Plantas
medicinales usadas por los Tének en la Huasteca, México
Medicinal plants used among the Tenek in the Huasteca,
Mexico
Cointa
Casanova-Pérez1, Carina Edith Delgado-Caballero2,
Patricia Cruz-Bautista3, Lorena Casanova-Pérez4*
*Correspondencia:
lorena.casanova@uthh.edu.mx/Fecha
de recepción: 22 de abril de 2021 /Fecha de aceptación: 21 enero de 2022 /Fecha de publicación: 28 de enero de
2022.
1Telebachillerato
Palmar Alto, Tantoyuca, Veracruz, México. 2Comisión Nacional
Forestal, Gerencia del Sistema Nacional de Monitoreo Forestal, Departamento de
Estadísticas Forestales, San Juan de Ocotán, Jalisco, México. 3Benemérita
Universidad Autónoma de Puebla, Ingeniería en Agronómica y Zootecnia,
Tecamachalco, Puebla, México. 4Universidad Tecnológica de la
Huasteca Hidalguense, Programa Educativo Agrobiotecnología, carretera
Huejutla-Chalahuiyapa s/n, colonia Tepoxteco, Huejutla de Reyes, Hidalgo,
México, C. P. 43000.
Resumen
Los Tének son un pueblo originario de México que practica aún
la medicina tradicional, reflejo de su interrelación con la naturaleza, su
cosmovisión e identidad; sin embargo, este conocimiento se ha ido erosionado.
El objetivo de la presente investigación fue determinar las diferentes especies
de plantas medicinales usadas por los Tének para tratar síntomas asociados a
enfermedades y lesiones. Se aplicó una encuesta a 189 personas de 5 localidades
de la Huasteca veracruzana, específicamente, del municipio de Tantoyuca,
Veracruz, México. Además, se entrevistó a 19 médicos tradicionales. La información
fue analizada a través de estadística descriptiva. Se detectaron 152 especies
pertenecientes a 63 familias botánicas, de las cuales 10 concentran el 48 % de las
especies identificadas. La forma biológica predominante fue la herbácea y 45 %
de las especies eran silvestres. Las plantas medicinales mostraron tener una
contribución importante en el sistema de salud de las localidades del área de
estudio. Estas plantas son parte de su patrimonio biocultural, por lo que su
germoplasma y su conocimiento tradicional asociado deben ser conservados ante
condiciones como cambios del clima y del uso del suelo, la pobreza, y la
migración de los más jóvenes; particularmente, porque este conocimiento tradicional
ha sido heredado, básicamente, a través de la tradición oral.
Palabras clave: plantas
medicinales, patrimonio biocultural, medicina tradicional, estrategia de conservación.
Abstract
The Tének culture is an indigenous
group from Mexico that still performs traditional medicine practices which reflect
their interaction and connection with nature, as well as their worldview, and
identity. Nevertheless, this knowledge is being eroded. The present research
aims to determine the different species of medicinal plants used by Tének to
treat symptoms associated to illnesses and injuries. A survey was administered
to 189 persons form 5 different rural localities in the Huasteca region from
Veracrúz, specifically Tantoyuca municipality, Additionally, 19 indigenous,
traditional medicine doctors were interviewed. The results were analyzed by
descriptive statistics. As a result, 152 species were detected, which belong to
63 different botanical families. 48 % of the identified species belonged to 10 of these botanical species, the predominant biological form being herbaceous. Likewise, 45
% of the identified species are wild. Thus, medicinal plants play an important
role in the healthcare system of the rural areas studied. These plants are part
of their biocultural heritage, therefore their germplasm and associated traditional
knowledge must be conserved in the face of conditions such as climate changes
and land use, poverty, and the migration of the youngest; particularly because
this traditional knowledge has basically been inherited through oral tradition.
Keywords: medicinal
plants, biocultural heritage, traditional health system, conservation strategy.
INTRODUCCIÓN
Las plantas medicinales son el patrimonio biocultural de
diversas sociedades alrededor del mundo (Oviedo y col., 2000; Lindholm y
Ekblom, 2019), en especial, de los pueblos originarios (Álvarez, 2008; Medina,
2017). Este patrimonio es resultado de un estrecho vínculo con la naturaleza,
que expresa un modo de vida y cosmovisión particular (Oviedo y col., 2000;
Vargas, 2010) que ha sido heredado entre generaciones a través de la
transmisión oral y forma parte de su memoria colectiva (Zuluaga y Correa, 2002;
Barthelson y col., 2006; Ward, 2016).
