Factores de capital humano que impactan el capital social:
estudio de hoteles del sur de Tamaulipas
Human capital factors that impact
social capital: A study of hotels in southern Tamaulipas
Factores
de capital humano que impactan el capital social
Mauricio Herrera-Rodríguez*, Manuel
Eduardo Gutiérrez-Ortiz, Ana Elisa Moreno-Herrera, José Isabel Segura-Zaleta
*Correspondencia: mauherrera@docentes.uat.edu.mx/Fecha de recepción: 25 de noviembre de 2019/Fecha de aceptación: 15 de julio de 2020/Fecha de publicación: 31 de julio de 2020.
Universidad Autónoma de Tamaulipas,
Facultad de Comercio y Administración de Tampico, Centro Universitario Sur, Av.
Universidad y Adolfo López Mateos s/n, Tampico, Tamaulipas, México, C. P.
89138.
Resumen
Desde el siglo pasado se incrementó
el interés por el capital social y el capital humano. La Organización de las
Naciones Unidas, dentro de sus 17 objetivos para un desarrollo sostenible,
contempla al capital humano como un factor importante del capital social en al
menos 3 de ellos. No obstante, la relación entre los factores del capital
humano como desarrolladores del capital social no han sido lo suficientemente
estudiados en México, como tampoco en Tamaulipas. El objetivo de la presente
investigación fue determinar si las variables de capital humano: educación,
capacitación, motivación y cultura organizacional tienen un impacto en el
capital social de pequeñas y medianas empresas de la zona sur de Tamaulipas,
México. Se aplicaron 82 encuestas a propietarios, gerentes o encargados de
hoteles de 3 y 4 estrellas adscritos a la Asociación de Hoteles y Moteles del
Sur de Tamaulipas. Se realizó un análisis de regresión lineal múltiple para
determinar las correlaciones entre los constructos. Los resultados indicaron
que sí existe una relación entre los factores de capital humano y el capital
social. Se estableció que el capital social, tiene una fuerte relación con la
capacitación.
Palabras clave: capital humano, capital social, sector hotelero.
Abstract
Since the
last century, there has been increasing interest in social capital and human capital.
At least 3 out of the 17 sustainable development goals (SDGs) of the United
Nations (UN) contemplate capital human as an important factor of social
capital. However, this relationship between human capital factors as developers
of social capital has not been sufficiently studied in Mexico, including
Tamaulipas. The objective of this research was to determine if the variables of
education, training, motivation and organizational environment have an impact
on the social capital of small and medium sized enterprises. 82 questionnaires were administered
to owners, managers or managers of 3 and 4 star hotels affiliated to the Association
of Hotels and Motels of Southern Tamaulipas. A multiple linear regression analysis
was performed to determine the correlations between the constructs. The results
indicated that there is a relationship between the factors of human capital and
social capital. A strong link between social capital andtraining
was established.
Keywords: human capital, social capital, hotel sector.
Introducción
En la compilación
de la conferencia internacional denominada “Hacia un nuevo paradigma: capital
social y reducción de la pobreza en América
Latina y el Caribe”, organizada en Santiago de Chile, Chile, por la Comisión
Económica para América Latina (CEPAL) y la Universidad del Estado de Michigan,
Estados Unidos, en septiembre de 2001, se vinculó al capital social con el
capital humano en los temas que se registraron como artículos compilados en el libro respectivo de Atria
y col. (2003).
El concepto de capital social no es reciente en el campo del proceso de desarrollo. Atria y
col. (2003) lo manejan como el conjunto de
relaciones sociales basadas en la
confianza y los comportamientos de cooperación y reciprocidad. Aunque, de forma
generalizada, el capital social cumple con algunos de los objetivos del desarrollo
sostenible (ODS) como: número 1, reducción de la pobreza; número 10, reducción
de las desigualdades entre países y dentro de ellos; número 17, establecer alianzas (Atria y col., 2003).
La teoría del
capital humano, planteada por Becker (1964), es un enfoque integral para analizar
un amplio espectro de asuntos humanos a la luz de una mentalidad particular, y
proponer políticas en consecuencia; continúa vigente, porque tiene un sólido
respaldo empírico, es fuerte en retórica, además de parsimoniosa y perspicaz (Tan,
2014).
