Factores
de riesgo psicosocial en trabajadores universitarios: un estudio comparativo
antes y durante el COVID-19
Psychosocial risk factors in university workers: A
comparative study before and during COVID-19
Riesgo psicosocial antes y durante COVID-19
Iván Rojas-Mata1*,
Rubén Suárez-Escalona2, Rosario Lucero Cavazos-Salazar3
*Correspondencia: irojasmt@uanl.edu.mx/Fecha de recepción: 27
de abril de 2021/Fecha de aceptación: 4 de mayo de 2022/Fecha de publicación: 21
de julio de 2022.
1Universidad Autónoma de Nuevo
León, Facultad de Contaduría Pública y Administración, Sillar Huichapan núm.
2016, Centrika Sillares, Monterrey, Nuevo León,
México, C.P. 64520. 2Universidad Autónoma de Nuevo León, Facultad de
Filosofía y Letras, Monterrey, Nuevo León, México. 3Universidad
Autónoma de Nuevo León, Facultad de Ingeniería Mecánica y Eléctrica, Monterrey,
Nuevo León, México.
Resumen
En el 2018, se publicó, en el Diario Oficial de la
Federación, la Norma 035 que evalúa los factores de riesgo psicosocial (FRP) en
los trabajadores mexicanos para promover su bienestar laboral. En 2020, en
México, el COVID-19 cambió el estilo de trabajo de universidades y empresas,
por lo que su análisis es interesante. El objetivo de este estudio fue comparar
los FRP en trabajadores de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en dos
condiciones: oficina y teletrabajo, e
identificar la relación entre el género y la modalidad laboral con el riesgo
psicosocial. Para ello, el instrumento se aplicó a través de dos modalidades, en entorno de oficina,
en noviembre 2019, previo a la pandemia COVID-19, y en trabajo a distancia, en
junio 2020, a inicio del distanciamiento
social. Los resultados reflejaron que
desempeñar tareas en el entorno de oficina provocó un riesgo psicosocial
general alto, mientras que en teletrabajo un riesgo general medio, de acuerdo
con la NOM-035. Sin embargo, el análisis estadístico no mostró una diferencia significativa (P < 0.05) de riesgo
general entre ambos ambientes laborales, ni en la comparativa del riesgo entre
géneros. No obstante, en el análisis de las categorías y dominios que integran
el riesgo psicosocial, se encontró diferencia (P < 0.05) entre algunos de ellos. Los hombres presentaron mayor riesgo
en oficina en la categoría de liderazgo y relaciones laborales, que disminuyó
(P < 0.05) por efecto del teletrabajo. La
presencia del riesgo psicosocial que reportaron algunos
de los trabajadores en diferentes categorías y dominios, indica la necesidad de implementar políticas
que reduzcan estos riesgos, considerando tanto la modalidad laboral como el
género. Esto permitirá además de cumplir con la NOM-035, mejorar la calidad de vida laboral de los
trabajadores.
Palabras clave: factores
psicosociales, riesgos de trabajo, universidades públicas, teletrabajo, género.
Abstract
In 2018, standard
035 (known in Spanish as NOM-035-STPS-2018) was published in the Official Gazette
of the Federation. Such standard evaluates
Psychosocial Risk Factors (PRF) in Mexican workers to promote their job
well-being. In 2020, COVID-19 changed the work practices of universities
and companies in Mexico. Therefore, their analysis is timely and relevant. The
objective of this study was to compare the PRFs among workers at the Universidad Autónoma de Nuevo León in two conditions: pre-pandemic office
and home office during social distancing due
to COVID-19, and to identify the relationship between gender and
modality with the psychosocial risk.
Consequently, the instrument was administered through two modalities,
one test was administered in the office environment in November 2019, prior to the COVID-19 pandemic, and the other in remote work in June 2020, at the beginning of social distancing. The results
showed that performing tasks in the office environment generates a high general
psychosocial risk, while home office is a medium general risk, according to
NOM-035. However, the statistical analysis
did not show a significant difference
(P < 0.05) in general risk between both work contexts, nor in the comparison of risk between genders.
Nonetheless, in the analysis of the categories and domains that make up psychosocial risk, a significant difference (P <
0.05) was found between some of them. Men presented a higher risk in the
office in the category of leadership and job relations, which decreased (P <
0.05) due to the effect of home office. The presence
of psycho-social risk reported by some of
the workers in different categories and domains indicated the need to
implement policies that reduce these risks, considering both work modality and gender. This will allow, in addition to
complying with NOM-035, to improve the quality of the job well-being of
workers.
