Exclusión laboral en los jóvenes de
España y México, 2005 a 2017
Labor exclusion in youth people from Spain
and Mexico, 2005 to 2017
Exclusión laboral en
jóvenes
Maribel
Lozano-Cortés1*,
Juan Carlos Solano-Lucas2
*Correspondencia: mlozano@uqroo.edu.mx/Fecha de recepción: 12 de julio de 2019/Fecha de aceptación: 24 de marzo de 2020/Fecha de publicación: 31 de julio de 2020.
1Universidad de Quintana Roo, División de Ciencias
Sociales Económico Administrativas, Esteban Baca Calderón núm. 63,
fraccionamiento la Isla, Chetumal, Quintana Roo, México, C. P. 77010. 2Universidad de Murcia, España, Facultad
de Economía y Empresa, Campus de Espinardo Región de Murcia, Murcia, España.
RESUMEN
La flexibilidad laboral y la disminución de la participación
del Estado han tenido efectos negativos en el bienestar de la población, y más
en los jóvenes, porque mantienen empleos inestables e inseguros, con bajos
salarios y sin prestaciones sociales. El objetivo de este trabajo fue analizar
las variables que determinan el proceso de exclusión laboral de los jóvenes en
España y México en el periodo de 2005 a 2017, para comparar su situación. Se
construyó un índice, que se denomina índice de exclusión laboral, de ambos
países. La metodología utilizada fue el análisis factorial por componentes
principales con series de tiempo. De acuerdo a los resultados, se observó que
los jóvenes están en riesgo de exclusión laboral en
ambos países. En España mantienen trabajos a tiempo parcial involuntarios,
mientras que en México presentan condiciones de informalidad laboral aún más
severas. En ambos países, para no excluir del mercado laboral a los jóvenes, se
les ha incluido en trabajos donde no cuentan con protección social ni
certidumbre en el empleo.
PALABRAS CLAVE: exclusión laboral, empleo precario,
exclusión social, informalidad laboral.
ABSTRACT
Labor flexibility
and the reduction of State participation have had negative effects on the
well-being of the population, and more on youth people, because they maintain
unstable and insecure jobs, with low salaries and no social benefits. The
objective of this work was to analyze the variables that determine the process
of labor exclusion of youth people in the countries of Spain and Mexico between
2005 and 2017, in order to compare the situation in both countries. For this
purpose, the Labor Exclusion Index was developed. The methodology used was the
Principal Component Factor Analysis with time series. According to the results,
it was observed that youth people are at risk of labor exclusion in both
countries. In Spain, youth people maintain involuntary part-time jobs, while in
Mexico, they have even more severe informal labor conditions. Youth people in both countries have
been included in jobs where they do not have social security or job certainty
in order to avoid excluding them from the labor market.
KEYWORDS: labor exclusion, precarious
employment, social exclusion, labor informality.
INTRODUCCIÓN
El término exclusión social fue referido en sus orígenes,
como menciona Sen (2000), a ciertos grupos que por su apariencia o
características personales fueron discriminados y segregados de la sociedad. En
la actualidad, dado el desarrollo de la economía global y sus impactos
negativos en el bienestar social, el concepto de exclusión social se extiende a
otros sectores de la población que se encuentran marginados de la economía.
Estos sectores no están completamente fuera o aislados, sino interactuando,
inmersos en sociedades más modernas y prósperas, pero lo hacen en condiciones
de precariedad laboral y sin perspectiva alguna de mejora, de manera tal que
son cada vez más pobres y vulnerables, y pueden llegar a ser excluidos o vivir
en la incertidumbre de que en algún momento puedan estarlo (Tezanos, 2002;
Subirats, 2005; Márquez, 2007; Castel, 2014; Hernández, 2016). De esta forma,
el enfoque de exclusión social permite comprender las transformaciones
laborales en el capitalismo, y a dimensionar la importancia del trabajo en la
vida de las personas. Afirma Castel (2014) que, los derechos, ante todo, se
obtienen del empleo, derechos que no solo benefician al trabajador, sino
también a su familia. Se consiguen de un empleo estable y protegen contra los
principales riesgos sociales (p. 18). Pero esos derechos se están perdiendo con
el predominio del trabajo precario, bajo el régimen del capitalismo global,
caracterizado por la flexibilidad de la contratación laboral y el
debilitamiento del estado de bienestar (Castel, 2014; Longo y Busso, 2017;
Santamaría, 2018).
En
el contexto anterior, la precariedad laboral es un fenómeno global que conecta
tres dimensiones: 1) la inestabilidad, inseguridad y fragilidad en el empleo;
2) la flexibilidad, las malas condiciones laborales y los bajos salarios; 3) la
indefensión, la subordinación y la desprotección (García, 2007; Román, 2013;
Maestripieri y Sabatinelli, 2014; Jain y Hassard, 2017). Las personas tienden a
la precariedad cuando pierden o temen perder sus trabajos, y cuando carecen de
oportunidades o alternativas de empleo en el mercado de trabajo. También,
cuando los trabajadores experimentan una reducción de las oportunidades de
obtener y mantener habilidades específicas que los distingue y los convierte en
mano de obra atractiva. Sin olvidar que dichas situaciones de precariedad están
traspasadas por los escasos ingresos, los trabajos inseguros y la ausencia o
disponibilidad de una voz colectiva (Standing, 2013). A lo que se añade la
involuntariedad de la situación y que estas circunstancias se prolonguen en el
tiempo. En resumen, se entiende como trabajo precario todo empleo que es
incierto, impredecible y arriesgado desde el punto de vista del trabajador
(Kalleberg, 2009).