La teoría del
capital social descrita por el sociólogo Lin (2001)
se refiere a la inversión en las relaciones sociales con los rendimientos esperados
en el mercado. Esta teoría ha surgido como un concepto relevante de utilidad
para muchos investigadores en diversas disciplinas, pero en particular, con el
desarrollo humano, porque aumenta el consenso de que representa la capacidad de
los actores para obtener beneficios por la participación en diversas estructuras
sociales, lo que maximiza potenciales (Akdere, 2005).
El capital social está vinculado con
las empresas, puesto que operan en una sociedad con interacciones y
asociaciones en numerosas dimensiones. Al considerar al capital social como las normas y conexiones sociales que mejoran
el crecimiento, muchos estudios recientes de contabilidad y finanzas han
explorado los beneficios económicos del capital social de las empresas (Cheng y col., 2017; Jha, 2019; Rahimi y col., 2019). A esta relación de empresas con el
capital social también se le conoce como responsabilidad social corporativa (RSC), porque las
compañías incorporan a su gestión actividades de responsabilidad social de manera tal que generan la percepción de integrar
las actividades de carácter económico, ético
y legal empresarial con el desarrollo de actividades en pro de la
sociedad y el medio ambiente (Rangel-Lyne y col.,
2019). Sin embargo, aunque la medición del impacto social de la RSC se ha
convertido en uno de los temas de mayor investigación en la última década (Mook y Quarter, 2006; Gibbon y Dey, 2011), esta búsqueda sigue siendo incompleta
y requiere más investigación (Ryan y Lyne, 2008; Mulgan, 2010).
Por otro lado,
tanto capital humano, centrado en el conocimiento y destrezas de los miembros
de una organización, como el capital social, que es un activo que puede crearse
y explotarse, presentan grandes beneficios para las empresas, como son:
descubrir mayores oportunidades empresariales, seguir normas de reciprocidad,
contar con una mejor disposición a cooperar, elevar el nivel de confianza y
acceder a grandes volúmenes de información. Por lo que, al ser capitales,
se relacionan con las oportunidades
de creación empresarial (González-Álvarez y
Solís-Rodríguez, 2011).
El estudio de los elementos del
capital humano que promueven mejorar el desempeño social, acorde a los ODS, es
de especial interés para las organizaciones
empresariales, ya que el factor humano se
relaciona con el desarrollo
sostenible empresarial, considerando su vínculo con capital social como
factor de sostenibilidad; la educación
del empleado, la capacitación, la
motivación promovida por la empresa y
la cultura organizacional impactan en el
capital social (Quesada y Certificación, 2009; López-Salazar y col.,
2017; Rahimi y col., 2019).
En la conferencia de la CEPAL, 2001,
se mostraron elementos que forman parte del capital humano que se deben mejorar en las
empresas, a favor de los empleados,
entre los que destaca el objetivo de desarrollo sostenible (ODS) número
4, relacionado con la educación, en el que se incluyen la connotación de las
habilidades de las personas, que se desarrollan
con capacitación; el nivel cultural que tiene la gente, que se
incrementa con la cultura organizacional, y la motivación de las personas, que las organizaciones deben promover
(Uphoff,
2003).
La educación aumenta los
conocimientos de los trabajadores y ello
permite mejorar las oportunidades económicas y conducir a la movilidad social. Mientras que las ciudades son economías del conocimiento que valoran el capital
humano, las recompensas de las economías del
conocimiento recaen desproporcionadamente en los empleados altamente calificados, dejando atrás la masa de
trabajadores informales y de habilidades
medias, de acuerdo a la Organización
de las Naciones Unidas para la
Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO, por sus siglas en inglés: United Nations Educational, Scientific and cultural Organization) (UNESCO, 2016). Las
personas necesitan estar equipadas con
conocimientos de mayor nivel para exigir su derecho a tener acceso a bienes
y servicios. Empoderar a las comunidades a
través del conocimiento es un componente clave del modelo que persiguen los ODS. La educación siempre se ha
encontrado en la literatura como uno de los principales factores que contribuyen
al capital social. Sin embargo, no ha quedado claro si la educación promueve el
capital social. Algunos autores como Dee (2004) y Milligan y col. (2004) reportaron que la educación superior
fomenta la participación en la votación y la
conciencia cívica, lo mismo que Bowles y Gintis (2002),
hablando de buenas políticas para el capital social,
defienden la importancia de “evocar, cultivar y potenciar los motivos de espíritu público”, lo que brinda una justificación
más para esta investigación.
