Impacto del Covid-19 en las condiciones laborales de la población joven de Nuevo León, México

 

The impact of Covid-19 in youth working conditions in Nuevo Leon, Mexico

 

Ernesto Aguayo-Téllez1*, Gloria Lucinda Mancha-Torres2

 

*Correspondencia: ernesto.aguayotl@uanl.edu.mx/Fecha de recepción: 1 de abril de 2021/Fecha de aceptación: 7 de enero de 2022/Fecha de publicación: 28 de enero de 2022.

 

1Universidad Autónoma de Nuevo León, Facultad de Economía, Av. Lázaro Cárdenas núm. 4600 Ote, fracc. Residencial Las Torres, Monterrey, Nuevo León, México, C. P. 64930. 2Universidad Autónoma de Nuevo León, Facultad de Ciencias de la Comunicación, Monterrey, Nuevo León, México, C. P. 64920.

 

 

Resumen

La pandemia del COVID-19 no solo ha  afectado la salud pública, también ha repercutido en la macro y micro economía. Las condiciones laborales cambiaron, sobre todo para la población joven, al presentarse desde disminución de salarios y prestaciones, hasta el cierre de negocios, principalmente los negocios pequeños. El objetivo del presente estudio fue analizar el efecto de esas alteraciones en las personas de entre 15 y 29 años, en el estado de Nuevo León. Para ello, se compararon sus condiciones laborales con las de los adultos del estado y de los jóvenes del resto del país a partir de la información obtenida de los microdatos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo del tercer trimestre de 2019 y el de 2020. El análisis indica que la participación laboral de este segmento poblacional del estado se redujo considerablemente; sin embargo, quienes perdieron su empleo decidieron no buscar uno nuevo, lo que ocasionó que su tasa de desempleo sólo se incrementara ligeramente. No obstante, la porción que continuó trabajando registró un deterioro importante en sus condiciones laborales, como prestaciones, informalidad o salario, especialmente para los hombres más jóvenes y con menores niveles de escolaridad.

 

Palabras clave: juventud, empleo, mercado laboral, Covid-19, Nuevo León.

 

Abstract

The Covid-19 pandemic has not only affected public health, but it has also affected the macro and micro economy. The working conditions changed, especially for the young population, presenting everythin from a decrease in wages and benefits, to the closure of small businesses. The objective of this paper was to analyze the effects of these changes in people between 15 to 29 years old, in the state of Nuevo Leon. To do this, their working conditions were compared with those of adults in the state and with those of young people in the rest of the country. To do it, we use the National Occupation and Employment Survey of Q3-2019 and Q3-2020. The analysis indicates that the labor participation of this population segment of the state was considerably reduced; however, those who lost their jobs decided not to look for a new one, which caused their unemployment rate to only increase slightly. However, the portion that continued to work recorded a significant deterioration in their working conditions, such as health benefits, informality or wages, especially for younger men with lower levels of schooling.

 

Keywords: youth, employment, labor market, Covid-19, Nuevo Leon.

 

 

INTRODUCCIÓN

Según la teoría económica del ciclo de vida (Heckman, 1976), cuando los jóvenes buscan integrarse al mercado laboral tienen poca o nula experiencia y poco conocimiento de cómo funciona, pero con el tiempo acumulan experiencia y aprenden, lo que mejora sus condiciones. Sin embargo, diversos estudios han encontrado que si no se incorporan o lo hacen en condiciones muy precarias, se pueden generar impactos que los afectarán de manera permanente, tanto en sus ingresos (Arulampalam, 2001; Gregg y Tominey, 2005), como en desempleo e informalidad laboral (Hopenhayn, 2008; OIT, 2020; Tamesberger y Bacher, 2020) y acceso a puestos de trabajo de calidad (Schmillen y Umkehrer, 2018; Tanzi, 2021), además de causar inestabilidad social, delincuencia (Corona y col., 2021) y disminución del capital humano y social (OIT, 2019; Úbeda y col., 2020).