En las últimas décadas, este patrimonio biocultural se ha convertido
en una prioridad de investigación para
un sector de la comunidad científica (Molina y col., 2015; Espinel-Jara y col.,
2017; Whitehorn y col., 2019), por un lado, debido a la importancia
farmacológica de las plantas medicinales ante enfermedades tanto ya existentes
como emergentes, y, por el otro, ante el riesgo de su pérdida debido al cambio de
uso del suelo, la deforestación, la pobreza, y la migración, sobre todo de las
generaciones más jóvenes (Rubio, 2001; Padulosi y col., 2013; Garbach y col., 2014; Xingli, 2017; Herrera, 2018;
Roger, 2018; Heinze y col., 2019); además, al cambio climático, que ha
provocado modificaciones en la temperatura y las precipitaciones, alterando la fenología
y la misma supervivencia de las especies en ecosistemas y agroecosistemas
(Menzel, 2000; Palumbi, 2001).
Estos fenómenos también han afectado a la Huasteca, una
región cultural ubicada en el noreste de México cuyo origen se remonta al
periodo clásico y el posclásico de las culturas del golfo de México, entre 200
d. C. y la conquista española en 1522 (Ochoa y Gutiérrez, 2000). Una zona
habitada actualmente por una población multiétnica compuesta por indígenas
Tének, nahuas, tepehuas, otomíes, pames, además de mestizos descendientes de
españoles y de negros, introducidos estos últimos como esclavos en el periodo
colonial (De-Vidas, 2010).
Es importante mencionar que actualmente la mayoría de los integrantes
de estas etnias residen en pueblos separados, y hablan, además del español, sus
propias lenguas autóctonas (De-Vidas, 2003; 2010). La presente investigación se
circunscribió a los Tének de la Huasteca veracruzana (Valle y Hernández, 2006;
Alonso, 2007; Escobar, 2008), específicamente, los que habitan en Tantoyuca,
Veracruz (Ochoa y Gutiérrez, 2000; INALI, 2019), en cuyas localidades manejan
su agricultura, practican cultos, rituales y costumbres que aún forman parte de
su identidad (De-Vidas, 2010; Kroefges y
Schulze, 2013). Sus prácticas y saberes incluyen el uso de hierbas
medicinales, de las que obtienen sustancias naturales para la prevención y curación
de enfermedades (Castañeda y Alberti, 2005; Toledo y Barrera-Bassols, 2008).
Así, las plantas son un recurso fundamental de su sistema de salud tradicional
(Zolla, 2005; Castro y col., 2014; Medina, 2017), tal como lo hacen otros
pueblos originarios de México (Guarino y Pirondo, 2019).
A diferencia de otras regiones del país, son inexistentes los
estudios sobre las plantas medicinales usadas por los Tének de Tantoyuca, Veracruz.
Los más próximos geográficamente son los realizados en la localidad de San Francisco,
Chontla, Veracruz por Castro y col. (2014); Castro y Cano (2021).
El objetivo de esta investigación fue identificar las
diferentes especies de plantas medicinales usadas para tratar síntomas
asociados a enfermedades y lesiones como parte del conocimiento sobre medicina
tradicional que poseen los habitantes Tének del municipio de Tantoyuca,
Veracruz.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se utilizó como guía el concepto de medicina tradicional,
definido por la Organización Mundial de la Salud como “el conjunto de
conocimientos, aptitudes y prácticas basados en teorías, creencias y
experiencias indígenas de las diferentes culturas, sean o no explicables, usadas
para el mantenimiento de la salud, así como para la prevención, el diagnóstico,
la mejora o el tratamiento de enfermedades físicas o mentales” (OMS, 2019). En
este trabajo se incluyó un enfoque etnobotánico, que permitió interpretar este
conocimiento tradicional sobre las plantas medicinales en un contexto cultural
específico (Christoph, 2010). Se realizó en 5 localidades de Tantoyuca,
Veracruz, México, municipio ubicado entre las coordenadas 21°21′07″ N,
98°13′48″ W y 21°35´18″ N, 98°22´99″ W
(Figura 1).
Características fisiográficas del área de estudio
El municipio de Tantoyuca forma parte de la Huasteca
veracruzana, se localiza geográficamente en el norte del estado de Veracruz, en
el oriente de México, dentro de la Zona Intertropical, y comprende parte de las
provincias Llanura Costera y Golfo Norte, en la subprovincia Llanuras y Lomeríos,
de acuerdo con información del Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI, 2009). La geología predominante (85 % de la superficie total del
municipio) se distingue por afloramientos extensos que corresponden a rocas
sedimentarias formadas en el periodo terciario, mientras que el 15 % se encuentra
cubierto por rocas volcánicas del cenozoico superior. En cuanto a su orografía,
se caracteriza por contar con desniveles de mediana altura que superan los 300
m (INEGI, 2009).
