año 2013 y 2015.
Del 2013 al 2014, se realizó el trabajo de campo, dada la dificultad que
implicó conseguir las entrevistas, pues los actores de esta historia residen en
distintos lugares del país: en la Ciudad de México se localizaron a tres
dirigentes nacionales del PST; en Ciudad Victoria, a dos autoridades y
dirigentes locales del partido; en la cabecera municipal de Abasolo, se
localizaron a alrededor de diez que participaron en esa contienda, y quienes
accedieron a hablar sobre su experiencia vivida en ese año de 1983, incluso algunos
de ellos ayudaron a convocar a otros que también participaron; y se realizaron
diversas reuniones con tres ejidatarios en el poblado Guadalupe Victoria.
RESULTADOS
Y DISCUSIÓN
Esta investigación, por su abordaje histórico, contribuye a
documentar la primera transición política entre el PRI y el PST, sucedida en el
Tamaulipas contemporáneo. Esta transición, como fenómeno político-electoral, se
hizo teóricamente comprensible al servirse de tres dimensiones de análisis: en
lo político, en el ámbito electoral y en lo social, para conocer cuáles fueron
las condiciones políticas e histórico-sociales que la posibilitaron en el
ayuntamiento de Abasolo. En primer lugar, la dimensión del análisis político
permitió precisar el momento histórico que hizo posible la transición política
en México. En segundo lugar, la transición en los ayuntamientos fue precedida
por la reforma política del sistema político mexicano, que dio origen a nuevos
mecanismos de participación electoral, cuando se promulgó la Ley Federal de Organizaciones
Políticas y Procesos Electorales, en 1977, como resultado de la reforma
constitucional política electoral. Esta ley no sólo modificó la correlación de
fuerzas políticas del sistema político, sino que al abrir el registro legal y
aceptar en el sistema electoral nuevos partidos políticos, entre ellos al PST,
abrió o amplió huecos políticos y normativos, que se manifestaron en las
primera selecciones de ayuntamiento, después de realizada esta reforma. La
propia reforma política no vislumbró ni los huecos, ni los alcances de
participación política de los partidos recién registrados, que modularían las
transiciones políticas en los ayuntamientos. La tercera dimensión, propiamente
social e histórica, sobre la transición del ayuntamiento de Abasolo, fue que,
mediante las fuentes orales, se recuperó la experiencia de los actores,
quedando claro que, fue la experiencia política y la de la lucha social, la que
amalgamó dos procesos fundacionales; el de los jóvenes del PST y los
ejidatarios del NCPE, desde la formación de los CPEA. Formas de organización
legal y de reparto agrario, que dieron respuesta al problema del campo, en la
década de los setenta. Actores que no eran coetáneos, sino más bien de
distintas generaciones, pero entreverados por las condiciones por las que
llegaron a poblar al municipio de Abasolo. Finalmente, estas dimensiones
analíticas permitieron relatar la historia de la transición política atípica en
Abasolo, sin descuidar las novedades que dieron lugar a la historia, novedades
que ni los actores y grupos vislumbraron; y fundamentalmente, el aporte teórico
de que la política es continuación de la guerra por otros medios, que guió el orden de la exposición de los acontecimientos.
La Unión de Ejidos del Nuevo Centro de Población Ejidal (NCPE)
Guadalupe Victoria contra la Aseguradora Nacional, Agrícola y Ganadera S. A.
(ANAGSA) La unión de ejidos fue una figura asociativa de productores, creada y
reconocida por la SRA. El propósito de estas uniones de ejidos era el de
enfrentar el problema de acopio y comercialización de los granos (Hermenegildo
García Walle, Delegado del Registro Agrario Nacional
en Tamaulipas, 9 de octubre de 2013).
De acuerdo con Isaías Pérez Rodríguez (ejidatario de Alfredo
B. Bonfil 1, 6 de octubre de 2013) entre 1977 y 1978 se constituyó en el NCPE
Guadalupe Victoria, una unión de ejidos dirigida por Juan e Ignacio Alemán, del
ejido la Eneida, que enfrentó un problema con la ANAGSA (Aseguradora Nacional
de la Agricultura y Ganadería), debido a que “la aseguradora fomentaba el
seguro directo e individual, subsidiando la prima pagada por los productores y
convirtiéndolo en requisito para obtener crédito” (Díaz-Tapia, 2006). Al
parecer, el problema se hizo presente cuando se había declarado siniestro en el
trigo y el seguro se negaba a pagar el saldo a favor de los ejidatarios, una
vez que se había pagado el crédito al Banco Nacional de Crédito Rural
(BANRURAL). Ese fue el punto de encuentro entre el PST y los ejidatarios.
El 10 de abril de 1978, dentro del marco del aniversario
luctuoso de Emiliano Zapata, en el salón de sesiones del ejido la Libertad del
NCPE Guadalupe Victoria, inició una reunión por la mañana, entre ejidatarios de
la unión y las instituciones, que en ese entonces eran las encargadas del
campo: BANRURAL; ANAGSA; Secretaría de Agricultura, Ganadería y Desarrollo
Rural (SAGDR); Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos (SARH); y la
SRA (Isaías Pérez Rodríguez, ejidatario de Alfredo B. Bonfil I, 6 de octubre de
2013). A dicha asamblea de trabajo fue invitado Ricardo Govela
Autrey, delegado Central del PST en Tamaulipas
(Álvarez, 2009). Los ejidatarios del NCPE Guadalupe Victoria, de Abasolo, en
abril de ese año, fueron de los primeros que abiertamente se unieron al partido
desde su lucha por lograr el pago del saldo a favor por parte de la ANAGSA.
Allí se enraizó el partido, primeramente con un pequeño grupo de simpatizantes
que decidieron organizarse.