La capacitación proporciona a los
empleados las habilidades que necesitan para cumplir su función y tener un impacto favorable en el negocio al ofrecer una mejor calidad de trabajo, comprender
claramente su rol y sus responsabilidades en
la organización, conocer sus objetivos
y estar equipados con las herramientas necesarias para cumplirlos de
manera efectiva (Gallego, 2000;
Sánchez, 2014).
El estudio de Harjanti
y Todani (2019) mostró que el desempeño de los
empleados, en particular de hoteles económicos, puede ser clasificado como
relativamente bueno. En dicho estudio se destaca
la importancia de la capacitación que permita a los empleados trabajar
en varias tareas o funciones para tener mejores condiciones laborales y que ello, repercuta en su bienestar. En estos
hoteles económicos, donde la eficiencia del
trabajo es crítica, se aconseja a las compañías que continúen fomentando y mejorando la capacitación de sus empleados, para lograr esa eficiencia (Affandi y
col., 2019; Frost, 2019; Harjanti y Todani, 2019).
La cultura organizacional promueve la
cultura de los trabajadores porque supone que los procesos de socialización organizacional guían el comportamiento
de los mismos, por lo que se presume que los empleados se conducen de acuerdo con
los valores, roles y normas establecidos por esa cultura organizacional, que puede
definirse como los supuestos y creencias básicas que comparten los miembros de una
organización (Schein, 2004). Esto es así porque los empleados han internalizado las normas
culturales o porque han sido socializados en
el comportamiento esperado en la organización. En el caso de la
internalización, los individuos adoptan los valores y normas de la organización
porque han llegado a aceptarlos y abrazarlos como propios. En el caso de la
socialización, los empleados se comportan
como creen que se espera de ellos, para encajar en el contexto organizacional y
ser aprobados por otras personas significativas en la organización
(Sparks
y Hunt, 1998).
La motivación es estudiada desde
muchos ángulos y por muy diversos autores (Dobre y col., 2017; Khurana
y Joshi, 2017; Madan 2017; Kotni y Karumuri, 2018), sin
embargo, las
teorías contemporáneas de la
motivación, que las empresas podrían promover en sus empleados, suponen que
estos iniciarán y persistirán en diversos
trabajos en la medida en que crean que su persistencia conducirá a los
resultados u objetivos deseados (Nie y col., 2015; Takahashi,
2015; Poulsen y Poulsen,
2018). Los empleados a menudo están motivados por factores externos, como bonos,
promociones, evaluaciones de trabajo o
las opiniones que temen que otros
puedan tener de ellos (Fagan, y Criscio,
2015; Akintola y Chikoko,
2016; Nelson, 2019). No obstante, con la
misma frecuencia están motivados internamente por sus propios intereses,
pura curiosidad, moral o valores permanentes (Dhillon
y col., 2017; Hur y col., 2018; Steinbauer
y col., 2018). Estas motivaciones intrínsecas no son necesariamente
recompensadas o apoyadas externamente, pero pueden sostener pasiones,
creatividad y esfuerzos continuos. La interacción
entre las fuerzas extrínsecas que actúan
sobre los individuos y los motivos
intrínsecos y las necesidades inherentes
a la naturaleza humana son la base
de lo que los investigadores han descrito
como su teoría de la autodeterminación (Deci y
Ryan, 1985).
El presente
estudio está enfocado al sector hotelero,
particularmente el que conforman pequeñas
y medianas empresas (pymes). Este grupo
integra una dimensión empresarial predominante en México, que no ha sido
suficientemente estudiada,
particularmente, en el sur del estado de
Tamaulipas. Es conveniente lograr su larga permanencia y sistematicidad corporativa; siendo de especial interés la
influencia que tiene el capital social y los factores del capital
humano en ello.