Investigaciones
recientes han señalado cómo la relación de las personas jóvenes con el empleo
se ha caracterizado por la dificultad de poder acceder a algún puesto de
trabajo, y por condiciones laborales más desfavorables que las del resto de la
población; con trabajos inestables, bajos salarios y sin protección social
(Santamaría, 2012; Román, 2013; Serrano y Soler, 2015; Cabasés y col., 2017;
Cuecuecha, 2017; Longo y Busso, 2017; Delajara y col., 2018). Se ha explicado
que, bajo condiciones de trabajo precario no existe la posibilidad de construir
una carrera, de identificarse o fortalecerse en una profesión u ocupación (Maestripieri
y Sabatinelli, 2014). Santamaría (2018) agrega que el hecho de que los jóvenes
tengan más niveles de estudio ha generado una mayor brecha “…entre los estudios
realizados y los puestos de trabajo que ocupan” (p. 2). Por ello, las personas
jóvenes inmersas en el empleo precario intentan evitar que los riesgos de su
precariedad se agudicen al caer en “…el paro prolongado, porque no sólo quedan
fuera del mercado laboral, sino también se alejan de sus proyecciones
profesionales, y ello los ubicaría en una situación de exclusión social”
(Santamaría, 2012: 132).
El
Fondo Monetario Internacional (FMI, 2017), por su parte, reveló que el trabajo
a tiempo parcial creció en los países desarrollados y afecta en mayor medida a
los jóvenes de 15 a 24 años, donde las empresas, para elevar su productividad
en un entorno caracterizado por la competitividad y la innovación tecnológica,
suelen fragmentar el empleo entre varios trabajadores, para ganar flexibilidad
laboral y reducir costos. Por lo que en el informe de riesgo de pobreza y/o
exclusión (AROPE, por sus siglas en inglés: At Risk Of Poverty and/or
Exclusion) para España, se destaca la coincidencia temporal, a partir de 2013,
de la reducción del desempleo, el aumento del trabajo a tiempo parcial y la
reducción del poder adquisitivo de las personas trabajadoras, además de la
reducción en el tiempo de duración de los contratos. Se menciona que son los
jóvenes los que registran los datos más elevados tanto de desempleo como de
ocupación a tiempo parcial, y mantienen la tasa de riesgo de pobreza más alta
(Llano, 2018: 30-31). Para el FMI (2017), el trabajo a tiempo parcial ayudó en
los países desarrollados a mantener la fuerza de trabajo, para no caer en el
desempleo, pero afectó los salarios.
La
situación para los jóvenes de España y México es de las más complicadas dentro
de los países iberoamericanos miembros de la Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos (OCDE, 2018). En ambos países, los jóvenes que no se
encuentran incorporados al sistema educativo y al mercado laboral son el 19.9 %
en España y el 21.2 % en México, superior al promedio (15 %) de la OCDE. Aunque
en cada sociedad la exclusión adquiere peculiaridades de acuerdo a su
desarrollo económico y social.
Las
condiciones de precariedad laboral son de mayor magnitud para los jóvenes de
México, dado que la economía de este país, en su condición de economía
emergente, se caracteriza por grandes y medianas empresas junto a una gran
cantidad de pequeños establecimientos y predios agrícolas, de acuerdo al
Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL,
2018). De forma que el 60.6 % de los jóvenes se encuentran en empleos
informales, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, 2018):
“…como asalariados en empresas pequeñas o precarias, sin acceso a seguridad
social, o bien, son trabajadores auto-empleados, poco capacitados, o laboran
sin percibir un ingreso monetario, esto último, en especial, sucede dentro del
ámbito rural” (Delajara y col., 2018: 55). Además, muchas de estas empresas de
baja productividad no logran mantenerse ante la creciente competitividad y la
innovación tecnológica, lo que genera un círculo vicioso, pues incrementa la
inestabilidad y la informalidad laboral. Esta situación laboral convierte
pronto a los jóvenes en desempleados que al proceder de trabajos precarios,
deben insertarse enseguida en el mercado laboral para poder sobrevivir; y la
oferta, con seguridad, será de nuevo un empleo informal (CONEVAL, 2018). La
movilidad laboral es cada vez más escasa, aun teniendo mayor formación
educativa, lo que reproduce la desigualdad (Arceo, 2015; Cuecuecha, 2017;
Delajara y col., 2018).
En
México, la jornada a tiempo parcial se ha reducido en los últimos años entre
los jóvenes, en cambio, la informalidad laboral ha predominado, caracterizada
por sus largas jornadas laborales, bajos salarios y sin seguridad social, de
acuerdo a información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI,
2018), por lo que, “…los bajos salarios mexicanos explicarían, en cambio, el
escaso interés de los empleadores en utilizar trabajadores de tiempo parcial
(CONEVAL, 2018: 86). Son más las mujeres quienes trabajan a tiempo parcial,
dado que no existen guarderías gratuitas para dejar a sus hijos, a excepción
del servicio de guarderías del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), que
ofrece como prestación a las mujeres trabajadoras afiliadas a este instituto, y
solo pueden emplearse, de forma más precaria, como trabajadoras domésticas o en
otro empleo del sector informal (García, 2007; Arceo, 2015; Cuecuecha, 2017;
OIT, 2017).
