Alimentos seleccionados por los padres para los
refrigerios de sus hijos en etapa de educación básica en Reynosa, Tamaulipas
Lunch box contents of elementary school children in Reynosa, Tamaulipas
Sanjuana Elizabeth Alemán-Castillo1, Octelina Castillo-Ruíz1 *, Montserrat
Bacardí-Gascón2, Arturo Jiménez-Cruz2
*Correspondencia: ocastillo@docentes.uat.edu.mx/
Fecha de recepción: 16 de enero de 2019/Fecha de
aceptación: 9 de abril de 2019 Fecha de publicación: 29 de julio de 2019.
1 Universidad
Autónoma de Tamaulipas, Unidad Académica Multidisciplinaria Reynosa-Aztlán,
calle 16 y Lago de Chapala s/n col. Aztlán, Reynosa, Tamaulipas, México, C. P.
88740. 2Universidad Autónoma de Baja California, Facultad de
Medicina y Psicología.
RESUMEN
Los refrigerios que consumen los niños durante el recreo complementan su
dieta diaria, y pueden representar un riesgo de obesidad si los padres los
preparan con base en alimentos procesados, elevados en azúcar, sal y grasa. El
objetivo de este estudio fue identificar el contenido de los refrigerios empacados
en casa, así como el estado nutricio de escolares de Reynosa, Tamaulipas,
México. Se realizó un estudio descriptivo y transversal. Se trabajó con 769
niños de 12 escuelas públicas de educación básica. Se tomaron peso y talla. Se
registraron durante una semana los refrigerios por observación directa,
mediante una lista de cotejo. El 44.7 % de los escolares presentó sobrepeso u
obesidad. Los alimentos contenidos en los refrigerios fueron el sándwich (50.0
%), tacos (29.5 %) y tortas (14.5 %). Las bebidas azucaradas incluyeron jugo
(44 %) y agua saborizada (38.2 %). El 18.8 % llevó
frutas, 13.5 % verduras y 31.6 % agua. En promedio, el contenido de energía fue
de 327 kcal, por lo tanto, sobrepasaron la recomendación de calorías, e
incluían alimentos no saludables (alto contenido de azúcar y grasa en relación
a su aportación nutrimental), siendo necesario realizar intervenciones de
educación nutricional para promover el consumo de agua y alimentos saludables
dentro del entorno escolar, para mejorar la calidad de los hábitos
alimenticios, tanto en escuelas de medio tiempo, como de tiempo completo, las
cuales, brindan el servicio de alimentación.
PALABRAS
CLAVE:
refrigerios, alimentos preparados, escolares.
ABSTRACT
School lunch supplements children’s
dailydiet and may pose a risk of obesity if they are prepared
based on processed foods high in sugar, salt and fat. The
aim of this study was to identify
the content of lunch packs,
as well as the nutritional status of scholars from Reynosa, Tamaulipas, Mexico.
To that aim, a descriptive and transversal study
was conducted. We worked with
769 children from 12 public elementary schools. Students’ size and weight were taken. The
contents of their lunch
packs were recorded for one week
by direct
observation through a checklist. 44.7 % of school children were overweight
or obese. The foods contained
in the lunch packs were sandwich (50.0 %), tacos (29.5 %) and big
sandwich (14.5 %). Sugary drinks included juice (44 %) and flavored water (38.2 %). They also contained fruits (18.8 %), vegetables (13.5 %) and water (31.6 %). On average, the energy
content was 327 kcal. Therefore, they exceeded the calorie
recommendation and included
unhealthy foods (high content of sugar and fat in relation to their nutritional contribution). This suggests the
need to implement nutrition education intervention programs to promote the consumption
of drinking water and healthy foods within
the school environment to improve the quality of eating habits.
KEYWORDS: school
lunch-packs, prepared foods,
school children.