 

En general, los jóvenes en todo el mundo enfrentan dificultades para integrarse al mercado laboral, principalmente, a empleos formales y con características de trabajo decente. En 2018, según la Organización Internacional del Trabajo (OIT, 2019), la tasa de desempleo de las personas entre 15 y 24 años en el mundo era de 11.8 %, más del doble que la general de desempleo (5 %), mientras que el 76.7 % de los jóvenes que estaban empleados tenían un empleo informal. En el mismo año, el desempleo promedio de los jóvenes de los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE, 2019) era de 11.7 %. En Reino Unido, De-Fraja y col. (2021) encontraron que un mes de desempleo entre los jóvenes de 18 a 20 años provoca una pérdida de ingresos permanente del 1.2 % al año.

 

México, al igual que el resto del mundo, se ha involucrado en la misma dinámica laboral que afecta a los jóvenes. Estudios previos en el Área Metropolitana de Monterrey (AMM), encontraron que, además de los problemas de desempleo, una parte importante de los jóvenes que realiza actividades laborales, se ven inmersos  en trabajos que no son acordes a su nivel educativo o en condiciones precarias, lo que sugiere un desequilibrio entre la calidad de la fuerza de trabajo que se ofrece y la que demandan las empresas (Aguayo y col., 2015). Así, se observa un círculo vicioso entre educación y empleo de los jóvenes, esto es, si no cuenta con cierto nivel de educación y que sea de calidad, difícilmente consigue un empleo con condiciones de trabajo decente (prestaciones sociales, seguridad social y un salario que le posibilite adquirir lo satisfactores indispensables) y esta circunstancia no le permite vencer la trampa de la pobreza, de modo que esta se transmite de una generación a otra (Molina, 2007; Hopenhayn, 2008). Para las mujeres jóvenes, este círculo vicioso se exacerba por la acumulación e interseccionalidad de las desigualdades, las cuales afectan derechos tan básicos como el acceso a la educación, la salud y a un trabajo decente (Echarri-Cánovas, 2020).

 

Dadas las desventajas naturales que poseen los jóvenes en cuanto a experiencia y otras habilidades requeridas en el mercado laboral (Kalleberg, 2020), en los periodos de crisis, sus empleos son de los primeros en desaparecer o en sufrir disminución en salarios y otras condiciones laborales (Dietrich, 2013; OIT, 2019; Zúñiga y Soriano, 2019).

 

En este contexto de desigualdad, a finales de 2019 en China apareció un virus que cambió en muy poco tiempo la forma de vivir en el mundo. La rapidez con la que se diseminó por todos los países y las consecuencias que es capaz de provocar en la salud pública, condujeron a que los gobiernos adoptaran medidas como el cierre de fronteras, la suspensión de actividades no esenciales, restricciones a la movilidad y confinamientos: la población tenía que permanecer en sus domicilios (Moctezuma-Pérez  y  Murguía-Salas,  2021).

 

En México, en marzo de 2020 la Secretaría de Salud decretó la “Jornada Nacional de Sana Distancia”, lo que implicó que muchas actividades económicas se detuvieran u operaran muy por debajo de su nivel, incluso un año después. Las consecuencias se reflejaron en las cifras macroeconómicas, como el Producto Interno Bruto (PIB), que en el segundo trimestre de 2020 cayó 18.9 %, y en 2020, respecto a 2019, en 8.5 %, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI, 2021). Algunas empresas transfirieron parte de sus empleos a la modalidad de home-office, otras se vieron orilladas a disminuir salarios y prestaciones, y otras más, principalmente pequeños negocios, tuvieron que cerrar. Empleos formales se trasladaron al sector informal y otros pasaron a engrosar el subempleo (Esquivel, 2020; Samaniego, 2020; Moctezuma-Pérez y Murguía-Salas, 2021).

 

Conocer los efectos de la pandemia en el mercado laboral de los jóvenes a través de un diagnóstico basado en la evidencia puede contribuir a enfocar esfuerzos de política pública (Inanc, 2020; Maguire, 2020) para mejorar las condiciones laborales y combatir la precariedad laboral que muchos de ellos sufren, y así buscar integrarlos de mejor manera al mundo del trabajo.