Además,
es importante destacar que tanto en España como en México, en 2012 se llevaron
a cabo reformas laborales en el marco de una economía de libre mercado. En
España, las modificaciones legislativas realizadas en 2012 fomentaron la
flexibilidad interna de las empresas, permitiendo sean los empresarios los que,
de acuerdo a las necesidades específicas de la industria, fijen horarios,
turnos, y en general, ciertas condiciones laborales en su beneficio, por lo que
aumentan las jornadas a tiempo parcial y los contratos de corta duración
(Llano, 2018: 13). En México, con la reforma laboral del 2012 se fomentó la
subcontratación, junto con la informalidad, la inestabilidad laboral y los bajos
salarios, principal consecuencia de la falta de vigilancia del Sistema de
Administración Tributaria a las empresas que buscaban solo su beneficio,
evitando pagar utilidades y las cuotas de la seguridad social, perjudicando los
derechos laborales (CONEVAL, 2018: 48-49). De esta forma, en ambos países los
marcos normativos que regulan el trabajo a partir de 2012 permitieron la
exclusión laboral de los jóvenes.
Sojo
(2000) expresa que los estudios de exclusión social se han realizado primero en
países desarrollados, donde se contaba con un Estado de bienestar fuerte que se
fue debilitando con el proceso de globalización, dejando cada vez más sin
protección y en desventaja a grupos sociales que se encuentran en riesgo de
exclusión social. De esta forma, la Comisión Europea elabora indicadores de
inclusión social, y España, a través del indicador AROPE, desde el 2008
registra y explica los cambios en el número de personas en riesgo de pobreza
y/o exclusión social. Otras investigaciones en España sobre exclusión social y
sus manifestaciones en el ámbito económico, cultural y social, y que son
referentes, son las realizadas por Tezanos (2002) y Subirats (2005). Más
actualizadas son las de Santamaría (2012); Serrano y Soler (2015) y Cabasés y
col. (2017). Todas ellas señalan a los jóvenes como el grupo etario que
presenta mayor riesgo de exclusión social como consecuencia del desempleo o de
la calidad del empleo que mantienen.
Para
México, García (2010); Román (2013); Arceo (2015); Castillo (2017) y Cuecuecha
(2017) estudian la exclusión y precariedad laboral en la que se encuentran los
jóvenes mexicanos. Un trabajo interesante es el del Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2015), donde se trabaja en México una
propuesta de indicadores de inclusión social y un marco teórico y conceptual
para la generación de indicadores y sus componentes.
En
la búsqueda de trabajos comparativos sobre el tema entre dos países con
diferente nivel de desarrollo, como es el caso de España y México, solo se
encontró el de Lera y col. (2017), aunque referido a la desigualdad social y
educativa y sus efectos hacia la baja o alta inserción de los jóvenes en el
mercado laboral, y haciendo uso de la estadística descriptiva, se establece la
comparación entre ambos países.
El
presente estudio tuvo como objetivo analizar las variables que determinan el
proceso de exclusión laboral de los jóvenes en España y México durante 2005 a
2017, para establecer sus diferencias.
MATERIALES Y MÉTODOS
En este estudio sobre exclusión laboral se dispusieron los
porcentajes de los jóvenes (de entre 15 y 29 años de edad) pertenecientes a la
población económicamente activa (PEA) de los países de España y México para el
periodo 2005-2017, y que se encuentran en el mercado laboral en las siguientes
condiciones: desempleados; desempleados con experiencia laboral o desempleados
experimentados; asalariados con contrato temporal y asalariados con jornada a
tiempo parcial (Tezanos, 2002; Subirats, 2005; PNUD, 2015; Santamaría, 2018).
Estas condiciones se tomaron como variables (medidas en tasa porcentual). El
estudio se limita a estas variables, dado que son los datos estadísticos
disponibles para establecer comparaciones entre España y México. Los datos se
retomaron: para México, de la ENOE (2018) del INEGI (2018); y para España, de
la EPA, del Instituto Nacional de Estadística/Encuesta de Población Activa
(INE/EPA, 2018). Con la aclaración de que la edad mínima para trabajar en
España es de 16 años, según se establece en la Ley del Estatuto de los Trabajadores
(2015) en su Artículo 6: “Se prohíbe la admisión al trabajo a los menores de
dieciséis años”, por lo que los datos corresponden a porcentajes de jóvenes de
la PEA de 16 a 29 años de edad. En México, la edad mínima para trabajar es de
15 años, como se señala en la Ley Federal del Trabajo (1970) en su artículo 22:
“Los mayores de quince años pueden prestar libremente sus servicios con las
limitaciones establecidas en esta Ley”, por lo que los datos corresponden a
porcentajes de jóvenes de la PEA de 15 a 29 años de edad.