INTRODUCCIÓN
Los hábitos alimentarios (HA) se definen como un conjunto de conductas
adquiridas por un individuo, por la repetición de actos, en cuanto a selección,
preparación y consumo de alimentos, relacionados principalmente con
características biológicas, psicológicas, socioculturales y ambientales, que se
adoptan de manera directa e indirecta (Macias y col.,
2012; SEP, 2014). Los HA se adquieren en los primeros años de vida y perduran a
lo largo de esta, e influyen en las prácticas alimentarias en la edad adulta
(Rodrigo-Cano y col., 2016), razón por la cual, el establecimiento de HA
saludables en la población infantil es primordial para la prevención de la
obesidad (OB) infanto-juvenil (Calleja-Fernández y col., 2011). La familia, los
medios de comunicación y la escuela son los que intervienen principalmente en
la adopción de estos (Macias y col., 2012). Los HA de
los niños han ido modificándose, influenciados por factores como la menor
dedicación materna a la elaboración de los alimentos, aumento de alimentos
ultra-procesados y la omisión de algunos de los principales tiempos de comida,
especialmente el desayuno, lo que ha conducido a un incremento en la
prevalencia de sobrepeso (SB) y OB entre la población infantil y adolescente, y
constituye un factor determinante de la morbimortalidad por enfermedades no
transmisibles (ENT), como la OB y la diabetes (Rojas-Huayllani
y Delgado-Pérez, 2013; Navarro-Pérez y col., 2016).
En México, se ha observado un incremento del exceso de peso en escolares.
En 1999 se registró una prevalencia combinada de SB y OB de 26.9 %. Para el
2006, se reportó un 34.8 %, lo que presentó un incremento de 7.9 puntos
porcentuales. En el 2012, se registró una prevalencia de 34.4 % (Gutiérrez y
col., 2012), y en 2016 de 33.2 % (Hernández-Ávila y col., 2016). A partir de
estos antecedentes, la Secretaría de Salud y la Secretaría de Educación Pública
(SSA/SEP, 2010) publicaron en el Diario Oficial de la Federación los
lineamientos generales para el expendio y preparación de alimentos y bebidas en
escuelas públicas. Especificándose que el refrigerio o colación escolar debe
cumplir con el 15 % de la recomendaciones diarias de energía, además de
establecer las recomendaciones de macronutrimentos
(25 % a 30 % grasas, 55 % a 60 % hidratos de carbono y 10 % a 15 % proteínas),
y las combinaciones de alimentos y bebidas, con el objetivo de que los niños en
edad escolar desarrollen habilidades para elegir alimentos saludables, generar
hábitos y cambios que puedan detener el incremento de la OB y las ENT (SSA/SEP,
2010; Hernández-Ávila y Montañez, 2011).
El refrigerio o colación escolar, es
definido como “la combinación de alimentos, preparaciones y bebidas consumidas
por los escolares durante el recreo, independientemente del lugar de
procedencia o adquisición” (SSA/SEP, 2010). En algunas regiones del país
(México), al refrigerio también se le conoce como “lonche”, un anglicismo que
ha sido introducido en el idioma español (comida ligera del mediodía). La
“lonchera” es el envase, maletín, bolsa o mochila donde se transportan los
alimentos que son llevados a la escuela y que se consumen en la hora del recreo
(Sánchez-Chávez y col., 2010). Los alimentos preparados o bebidas que llevan
los niños en sus loncheras, son preparados por sus padres o tutores, siendo
estos los que tienen un rol importante en el desarrollo de HA de sus hijos, ya
que controlan la disponibilidad, accesibilidad y exposición a los alimentos o
bebidas, y deciden los alimentos que se incluyen en las loncheras
(Santillana-Marín y col., 2013). En la mayoría de las escuelas de Reynosa,
Tamaulipas, los niños consumen en la hora del recreo alimentos traídos de casa.
Sin embargo, la información disponible sobre los HA de los niños y la calidad
nutricional de los refrigerios es limitada.