 

Entre los principales efectos de la pandemia del Covid-19 en el mercado laboral mexicano, se encuentran la pérdida de empleos formales, la salida de trabajadores de la fuerza laboral (tanto formales como informales) y el incremento moderado en las tasas de desempleo (Esquivel, 2020; Samaniego, 2020). Esto afectó en mayor medida a los grupos vulnerables, como jóvenes y mujeres (Moctezuma-Pérez y Murguía-Salas, 2021), mientras que en un desglose por entidades, Quintana Roo, Ciudad de México y Nuevo León fueron las que sufrieron mayor pérdida de empleos en las primeras tres semanas de la pandemia en México (del 13 de marzo al 8 de abril de 2020). Para el grupo de jóvenes, los estados donde se observó una mayor pérdida de empleo fueron Quintana Roo, Nuevo León y Jalisco (Martínez, 2020). En este sentido, mientras en términos generales de pérdida de empleos Nuevo León se situó en el tercer lugar nacional, en el caso específico de los jóvenes se ubicó en el segundo.

 

Aunque la pandemia del Covid-19 aún está vigente, ya se pueden encontrar algunos estudios sobre su impacto en diferentes áreas, como educación (Schmelkes, 2020), depresión y ansiedad (Rodríguez-Chiliquinga y col., 2021) o discapacidad (Martín-Blanco, 2020), así como en el mercado laboral (Esquivel, 2020; Moctezuma-Pérez y Murguía-Salas, 2021). Para el caso de los efectos de este último en los jóvenes en Nuevo León no se localizó ningún estudio, por lo que una de las contribuciones de este trabajo es aportar conocimiento en este campo y para este grupo poblacional específico.

 

El objetivo del presente trabajo fue analizar los cambios en las condiciones laborales de los jóvenes en el estado de Nuevo León ante la pandemia del Covid-19, además de compararlas con las de los adultos del estado y las de los jóvenes en el resto del país.

 

MATERIALES Y MÉTODOS

Para determinar la afectación de las condiciones laborales de los jóvenes en Nuevo León durante los primeros meses de la pandemia del Covid-19 se utilizaron los datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del tercer trimestre tanto de 2019, como de 2020 (INEGI, 2021).

 

La ENOE es una encuesta especializada en empleo, representativa para los 32 estados del país, que se levanta en poco más de 120 000 hogares cada trimestre. Debido a su diseño, contiene información social y demográfica de toda la familia, así como información laboral de los mayores de 14 años.

 

Se consideraron jóvenes a las personas entre 15 y 29 años, y como adultos a aquellos entre 30 y 65 años. Siguiendo las clasificaciones de la población económica y no económicamente activa establecidas por la ENOE, este trabajo utilizó la variable CLASE2 para identificar a la población de 15 a 65 años ocupada, desocupada, disponible y no disponible. Dentro de la población ocupada (CLASE2 = 1), se utiliza la variable POS_OCU para identificar a los trabajadores por cuenta propia y sin pago, la MEDICA5C para los trabajadores sin prestaciones de salud, la TIP_CON para los trabajadores sin contrato, la SUB_O para los trabajadores subocupados y la TUE2 para los trabajadores informales. De igual manera, se usaron las variables AMBITO2 y SCIAN para identificar el tamaño de la empresa y el sector de actividad económica donde labora cada trabajador. El ingreso mensual promedio por categoría y grupo poblacional se calculó utilizando la variable INGOCUP.

 

A partir de esta información y utilizando el factor de expansión (FAC) provisto por la ENOE, se estimó el número total de personas (frecuencia) y el ingreso promedio para cada categoría y grupo poblacional (edad, género, nivel de escolaridad y ubicación geográfica) para el tercer trimestre de 2019 y para el de 2020. Los porcentajes fueron calculados dividiendo el número de personas en cada categoría entre el número total de ella ocupadas, con excepción del porcentaje de personas desocupadas, que fue dividido entre el total de las económicamente activas y el porcentaje de económicamente activas, que fue dividido entre el total de personas, en cada año y grupo poblacional. Se utilizó el software estadístico Stata, versión 16 (StataCorp, 2019). Los códigos de programación para la realización de las estimaciones pueden ser provistos por los autores, bajo solicitud.

 

RESULTADOS Y DISCUSIÓN

Participación laboral y desocupación

En el tercer trimestre de 2019, antes de que iniciara la pandemia del Covid-19, en Nuevo León el 71 % de la población adulta y el 56 % de los jóvenes estaba clasificada como Población Económicamente Activa (PEA), mientras que a nivel nacional, el porcentaje de jóvenes era ligeramente menor (54 %). Para el tercer trimestre de 2020, la PEA en Nuevo León se redujo a 69 %, 2 puntos porcentuales (pp) entre la población adulta y a 53 % (3 pp) entre la población joven, en tanto que a nivel nacional esta última disminuyó a 50 % (4 pp) (Tabla 1). Se puede apreciar que en Nuevo León, la población joven que participaba en actividades económicas se redujo más que la población adulta, aunque menos que la población joven a nivel nacional.