Para
analizar las variables que determinan el proceso de exclusión laboral de los
jóvenes, se construyó un índice utilizando la metodología de Análisis
Factorial, que trata de reducir un conjunto X de variables a un número
menor de componentes o factores principales. En este caso, permite observar,
además, su variabilidad en el tiempo, utilizando el método de análisis
factorial por componentes principales con series de tiempo (Aguirre y Céspedes,
2004).
La
aplicación de la técnica estadística se realizó mediante el paquete estadístico
para ciencias sociales (SPSS, por sus siglas en inglés: Statistical Package for
the Social Sciences) versión 18.0 (SPSS, 2009).
El desglose de las variables para el índice de
exclusión laboral de ambos países se describe en la Tabla 1.
Descripción de la técnica estadística para la elaboración
del índice
La metodología utilizada es el análisis factorial a través
del método de componentes principales, mediante el cual se construye una
variable hipotética que resulta de una combinación lineal de las distintas
variables incluidas (observables) {X} en el estudio. Para el presente trabajo
son: i) desempleados; ii) desempleados con experiencia laboral o desempleados
experimentados; iii) asalariados con contrato temporal; iv) asalariados con
jornada a tiempo parcial. Con estas variables se construyó el índice de
exclusión laboral de los jóvenes en España y México. Por lo que el índice
resume el conjunto de variables que dan cuenta de la exclusión laboral. Además,
el índice marca un orden de importancia, es decir, entre mayor sea el índice,
más alta será la exclusión laboral, y mientras menor sea, menor será la
exclusión.
El
análisis factorial incluye, como un caso particular, el método de los
componentes principales, que se pueden definir como las variables Y
(índice en el estudio), que resultan de la combinación lineal de las variables
observables {Xi}, con la propiedad de tener varianza máxima. Los
componentes principales son las n variables:
donde i = 1, ..., n. Los componentes principales Y1,
Y2, ..., Yn son
variables aleatorias incorrelacionadas, cuyas varianzas son respectivamente
máximas (en este análisis se denomina índice de exclusión laboral al primer
componente, en cada caso). De cada combinación lineal se obtiene un componente
que expresa una proporción de la varianza, siendo el primer componente el que
explica la mayor parte de la varianza, el segundo una parte restante de la
varianza y así sucesivamente.
De
esta manera, los componentes, como combinaciones lineales, proporcionan los
coeficientes que integran las columnas de la matriz ortogonal como sigue:
Los
componentes principales (que en este análisis se denominan índice) reducen los
datos, para explicar en pocos componentes la mayor parte de la información que
contienen las variables.
Los
pasos que se siguen en el análisis factorial por el método de componentes
principales se pueden describir en los siguientes puntos:
1.
Se realizó una matriz de correlaciones, para asegurar el nivel de interacción
entre variables.
2.
Para analizar las correlaciones existentes entre las variables se utilizó la
prueba de Bartlett, donde la hipótesis nula fue Ho: existe
una matriz de identidad y Ha: no existe una matriz de
identidad. Cuando se acepta la hipótesis nula, entonces el análisis factorial
por componentes principales no es el adecuado para resumir las variables en un
componente o factor. En este estudio, tanto para el caso de España como de
México, se rechazó la hipótesis nula. El valor de P < 0.05 indicó la
existencia de una correlación significativa entre las variables incluidas en el
estudio para medir el índice, por lo tanto, se pueden expresar como una
combinación lineal de dichas variables.
3. Se desarrolló la Medida de Adecuación
Muestral KMO (Kaiser, Meyer-Olkin), cuyo valor se encuentra entre 0 y 1. Esta
medida analiza la correlación parcial entre las variables; un valor menor a 0.5
indicaría que la correlación parcial entre pares de variables es pequeña y que
es posible que la correlación pueda no ser explicada por otras variables, por
lo tanto, el análisis factorial por componentes principales no sería
recomendable. En el análisis que se realizó, la medida de adecuación muestral
KMO fue de 0.637 y 0.624 para los casos de España y México, respectivamente, lo
cual indicó que era adecuado realizar el estudio de las variables mediante el
análisis factorial para ambos países.
4. Se extrajo la matriz de componentes
principales, identificando las variables que presentan mayor correlación con
cada componente, para dar nombre a dicho componente, que resume a las variables
incluidas en el estudio. En este análisis se retoma el primer componente en
cada caso, para denominar los índices de exclusión laboral, considerando las
variables que mayor correlación presentan respecto a la
variable resumen (componente).