La Encuesta Nacional sobre
Productividad y Competitividad de las Micro, Pequeñas y Medianas Empresas
(ENAPROCE) señala que en México, para 2018 existían 4 057 719 Microempresas, además
de 11 958 pequeñas y medianas empresas con
participaciones en los sectores de comercio, manufactura y servicios. En
este mismo informe se señala que el
25 % de las empresas solucionaron de
alguna forma los problemas que se presentaron en sus procesos de producción y que tomaron medidas preventivas,
mientras que el 21.5 % solucionó sus problemas, pero sin hacer algo, lo que revela un aspecto del capital
humano de interés y que coincide con algunos de los constructos presentados en
este estudio (ENAPROCE, 2018; Martínez,
2019).
El objetivo de la
presente investigación fue determinar si las variables de capital social: educación,
capacitación, motivación y cultura organizacional
tienen un impacto en el capital social
de pequeñas y medianas empresas del sector hotelero de la zona sur de
Tamaulipas.
MATERIALES Y MÉTODOS
El estudio es
cuantitativo y transversal, con un instrumento de investigación de escala
Likert que parte de una investigación documental; validado por expertos y confiable con base en el alfa de Cronbach, con la variable
dependiente (Y: Capital Social), que es impactada, según el modelo de investigación
que se muestra en la Figura 1, por las variables
independientes (X1: Educación, X2: Capacitación, X3:
Motivación y X4: Cultura organizacional, las cuales fueron correlacionadas
mediante el paquete estadístico para ciencias sociales, versión 23 (SPSS, por
sus siglas en inglés: Statistical Package
for the Social
Sciences)
(SPSS, 2015).
Se realizó una investigación
de tipo censal en los 82 hoteles con categorías de 3 y 4
estrellas adscritos a la Asociación de Hoteles y Moteles del Sur de Tamaulipas, A.C. en 2018. Se encuestó a los propietarios, gerentes o
encargados de los negocios; 2 de ellos eran propietarios, 22 gerentes y 58
encargados. De los 82 encuestados, 46 fueron mujeres y 36 hombres, con
el siguiente nivel de estudios: 1 maestría,
41 licenciatura, 2 carrera trunca, 23
preparatoria, 14 secundaria y 1 sin estudios.
Según el Instituto Nacional de Estadística y
Geografía (INEGI, 2017), en la zona se cuenta con 102 hoteles de las
categorías mencionadas, por lo que la población considerada representa un poco
más del 80 % de la región.
No se tomaron en
cuenta los hoteles de 5 estrellas porque son muy pocos en la zona, apenas cuatro; de haberlos considerado habrían
resultado datos atípicos, también conocidos como outlier,
dada la gran diferencia de características
entre estos y los que predominan en la
zona, que corresponden a la categoría de empresas pequeñas y medianas. También
es importante mencionar que se eliminaron
14 encuestas, ya que presentaban datos
atípicos tales como respuestas muy alejadas del promedio algunas incompletas y otras con valores sin
sentido, por lo que se obtuvieron 68 encuestas apropiadas para interpretar el modelo estadístico planteado. Por
lo anterior, se analizó una muestra que representa
el 67 % del total de la población estudiada.
La encuesta, tanto para la prueba
piloto como para la muestra censal, se aplicó en los meses
De noviembre de
2018 a febrero de 2019, de manera
presencial, en visitas físicas de los investigadores a los negocios, sin
haber fijado previamente un número
determinado de encuestas diarias. Al llegar el encuestador se preguntaba
por el responsable del negocio, después
se indagaba la categoría de su puesto, es
decir, si era el propietario, gerente o encargado; enseguida, se les
solicitaba que contestaran el
cuestionario en papel y de manera voluntaria,
siguiendo las instrucciones que se indicaban en la misma. La escala de
Likert utilizada fue de cinco puntos, donde el valor de 1 significó nada y el
valor de 5 significó totalmente ante las preguntas que iniciaban con ¿Qué tanto está de acuerdo con…?, que se definieron a partir de las revisiones documentales de artículos adscritos a la base de datos del Journal
Citation Reports
(JCR), consultados a través de la plataforma
del Consorcio Nacional de Recursos de
Información Científica y Tecnológica (Conricyt).