El clima predominante en Tantoyuca es cálido subhúmedo (Aw1
(e) w’’) con lluvias en verano, extremoso, con oscilación anual de las temperaturas
medias mensuales entre 7 ºC y 14 ºC, con presencia de sequía intraestival. La
temperatura promedio anual es de 23.3 ºC y la precipitación promedio anual es
de 1 236 mm. En el 40 % del municipio se encuentran las unidades de suelo
vertisol pélico en asociación con regosol calcárico y feozem calcárico,
mientras que el 35 % presenta vertisol pélico, en asociación con planosol
mólico y vertisol crómico. En el 25 % restante hay unidades conformadas por
regosol calcárico en asociación con rendzinas y feozem calcárico (INEGI, 2019).
Tantoyuca pertenece a la región hidrológica del río Pánuco
(INEGI, 2009). En cuanto a su vegetación, el 41.5 % de la superficie se
caracteriza por ser selva mediana sub-perennifolia, con un 25 % de especies caducifolias
(Puig, 1991). La vegetación parece fisonómicamente homogénea, pero presenta
composición florística con variaciones locales que se asocian a variantes
edáficas. Existen relictos de vegetación primaria en zonas con topografía
difícil. El 49.3 % del terreno corresponde a pastizal.
En las localidades que conformaron el área de estudio fueron
entrevistados 19 médicos tradicionales (6 hombres y 13 mujeres) que practican
la medicina ancestral y atienden a enfermos
dentro y fuera de su localidad. Previamente se elaboró una guía que contenía los
datos generales del entrevistado, forma de aprendizaje de sus conocimientos
como curandero, diagnóstico, técnicas de curación y honorarios. El 74 % se
asumió como Tének y 26 % como descendientes de este grupo indígena. Tres mujeres
no hablaban español, por lo que durante las entrevistas se contó con la ayuda de un familiar como intérprete (Tabla 1).
A cada médico se le realizó una entrevista semiestructurada
partiendo de un cuestionario que incluía identificación de enfermedades y síntomas,
especies utilizadas según la enfermedad, forma biológica, parte utilizada,
preparación, dosis, obtención de la especie. Además, se encuestó a 189 habitantes
de las localidades que conforman el área de
estudio (Tabla 2).
Los participantes fueron elegidos a través de una muestra
guiada, utilizando la técnica “bola de nieve” (Taylor y Bogdan, 1987), es
decir, se conformó de manera intencionada (Otzen y Manterola, 2017). La principal variable que orientó la búsqueda fue
su afiliación étnica, la cual no se circunscribió a que el participante fuera
hablante de la lengua Tének (un criterio que el INEGI ha usado en sus censos
para que una persona sea considerada perteneciente a un grupo indígena en
particular), sino también de asumirse como descendiente de esta etnia, en otras
palabras, que los participantes fueran capaces de reconocer su etnicidad Tének
(Lloréns, 2002). De los 189 participantes, el 61 % dijo ser hablante de Tének y
39 % se reconoció como descendiente de Tének aunque ya no hable su lengua. La
encuesta y las entrevistas se efectuaron de
julio a diciembre de 2017.
La información sobre identificación de enfermedades y síntomas,
así como la forma de obtención y uso de cada especie utilizada en sus curaciones
fue sistematizada en una base en Excel y se examinó mediante el análisis temático
(Massey, 2011), mientras que para las demás variables se recurrió a
estadísticos de carácter descriptivo. A partir de la información sobre las
especies de plantas medicinales aportada por los entrevistados, y desde un
enfoque etnobotánico, se realizó la colecta botánica con un individuo por
especie y 5 duplicados, lo cual requirió establecer ciertas acciones, como
establecimiento de un código de colecta, llenado de etiqueta de datos, prensado
y secado de ejemplares (Ricker, 2014) y reconocimiento, con asesoría de
personal especializado del Herbarium Jorge Espinoza Salas de la Preparatoria
Agrícola de la Universidad Autónoma Chapingo.