 

La PEA se divide en población ocupada y población desocupada, considerando a la población desocupada como aquella que está buscando activamente trabajo pero que no ha encontrado. Así, mientras que en el tercer trimestre de 2019 (Tabla 1) el 2 % de la población adulta de la PEA de Nuevo León estaba desocupada, el 7 % de la población joven, tanto de Nuevo León como en la media nacional, se encontraba desocupada. Para el tercer trimestre de 2020, el porcentaje de adultos desocupados en el estado se incrementó a 4 %, y el de jóvenes a 8 %, lo que posiblemente se debió a que estos no buscaron empleo durante ese tiempo. A nivel nacional, el porcentaje de desocupación y su incremento eran iguales a los de Nuevo León. A pesar de la pandemia, el número de adultos ocupados en Nuevo León se mantuvo en cerca de 1.7 millones entre el tercer trimestre de 2019 y el mismo de 2020, sin embargo, el número de jóvenes ocupados en el estado se redujo en alrededor de 44 000 (6 %), pasando de más de 692 000 a alrededor de 648 000. De manera similar, el número de jóvenes ocupados en México disminuyó 1.8 millones (11 %), de más de 15.7 millones a 14 millones durante el mismo periodo. Esta caída en la participación laboral de los jóvenes, relativamente mayor que la de los adultos, se observa también en otros estudios para México (Moctezuma-Pérez y Murguía-Salas, 2021); Australia (Churchill, 2020) y Estados Unidos (Inanc, 2020).

 

De acuerdo con una investigación de Esquivel (2020), la caída en el número de empleos formales que se dio entre marzo y junio de 2020 debido a la pandemia del Covid-19 fue tan rápida y profunda, que superó el punto más bajo de la crisis de 2008-2009, sin embargo, el aumento en la tasa de desempleo fue muy ligero, lo que, según el autor, podría indicar que un porcentaje importante de personas que perdieron su empleo formal pasaron a la economía informal, se incorporaron a trabajos de tiempo parcial o, incluso, salieron de la PEA. Por su parte, Samaniego (2020) encontró que, aunque el desplome del empleo formal entre fines de febrero y fines de mayo de 2020 en México superaría las caídas ocasionadas por las últimas dos grandes crisis en el país (la crisis financiera de 1994-1995 y la Gran Recesión de 2008-2009), la tasa de desocupación solo mostraba un incremento moderado, lo cual atribuyó a la ausencia de un sistema que lo contabilice a través de un seguro de desempleo y a la propia definición de desempleo que se utiliza en México.

 

En este sentido, a diferencia de la crisis de 2008-2009, a consecuencia de la pandemia del Covid-19 y según cálculos del presente estudio, 9 de cada 10 jóvenes que perdieron su trabajo en Nuevo León no buscaron otro, por tanto, el fenómeno no se vio reflejado en las tasas de desempleo. En crisis anteriores, después de quedarse sin trabajo, los jóvenes buscaron otro, situación que se reflejó en las tasas de desempleo (Junankar, 2015). En 2020, diversos estudios a nivel internacional (Churchill, 2020; Lee y col., 2020) también encontraron que las tasas de desempleo no reflejaron adecuadamente el fenómeno de la pérdida de empleo de los jóvenes debido a la pandemia por Covid.

 

Analizando específicamente las tasas de desocupación de los jóvenes de Nuevo León por sexo, grupos de edad y grupos de escolaridad, se encuentra que para los hombres se incrementó de 8 % a 10 %, mientras que para las mujeres se redujo de 7 % a 6 % (Tabla 1). Por grupos de edad (Tabla 2), el impacto fue mayor entre los más jóvenes: la tasa de desocupación en los de 15 a 19 años aumentó de 14 % a 18 %, para los de 20 a 24 años se mantuvo en 7 % y para los de 25 a 29 años se elevó de 5 % a 6 %. Por nivel de escolaridad (Tabla 3), el desempleo en Nuevo León se mantuvo en 9 % para los jóvenes con secundaria o menos, subió de 7 % al 10 % para los que tenían preparación preparatoria o técnica, y se mantuvo en 6 % para los que contaban con carrera terminada. En resumen, fueron los hombres más jóvenes (de 15 a 19 años) y con niveles de escolaridad medios (preparatoria o técnica) quienes, con respecto a la tasa de desempleo, resultaron afectados en mayor medida.