Para verificar la validez de la
encuesta se revisaron los constructos mediante un análisis con expertos de dos fases, con los estadísticos
moda y promedio; dicha metodología
está soportada en los estudios de Kerlinger y col. (2002); Prat y Doval
(2005) y Reyes y col. (2012). El instrumento
de investigación original contaba con 12 preguntas para cada variable,
elaboradas de acuerdo con la literatura escrita al respecto. Después de su validación
por expertos, se eliminaron 6 de las 60 preguntas, quedando 54, que se
aplicaron en una prueba piloto a 40 sujetos de investigación, lo que arrojó
valores de alfa de Cronbach superiores a 0.8 en todos
los casos, sin llegar a 0.9 (Tabla 1). Se tomó la decisión de eliminar 16 preguntas
con bajos valores de carga (λ), lo que permitió
obtener un instrumento con 38 constructos y valores
más altos de alfa de Cronbach (Tabla 2).
Análisis
estadístico
Se analizó la correlación de las
variables. Para dar certeza de objetividad que, como mencionan Hernández y col. (2010), es el grado en que el instrumento es permeable a los sesgos
y tendencias del investigador que lo administra, califica e interpreta, se
tomaron valores de corrección total de la correlación del ítem, también
llamados artículo corregido - correlación
total (CITC, por sus siglas en inglés: corrected
item – total correlation). Con
estos valores CITC se multiplicó cada uno de los resultados de las encuestas
aplicadas para sus ítems correspondientes, y
después se calculó a cada una de las encuestas aplicadas, y, posteriormente,
para cada una de las variables. Por último, esos nuevos valores ponderados se
vaciaron al software SPSS versión 23 y se realizó la regresión lineal múltiple,
que mostró que los datos son homogéneos y tienen una tendencia normal según la prueba de Kolmogorov-Smirnov
(Lilliefors,
1967), en la que las medias y las desviaciones estándar deben ser positivas. En
el caso del valor Durbin–Watson, que se utiliza para garantizar que no exista auto correlación
en el modelo y que, por lo tanto, muestre una regresión
lineal válida, con valores que se encuentren en el rango de 1.5 a 2.5;
así mismo, una estimación del error estándar de 0.408.
El análisis de varianza (ANOVA, por
sus siglas en inglés: Analysis of Variance)
se utilizó para comparar las medias de cada variable y de esa forma establecer
que no existía conexión entre las variables independientes.
El índice de
factor de inflación de varianza
(VIF, por sus
siglas en inglés: Variance Inflation Factor) se
utilizó para determinar si el modelo tenía multicolinealidad entre las variables independientes y, de
ser posible, mostrar una colinealidad aceptable, que
en el índice VIF corresponde a valores menores a10. Se realizó un análisis de correlación de Pearson para establecer la existencia de asociación entre las diferentes variables.
RESULTADOS y DISCUSIÓN
Los valores
obtenidos para cada uno de los constructos fueron altos y significativos
(P < 0.05) (Tabla 2), lo que señala su
validez para el presente estudio. El
modelo estimado es bueno, puesto que el error fue solo 4 % de la media de
la variable endógena. La regresión lineal es válida al tener un resultado de
1.868 del valor Durbin–Watson (Tabla 3), el cual está
dentro del rango permitido.
El coeficiente de determinación
múltiple (R2) presentó un valor de 0.776, que indica que los cambios en la variable de respuesta dependiente
se explican en un 77.6 % por su relación con una o más de las variables independientes,
y que al ser cercano a 0.8, el ajuste de los
datos es alto (Tabla 3).
El cálculo de la
ANOVA (Tabla 4) mostró que las diferencias entre los distintos parámetros analizados
fueron significativos (Steel y Torrie, 1960). Además,
los resultados presentaron un
error estándar estimado
de 0.408, lo cual puede ser considerado como un indicador de robustez, debido a
que mide la dispersión o variabilidad de la media estimada.
En
la Figura 2 se observa que los puntos de los valores observados contra
los resultados esperados se sitúan, en su
mayoría, sobre la línea de tendencia ascendente, por lo que además de una agrupación
fuerte y creciente, señala que la correlación es positiva. El histograma de la
regresión estandarizada presenta una desviación estándar de 0.970 (Figura 3). Los
resultados obtenidos indican que existe una relación entre las variables
independientes analizadas y la variable dependiente (capital social), lo que
coincide con la idea moderna del capital humano o capital social, que es ver a
la fuerza laboral como un activo de capital de la empresa similar a los activos
de capital físico tradicionales como edificios, maquinaria y equipos de oficina
(Brymer y col., 2019). Tradicionalmente, los
empleados eran vistos como parte del costo
de hacer negocios más que como
parte del capital de la empresa. Los sueldos
o salarios pagados a los empleados y los
costos de sus prestaciones se consideraban gastos comerciales. Sin embargo, la
fuerza laboral no es un gasto, sino un activo de capital que aumenta la
productividad (Hayakawa
y Venieris, 2019). El capital social es un
término que se puede definir como el
conocimiento y las habilidades combinadas de los empleados y
propietarios de un negocio que
contribuyen a la productividad y el desempeño
sostenible. Al describir los atributos del capital social se pueden usar varios
términos, que incluyen experiencia, inteligencia, creatividad, talento,
educación, habilidades, experiencia, juicio
y sabiduría (Sequeira y col., 2019).