Con base en los datos obtenidos se obtuvo el Factor de
Consenso del Informante (ICF, por sus siglas en inglés: Informant Consensus
Factor) propuesto por Heinrich y col. (1998), que estima la importancia
relativa de distintas especies para una categoría de uso. Su valor máximo es de
1 e indica el consenso total de los informantes acerca de las especies
utilizadas para una determinada categoría de uso medicinal particular. Se
calcula como: ICF = NUR –NT / NUR – 1, donde: NUR: número de usos reportados
por los participantes en el estudio; NT: número de especies utilizadas en cada
categoría de uso medicinal.
RESULTADOS
Plantas medicinales identificadas
Se distinguieron 152 especies de plantas medicinales (Tabla
3), el 19.73 % de ellas, aunque tienen su origen en los continentes asiático,
europeo y africano, se han naturalizado y se encuentran en la región de la
Huasteca veracruzana desde hace varios cientos de años (Garcillan y col.,
2013). Estas especies son parte de la herencia del periodo colonial y fueron
traídas con fines alimenticio, medicinal y ornamental (Carrillo, 1991; Machuca,
2013).
Forma biológica de las plantas medicinales identificadas
Acerca de la forma biológica, la que predomina es la herbácea,
con especies como Artemisia absinthium L. y Ocimum basilicum L.;
le siguen los arbustos, con especies como Gossypium hirsutum L. y Cestrum
dumetorum Schlecht, y especies arbóreas como Annona reticulata L., Persea
amaericana var. Drymifolia (Schl. et. Cham.) S. F. Blake y Nectandra
globosa (Aubl.) Mez. (Tabla 4). Este
hallazgo coincide con los resultados de Ávila-Uribe y col. (2016), quienes mencionaron
que de las plantas medicinales encontradas en sus estudios realizados en Tabasco,
la forma biológica más común es la herbácea, característica favorable, ya que
puede ocupar menos espacio en el patio familiar y áreas productivas.
Formas de obtención de las plantas medicinales utilizadas por
los médicos tradicionales
La manera de obtener las plantas medicinales
de los médicos tradicionales Tének es la siguiente: el 44 %
de las especies son silvestres y, por ende,
están sujetas a recolección; 26 % son fomentadas, 19 % son toleradas, y
las plantas medicinales cultivadas dentro del patio familiar, la parcela o área
productiva únicamente representan el 11 % del total de especies empleadas (Tabla 5). En ese sentido, las plantas
toleradas son aquellas que crecen espontáneamente dentro o cerca de la milpa o
del patio familiar. Su reproducción no es propiciada por los agricultores y sus
familias, pero son especies que tienen adaptaciones a las condiciones de manejo
de dichas áreas productivas. Las especies fomentadas son las que no han sido domesticadas,
pero cuentan con adaptaciones a diferentes
ambientes agroecológicos; los productores las valoran y, por ello, guardan sus
semillas, para sembrarlas en el siguiente ciclo agrícola. Rendón-Aguilar y col. (2017) consideran a estas especies
sujetas a una selección humana incipiente.
Plantas utilizadas en el área de estudio según familia
botánica
Las 152 especies identificadas tanto por los médicos
tradicionales entrevistados como por los participantes en la encuesta, se agruparon
en 63 familias botánicas, de las que 10 concentran el 48 % de las especies
enlistadas. Estas familias fueron Euphorbiaceae, Fabaceae, Compositae, Labiatae,
Rutaceae, Malvaceae, Apocynaceae, Gramineae,
Liliaceae y Solanaceae (Tabla 6).
En cuanto al número de usos, 80 especies
(52 %) tienen de 1 a 3. Por su parte, destacan Hamelia patens Jacq. y Lygodium
venustum Swartz de las familias Rubiaceae y Shizaeaceae, respectivamente,
que tienen más de 10 usos. En contraste, existen 95 especies que tienen un solo
uso.
Factor de Consenso del Informante (ICF)
El ICF localizó 12 categorías, las cuales fueron determinadas
con base en los padecimientos indicados por los médicos tradicionales (gastro-intestinales, dermatológicos, filiación cultural, respiratorios,
músculo-esquelético, sistema urinario,
cardiovascular, aparato reproductor femenino,
emocional, analgésicos, sistema nervioso y de uso diverso). Los resultados
indican que el empleo de estas plantas medicinales ayuda a la recuperación de
la salud de las personas; en primer lugar, a quienes presentan síntomas de
enfermedades gastrointestinales (ICF: 0.62), en segundo, a quienes sienten
dolor (ICF: 060), y en tercero, a los que
presentan enfermedades “emocionales” y cardiovasculares (ICF: 0.50),
como se observa en la Tabla 7.