Entrelazamiento y referencialidad de la experiencia y la
juventud Con respecto al reconocimiento del triunfo del PST en las elecciones
de 1983, que dio lugar a la aparición de la efímera comuna en Abasolo, es
necesario revelar el entrelazamiento de las convicciones ideológicas del PST,
con la experiencia de lucha campesina de los ejidatarios del NCPE Guadalupe
Victoria.
Las pistas que
permiten comprender el proceso de formación de las experiencias en las luchas
agrarias, se advierten en la Ley Federal de la Reforma Agraria (1971). En su
artículo 325º, del capítulo sexto, relativo a la “ampliación de ejidos”, dice
en resumen: si una resolución presidencial, de restitución o dotación de
tierras, resulta insuficiente para satisfacer las necesidades del poblado, se
tramitará por oficio el expediente de dotación complementaria o ampliación. Sin
embargo, en el artículo 326º, relativo a los “Nuevos Centros de Población”;
dice, en resumen: si una resolución presidencial, que recaiga en un
procedimiento de dotación, fuese negativa, se ordena que se inicie el
expediente por la vía de NCPE. Señalando que se consultaba a los solicitantes
organizados en CEPA, para saber si estaban de acuerdo en trasladarse al lugar
en donde se estableciera el centro de población ejidal.
¿Qué significó que en la década de los 70 del siglo XX,
existieran en Abasolo, los Nuevos Centros de Población Ejidal? Las siglas NCPE,
con lo dicho por la Ley Federal de la Reforma Agraria, resultaron ser la
expresión concreta de una experiencia común y social de los solicitantes de
tierras, que no decayeron una vez que conocieron un dictamen negativo de la
solicitud sobre las tierras, las cuales originalmente ellos consideraron
estaban en el radio de afectación. Más aun, procedieron con la acción agraria y
su expediente por esta vía. Es decir, conocieron y recorrieron todas las
instancias por las que pasa un expediente agrario, hasta lograr una resolución
presidencial de dotación de tierras.
El NCPE Guadalupe Victoria tiene otra particularidad propia
de los estados del norte de la república y da pie para indagar sobre el reparto
agrario vía NCPE y la emigración. Este NCPE constituido por los ejidos ya
mencionados, fueron beneficiados del proyecto del distrito de riego 86
(Herrera, 2015), y fundados por quienes por décadas fueron solicitantes de
tierra y que provenían de los estados de Guanajuato, Michoacán, San Luis Potosí
y Coahuila, entre otros. Ello anuncia que también comenzaban de nuevo, dejaban
de ser solicitantes de tierra y comenzaban la vida ejidal, lograron con
tenacidad y organización un lugar para vivir y para sembrar. Además, también es
importante especificar la vida política del partido en ese periodo. La
experiencia colectiva de los jóvenes organizadores del partido quedó enraizada
en su proceso fundacional, con el cual llegó a Tamaulipas. La vida política en
esos momentos se caracterizó por el llamado de: “construyamos al PST”, el cual
quedaba bajo la orientación de que “uniendo las luchas del pueblo estamos
haciendo el partido”. Bajo ese llamado y orientación, se comprendió, sin
problema alguno, que era el enlace y al mismo tiempo, el resultado organizativo
de lo que ya estaba allí: las luchas de los pueblos. Como se puede observar,
para los militantes de ese momento, luchar y hacer el partido se concebía como
lo mismo. En cuanto a los ejidatarios, luchar y hacer el partido representó el
mismo sentir. Esas convicciones eran imprescindibles, porque correspondían a
una misma acción política entre los jóvenes y los ejidatarios, entre la
juventud y la experiencia.
Las primeras batallas electorales pesetistas
en Tamaulipas “1980” En 1980, el partido comenzó a participar en las elecciones
locales de cada uno de los estados de la república. Eran tan pocos los cuadros
profesionales locales (Arendt, 2014), es decir, los
dirigentes abocados de tiempo completo, que los militantes del PST decían: “la
cobija no alcanzaba para cubrir las exigencias de la presencia de cuadros en
todos los lugares en donde se demandaba que alguien del partido estuviera allí,
ya fuere para lucha social o electoral”. Otro problema propio de la
organización fue que, aunque la juventud pesetista
estaba experimentada en la lucha social, ello nunca fue suficiente para
enfrentar las batallas electorales. Durante ese año, el primer campo de batalla
electoral que se abrió fue en Jaumave, Tamaulipas.
Allí, por primera vez, el PST se enfrentó al PRI. En ese proceso electoral
municipal solamente se registraron dos candidatos con sus respectivas
planillas: Hipólito Maldonado, representando al PRI, y Genaro Huerta Martínez,
representando al PST.
De la campaña y desenlace electoral en Jaumave,
Servando Santana Ibarra, miembro de la Juventud Socialista de los Trabajadores
(JST), 7 de noviembre de 2014, contó que en “Jaumave
[fueron] a varios ejidos a hacer campaña con los compañeros […] buscando
representantes de casilla para cuidar los votos”. A pesar de esos esfuerzos,
para cuidar la representación en las casillas, los resultados terminaron
favoreciendo al candidato del PRI. El partido tomó el edificio municipal para
demandar respeto al voto. Así lo narra uno de los militantes que: “mientras
gritaban consignas, el ejército, además de rodear el Palacio Municipal, los
encañonó, hasta que el compañero Genaro les pidió se retiraran de la plaza
pública y del propio edificio” (Álvarez, 2009: 153). Los dirigentes encargados
de esa lucha decidieron abandonar la plaza del municipio ante la posibilidad de
resultados no previstos, debido a que se enfrentaban desarmados contra el
ejército.