El objetivo de esta investigación fue identificar el contenido de los
refrigerios empacados de casa, así como el estado nutricio de los niños en edad
escolar de Reynosa, Tamaulipas, México.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño y población Se realizó un estudio cuantitativo
y transversal.
La muestra estuvo integrada por 769 alumnos de 12 escuelas públicas, del
turno matutino de educación básica, seleccionadas por conveniencia, de las
zonas escolares 100, 239, 243 y 023 del área urbana de Reynosa, Tamaulipas. Se
solicitó permiso, a través de oficios, a los supervisores de las zonas
escolares, directores y padres de familia, para evaluar los alimentos empacados
de casa, que consumieron los escolares en el recreo durante 5 d consecutivos, y
para realizar mediciones antropométricas (peso/talla). Se incluyeron niños del
ciclo escolar 2015 de ambos sexos, el 49.8 % fueron niños (383) y el 50.2 %
niñas (386) de 8 a 10 años, inscritos en tercer grado de primaria, y quienes
sus padres firmaron el consentimiento informado en la reunión en la que se les
explicó el proyecto. Se excluyeron a niños con algún aparato ortopédico,
discapacidad mental, física o con problemas metabólicos.
Evaluación antropométrica
Se utilizaron las técnicas de la Norma Oficial Mexicana (NOM-047-SSA2-2015)
para las mediciones antropométricas, realizadas por personal con certificación
internacional en cineantropometría ISAK, nivel 1.
Para la medición del peso corporal se usó una báscula marca Tanita
(modelo BF-689; China), y para la estatura, un estadiómetro marca SECA (modelo
213, China). El estado nutricio se diagnosticó por edad y sexo, utilizando el
puntaje Z del índice de masa corporal (IMC) de 5 a 19 años de edad. De acuerdo
con los puntos de corte de la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2018),
consideradas como bajo peso (≤ - 2 DE); peso normal (- 1.99 DE ≤ 1 DE);
sobrepeso (> 1 DE ≤ 2 DE); obesidad (> 2 DE).
Evaluación de los refrigerios escolares
Para evaluar los refrigerios de los escolares, se utilizó una lista de
cotejo previamente validada, a partir de la concordancia en la evaluación de
las mismas 30 loncheras, por parte de tres evaluadores diferentes. Se
registraron los alimentos que llevaron de casa, con un seguimiento de 5 d
consecutivos. Para determinar los HA, se agruparon como alimentos y bebidas
naturales (frutas, verduras y agua); alimentos y bebidas preparadas
(sándwiches, tacos, tortas, hamburguesas, hot-dogs,
pizzas, y sus ingredientes: pan, huevo, chorizo, frijoles) y alimentos y
bebidas procesadas (bebidas azucaradas, como jugos, agua saborizada,
bebidas isotónicas; galletas, dulces, postres, frituras, yogur). Se determinó
cuántos de los refrigerios cumplieron con todos o algunos de los criterios
publicados en el 2014 por la SEP: ≤ 249 kcal, constituidos por frutas y
verduras, cereal integral, oleaginosas y leguminosas, así como agua potable a
libre demanda (SEP, 2014).
Análisis estadístico
Se calculó el promedio y la
desviación estándar (DE) de las variables peso, talla, puntaje Z de IMC. Se
utilizó ANOVA (P < 0.05) para comparar por sexos las mediciones
antropométricas. Para el puntaje Z de IMC se aplicó una prueba t de Student (P < 0.05). Se empleó la prueba Ji-cuadrada con
significancia de valor de P < 0.05 para comparar estados nutricios por
sexos. Se calcularon promedios y DE del contenido nutricional de los
refrigerios: calorías, carbohidratos, proteínas, grasa total y fibra, por medio
del Sistema Mexicano de Alimentos Equivalentes (Pérez y col., 2014). La
comparación entre sexos se realizó con un ANOVA (P < 0.05) y una prueba de
Ji-Cuadrada (P < 0.05) para identificar diferencia de los niños y niñas que
llevaron refrigerio, alimentos contenidos en las loncheras y cumplimiento de
los criterios de la Secretaría de Educación Pública (SEP, 2014). Se utilizó el
programa SPSS (v. 20) para la realización de los análisis estadísticos.