 

 

Condiciones laborales

Con respecto al cambio en las condiciones laborales durante el periodo de estudio, en Nuevo León el porcentaje de trabajadores adultos sin pago subió de 1 % a 2 % y el de jóvenes de 2 % a 5 %. El porcentaje de adultos sin prestaciones de salud se mantuvo en 33 %, en tanto que en los jóvenes se incrementó de 26 % a 30 %. Como comparación, a nivel nacional el porcentaje de jóvenes sin pago y sin prestaciones se mantuvo sin cambios, en 9 % y 52 %, respectivamente  (Tabla 1).

 

Otros indicadores de la condición laboral de los trabajadores jóvenes se comportaron de manera parecida. El porcentaje de jóvenes sub-ocupados (los que tienen la necesidad y disponibilidad de ofertar más horas de trabajo de lo que su ocupación actual les concede) se incrementó de 4 % a 12 %, y en el sector informal de 19 % a 24 % (Tabla 1). A nivel nacional también sufrieron incrementos en estos rubros. A pesar de que en la mayoría de los casos los impactos fueron mayores para los jóvenes de Nuevo León, los adultos del estado subocupados tuvieron un incremento 2 pp más alto que los jóvenes.

 

Por tamaño de la empresa, el porcentaje de trabajadores en empresas grandes y en micro-empresas se mantuvo relativamente estable para los adultos de Nuevo León y para los jóvenes en la media nacional, sin embargo, para los jóvenes de Nuevo León, el porcentaje que trabaja en empresas grandes se redujo de 21 % a 18 %, mientras que el que trabajaba en microempresas se incrementó de 25 % a 29 % (Tabla 1). Estos resultados sugieren que una política de apoyo a la micro empresa, ante la crisis económica causada por el Covid-19, podría ayudar a reducir el impacto de la pandemia en las condiciones laborales de los jóvenes en el estado.

 

Analizando los cambios en las condiciones laborales de los jóvenes de Nuevo León por sexo, grupos de edad y escolaridad, se observa que el porcentaje de hombres trabajadores sin pago aumentó de 1 % a 5 %, y el de mujeres disminuyó de 5 % a 4 %. Así mismo, los hombres trabajadores sin prestaciones de salud subió de 25 % a 33 %, en tanto que en las mujeres se redujo de 29 % a 25 % (Tabla 1).

 

Por grupos de edad (Tabla 2), también fueron los más jóvenes a quienes se les deterioraron en mayor proporción sus condiciones de trabajo. Por ejemplo, el porcentaje de jóvenes de entre 15 y 19 años que no reciben pago se incrementó de 4 % a 20 %, mientras que para los de 20 a 29 años se mantuvo prácticamente sin cambio. Finalmente, por nivel de escolaridad (Tabla 3), en general fueron los jóvenes con menores niveles de escolaridad los que registraron mayores pérdidas en sus condiciones de trabajo. Es el caso del grupo con escolaridad de secundaria o menos, que sin prestaciones de salud se elevó de 37 % a 44 % y en el sector informal de 30 % a 41 %.

 

Estos resultados son congruentes con los encontrados en la literatura en otros países ante la pandemia del Covid-19 (Churchill, 2020; Inanc, 2020), así como con estudios para México como el de Moctezuma-Pérez y Murguía-Salas (2021), quienes encontraron que las personas con mejores condiciones laborales antes de la pandemia (contar con trabajo formal, contrato laboral por escrito, prestaciones de salud y de otro tipo, trabajo de base, planta o por tiempo indefinido, ingresos mayores a tres salarios mínimos) fueron quienes conservaron sus trabajos, mientras que en la población joven se magnificaron las condiciones laborales negativas que ya se observaban antes de la pandemia (trabajo informal, menos horas de trabajo, menores ingresos, limitado acceso a sistemas de protección social, carencia de contratos de trabajo y prestaciones de salud).