Como se puede advertir de lo sucedido en Jaumave,
se requerían de grandes movilizaciones para demandar el reconocimiento de las
victorias electorales, las cuales podían ser marchas, plantones en las plazas
públicas que se encontraran frente a las instituciones encargadas de las
decisiones; por último, tomar los edificios de los ayuntamientos (entre otras
formas de lucha), y ni siquiera así eran reconocidos los triunfos en el país,
tampoco en Tamaulipas. Por ello, la novedad para los militantes y los
ejidatarios de Abasolo, fue el reconocimiento de la victoria electoral del
Partido Socialista de los Trabajadores en 1983.
En 1980, siendo el Delegado Central del PST en Oaxaca J.
Acroy Mendoza de la Lama, informó sobre el reconocimiento del primer
ayuntamiento socialista a nivel nacional, siendo este el municipio de San
Andrés Huaxpaltepec en la costa chica de Oaxaca, pero
el procedimiento para asumir la presidencia municipal fue mediante la vía de
usos y costumbres, vía electoral también reconocida constitucionalmente en
Oaxaca. El cabildo encabezado por Fabián Álvarez Reyes fue bautizado por los
mestizos como “los palomos”, por su vestimenta de manta blanca, pantalón y
cotona (J. Acroy. Mendoza-de-la-Lama, Delegado Central de PST en Oaxaca, 7 de
diciembre de 2014). Mendoza de la Lama también dice que en ese año, el PCM ganó
el Municipio de Alcozauca, en la montaña de Guerrero.
Lo que sugiere que, la reforma política de 1979 abrió, sin proponérselo, la
participación ciudadana en los ayuntamientos, posibilitando el debilitamiento
hegemónico del PRI, en la década de los ochenta (Bassols
y Arzaluz, 1996).
Las condiciones de la configuración del campo de la batalla
político-electoral de 1983 Con la aparición de dos fuerzas beligerantes se configura un campo de batalla, es decir, el escenario o
campo de guerra. Indudablemente puede haber más fuerzas o grupos políticos,
pero estos jugarán sus posiciones de un lado o del otro. Ahora bien, para la
aparición de las fuerzas beligerantes en el campo de batalla se requiere de
ciertos sucesos, los que entrelazados, jugarán el papel de condiciones
políticas, tanto del campo de guerra como de las fuerzas beligerantes. Las
condiciones políticas propias del momento, por las que atravesaba Tamaulipas,
dieron lugar al enfrentamiento entre el PST y el PRI en el centro del estado,
específicamente en el medio rural. El PST tenía una desventaja, su
inexperiencia en la lucha electoral, pues sus cuadros dirigentes solamente
habían enfrentado una elección local en 1980 y no tenían ningún triunfo
reconocido. El PRI tenía todas las condiciones a su favor, por ser el partido
del eterno poder local en Abasolo y en todo el estado. Sin embargo, aparecieron
sucesos políticos que suscitaron ciertas condiciones que configuraron el campo
de batalla, el escenario de la guerra. Dichos sucesos fueron los siguientes:
a)
Para la configuración del campo de guerra, en Abasolo,
entre el PRI y el PST, vale la pena destacar que el Partido Auténtico de la
Revolución Mexicana (PARM) no se presentó a competir en el proceso electoral de
1983, debido a que perdió su registro nacional y gran parte de su fuerza
electoral estaba en Tamaulipas. Ello fue un suceso político nacional, ya que,
de algún modo, era el referente inmediato para importantes sectores del PRI,
los cuales al no ser favorecidos por ese partido, podían optar por registrar
sus candidatos por el PARM.
b)
En el centro del estado, el PST había logrado
influencia con base en el binomio político de unir y organizar las luchas del
pueblo. Esto se sabía por lo que había sucedido en Jaumave.
Los dirigentes de la organización pesetista llegaban
hasta donde los simpatizantes y militantes quisieran, tanto en las demandas y
luchas sociales, como en las luchas electorales.
c)
En Tamaulipas, el antecedente del PRI era el
Partido Socialista Fronterizo (PSF), fundado por Emilio Portes Gil en 1924. Y
nació, entre otras causas sociales, para: “exigir […] a los mandatarios que
procedan, cuanto antes, a hacer la dotación y restitución de ejidos a los
pueblos; [procurar] la creación de cooperativas y colonia agrícolas; la
enseñanza agrícola […]” (Portes, 2010: 132). Ello indica que esa memoria de
reparto agrario en el campo era aún vigente en la década de los setenta e
incluso los ochenta. De tal modo que, debido a estas condiciones, el reparto
agrario de acuerdo con “el artículo 27 constitucional le dio oportunidad al
grupo portesgilista de establecer una estrecha
relación con los campesinos tamaulipecos, gracias al reparto de tierras” (De-la
Garza, 2010: 65), y la lucha por el socialismo en algunos sectores rurales no
se vio antagónica.
d)
Con motivo de la Reforma Política y de su LFOPPE,
el PRI se vio en la necesidad de adoptar, en el año de 1983, la figura de la
consulta a la base, como procedimiento de selección de sus candidatos, mediante
elecciones internas. El resultado de ese proceder fue una rebelión priísta en Tamaulipas, la cual fue pública, sobre todo en
el centro del estado y en el medio rural.
e)
Esa rebelión, en el seno del PRI, favoreció que
importantes grupos de campesinos y trabajadores se acercaran a la dirigencia
estatal del PST, en Ciudad Victoria, para solicitar que sus planillas de
ayuntamientos municipales fueran registradas ante la Comisión Estatal
Electoral, misma que en ese entonces dirigía el Lic. Enrique Villegas Zamilpa, debido a que ya no confiaban en los Comités
Municipales Electorales (CME).
La obra de Javier Ramírez, en su apartado referido a los
resultados electorales de los ayuntamientos de 1983, dice que el PST registró
planillas en los municipios de Abasolo, Güémez, Mainero, Soto la Marina y Villagrán (Ramírez-Gutiérrez,
2005). Puesto que sus candidatos fueron rechazados por el PRI, y resultado de
esa rebelión electoral, por parte de los campesinos, fue que se sumaron al PST.