5. Se analizó la varianza explicada por
cada uno de los componentes, para tomar la decisión sobre cuántos componentes
se pueden considerar en el análisis de los datos.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Índice
de exclusión laboral de los jóvenes en España
En la realización de los estadísticos descriptivos de las
variables que se incluyeron en el índice (Tabla 2), se observó que durante el
periodo 2005 a 2017, del total de personas desempleadas (una media de 4.0
millones de personas), el 33.4 %, en promedio, estaba compuesto por jóvenes de
16 a 29 años. Y de ese total de jóvenes que se encontraba en condición de
desempleo en el periodo referido, el 28.8 %, en promedio, afirmaron tener
experiencia laboral (desempleados experimentados que declararon haber
desarrollado con anterioridad un trabajo), por lo tanto, el 71.2 % de los
jóvenes desempleados no tendrían experiencia laboral. Por otra parte, durante
el mismo periodo de estudio, del total de personas asalariadas con contrato
temporal (una media de 4.2 millones de personas), se observó que el 36.5 %, en
promedio, eran jóvenes. También, del total de personas asalariadas a tiempo
parcial (subocupadas) (una media de 1.0 millones de personas), el 29.9 %, en
promedio, eran jóvenes. De esta forma, la tasa más alta, de 36.5 %, pero con
menor dispersión, la tuvieron los asalariados con contrato temporal. Por tanto,
los contratos temporales suelen considerarse una variable que da cuenta de la
calidad del empleo para los jóvenes en España. Cabasés y col. (2017)
demostraron cómo el factor temporalidad es lo que caracterizó al empleo de los
jóvenes españoles durante el periodo de crisis de 2008 a 2015, incluso, tener
educación superior no les garantizaba una mayor duración en los contratos (p.
741) o, como también señaló Santamaría (2018), que la temporalidad laboral se
ha vuelto un rasgo que define el modelo de empleo español (p. 132).
El
análisis descriptivo sobre el comportamiento de las variables de este estudio
mostró que el empleo de los jóvenes en España se caracterizó, de 2005 a 2017,
por mantener contratos temporales.
En
la matriz de correlaciones (Tabla 3) se distingue una fuerte correlación
positiva y estadísticamente significativa entre la tasa de desempleados con
experiencia y los asalariados con contrato temporal, así como con la variable
desempleados. Es relevante observar que el aumento en el número de jóvenes
contratados de forma temporal estuvo relacionado positivamente con el
incremento en el número de jóvenes desempleados. Otro hallazgo importante fue
la relación negativa que se observó entre la tasa de los jóvenes con empleo de
tiempo parcial y la tasa de jóvenes desempleados, lo cual indica que si
aumentan los contratos a tiempo parcial, disminuye la tasa de jóvenes
desempleados, ya sea con experiencia o sin ella. Es decir, una forma de
neutralizar la exclusión de los jóvenes en el mercado laboral fue ofreciéndoles
empleo a tiempo parcial. Es importante señalar que aunque este tipo de empleo a
tiempo parcial reduce el desempleo, incrementa la pobreza entre los jóvenes,
dado que son empleos de media jornada (aunque se tenga la disposición de
trabajar más horas), con salarios reducidos y en muchos casos sin seguridad
social. Estos resultados son coherentes con lo que se describe en el informe de
AROPE (Llano, 2018) sobre la coincidencia del incremento de los empleos a
tiempo parcial y la reducción del desempleo. Enfatizando en la relación del
incremento de las jornadas a tiempo parcial y la reducción del poder
adquisitivo de las personas (p. 30). Lo mismo reveló el FMI (2017): el empleo
involuntario a tiempo parcial ayudó a sostener la participación de la fuerza
laboral y es una alternativa al desempleo, aunque impactó negativamente en los
salarios (p. 81).
Elaboración del índice de exclusión
laboral de los
jóvenes en España
El
índice de exclusión laboral de los jóvenes en España, que resultó del análisis
factorial y que se obtuvo del primer componente (Tabla 4), muestra que la
variable que mayor correlación tuvo con la variable índice de exclusión laboral
de los jóvenes fue la variable relativa a los jóvenes sin empleo (0.995),
seguida de la variable de los jóvenes con contratos temporales (0.992). En el
resultado se observó que los jóvenes contratados a tiempo parcial presentan una
correlación negativa con la exclusión laboral de los jóvenes (- 0.078). Así
como se ha señalado, el tiempo parcial, en la mayoría de los casos
involuntario, fue una alternativa contra el desempleo, de modo que más jóvenes
consiguieran empleo, aunque fueran empleos precarios que los condujeran a la
pobreza, pero no estaban totalmete excluidos del mercado laboral, aunque sí con
el riesgo constante de estarlo (Castel, 2014; Maestripieri y Sabatinelli, 2014;
Serrano y Soler, 2015; Santamaría, 2018). En la construcción del índice se
observó que con el primer componente se absorbió el 95.5 % de la varianza; así,
con el primer componente se puede resumir el índice de exclusión laboral de los
jóvenes.
En
cuanto al peso relativo de cada variable, que se incluye en el índice de
exclusión laboral de los jóvenes (Tabla 5), se observó que las variables de
jóvenes desempleados y de asalariados con contrato temporal tienen el mismo
peso relativo (2.60), mientras la tasa de jóvenes desempleados con experiencia,
o desempleados experimentados, tiene un peso ligeramente menor (2.55).
Respecto
a la puntuación que para cada año tiene el índice de exclusión laboral de los
jóvenes en España para el periodo 2005 a 2017 (resultante del análisis
factorial por componentes principales), se observó que tiene una evolución
favorable hasta 2016 (Figura 1), la cual fue disminuyendo. No obstante, en 2017
otra vez se elevó a un nivel mayor al presentado en 2005. Es importante
destacar que en 2017 disminuyó la tasa porcentual de jóvenes asalariados a
tiempo parcial, de 37 % que se mantuvo en 2015 y 2016, a 35.8 en 2017, según
datos de la EPA.