 

Salarios e ingresos laborales

El salario promedio de los jóvenes en Nuevo León aumentó de $ 7 683 en el tercer trimestre de 2019 a $ 7 971 en el tercer trimestre de 2020 (Tabla 4). Esto representa un incremento del 4 %; prácticamente igual que la inflación, que fue de 4.01 % de septiembre 2019 a septiembre 2020. Y aunque el salario promedio de los jóvenes en Nuevo León subió más que el de los mismos en la media nacional (3 %), fue menor que el de los adultos de Nuevo León (6 %), mostrando que, dada la dinámica laboral del estado, los jóvenes resultaron menos favorecidos que los adultos. Cabe mencionar, que aunque el salario promedio de los jóvenes en Nuevo León en el tercer trimestre de 2020 fue 35 % mayor que el de los jóvenes en la media nacional, éste fue 26 % menor que el de los adultos en el estado.

 

 

 

Por tipo de trabajo, en Nuevo León fueron los jóvenes que laboran por su cuenta aquellos que registraron mayores reducciones en su salario promedio en un año, registrando los hombres una caída de 30 % y las mujeres 17 % (Tabla 4). Mientras que el grupo de 15 a 19 años tuvo una caída de 54 % (datos no mostrados), los que tenían trabajos donde no recibían prestaciones de salud, estaban subocupados o trabajaban en el sector informal vieron su salario promedio reducido entre 4 % y 7 %, siendo generalmente los hombres y los más jóvenes los que sufrieron mayores pérdidas (datos no mostrados).

 

Por tamaño de la empresa donde trabajan (Tabla 4), los jóvenes en Nuevo León que lo hacían en microempresas registraron una caída en su salario promedio de 5 %; por lo contrario, los que estaban en empresas grandes tuvieron un aumento de 10 %. Por sexo, el salario promedio de los hombres jóvenes no cambió, mientras que el de las mujeres jóvenes se incrementó 13 % (Tabla 4). Por grupos de edad (Tabla 5), el salario promedio de los jóvenes entre 15 y 19 años en el estado disminuyó 5 %, en tanto que el de los jóvenes mayores de 20 años subió 1 %. Por nivel de escolaridad, aumentó en 3 % para aquellos cuya escolaridad es menor a carrera universitaria, pero se redujo un 4 % para los que cuentan con carrera terminada. Combinando sexo, nivel de escolaridad y grupo de edad, se encontró que fueron los hombres más jóvenes (15 a 19 años) con escolaridad menor o igual a secundaria; así como los hombres menos jóvenes (25 a 29 años) con carrera terminada, los que registraron mayores disminuciones en sus salarios promedio (Tabla 5).

 

 

Aunque a simple vista no se observan variaciones importantes por sectores de la actividad económica, en la siguiente sección se hará un análisis sobre ellos, para determinar qué tanto de las modificaciones en el empleo y salarios se deben a  movimientos en la composición industrial de la economía de Nuevo León y qué tanto a cambios en la demanda de trabajadores jóvenes dentro de cada industria.

 

Cambios en salarios y empleo de los jóvenes en Nuevo León: un análisis por industria

El porcentaje de trabajadores jóvenes con relación al total no es homogéneo entre industrias, algunas emplean relativamente más jóvenes que otras (Inanc, 2020; Lee y col., 2020; Maguire, 2020). Por ejemplo, en el tercer trimestre de 2019, del total de personas que trabajaron en la industria de hospedaje y alimentación, el 45 % fueron jóvenes, y 22 % en la del transporte. En promedio, para toda la economía de Nuevo León, el 29.4 % de los trabajadores en 2019 tenían entre 15 y 29 años.

 

Debido a la pandemia, algunas industrias redujeron de manera importante su producción y, con ello, su demanda de trabajadores (Esquivel, 2020; Feix, 2020). Si las industrias que registraron una disminución mayor de su producción fueron las que ocupaban relativamente más jóvenes, entonces es de esperarse que el empleo y los salarios (nómina) de los jóvenes en Nuevo León se hayan visto afectados en mayor medida que los de los trabajadores adultos. Las primeras dos columnas de la Tabla 6 muestran el porcentaje de trabajadores en cada industria con respecto al empleo total del estado. Por ejemplo, la industria de la información, que en el tercer trimestre de 2019 fue el segundo sector que captó más jóvenes (44 %) que el promedio (29.4 %), redujo su participación en el empleo total de 1.4 % en 2019 a 0.9 % en 2020, afectando relativamente más a los jóvenes del estado.