Otros grupos campesinos decidieron contender por la vía de planillas no
registradas (Álvarez, 2009), como sucedió en Jaumave
y en Ocampo, que contendieron también contra el PRI. Además, está el caso del
municipio de Hidalgo, los campesinos se agruparon en torno a una alianza entre
el PST y el Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT), postulando un
candidato común: Heberto Garza Morales (†) encabezando la planilla por el
ayuntamiento. Como se puede apreciar, hubo una rebelión en las filas del PRI en
el centro del estado.
Abasolo: el campo de guerra El PRI En Abasolo, el PRI quedó
fragmentado en las elecciones internas, como resultado de la consulta a la
base, con el registro de cuatro precandidatos a la presidencia municipal
(Alonso, 2014a). De acuerdo con el testimonio de Amada María Gómez Flores (ex
militante del PRI en Abasolo y actual militante del PRD en el mismo municipio,
4 de octubre de 2013): al término de las elecciones internas del PRI, sólo
quedaron dos precandidatos: Juan Hernández Cabrera y David Lara Reyna. Dice
Amada que: “en el Centro Cívico de Abasolo, pidieron a cada uno de ellos que
llevaran a sus seguidores y, que ya en el lugar, los acomodaron para realizar
el recuento, colocaron a unos de un lado, y, a otros de otro, quedando
finalmente David Lara Reyna como candidato. Las reacciones que obtuvo el PRI,
por utilizar dicho procedimiento, fueron de una inconformidad incontrolable”.
El PRI abrió la consulta interna para la elección de sus
candidatos en los municipios y resultó que los grupos contendientes quedaban
inconformes y sin posibilidad de negociar con el grupo vencedor. Un sector
importante del PRI y las bases juzgaron que el candidato de su municipio era
impuesto por el presidente estatal del PRI o por el jefe del Ejecutivo. La
inconformidad llegó a tal grado que, algunos tomaron el edificio del PRI
estatal (Alonso, 2014a).
Si bien, el PST fue la primera organización socialista que
apareció con la novedad de la lucha agraria y campesina en Abasolo, ello no
quería decir que votarían por sus candidatos en los procesos electorales, de
acuerdo con la revisión de los registros de planillas al ayuntamiento de los
partidos y de sus resultados electorales que realiza Javier Ramírez. En el
cuadro relativo a los “Resultados electorales de los ayuntamientos de 1980”, y
citando como fuente a Alain de Remes (Ramírez-Gutiérrez, 2005: 126), en la
elección municipal de Abasolo se registraron las siguientes planillas de los
partidos y se anotaron los votos obtenidos: Partido Acción Nacional (PAN) 2
votos; PARM 9 votos; PCM 5 votos; Partido Popular Socialista (PPS) 4 votos; PST
6 votos; y PRI 2 209. Los votos resultaron de un padrón de 2 588 electores
(Ramírez-Gutiérrez, 2005: 127). En ese día emitieron su voto el 91.28 % [sic]
del padrón electoral. Además, de ese 91.28 %, ninguno se equivocó, pues en el
apartado de votos nulos lo que se lee es cero.
El PST En PST en Abasolo era un partido recién nacido, con
respecto al PRI, partido hegemónico (Alonso, 2014b), que nunca había perdido
una elección en los municipios en donde participaba desde que transitó desde
1946 a Partido Revolucionario Institucional. Por consecuencia, era seguro que sus
candidatos ganaran las elecciones y por ello había quienes se confrontaban
incluso con hostilidad para obtener una candidatura. Con respecto al PST nadie
quería figurar como candidato.
El proceso electoral en las elecciones municipales de 1983,
en Abasolo, le correspondió enfrentarlo al ejidatario Santiago Castro Sánchez
(†), en ese entonces, presidente del Comité Municipal del PST, y quien era
conocido en el poblado Guadalupe Victoria como don Chago,
quien además era peluquero en el pueblo de Abasolo (Isaías Pérez Rodríguez,
ejidatario de Alfredo B. Bonfil I, 6 de octubre de 2013). Evidentemente, su
tarea inmediata fue buscar quien encabezara la planilla al ayuntamiento de
Abasolo, para contender por las siglas del partido en las elecciones contra el
candidato que resultó ganador en las elecciones internas del PRI. Isaías Pérez,
ejidatario del mismo poblado y del ejido de don Chago,
dice: “decían [los del partido] que [Chago] andaba
buscando candidato y no encontraba y que, a quienes invitaba para ser candidatos
a la presidencia municipal, le respondían; [los apoyáremos] pero no queremos ir
adelante”. Continúa señalando cómo fue que José, Pepe Rodríguez, resultó ser el
candidato: “Chago llegó al lugar de la reunión de los
pesetistas del NCPE Guadalupe Victoria y les dijo:
aquí traigo uno, miren a este muchacho, y a continuación le dijo a Pepe, pásate
a la junta”. En la conversación, afirma Isaías Pérez, “fue cuando echaron mano
de mi compadre” (Isaías Pérez Rodríguez, ejidatario de Alfredo B. Bonfil I, 6 de
octubre de 2013). Después del anuncio de Santiago Castro, enseguida Pepe entró
a la reunión. El hecho mismo de que José aceptara encabezar la planilla para
contender por la presidencia municipal de Abasolo, mostraba su simpatía con el
partido. José Rodríguez era del mismo poblado y ejidatario de Alfredo B. Bonfil
1º. A José le correspondió iniciar lo que fue en ese momento, una victoria
electoral imposible e impredecible.