Índice de exclusión laboral de los jóvenes
en México
En
la elaboración del índice de exclusión laboral de los jóvenes mexicanos (entre
15 a 29 años de edad) se utilizaron las mismas variables que para España. En
los estadísticos descriptivos de las variables originales (Tabla 6) se puede
apreciar que las tasas medias en las variables para el estudio de la exclusión
laboral de los jóvenes en México son más altas que en España, excepto para los
jóvenes con contratos laborales a tiempo parcial, y también presentan menor
dispersión que en el análisis de España. Así, se observó, que en México,
durante 2005 a 2017, del total de personas desempleadas (una media de 2.1
millones de personas), el 55.2 %, en promedio, estaba compuesto por jóvenes de
15 a 29 años. Y de ese total de jóvenes en condición de desempleo, el 45.6 %,
en promedio, durante el periodo referido, declararon tener experiencia o ser
desempleados experimentados, por lo que el 54.4 %, en promedio, de los jóvenes
desempleados no tendrían experiencia laboral. Por otro lado, durante el mismo
periodo de estudio, del total de las personas asalariadas con contrato temporal
(una media de 2.8 millones de personas), el 48.9 %, en promedio, eran jóvenes.
Y del total de las personas asalariadas a tiempo parcial (subocupadas) (una
media de 3.7 millones de personas), el 28.8 %, en promedio, también eran
jóvenes. Igual que en España, la tasa más alta la mantienen los jóvenes con
contrato temporal.
En
cuanto al tipo de relación que se encontró entre las variables analizadas para
México, se observó una relación positiva y estadísticamente significativa (P
< 0.01) entre la tasa de asalariados contratados de forma temporal y la tasa
de jóvenes desempleados, así como también una relación positiva entre la tasa
de jóvenes desempleados con experiencia laboral, o desempleados experimentados,
y desempleados (Tabla 7). Lo anterior también ocurrió en España, donde se
presentó una relación positiva y estadísticamente significativa entre las
variables antes señaladas. Una situación diferente se mostró en el caso de la
relación entre las variables asalariados a tiempo parcial y desempleados, ya
que en México esta relación fue positiva, mientras que para España, fue
negativa, lo cual puede deberse a que las empresas donde se emplearon los
jóvenes mexicanos eran más pequeñas, por tanto, la permanencia es generalmente
menor (García, 2007). O bien, los empleos a tiempos parciales que se ofrecen a
los jóvenes en España son más permanentes, por lo que ante un aumento de los
jóvenes empleados a tiempo parcial, se presenta una disminución de la tasa de
desempleo. Lo que se observó en México es coherente con lo ya señalado, en el
sentido de que en los países en desarrollo no es necesario seguir el camino de
dividir el trabajo entre varias personas, dado los bajos salarios pagados por
las empresas a los trabajadores y las largas jornadas laborales, y muchos de
ellos, sin prestaciones sociales básicas. Sin contar que una gran mayoría de
trabajadores nunca ha desempeñado un trabajo de forma estable a lo largo de su
vida laboral (García, 2010; CONEVAL, 2018; Delajara y col., 2018).
Elaboración del índice de exclusión
laboral de los jóvenes en México
El índice de exclusión laboral de los jóvenes mexicanos se
retomó del primer componente (Tabla 8). En cuanto a las variables que componen
el índice, se muestra que la variable con mayor correlación con el índice fue
la variable del porcentaje de jóvenes asalariados con contrato temporal
(0.980), seguido del porcentaje de jóvenes desempleados (0.951), viceversa a lo
ocurrido en España. En la construcción del índice se observó que con el primer
componente se absorbió el 90.66 % de la varianza; así, con el primer componente
se puede resumir el índice de exclusión laboral de los jóvenes.
La variable que tuvo un mayor peso relativo fue la tasa de
jóvenes asalariados contratados en forma temporal (0.270), seguida de la tasa
de los jóvenes desempleados (0.262) y de la tasa de los jóvenes contratados a
tiempo parcial (0.261) (Tabla 9). La ponderación de las variables, en el caso
de México, resultó más alta que en España.
En cuanto a la puntuación del índice de exclusión para cada
año, que se obtuvo con el análisis factorial por componentes principales para
México, se aprecia que este índice en México fue más alto que en España (Figura
1) de 2006 a 2014, donde se ve una disminución sostenida.
En la Figura 1 se distingue claramente el comportamiento del
índice de exclusión laboral para ambos países, donde si bien, como se señalaba,
el índice de México en la mayor parte del periodo en estudio se mantiene por
arriba del de España, a partir de 2015 el índice correspondiente a México se
mantiene por debajo, situación que puede explicarse por el crecimiento que ha
tenido la economía informal en México en los últimos años, según datos del
INEGI (2018), y los puestos de trabajo que ella genera, por supuesto, en
condiciones de informalidad, pero reducen el desempleo entre los jóvenes. Sin
embargo, en términos generales, las condiciones laborales de los jóvenes en
México son de mayor riesgo y persistencia que las de los jóvenes en España,
colocándolos en el mercado laboral en situación de pobreza y vulnerabilidad
social.