Plantas medicinales con propiedades analgésicas, antisépticas
y antiinflamatorias
Las plantas medicinales que tienen propiedades analgésicas, antisépticas
y antiinflamatorias son particularmente apreciadas por las poblaciones de escasos
recursos, donde la medicina tradicional es casi su única opción (Jiménez y
col., 2015). Es por esto que de las 152 especies, los médicos tradicionales
señalaron al 7 % con alguna propiedad analgésica, 19 % antiséptica y 7 % antiinflamatoria.
Entre las que tienen atributos analgésicos destacan Argemone ochroleuca Sweet,
Asclepias curassavica L. (González, 2018; Naido y col., 2021). Las que
figuran como antisépticas son Hamelia patens Jacq., Sechium edule Swartz;
Liemb., Costus mexicanus Liemb., como
lo indican Frías y col. (2016), Guzmán y col. (2017), Rubio y col.
(2018). Por último, Ipomoea carnea Jacq. Subsp. Fistulosa (Mart. & Choisy) D. Austin, Xanthosoma robustum
Schott, Pithe-cellobium dulce (Roxb.) Benth, Croton reflexifolius
H.B.K., Ricinus communis L., Ceiba pentandra (L.) Gaerth. fueron mencionadas por sus cualidades
antiinflamatorias, señaladas también en literatura científica (Khalid y col.,
2011; Pérez-León, 2012).
Forma de preparación y administración de las plantas
medicinales
Las estructuras morfológicas más usadas de las plantas son
las hojas (38 %), las ramas (23 %), la corteza (9 %) y las flores (7 %).
Aunque, de especies como Hamelia patens Jacq. se emplean hojas, ramas y
frutos; de Acacia cornugera (L.) Willd son útiles raíz, semillas,
corteza y hojas; mientras que de Martynia annua L. se aprovechan fruto,
raíz, tallo y hojas. Es importante mencionar que los médicos tradicionales
entrevistados también recurren a combinaciones de plantas en la elaboración de
sus remedios, por jemplo, para tratar la indigestión se prepara un té con hojas
de Persea americana var. Drymifolia (Schl.
et. Cham.) Blake, hojas tiernas de Psidium guajava L. y porciones
pequeñas de corteza Guazuma ulmifolia Lambert.
Sobre las formas de preparación, la más utilizada es la
cocción, con el fin de ser usualmente ingeridas vía oral. Después, la
maceración, para hacer cataplasmas; y el follaje, para baños medicinales al
mezclarlo con agua (problemas en la piel). Las plantas cuyas hojas son asadas
sirven para curar heridas o dolor de cabeza. Las utilizadas para elaborar
extractos alcohólicos se emplean para curaciones relacionadas con daños en el
sistema músculo esquelético. Las plantas sin modificaciones, para lidiar con
los efectos corporales de la fiebre y la febrícula (Tabla 8). Además, existen 5
formas de administración de las plantas medicinales, como se expone en la Tabla
9.
discusión
Plantas medicinales: patrimonio biocultural de los Tének en
la Huasteca
Es importante reconocer que el conocimiento ancestral de los
Tének está ligado a la diversidad biológica, agrícola y paisajística de la región
que habitan, así como a la memoria biocultural de este pueblo originario
(Toledo y Barrera-Bassols, 2008). Sus conocimientos o saberes están vigentes y
forman parte de una herencia que se transmite oralmente en las prácticas y en
las relaciones intra e intergeneracionales, intra e interétnicas con otros
pueblos como los náhuatl (Valladares y Olivé, 2015). Así, las 152 especies de plantas
medicinales deben concebirse como parte del patrimonio biocultural de los Tének
(Guarino y Pirondo, 2019), siendo el resultado de la convergencia de lo
biológico y lo social a largo plazo (Lindholm y Ekblom, 2019).
La medicina tradicional y su papel en la salud entre los
Tének
Las plantas medicinales han sido utilizadas desde épocas
remotas por los pueblos originarios, cuyas condiciones socioeconómicas a través
de la historia han sido caracterizadas por la exclusión y la pobreza, como
sucede con los Tének. Ante este hecho, esta población aún encuentra en la
medicina tradicional gran parte de la solución a sus problemas de salud, aunque
actualmente se combine con el uso de la medicina alopática (medicina moderna)
(Zolla, 2005). Por otro lado, condiciones sociales como la pobreza han
provocado que las generaciones más jóvenes emigren a grandes centros urbanos
dentro y fuera del país, aumentado las posibilidades de que este conocimiento
basado en la oralidad deje de transmitirse y ya no sea parte del patrimonio
biocultural de los Tének (García y col., 2014; Nájera, 2014).