De los
contendientes y sobre la campaña
Siguiendo algunos indicios de las experiencias de la lucha
política-electoral del PST, así como de los planteamientos políticos e
históricos de los teóricos (Córdova, 1972; Cosío-Villegas, 1979), ya clásicos
del sistema político mexicano, destacan de la configuración del sistema: el
poder unipersonal y meta constitucional del presidente de la república, que al
mismo tiempo lo era del partido en el poder; ya era indicativo el poder
hegemónico del PRI en todo el país y particularmente en los municipios rurales,
como era el caso de Abasolo. Pero el gran talón de Aquiles del sistema político
hegemónico, fue el esmero en el cuidado de su propia imagen como fuerza
arrolladora en las campañas electorales. En términos históricos, una campaña
electoral no sólo queda precedida por el complejo ritual de demostración de la
fuerza, en el marco de las campañas, bajo el peso de las autoridades locales y
municipales, que arropan a sus candidatos. Ello, para mostrar, ante los
electores y al otro contendiente, su condición de debilidad ante esa fuerza
electoral exhibida.
Si bien, en Abasolo, la fuerza aún la tenía el PRI, lo que
momentáneamente había perdido era la imagen de la fuerza hegemónica, análoga a
la imagen del Narciso: “el que ama su propia imagen”, perdiéndose precisamente
por la rebelión que surgió de sus propias filas. Era posible que el PRI
perdiera, aunque ningún pesetista lo imaginara, ni
los priístas lo vieran como posibilidad.
La experiencia de la campaña pesetista
en Abasolo, no sólo fue contra el PRI municipal, sino prácticamente contra el poder
del Gobierno del Estado. La escasez en la propaganda fue notoria. De la
propaganda emitida, en el archivo histórico personal de Isaías Pérez, se
encuentra un cartel, el cual se reduce a una hoja tamaño carta de color
amarillo, en donde dice: “ABASOLO…NO ESTA (sic) SOLO. PST”. También aparecen en
dicho cartel las fotos de José Rodríguez González para Presidente, y Gustavo
Rodríguez para Diputado local por el VI distrito. En la parte superior de la
hoja, el logotipo del PST, con la leyenda de: Vota así, el 4 de diciembre de
1983, y la consigna de campaña “Por un camino diferente”. Todo ello indica que
la campaña fue más bien realizada de voz en voz y sobre todo con base en
organización y acuerdos.
Los acuerdos fueron realizados entre José Rodríguez González
por el PST y los rebeldes del PRI. Quedó evidenciado por la conformación de la
planilla al ayuntamiento. De acuerdo con el periódico oficial (Periódico
Oficial del Gobierno de Tamaulipas, 1983), la planilla del PST la encabezó,
como candidato a la presidencia municipal de Abasolo, el ejidatario José
Rodríguez y el viejo militante pesetista Santiago
Castro Sánchez, como suplente a la presidencia. Los regidores propietarios
fueron puestos ocupados en la planilla por los rebeldes del PRI y los puestos
suplentes para los pesetistas. De igual modo, fue la
fórmula del Síndico; el puesto de propietario fue para un rebelde del PRI y el
suplente para un militante del PST. Esta composición y acuerdo permitió lo
fundamental, contar con experimentados estrategas en la guerra electoral, que
procedían de los rebeldes del PRI, y esa experiencia, en ese tiempo, aún no
había sido suficientemente acuñada por los dirigentes y militantes pesetistas, ni del estado, ni de Abasolo. Esa experiencia
fue primordial para documentar las violaciones el día de la elección.
Los habitantes de la cabecera municipal de Abasolo y los
campesinos, se agruparon en torno a un llamado que nadie sabe quién lo
pronunció primero, pero que se recuerda en cada mesa al momento de tomar los
alimentos, o en las reuniones, cuando se habla de esa campaña pesetista (Isaías Pérez Rodríguez, ejidatario de Alfredo B.
Bonfil I, 6 de octubre de 2013). La Familia Molina Gómez y también Isaías
Pérez, cuentan que por las calles del NCPE Guadalupe Victoria, pasaba uno de
sus compañeros, de tez morena, camisa floreada, con lentes negros, nadie sabe
su nombre. En la conversación por la descripción se asume que era Don Mauro de
la Rosa Rito, dirigente estatal del PST. Él hacía campaña electoral a favor de
José, gritando con un altavoz: “pueblo despierta, abre los ojos”, los del NCPE
Guadalupe Victoria terminaron asumiendo dicho llamado como suyo y no la
consigna de campaña propuesta por el cartel del PST “por un camino diferente”.
Interrogando, respecto al mismo llamado, en una reunión-entrevista con la
familia Molina Gómez (quienes se reconocen como de izquierda, porque fueron del
PST, y posteriormente perredistas, sin negar su participación en el PRI, porque
no había otros partidos en Abasolo, recuerdan tal llamado como “despierta
pueblo dormido”, otros pesetistas al decir de la
familia recuerdan dicho llamado como “pueblo abre los ojos” (Amada María Gómez
Flores (ex militante del PRI en Abasolo y actual militante del PRD en el mismo
municipio, 4 octubre de 2013). Cuando se le preguntó a Don Isaías Pérez ¿cuál
era el lema de la campaña de José?, él inmediatamente respondió que era:
“despierta pueblo dormido”. Posteriormente, ese llamado se acuñó y quedó en la
memoria colectiva de quienes vivieron esa experiencia del municipio de Abasolo.
Los hombres y las mujeres de ese municipio actuaron. El
llamado de “despierta pueblo dormido” o “pueblo despierta, abre los ojos”,
alude a la acción, a la participación, al despertar e iniciar algo nuevo; un
movimiento que iniciaron y construyeron. También se puede interpretar como una
exigencia grupal, así como a una cuestión de mantenerse alertas y en otro
sentido, alude a las acciones de la vida cotidiana, como levantarse y ponerse a
hacer algo. En suma, es un llamado a la acción, que les permitió crear y
recrear una comunidad política y atreverse a lo extraordinario. Con respecto a
dicha campaña, en un fragmento del primer informe de gobierno, José señaló:
Busqué hacer de las elecciones
un auténtico plebiscito. Hice, para ello, un recorrido electoral, una intensa
consulta popular. Pronuncié en los sentimientos del pueblo para exponer, a
partir de ellos, tesis y objetivos. El pueblo votó por una plataforma detallada
y concreta, en las elecciones más concurridas de nuestra historia, en el pueblo
de Abasolo.