CONCLUSIONES
La temporalidad de los contratos caracterizó el empleo de los
jóvenes de ambos países durante 2005 a 2017. Aunque en México se presentaron
mayores condiciones de precariedad laboral, asociado probablemente a las
condiciones de informalidad laboral que predominan en las economías emergentes.
En España, el aumento de los contratos a tiempo parcial disminuyó la tasa de
jóvenes desempleados, lo que evitó su exclusión del mercado laboral, pero se
genera pobreza a largo plazo. Este fenómeno no se observó en México,
probablemente por el tipo de empresas y las condiciones de informalidad en las
que se emplean los jóvenes mexicanos. La exclusión laboral de jóvenes fue mayor
en México durante el periodo 2005 a 2015. A partir de ese año fue superior en
España, debido a la reducción en la oferta de empleos en este país, ya que en
México la economía informal ha crecido, lo que reduce el desempleo, aunque con
empleos de salarios bajos y sin seguridad social. El análisis factorial resultó
una herramienta útil para analizar los distintos factores que explican la
exclusión de los jóvenes del mercado laboral. Sin embargo, el presente estudio
tiene como limitaciones la falta de homogeneidad en los datos sobre el empleo
entre España y México, y en las características que mantiene cada país como
consecuencia de su nivel de desarrollo económico y social, por lo que se
requiere profundizar sobre el tema incluyendo las características económicas
específicas de cada país. Las legislaciones laborales de cada uno de ellos
deben buscar incidir en la elaboración de contratos indefinidos para los
jóvenes, con los derechos inherentes a un trabajo decente, con protección
social y salario digno.
REFERENCIAS
Aguirre, A. y Céspedes L. F. (2004). Uso
del análisis factorial dinámico para proyecciones macroeconómicas. Banco
Central de Chile. Documentos de Trabajo. (274): 1-32.
Arceo, E. (2015). Determinantes
intergeneracionales de la desocupación juvenil en México (Documento de
trabajo No. 07/2015). México: Centro de Estudios Espinosa Yglesias. 1-29 Pp.
Cabasés, M. Á., Pardell, A. y Serés, Á.
(2017). El modelo de empleo juvenil en España (2013-2016). Política y
Sociedad. 54(3): 737-759.
Castel, R. (2014). Los riesgos de
exclusión social en un contexto de incertidumbre. Revista Internacional de
Sociología (RIS). 72(1): 15-24.
Castillo, D. (2017). Mercado de trabajo,
educación y exclusión laboral de los jóvenes en México. Contraste Regional.
5(9): 65-87.
CONEVAL, Consejo Nacional de Evaluación de
la Política de Desarrollo Social (2018). Estudio Diagnóstico del Derecho al
Trabajo 2018. Ciudad de México: CONEVAL. 150 Pp.
Cuecuecha, A. (2017). El impacto del
origen socioeconómico sobre diversas características laborales en México, 2011.
México: Documento de trabajo CEEY. No. 007, Centro de Estudios Espinosa
Yglesias. 1-63 Pp.
Delajara, M., De-la-Torre, R.,
Díaz-Infante, E. y Vélez, R. (2018). El México del 2018. Movilidad
social para el bienestar. México: Centro de Estudios Espinosa Yglesias. 103 Pp.
ENOE, Encuesta Nacional de Ocupación y
Empleo (2018). Tabulados interactivos, período 2005-2017. [En línea].
Disponible en: https://www.inegi.org.mx/progra
mas/enoe/15ymas/default.html#Tabulados. Fecha de consulta: 20 de octubre de
2018.
FMI, Fondo Monetario Internacional (2017).
Perspectivas de la economía mundial; En busca del crecimiento sostenible:
Recuperación a corto plazo, desafíos a largo plazo. [En línea]. Disponible en:
https://www.imf.org/~/media/Files/Publications/WEO/2017/.../weo1017-full-sp. ashx. Fecha de consulta: 17 de agosto de 2018.
García, B. (2007). El sentido de las
transformaciones laborales en América Latina. Revista Latinoamericana de
Población. 1(1): 35-56.
García, B. (2010). Inestabilidad laboral
en México: el caso de los contratos de trabajo. Estudios Demográficos y
Urbanos. 25(1): 73-101.
Hernández, M. (2016). Exclusión
residencial en Murcia: miradas y trayectorias. Murcia. Murcia: Fundación
Cepaim. 414 Pp.
INE/EPA, Instituto Nacional de
Estadística/Encuesta de Población Activa (2018). Resultados nacionales,
período2005-2017. [En línea]. Disponible en: https://www.ine.
es/dynt3/inebase/es/index.htm?padre=982&capsel=986. Fecha de consulta: 11
de noviembre de 2018.
INEGI, Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (2018). Actualización de la medición de la economía informal,
2003-2017. Preliminar. Año base 2013, en Comunicado de Prensa, No. 658/18.
[En línea]. Disponible en: https://www.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/bo
letines/2018/StmaCntaNal/MEI2017.pdf. Fecha de consulta: 20 de enero de 2019.
Jain,
A. and Hassard, J. (2017). “Precarious work:
definitions, workers affected and OSH consequences”, en
OSHWiki. [En línea]. Disponible en: https://oshwiki.eu/ index.php?title=Precarious_work:_definitions,_workers_
affected_and_OSH_consequences&oldid=247072. Fecha de consulta: 22 de febrero de 2019.