 

 

Además de los cambios relativos en el empleo y salario de los jóvenes causados por los cambios en la participación (tamaño) de cada industria, la demanda de trabajadores jóvenes dentro de cada industria también se alteró debido a la pandemia. Por ejemplo, en la Tabla 6 se puede observar que, independientemente de la caída o aumento en su proporción o empleo, industrias como la construcción o el comercio al por mayor, redujeron el porcentaje de trabajadores jóvenes de 27 % a 23 % la primera y de 28 % a 20 % la segunda.

 

Un método para analizar el impacto total de los cambios relativos en el empleo y salarios de los jóvenes de 2019 a 2020 es calculando los que se dieron “dentro” y “entre” industrias en cuanto al empleo y nómina (Berman y col., 1994). Al cambio relativo en la demanda (empleo o nómina) de trabajadores jóvenes, consecuencia de cambios en la participación (tamaño) de las industrias se le llama efecto “entre” industrias, mientras que al cambio relativo en la demanda de trabajadores jóvenes, consecuencia de cambios en la demanda relativa de jóvenes dentro de cada industria se le denomina efecto “dentro” de la industria.

 

La siguiente fórmula describe cómo se puede descomponer el cambio total en la demanda relativa de jóvenes en los efectos “entre” y “dentro”:

 

J es el número de trabajadores jóvenes (o los pesos de nómina que estos reciben) y T es el número total de empleados (o el total de la nómina). El primer término del lado derecho corresponde al componente “entre”, y captura el cambio en el tamaño relativo de cada industria i, (Ti,t/Tt), manteniendo fijo el porcentaje de jóvenes empleados dentro de cada una de ellas (Ji,t-1/Ti,t-1). El segundo corresponde al componente “dentro” y captura el cambio en la demanda de trabajadores jóvenes al interior de cada industria, (Ji,t/Ti,t), manteniendo fijo el tamaño relativo de cada una (Ti,t/Tt). Una desventaja de esta metodología es que la agregación de diferentes industrias dentro de una misma categoría asignaría de manera errónea movimientos “entre” industrias como movimientos “dentro” de ellas. Entre más agregada sea la clasificación, mayor será este posible sesgo. En este ejercicio se utilizaron 20 categorías, a partir de la información obtenida de las ENOE de 2019 y 2020 (INEGI, 2021).

 

La Tabla 7 reporta los cambios entre el tercer trimestre de 2019 y el de 2020 en la proporción de empleo y nómina de los jóvenes en Nuevo León con respecto al total de empleo y nómina en el estado. Durante este periodo, la proporción de trabajadores jóvenes se redujo 1.5 pp (Tabla 7) (pasando de 29.4 % a 27.9 %) (Tabla 6), mientras que la proporción de la nómina de trabajadores jóvenes se redujo 2.1 pp (Tabla 7), pasando de 26.1 % a 24.0 % (datos no mostrados en la tabla). Una disminución, tanto en la proporción de la nómina para los jóvenes (sueldos) como en la proporción de trabajadores jóvenes (cantidades), se puede interpretar como una caída (desplazamiento hacia abajo/izquierda) en la demanda relativa de estos. Los movimientos en la composición industrial, es decir, en el tamaño relativo de cada industria (efecto “entre”), contribuyeron a una muy pequeña mejora en las condiciones de los jóvenes (0.1 pp); sin embargo, las modificaciones en la demanda de trabajadores dentro de cada industria (efecto “dentro”) explican poco más de la totalidad de la reducción en el porcentaje de trabajadores jóvenes en el estado, tanto en empleo (1.7 pp) como en nómina (2.2 pp). Esto es, la pérdida relativa de empleo y nómina de los trabajadores jóvenes en Nuevo León en este periodo es consecuencia de la disminución de la demanda de ellos al interior de cada industria y no a cambios en la composición  industrial del estado.