Recibí así un claro mandato al
que haré de ajustar mis actos de gobierno (Archivo Municipal de Abasolo, 1985).
Es importante destacar que así
fue, pues con cada uno de los ejidos, poblados y colonias que conforman el
municipio de Abasolo, se establecieron compromisos muy concretos, todos ellos
acordes a lo que los habitantes de cada lugar consideraron importantes. En el
Archivo Municipal se encontró un oficio dirigido al gobernador del estado, Lic.
Emilio Martínez Manautou, del 11 de enero de 1984, en
donde se solicita un programa de obras para el municipio; obras para el sistema
escolar, obras públicas para los ejidos, establecimiento de redes de alumbrado
público, entre otras cosas. José Rodríguez, al asumir la presidencia, se duele
de recibirla en quiebra, ello se muestra en otro fragmento del primer informe,
que el Ayuntamiento no tenía recursos económicos cuando afirmó: “Para
establecer la confianza básica dentro y fuera del municipio, se manifiesta y
certifica que no [era] un municipio en quiebra, había hombres y mujeres,
recursos naturales y ganas de trabajar. Los hechos corroboraron esta
aseveración”. Por otro documento oficial, pero incompleto, encontrado en el
Archivo Municipal de Abasolo, se advierte que recibió el ayuntamiento en
quiebra. En una parte del documento encontrado, se especifica que meses después
de tomar posesión, para el 24 de julio de 1984, todavía “no se le entregaba el
mobiliario del Centro Cívico del municipio, pues este se encontraba en una
bodega de particulares, así mismo, se encontraba cortado el cable de la línea
telefónica” (Archivo Municipal de Abasolo, 1985).
El día de la guerra, el 4 de
diciembre de 1983 En los procesos electorales, el PRI y el jefe del Ejecutivo
estatal tenían el control absoluto sobre todas las estructuras
político-electorales, erigidas en cada proceso electoral, tanto del estado como
de los municipios, las cuales mostraron y desplegaron el día de la elección. En
los documentos del Archivo del Congreso del Estado de Tamaulipas (1983), en lo
que respecta al día de la elección y los recursos de queja presentados, se
encontró una denuncia de José María Montes, comisionado del PST ante el CME de
Abasolo. La denuncia fue presentada porque Eutimio Urbina Ortiz, delegado del
Registro Nacional de Electores (RNE), entregó las credenciales de elector, que
en ese tiempo no tenían fotografía, a David Lara Reyna, candidato a la
presidencia municipal del PRI, para que las entregara a sus simpatizantes.
En el recurso de queja, también
presentado, señaló que, hasta “el día dos de diciembre [de 1983] fueron
publicados los lugares en donde serían ubicadas las casillas siguientes: 3 ´E´,
ubicada en el rancho “Ojo de Agua de Miranda”; Casilla 2 ´D´ en el salón ejidal
“La Libertad”; y Casilla 1´ D´, ubicada en el ejido “Las Delicias”. Igualmente,
denuncia que “de acuerdo con la Ley Electoral vigente, el Comité Municipal
Electoral debía haberse instalado a más tardar el día 15 de agosto (1983) del
año de la elección ordinaria […]” y que hasta la fecha, no había tenido una
sola sesión, la fecha de dicho documento es del 3 de diciembre de 1983, es
decir, un día antes de las elecciones municipales (Archivo del Congreso del
Estado de Tamaulipas, 1983).
Con respecto a los hechos que
configuran un delito en contra del delegado del RNE, existe denuncia ante la
Lic. San juanita Narváez Guevara, agente del Ministerio Público, en contra del
delegado del RNE, quien manifestó que “le había entregado las credenciales al
Ing. David Lara Reyna, candidato del PRI, para que este, a su vez, las
distribuyera a los ciudadanos, que por supuesto, simpatizaban con él” (Archivo
Municipal de Abasolo, 1983, Presidencia Municipal de Abasolo). Además de lo
anterior, se presentaron doce recursos de protesta ante las casillas ese mismo
día, 4 de diciembre de 1983. Por si fuera poco, los representantes del PST se
registraron en tiempo y forma ante las casillas, pero el día de la elección
fueron expulsados por los funcionarios electorales de las mismas. Ante los
agravios, se presentó un recurso de queja por parte del comisionado del PST
ante el CME. Asimismo, se desató la inconformidad después de conocer los
resultados a favor del PRI.
Cabe hacer mención que Abasolo
no sería el único lugar en Tamaulipas donde se presentarían problemas, también
en el municipio de Soto la Marina se rechazó el resultado a favor del PRI, por
lo que simpatizantes del PST rodearon la presidencia municipal. En esa plaza se
encontraban demandando respeto al voto los diputados federales de ese partido,
junto con los manifestantes. Cabe mencionar que, Abasolo y Soto la Marina son
municipios colindantes, ello es importante porque se estableció una zona de
rechazo electoral a los triunfos del PRI, que se ampliaba a otras regiones del
centro del estado, en las que también el PRI se había impuesto. En los
municipios de Jaumave y de Ocampo, como ya se dijo,
se rebelaron al PRI y decidieron contender en esa elección con una planilla
independiente. Otros ayuntamientos, como Mainero, Güémez y Villagrán, decidieron registrar sus candidatos
también por el PST. En el municipio de Hidalgo el PRI se enfrentó a la alianza
entre el PRT y el PST.
El desenlace De acuerdo con la
Ley Electoral del Estado, la calificación última de las elecciones se daba en
el Congreso del Estado de Tamaulipas, una vez constituido en Colegio Electoral.