El modelo obtenido se presenta en la
siguiente ecuación:
Y=-1.312+0.275X1+0.498X2+0.238X3+0.456X4
Donde
la variable dependiente
es:
Y: Capital social.
Las variables
independientes significativas son:
X1: Educación. X2: Capacitación.
X3: Motivación. X4: Cultura organizacional.
En la Tabla 5 se observa que el
modelo presentó valores significativos menores de 0.05 y que todas las variables
fueron significativas, por lo que se consideró a los coeficientes como desestandarizados B.
El modelo presentó multicolinealidad aceptable entre
las variables independientes de acuerdo con el índice VIF, con valores menores a 10.
Las variables consideradas
en este estudio estuvieron correlacionadas y definieron un modelo estadístico que coincide con Harjanti
y Todani (2019), quienes afirmaron que el capital social
se incrementa en la medida que se aumenta el capital humano, porque se
considera a este último como la medida del valor económico que proporciona a la empresa un empleado a través de sus
conocimientos, habilidades y capacidades. El valor del conocimiento y
las habilidades que los empleados y propietarios aportan colectivamente a una
empresa constituye su capital humano. Desarrollar
y administrar este valioso activo comercial puede ser importante para el éxito
de la
organización.
El instrumento utilizado en esta
investigación presentó estadísticamente validez y confiabilidad, permitiendo
obtener los datos para observar la relación entre las variables, las cuales fueron
desde bajas pero significativas, hasta altas y significativas (Tabla 6). La
variable dependiente capital social presentó una relación muy alta con la
capacitación, alta con la motivación y la educación y baja con la cultura organizacional.
La variable capacitación presentó un
valor de asociación alto y positivo (0.833), quizá debido a que al contratarse
personal de bajo nivel educativo, la capacitación resulta estratégica para desempeñar las labores asignadas, puesto
que representa una excelente oportunidad para expandir la base de conocimiento de todos los empleados, es decir, desarrollar sus
habilidades. No obstante, algunos empleadores
encuentran que las oportunidades de desarrollo
son onerosas (Cáceres y Cáceres, 2017) o que los empleados invierten
tiempo de trabajo mientras asisten a sesiones de capacitación, lo que puede
retrasar la finalización de los proyectos. A pesar de los posibles
inconvenientes, la capacitación y el desarrollo brindan a los empleados y a la
empresa en su conjunto beneficios que hacen
que el costo y el tiempo sean una inversión que valga la pena.
Relacionada con la capacitación, la
motivación presentó una alta asociación con el capital social (0.777), y esa
motivación puede ir direccionada tanto hacia la capacitación para el trabajo
como para el desarrollo de sus funciones dentro de la empresa. Por otro lado,
como se puede interpretar a Olson (1965) en la Teoría
de la Acción Colectiva, los individuos con interés
propio no tienen una causa racional para cooperar en la búsqueda de intereses
comunes, como la provisión de bienes públicos (Griesshaber
y Seibel, 2015; Aminullah y
col., 2016; Joshi,
2017; Takashima, 2018). Dignen (2019) presentó una estimación realizada
por la organización de encuestas Gallup, que calculó entre US $ 450 000
millones y US $ 550 000 millones por año el costo de la baja motivación en los
EE. UU. como resultado de una menor productividad.
Gallup también descubrió, en 2012,
que el 30 % de los empleados en los EE. UU. estaban
comprometidos con el trabajo, en tanto que
solo el 13 % de los empleados en el resto del mundo lo estaban. Motivar
a los demás y permanecer motivado debe ser
la principal prioridad para todos en el trabajo y particularmente para los líderes. También es esencial comprender los
factores que pueden conducir a la desmotivación y entablar conversaciones que
puedan revitalizar a las personas y ayudarlas a aumentar su productividad,
rendimiento y felicidad, que son parte de los ODS de la ONU (Taylor, 2015; Paris y col., 2018; Dignen, 2019).