Consideraciones éticas
Para este estudio se solicitó el consentimiento informado por parte de los
directores y padres de familia o tutores de los niños (as) participantes. El
protocolo de este estudio fue aprobado por el Comité de Ética de la Facultad de
Medicina y Psicología, de la Universidad Autónoma de Baja California, con
número de solicitud 366968, y el número UTN fue U1111- 1160-8672.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Características antropométricas de los escolares
El promedio de edad de la muestra seleccionada fue de 9.69 ± 0.51. El 44.7
% de los escolares presentó exceso de peso (SB y OB), valores por encima de la
media nacional, reportada por la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición, con
una prevalencia combinada de sobrepeso (SB) y obesidad (OB) de 33.2 % en
escolares (Hernández-Ávila y col., 2016). Por otro lado, Ávila-Curiel y col.
(2016), con el Sistema de Vigilancia Nutricional en Escolares, documentaron que
el 34.5 % de los niños registraron exceso de peso. Las prevalencias más
elevadas de SB y OB se observaron en Campehe y
Yucatán (ambas con 43.1 %), Morelos (40.8 %) y Tamaulipas (40.3 %).
Al comparar el estado nutricio por sexo (Tabla 1), se observó que las niñas
presentaron mayor prevalencia de SB (24.60 %) (P < 0.05); mientras que los
niños presentaron mayor prevalencia de obesidad (27.40 %) (P < 0.05).
Hábitos alimentarios de los escolares que llevaron
refrigerios
El 68.5 % de la población estudiada llevó refrigerio alguna vez en la
semana de revisión, por lo que el dato fue mayor que los niños que participaron
en los estudios realizados en EE. UU. por Johnston y
col. (2012), quienes reportaron que el 38.5 % llevaron refrigerio, mientras que
Hubbard y col. (2014), registraron que el 48 %
llevaron refrigerio algún día en la semana.
Estudios realizados en México, tienen similitud en la frecuencia de niños
que llevan refrigerio de casa, debido a que en este país no todas las escuelas
son de tiempo completo, las cuales, brindan el servicio de alimentación, a
través de la participación de los padres de familia. Gandarilla y col. (2013),
indicaron que el 74 % de los niños en Morelia, Michoacán llevaron refrigerio
diariamente. Por su parte, Díaz-Ramírez y col. (2016), en escolares de Tijuana,
reportaron que durante 3 d consecutivos de registro se tuvo una frecuencia de
refrigerios de 78.6 %. De acuerdo a Macias y col.
(2012), los factores por los cuales los niños no llevan refrigerio son, falta
de tiempo para cocinar de los padres, pérdida de autoridad en cuanto a la
cantidad y calidad de los alimentos que consumen y la inestabilidad en la
seguridad económica.
En la Tabla 2 se reporta que los alimentos preparados con mayor frecuencia
fueron sándwiches (50.00 %), seguido de tacos (35.40 %) y tortas (14.26 %), sin
observarse diferencia al comparar por sexo. Para la preparación del sándwich,
utilizaron principalmente el pan blanco (26.80 %) y pan integral en menor
proporción (18.20 %). Cabe mencionar que el 44.90 % de los escolares le
añadieron jamón al sándwich. Resultados similares reportaron Hubbard y col. (2014), en un estudio transversal realizado
en EE. UU. (Massachusetts), en donde mencionaron que el sándwich fue el
alimento preparado que llevaron de casa con mayor frecuencia (59 %). En la
categoría plato mixto (burritos/tacos), solo el 4 % llevó estos alimentos. Así
mismo, Vargas y col. (2013), registraron en un estudio realizado en Tijuana,
México, que durante el refrigerio, los niños llevaron principalmente sándwiches
(27 %). Santos y col. (2015), mencionaron que el 55 % de los niños llevaron en
sus refrigerios tortas o sándwiches.