Kalleberg, A. (2009). Precarious Work, Insecure Workers:
Employment Relations in Transition. American Sociological Review. 74(1): 1-22.
Lera, J., Martínez, J. C., Ochoa, R. y
Rivas, J. I. (2017). Desigualdad Social y Educativa en México y España: Nuevas
formas de atender el desarrollo. Revista Internacional de Ciencias Sociales
y Humanidades, SOCIOTAM. 27(1): 133-161.
Ley del Estatuto de los Trabajadores
(2015). Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado, en Boletín Oficial del
Estado (BOE). Legislación Consolidada. Ministerio de Empleo y Seguridad Social
(BOE) núm. 255. [En línea]. Disponible en:
https://www.boe.es/eli/es/rdlg/2015/10/23/3. Fecha de consulta: 4 de marzo de
2019.
Llano, J. C. (2018). El estado de la
pobreza seguimiento del indicador de pobreza y exclusión social en España
2008-2017, en Informe AROPE. [En línea]. Disponible en:
https://www.eapn.es/estadodepobreza /ARCHIVO
/documentos/Informe_AROPE_2018.pdf. Fecha de consulta: 2 de marzo de 2019.
Longo, J. y Busso, M. (2017).
Precariedades: Sus heterogeneidades e implicancias en el empleo de los jóvenes
en Argentina. Estudios del Trabajo. 1-27.
Maestripieri, L. and Sabatinelli, S.
(2014). Young people experiencing work precariousness: Risks and opportunities,
in Social Vulnerability in European Cities. [En línea]. Disponible en:
https://link.springer.com/chapter/10. 1057/9781137346926_7. Fecha de consulta:
2 de febrero de 2019.
Márquez, G. (2007). “¿Los de afuera?” En
G. Márquez, A. Chong, S. Duryea, J. Mazza y H. Ñopo (Eds.), Informe 2008
¿Los de afuera? (pp. 3-16). Nueva York: Banco Interamericano de Desarrollo.
OCDE, Organización para la Cooperación y
el Desarrollo Económicos (2018). Education at a Glance 2018. [En línea].
Disponible en: https://doi.org/https://doi.org/10. 1787/eag-2018-en. Fecha de
consulta: 4 de marzo de 2019.
OIT, Organización Internacional del
Trabajo (2017). Informe Mundial sobre la Protección Social 2017-2019: La
protección social universal para alcanzar los Objetivos de Desarrollo
Sostenible. Oficina Internacional del Trabajo–Ginebra. [En línea]. Disponible
en: https://www. ilo.org/wcmsp5/groups/public/---dgreports/---.../wcms_
624890.pdf. Fecha de consulta: 22 de septiembre de 2018.
PNUD, Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo-México (2015). Inclusión social: marco teórico y conceptual para
la generación de indicadores asociados a los Objetivos de Desarrollo
Sostenible. [En línea]. Disponible en:
http://www.mx.undp.org/content/mexico/esho
me/library/poverty/inclusion-social--marco-teorico-con
ceptual-para-la-generacion-de.html. Fecha de consulta: 16 de junio de 2018.
Román, Y. G. (2013). Impactos
sociodemográficos y económicos en la precariedad laboral de los jóvenes en
México. Región y Sociedad. 25(58): 165-202.
Santamaría, E. (2012). Jóvenes y
precariedad laboral: Trayectorias laborales por los márgenes del empleo. Zerbitzuan.
52: 129-139.
Santamaría, E. (2018). Jóvenes, crisis y
precariedad laboral: una relación demasiado larga y estrecha. Encrucijadas.
Revista Crítica de Ciencias Sociales. 15: 1502.
Sen, A. (2000). Social exclusion:
concept, application, and scrutiny. Social Development
Papers, No. 1, Manila, Philippines: Published by the Asian
Development Bank. [En línea].
Disponible en: https://think-asia.org/handle/11540/ 2339. Fecha de consulta: 17
de agosto de 2018.
Serrano, L. y Soler A. (2015). La
formación y el empleo de los jóvenes españoles. España: Fundación
BBVA/Biblioteca Nueva. 122 Pp.
Sojo, C. (2000). Dinámica sociopolítica y
cultural de la exclusión social. En E. Gacitúa, C. Sojo, y D. Shelton (Eds.), Exclusión
Social y Reducción de la Pobreza en América Latina. (pp.
49-87). FLACSO/Banco Mundial. Editores San José.
SPSS,
Statistical Package for the Social Sciences (2009). Inc. Released 2009. PASW
Statistics for Windows, Version 18.0. Chicago:
SPSS Inc.
Standing, G. (2013). El precariado. Una
nueva clase social. Barcelona: Pasado y Presente. 300 Pp.
Subirats, J. (2005). Análisis de los
factores de exclusión social. Serie Documentos de Trabajo No.4. España:
Fundación BBVA/Institut d’Estudis Autonòmics, Generalitat de Catalunya. 194 Pp.
Tezanos, J. F. (2002). Desigualdad y exclusión
social en las sociedades tecnológicas. Revista del Ministerio de Trabajo y
Asuntos Sociales. 35: 35-53.