La educación estuvo
altamente relacionada con el capital social (0.735). Esta variable debe considerarse
como un instrumento sustantivo para el capital social, por lo que se puede
sostener razonablemente que la educación promueve el tipo de bienes públicos de
capital social. Es importante tomar en cuenta que el desarrollo educativo esté
dirigido a temas directamente beneficiosos para la empresa. Debido a que un
plan de estudios se puede adaptar para satisfacer las necesidades
empresariales, la empresa debe tener un papel activo en su diseño. Además, se requiere formación profesional específica, de
acuerdo con las necesidades del mercado.
Esto subraya la importancia de una
mayor educación orientada a campos específicos, que las escuelas y
universidades no siempre proveen (Walk y col., 2015).
Un aspecto significativo que puede
enfatizarse especialmente, es el desarrollo
sostenible, que debe orientarse hacia la promoción de los objetivos a largo plazo de la organización, a través de la administración de los recursos humanos y el cuidado del medio ambiente organizacional. El desarrollo sostenible de una organización está directamente relacionado con la efectividad a largo plazo de
la organización, según Wallach
(1983), quien determinó dos criterios
principales de efectividad de una organización, el primero: los resultados,
es decir, el ¿Qué? y el segundo: la forma de
lograr los resultados, es decir, el ¿Cómo? Por lo que el capital social a largo
plazo se basa en dos criterios, que
son la rentabilidad sostenible y una fuerte cultura organizacional.
En el presente estudio la cultura
organizacional presentó muy bajos valores de correlación con el capital social y con el resto de las variables (Tabla 6). En ese mismo sentido, y por
el bajo nivel empresarial de las empresas
estudiadas, es complicado que se tenga una cultura de motivación, lo
cual no es privativo de las pymes, puesto que
las empresas de todo el mundo
enfrentan una crisis en lo que respecta
a la motivación de los empleados (Aselstine y Alletson, 2006; Çelebi y col., 2015). Sin embargo, los gerentes exitosos en
servicios turísticos ejercen su influencia especial a través de la cultura gerencial y organizacional. Al mismo tiempo,
ayudan a estas culturas a formarse y transformarse (Agustriyana
y Pringgabayu, 2019). A su vez, la cultura
organizacional y gerencial da forma a las actitudes y comportamientos de los
gerentes y empleados en las empresas (Wyrwicka y Chuda, 2019). Por lo
tanto, y coincidiendo con Zaal y col. (2019),
el desarrollo sostenible de las empresas turísticas depende en gran medida de
las características de la cultura organizacional que se crea y se reforma de
forma permanente, pero también del liderazgo que se practica en su interior,
por lo que las empresas hoteleras del sur de Tamaulipas deben poner especial énfasis en la cultura organizacional, donde se fomente la capacitación de los empleados, que los
motive a mantener una actitud positiva hacia
el desarrollo de su empresa y un comportamiento
profesional, para brindar un servicio de calidad al huésped en todos los
factores que un cliente considera para elegir
la mejor opción entre este tipo
de empresas.
CONCLUSIONES
Se encontró una
relación entre los factores de capital humano y de capital social. El capital social presentó una fuerte asociación
con la capacitación, por lo que es importante que los administradores de los hoteles catalogados como pymes inviertan
en mejorar las habilidades y capacidades de
sus empleados, lo cual es benéfico para la empresa. Impulsar la
educación formal de los trabajadores y
desarrollar formas de motivación apropiadas para ellos permite contribuir
a fortalecer el capital social. Las empresas que logren crear motivación y compromiso en la fuerza laboral tendrán elementos
que les permitan superar a sus competidores. Un aspecto que se encontró débil en estas empresas, por lo que debe
atenderse, es el fomento de la cultura organizacional. Como futuras líneas de
investigación se puede considerar el hacer estudios regionales que muestren no
solo la relación estrecha y significativa,
sino también el impacto del capital humano en el capital social. Del mismo modo, extender la aplicación de
esta metodología en empresas grandes,
abriendo la muestra a un estado o una región del país.
Referencias
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