Por otro lado, los tacos de los escolares, estaban rellenos de frijoles
(6.30 %), chorizo (12.60 %), huevo (8.58 %) y por último de papa (7.92 %). En
la preparación de tacos, hubo una preferencia por la tortilla de harina de
trigo (16.60 %), esto posiblemente se deba a que la tortilla de maíz (13.10 %),
al estar fría, tiene una textura más dura.
En la Figura 1 se puede observar que, entre los alimentos seleccionados,
para los refrigerios de los niños, en ambos sexos, no es frecuente el consumo
de frutas (18.80 %), verduras (13.50 %) y agua (31.60 %). Al comparar entre
sexos, las niñas llevaron más frutas que los niños (P < 0.01), al igual que
la combinación de frutas y verduras (P < 0.05). Solo el 4.4 % de la muestra
total llevó tanto fruta como verdura. Al considerar frutas y verduras juntas,
se observó un resultado mayor (32.3 %) que el de Sweitzer
y col. (2009), quienes reportaron que el 29 % de los niños evaluados llevaron
fruta y/o verdura en sus refrigerios. Hubbard y col.
(2014), reportaron que niños de Massachusetts (EE. UU.) llevaron
agua (28 %), verduras (11 %) y frutas (34 %) en los refrigerios, siendo mayor
el contenido de frutas, comparado con este estudio. Por otra parte, Evans y
col. (2010), documentaron que el 19 % de niños estudiados del Reino Unido llevó
verduras/ensalada, 53.6 % fruta y el 30.7 % alguna bebida permitida (agua,
leche, jugo de fruta). Por otro lado, en un estudio realizado en niños de
Sudáfrica, se registró que solo el 1 % llevaron en sus refrigerios fruta,
debido a que la población sudafricana tiene una baja ingesta de verduras y
frutas (Faber y col., 2014). En los estudios analizados, se puede observar que
hay preferencia por las frutas en comparación con las verduras.
En cuanto a la frecuencia de alimentos y/o bebidas procesados o
industrializados, en los refrigerios de los escolares se documentó que las
galletas o pastelitos (15.40 %) y las bebidas azucaradas (BA) (65.60 %) fueron
las que llevaron con mayor frecuencia. Las frituras, flan/gelatina, dulces,
leche/leche saborizada y yogur, fueron las de menor
frecuencia. Entre las BA más consumidas estuvieron el jugo (33 %) y el agua saborizada como Nestlé®, Jumex®, Paupau® y Frutier® (28.6 %), sin observarse diferencia
entre sexos (Tabla 3). Evans y col. (2016), reportaron cifras similares a este
trabajo en BA (62.1 %), pero cifras mayores en la selección de yogur (63.9 %) y
leche (57.7 %). Mientras que Vargas y col. (2013), indicaron que los alimentos
que los escolares llevaron de casa, para comer en la escuela, fueron galletas y
pasteles (55 %), bebidas endulzadas (48 %), leche endulzada (48 %), yogur (41
%), leche (40 %), dulces (35 %) y leche saborizada
(18 %). Neilson y col. (2016) y Roberts-Gray y col.
(2016), confirmaron que los refrigerios son ricos en grasas saturadas, azúcares
y sodio, al contener principalmente alimentos densamente energéticos, como BA,
botanas, confitería. Lo anterior muestra que las BA o endulzadas tienen una
alta frecuencia en los refrigerios de este y de otros estudios.