No obstante lo establecido, hubo manifestaciones de simpatizantes del PST,
quienes, bajo la consigna del respeto del voto, amenazaron a la instancia del
Colegio Electoral, de tomar los ayuntamientos antes que los priístas
electos y “declarados” ganadores tomaran posesión. Esta acción dio un giro a la
elección, al menos en el municipio de Abasolo, donde la Comisión Estatal
Electoral reculaba y declaraba lo siguiente, en el documento emitido el 15 de
diciembre de 1983: […] habiendo realizado Representantes de esta Comisión una
investigación, de los resultados de los escrutinios y de las boletas de las
casillas electorales instaladas en el municipio de Abasolo y en atención al
recurso de queja interpuesto en tiempo y forma por el Partido Socialista de los
Trabajadores, se pudo comprobar que, el cómputo final en la Elección para
miembros del ayuntamiento de esa municipalidad debe ser: Partido Socialista de
los Trabajadores 1 775 votos, Partido Revolucionario Institucional 1 772 votos
(sic). Lo que hacemos del conocimiento de ese H. Colegio Electoral, para su
calificación definitiva (Archivo del Congreso del Estado de Tamaulipas, 1983).
Dicho documento fue recepcionado y aprobado por el H. Colegio Electoral,
emitiendo el decreto correspondiente en el Periódico Oficial del Estado, el 31
de diciembre de 1983. Consecuentemente, la toma de posesión para periodo
constitucional de 1984-1986 del ayuntamiento sería el 1 de enero de 1984.
En Abasolo, el PST se enfrentó
por primera vez, a otra realidad que no había experimentado en el país, ni en
Tamaulipas: al reconocimiento de una victoria electoral.
Alternancia
política: 21 días de la comuna de Abasolo
Cuando un partido político
distinto al hegemónico gana las elecciones, deja de ser común y entra al
terreno de lo atípico, y más aún, por lo sucedido después de la toma de
protesta de José Rodríguez González como presidente municipal. Esta palabra
cobra muchos sentidos, porque no es frecuente que el “partido oficial”, en este
caso el PRI, pierda un ayuntamiento. No es usual que las instancias electorales
reconozcan oficialmente que, por tres votos, el partido que siempre ganaba en
ese caso perdía, y menos, cuando en los empates “técnicos” la victoria se
declinaba con el partido hegemónico; atípicas se vuelven las relaciones
políticas entre los gobernantes de distinto partido, cuando lo común era que
tanto el gobernador, como los alcaldes, fueran de la misma afiliación política;
pero más atípico es que se reconozca la victoria de la alternancia y que
posteriormente se disfrace la alcaldía con ropajes del “partido oficial”.
En Abasolo, como resultado de
las elecciones locales victoriosas de 1983, José Rodríguez González tomó
posesión, como presidente municipal electo, el 1 de enero de 1984, pero a los
20 días de su gestión, la alianza electoral con los rebeldes del PRI tomó otro
cauce. Las presiones salidas del Palacio de Gobierno del Estado en Ciudad
Victoria, de parte del gobierno de Emilio Martínez Manautou,
hacia los que se le rebelaron al PRI, surtieron efecto y, “Pepe, el primer
presidente socialista en el Tamaulipas contemporáneo, quedó solo frente al
mundo” (Miguel A. Guillén, Dirigente estatal del PST y responsable del partido
en Abasolo, 6 de octubre de 2014). Así quedó registrado en la memoria de Miguel
Ángel Guillén, dirigente estatal del PST y responsable del partido en ese municipio:
Pepe se encontró en medio de una infinita soledad, que no era propia de la
acción política, la cual siempre es en compañía, aun cuando su llamado
permanente fue unirse en torno a lo que es común para Abasolo. En esos días,
comenzó a gobernar en otras condiciones, en medio de una guerra, esto se puede
apreciar en un apartado de su primer informe de gobierno, del 22 de diciembre
de 1984:
Al asumir la jefatura del
Municipio, solicité tiempo y tregua. Se concedieron, han sido sustentación de
todo lo que hemos podido avanzar en la dirección convenida. Sin embargo, y es
explicable, hay quienes ya quieren pasar la cuenta. ¡Ni un día más de plazo!
Como si el tiempo no fuera de todos y para todos. Otros plantean: ¡no más
tregua!, como si el apremio, la violencia y el desorden fueran sus concesiones
[…] o guerra que reusó [sic] a concebir entre ciudadanos, no eludo
responsabilidades: sencillamente agradezco y objetivamente reconozco, como
privilegio de influir en nuestro devenir, admito errores y hago mi máximo esfuerzo
por enmendarlos y no preservar en ellos. […] de la precipitación y el
enfrentamiento nadie saldrá victorioso: sólo, tal vez, los adversarios de
Abasolo. Sigo apelando a la sensatez y a la reflexión antes de actuar, y a la
acción organizada, y resulta que, por el bien de todos, concentre nuestra
atención en las asechanzas a veces que ciernen sobre nosotros, para poder,
juntos, arrostrar con éxito los riesgos de la vida, unámonos en torno a aquello
que nos es común (Archivo Municipal de Abasolo, 1984).
De lo anterior, se deduce que los resultados electorales y el
triunfo obtenido por el PST, avivaron una guerra que ya había sido declarada
contra todo aquel que atentara contra la hegemonía priísta
y que le correspondió enfrentar a José Rodríguez González, en el ayuntamiento y
fuera del mismo. En su obra En defensa de
la sociedad, Foucault (2000: 29) desarrolla la siguiente tesis: “La guerra
no es la continuación de la política por otros medios, sino que, la política es
la continuación de la guerra por otros medios”. Dos campos de conflicto
configurados por posiciones políticas en el municipio de Abasolo, entre quienes
vislumbraban, los que como dice: José Rodríguez “unámonos en torno aquello que
nos es común”, para enfrentar los problemas comunes para los habitantes de
Abasolo, y aquellos que al servirse del poder quedaban, sin lazos grupales, es
decir, privados de comunidad.