De manera empírica, los Tének, al igual que otros pueblos originarios,
han identificado plantas medicinales que ayudan a resolver problemas de salud
de diversa índole y cuyo efecto sin duda está ligado a su presencia en ciertos
compuestos químicos, los cuales han sido y tienen la potencialidad de ser la
base para la elaboración de medicamentos para tratamientos de enfermedades
existentes y emergentes (Hernández y col., 2015).
Lo anterior, exige revalorar el papel de la medicina
tradicional en el sistema de salud de los sectores de la población más
vulnerables y el impacto negativo de una erosión progresiva del conocimiento de
las especies de plantas medicinales y sus formas de uso (Souza-Brito, 1996).
Obtención de las plantas medicinales: silvestres, fomentadas,
toleradas y cultivadas
La manera de obtener estas plantas requiere precisar cómo
debería salvaguardarse tanto el germoplasma como los saberes asociados. En este
sentido, la clasificación de las 152 especies en silvestres, fomentadas,
toleradas y cultivadas resulta fundamental para reflexionar sobre su conservación
genética, particularmente in situ. Blackwell y Vega (2018) argumentaron
que los reservorios naturales de plantas medicinales silvestres están siendo
destruidos, mientras que las especies fomentadas, toleradas o cultivadas están
siendo abandonadas (Altieri y Nicholls, 2012; Blackwell y Vega, 2018;
Caballero-Serrano, 2019). Lo anterior es aún más evidente cuando se analiza el
uso medicinal de cada especie, por ejemplo, Hamelia patens Jacq. tiene
12 usos, según lo mencionado por los médicos tradicionales entrevistados y el
96 % de los participantes de la encuesta. Esto la ubica en una posición privilegiada
dentro del patrimonio biocultural de los Tének, pero vulnerable al ser una
especie silvestre cuya reproducción depende de las condiciones naturales y la
conservación de su hábitat. Desafortunadamente, al igual que en otras regiones
del mundo, a los saberes de los Tének sobre plantas de uso medicinal no se les confiere
la importancia como para diseñar estrategias para su conservación (Toledo y
Barrera-Bassols, 2008; Altieri y Toledo, 2011; Rodríguez y col., 2018).
Por último, Zolla (2005) explica que estos saberes deben ser
revalorados e innovados a través de metodologías científicas estrictas,
encontrando nuevas formas de preparación y uso de las plantas medicinales. Este
respaldo mutuo derivará en un fortalecimiento de la salud en contextos locales
y en descubrimientos por parte de las ciencias farmacológicas y biotecnológicas.
Asimismo, debido a un vacío de literatura sobre las propiedades fitoquímicas de
gran número de plantas medicinales, se requieren investigaciones que permitan
contrastar el conocimiento empírico con el científico y su papel potencial en
procesos científicos comprobados y posteriormente estandarizados (Taddei-Bringas
y col., 1999; Alonso-Castro y col., 2017; Sharma y col., 2017).
CONCLUSIONES
La planta medicinal tradicional que predominó en la
investigación en la Huasteca veracruzana es la herbácea, y 45 % de las 152
especies identificadas son silvestres. Se registraron 63 familias botánicas,
siendo Euphorbiaceae, Fabaceae, Compositae, Labiatae,
Rutaceae, Malvaeae, Apocynaceae, Gramineae, Liliaceae
y Solanaceae las que reportaron mayor número de especies. De las 12
categorías de uso medicinal reportadas, las de mayor índice de factor de
consenso del informante fueron para padecimientos gastrointestinales y de
dolor. La forma principal en la preparación de la medicina tradicional
fue la cocción, mientras que el suministro vía oral fue el más usual. Lo
anterior denota que las plantas medicinales tienen una contribución
importante en el sistema de salud de las
localidades del área de estudio. Estas plantas son parte de su patrimonio
biocultural, por lo tanto, su germoplasma y su conocimiento tradicional
asociado deben ser conservados ante condiciones como cambios climáticos y de
uso del suelo, la pobreza, y la migración de los más jóvenes, particularmente,
porque dicho conocimiento tradicional ha sido heredado básicamente a través de
la tradición oral. Asimismo, se recomienda que la conservación de estos saberes
involucre estrategias en las que converjan los esfuerzos de tomadores de decisiones,
investigadores y población local.
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