El equilibrio de energía y macronutrientes del contenido de los refrigerios
de los escolares no se cumplió, toda vez que las calorías (326.73 kcal),
proteínas (10.01 g), y grasas (9.02 g), sobrepasaron las recomendaciones del
lineamiento; mientras que la fibra tuvo un valor bajo (1.50 g); solo los
carbohidratos (34.65 g), estaban dentro de lo adecuado (SEP, 2014). La
preferencia de alimentos refinados, como el pan blanco, tortilla de harina de
trigo y bolillo, podría estar asociada con el bajo contenido de fibra en los
refrigerios, ya que hubo escasa presencia de frutas, verduras y leguminosas,
que son buena fuente de fibra. Las niñas consumieron más fibra que los niños (P
< 0.05) (Tabla 4).
Al comparar el contenido de los refrigerios con los criterios de la SEP
(2014), se observó que únicamente el 5.10 % cumplió con el criterio de escoger
alimentos con un contenido de entre 225 kcal a 249 kcal, el 27.80 % consumió
fruta y/o verdura, el 46.70 % cereales integrales. Solo el 0.70 % de los niños
cumplieron con todos los criterios (cereales integrales, oleaginosas y/o
leguminosas, frutas, verduras y agua) (Tabla 5). Por su parte Vargas y col. (2013),
registraron que solo el 23 % de los refrigerios escolares evaluados en niños de
Tijuana cumplieron los lineamientos establecidos por la SEP, pero indicaron que
cuando se consideró el criterio de incluir agua, solo el 8 % cumplía con esta
categoría. Resultados similares reportaron Medina-Montaño y col. (2012) en
escolares de Guadalajara, Jalisco, donde el contenido de energía en los
refrigerios fue de 340 kcal, superando las recomendaciones de la SSA/SEP
(2010).
Por otra parte, De-Moizant y col. (2011),
reportaron que, entre 10 % y 16 % de los niños venezolanos, cumplían con las
recomendaciones en calorías, proteínas, grasas y carbohidratos,
respectivamente. Evans y col. (2010), mencionaron que solo el 1.1 % de los
refrigerios cumplieron con todos los estándares basados en alimentos para las
comidas escolares en Inglaterra. Estos estudios sugieren que los refrigerios o
lonches no siguen los lineamientos establecidos en cada país, por lo que es
importante diseñar intervenciones y programas de educación nutricional, para
que los padres proporcionen refrigerios que cumplan con todos los criterios.
CONCLUSIONES
Las niñas presentaron mayor sobrepeso y los niños mayor obesidad. En cuanto
a inclusión de alimentos en el refrigerio, tienen una alimentación parecida;
sin embargo, se encontró que las niñas llevaron más frutas que los niños, lo
que dio como resultado un mayor contenido de fibra en los refrigerios de las
niñas, sin alcanzar la recomendación. Los alimentos preparados que llevaron con
mayor frecuencia fueron sándwich, tacos y tortas, con preferencia por los
productos de harinas refinadas. Fue notable el bajo consumo de frutas y
verduras y el elevado consumo de bebidas azucaradas, como jugos y agua saborizada. Estos resultados sugieren desconocimiento por
parte de los padres de familia para seleccionar alimentos que cumplan los
criterios establecidos por la Secretaría de Educación Pública, dentro de los
refrigerios escolares, ya que están estableciendo malos hábitos alimenticios a
sus hijos, por lo que es de importancia realizar intervenciones de educación
nutricional, donde se incluya a directivos, padres de familia y alumnos.
AGRADECIMIENTOS
Se agradece a supervisores, directores profesores, niños (as) de las
escuelas participantes en este estudio, así como a la Universidad Autónoma de
Baja California, por el financiamiento para la realización, con fondos del
Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, para atender problemas prioritarios
octubre 2014 a octubre 2016, con el proyecto “Estudio aleatorizado para valorar
el efecto de un programa de intervención en escolares para mejorar los estilos
de vida” y la vinculación con la Universidad Autónoma de Tamaulipas, para el
desarrollo y obtención de los datos. Los resultados del presente estudio forman
parte de la evaluación inicial en escolares de Reynosa, Tamaulipas.
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