 

Además del análisis “entre” y “dentro” para el total de jóvenes, las últimas 2 filas de la Tabla 7 amplían el análisis para mujeres y hombres de ese grupo. El descenso de 1.5 puntos porcentuales en el empleo de jóvenes en Nuevo León, fueron los hombres quienes lo absorbieron en su totalidad. Esto es, al inicio de la pandemia, las mujeres jóvenes concentraban el 11.1 % del total de empleos en el estado, correspondiente a 2 353 000 (1 661 000 adultos y 692 000 jóvenes: Tabla 1), mientras que los hombres jóvenes concentraban el 18.3 %. Para el tercer trimestre de 2020, ellas mantuvieron el 11.1 % del total de empleos, en tanto que los hombres lo redujeron a 16.8 % (1.5 pp). Con respecto a la nómina (Tabla 7), las mujeres jóvenes en el estado incrementaron ligeramente su participación (en 0.4 pp), mientras que los hombres jóvenes la redujeron (en 2.5 pp).

 

En resumen, aunque en general los jóvenes en Nuevo León disminuyeron su participación en la actividad económica, tanto en número de trabajadores como en la nómina recibida, explicable por la caída en la demanda relativa de trabajadores jóvenes “dentro” de cada industria, fueron los hombres los afectados, ya que las mujeres mantuvieron su participación relativa en el empleo e incluso aumentaron ligeramente su participación relativa en nómina.

 

De acuerdo con Santillán-Anguiano y González-Machado (2021), el impacto de la pandemia por COVID entre los jóvenes se enfocará principalmente en las áreas de empleo y educación, ocasionando, entre otros problemas, una crisis de empleabilidad debido al cierre de los centros de trabajo que tradicionalmente contratan mano de obra joven, lo que a su vez conduce a que una elevada proporción de ellos se quede sin protección económica ni social de ningún tipo.

 

Desafortunadamente, con la información disponible, este estudio sólo permite ver el impacto durante los primeros meses de la pandemia. Conforme pase el tiempo y se agreguen nuevos datos será posible extender el análisis de los cambios en las condiciones laborales de los jóvenes en Nuevo León al mediano y largo plazo. En el mismo sentido, el hecho de que una parte de ellos se hayan retirado del mercado laboral es un tema que sugiere un seguimiento puntual en investigaciones futuras y atención específica en las políticas públicas, por el riesgo de que estos jóvenes pasen a formar parte del grupo de los que no estudian ni trabajan ni realizan ninguna otra actividad productiva, con consecuencias sociales y económicas que afectan tanto al propio joven como a la economía y al resto de la sociedad (Aguayo y col., 2013; Abramo, 2019; Tamesberger y Bacher, 2020).

 

CONCLUSIONES

Conocer, entender y anticipar las condiciones de oferta y demanda del mercado laboral de los trabajadores jóvenes en Nuevo León, así como los efectos de la pandemia del Covid-19 en el estado puede contribuir no solo a mejorar su situación de pobreza y precariedad laboral, sino también a eliminar desequilibrios laborales y a hacer más eficiente el uso de recursos escasos. Además, un diagnóstico basado en evidencia podría ayudar a enfocar los esfuerzos de política pública en el estado en preparar e integrar a los jóvenes al mundo del trabajo. El análisis realizado en este estudio permite corroborar que entre el tercer trimestre de 2019 y el tercero de 2020, la caída en la demanda de jóvenes en las industrias del estado fue generalizada. Durante este periodo, más de 44 000 quedaron fuera del mercado laboral, y los que se mantuvieron dentro vieron deteriorados de manera importante sus salarios, prestaciones, subocupación, entre otras. Sin embargo, a diferencia de los adultos del estado, esta salida masiva del mercado laboral no se reflejó en la tasa de desempleo de los jóvenes, ya que únicamente 3 400 reportaron buscar uno nuevo. Estos resultados permiten concluir que la falta de oportunidades y el deterioro de las condiciones laborales a causa de la pandemia hizo que para los jóvenes en Nuevo León participar en el mercado laboral fuera menos atractivo y los que perdieron su empleo decidieran no buscar uno nuevo, al menos en el corto plazo, ya que al momento y con los datos disponibles no es posible saber si se reincorporaron o reincorporarán y a qué ritmo lo hicieron o lo harán. Esta situación evidencia que los jóvenes son un sector poblacional que ante una crisis grave en el empleo, como la que provocó la pandemia por Covid-19, podrían refugiarse en su familia y pasar a depender, al menos temporalmente, de los recursos que esta le pueda proporcionar.

 

 

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