El presidente municipal se mantuvo bajo ese llamado como jefe
del cabildo por más de los 21 días de crisis, y a este llamado se apegó durante
la administración del ayuntamiento, hasta que concluyó su periodo, pues de su
persona dijeron: “fue un hombre con iniciativa que emprendió y concluyó varios
proyectos […] en Abasolo” (Valentín Ortiz Andrade, presidente estatal de la
pequeña propiedad, 30 de septiembre de 2013). “El único presidente municipal
honesto que ha tenido Aba solo, entró con huaraches y salió con huaraches, no
se llevó ni una camioneta” (Amada María Gómez Flores, ex militante del PRI en
Abasolo y actual militante del PRD en el mismo municipio, 4 de octubre de
2013). Isaías quien era su compadre señalaba que: “En ocasiones lo hallabas en
la labor […] José era, como muchos decían, papá de todos, pues ayudaba, su
gobierno fue muy bueno” (Isaías Pérez Rodríguez, ejidatario de Alfredo B.
Bonfil I, 6 de octubre de 2013). Por primera vez, la honestidad que se
construye a partir de un modo de relacionarse con una forma de vida comunal de
la vida ejidal, como es la experiencia del ejidatario que funda lejos de su
lugar centros de población, se castigó; pues Pepe no dejó su parcela, ni
crecieron sus propiedades, y tampoco se creyó del ejercicio del poder apartado
de su comunidad. Consecuentemente, no corrompió su forma de vida. “Una vida no
puede separarse de su forma, es una vida que en su modo de vivir, se juega el
vivir mismo, y a la que en su vivir, le va sobre todo su modo de vivir […]
conserva en todo momento el carácter de una posibilidad, es decir, ponen
siempre en juego el vivir mismo” (Agamben, 2001: 78).
José fracturó una tradición subrepticia (priísta) y
eso fue imperdonable. También imperdonable fue no cambiar su forma de vida, en
la cual se le iba la vida, por otra con dinero pero privada de comunidad.
A los ayuntamientos se entra para privar a los demás de un
lugar en el mundo, de sus relaciones comunales, para corromper formas de vida.
En su caso, el permanecer con sus lazos comunales le costó la cárcel, lo
detuvieron al dejar sus funciones de presidente municipal en el poblado
Guadalupe Victoria y de modo penoso y vergonzoso, ante su comunidad, acusándolo
de haberse quedado con una maquinaria, la cual había comprado a iniciativa del
Lic. Miguel Sánchez Castillo, (Archivo Municipal de Abasolo, 1984) el tesorero
de su administración. Además, se quedaron con esa maquinaria en la aduana y
nunca se logró pasar.
En el Archivo Municipal de Abasolo se encuentra extraviado,
lo que, conforme al Código Municipal de ese tiempo, era el Libro de Actas del
cabildo de ese periodo, puesto que la sesión solemne de la toma de protesta,
para que tenga validez, debe estar en actas. Debe de haber un mensaje del
presidente municipal entrante, así como actas de la emisión de los
nombramientos de los funcionarios del ayuntamiento de ese primero de enero de
1984.
De los testimonios de esos 21 días, y de los informes de su
periodo de gobierno municipal, Miguel Ángel Guillén, oficial administrativo del
ayuntamiento y dirigente estatal del PST y quien duró más o menos tres meses en
el cargo, mencionó: “Abasolo era un municipio pobre y de poca población”. En
una ocasión, el comandante de la policía le dijo: “José quiere verte”. En esa
visita -José le regaló una pistola y él le respondió: “es que no soy hombre de
armas-. José replicó: no sabes verdad, te balacearon el [local] del partido”
(Miguel Ángel Guillén, Dirigente estatal del PST y responsable del Partido en
Abasolo, 10 de octubre de 2013). Efectivamente, habían baleado las oficinas en
donde se encontraba el partido. Por fortuna no hubo nada que lamentar.
Finalmente, Guillén dijo que el gobierno de José tenía en su contra al cura del
pueblo, quien hizo campaña contra el partido, a todos los del PRI y al gobierno
del estado.
Las presiones del gobierno del estado eran permanentes, y el
21 de enero de 1984, el cabildo sacó un acuerdo en donde se declaraban que eran
un cabildo del PRI, pero José nunca fue militante de ese partido. Por ello, el
mejor presidente de Abasolo, evidentemente como lo recuerdan todos fue José
Rodríguez González; Pepe del PST, quien realizó lo imposible.
CONCLUSIONES
Esta investigación de corte histórico-social se inscribe en
los estudios sobre los antecedentes de la transición política municipal en
Tamaulipas, y muestra como la reforma electoral de 1977, abrió la participación
político electoral municipal. En el caso de la transición política en Abasolo,
puso al descubierto las débiles autonomías locales. También abona a la
historiografía del Partido Socialista de los Trabajadores y de los movimientos
sociales en el campo. Es el primer estudio que se realiza desde nuevas categorías
políticas, las cuales, permitieron documentar una transición municipal atípica,
dado el contexto de la época, revelando la relación entre los campesinos que
fundaron el Nuevo Centro de Población Ejidal Guadalupe Victoria y la juventud
del PST en la lucha y el triunfo electoral de 1983 en Abasolo, fracturando
temporalmente la hegemonía del PRI en el municipio. Este suceso histórico, en
la región central de Tamaulipas, anticipó la insurgencia electoral en los
municipios en la década de los ochenta, tanto en el estado como en el país,
generando que las alternancias políticas perdieran su singularidad, resultando
más comunes en los años posteriores.
REFERENCIAS
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