Keywords: psychosocial factors, risk at work, public universities, home office, gender.
INTRODUCCIÓN
Según las estimaciones de
la Organización Mundial de la Salud y
la Organización Internacional del Trabajo, al año mueren 1.9 millones de personas como resultado de
accidentes, enfermedades o lesiones relacionadas con el trabajo; de estas, las enfermedades no transmisibles representaron el
81 % de las muertes (OMS, 2021). En
ese estudio se tuvieron en cuenta 19 factores de riesgos psicosociales, incluyendo
la exposición a largas jornadas de trabajo y a la contaminación del aire, los riesgos ergonómicos y el ruido, entre otros. De ellos,
el factor con mayor riesgo fue para las jornadas
laborales, ya que estuvo vinculada a 750 000
muertes (OMS, 2021).
Para entender qué son los riesgos psicosociales y cómo se
miden, es necesario retomar la literatura.
Moncada y col. (2007) afirmaron que,
cuando se habla de “riesgo psicosocial”, se hace referencia a cargas
excesivas de trabajo, desorganización de
actividades laborales, sensación de ser ignorado o poco importante,
tratos no equitativos e incertidumbre del porvenir. En resumen, dichos autores
refieren sobre condiciones de trabajo que no permiten el aprendizaje, el
crecimiento y la autonomía en los trabajadores.
Así como también, dificultan que los trabajadores se desarrollen como
seres sociales y creativos. Del mismo modo, Neffa (2015) propuso que los
riesgos psicosociales son causados por las demandas psicológicas y el esfuerzo requerido, la autonomía y las relaciones sociales en el trabajo, entre otras.
Estudios anteriores, a nivel mundial, debaten frecuentemente sobre la importancia que tiene
el clima organizacional en el desempeño y
percepción de felicidad de los
trabajadores. Por ejemplo, Manosalvas-Vaca y col. (2015) plantearon que,
el clima laboral es un conjunto de propiedades medibles del ambiente de
trabajo, que los trabajadores perciben y es posible que modifiquen su
motivación y forma de ser. En ese sentido,
Robles-García y col. (2005) establecieron previamente que, “…el clima
laboral es clave para el éxito -o fracaso-
de una empresa, porque condiciona las actitudes y el comportamiento de
sus trabajadores”. Alcántar y col. (2012) aconsejaron, en específico para las instituciones
educativas, que es de suma importancia
identificar y promover una sana cultura organizacional, para lograr la
eficiencia operativa y la mejora
educacional. Unda y col. (2016) mencionaron
que los factores psicosociales son estresores que pueden provocar daños en los
trabajadores, a través de exposiciones
continuas; mientras que Camacho y
Mayorga (2017) afirmaron que, entre más componentes psicosociales tenga determinado rol, que un trabajador deba desempeñar,
mayor será la probabilidad de que sufra estrés. Algunas de las consecuencias
sobre la salud del trabajador, que está expuesto constantemente a dichos
riesgos, son, estrés, ansiedad, depresión,
síndrome de burnout, además de enfermedades
cardiovasculares y trastornos músculo –esqueléticos– (Pérez-Díaz y Cartes-Velásquez,
2015).
Por otro lado, en el contexto
socio-laboral actual, el teletrabajo o home
office ha crecido exponencialmente, debido a la facilidad de quedarse en casa y las cada vez más eficientes tecnologías
de la información y comunicación (TICs) para
desarrollar el trabajo a distancia, así como
los estudios que muestran índices de reducción del estrés en teletrabajo
(Arce-Espinoza y Rojas-Suárez, 2020). Sin
embargo, se sabe que el
teletrabajo no está exento de riesgos psicosociales, ya que las ventajas que se
prometen por acceder a dicha forma de trabajo,
como la reducción de costos operacionales, procesos más eficientes, nuevas alternativas estratégicas y posibilidades de innovación, pueden llegar a convertirse en riesgos para el
entorno cognitivo-laboral del trabajador, por la presión de mantenerse al día con el
rápido avance de las TICs y actualizar constantemente sus habilidades
técnicas, así como responder a sistemas de trabajo más complejos y mayores
expectativas de productividad (Rubinni, 2012; Brocal, 2016; Cuervo-Carabel
y col., 2018).
De acuerdo con Rubinni (2012), los
riesgos a los que está expuesto el trabajador son de
dos tipos: los mentales y los físicos. En
los riesgos mentales se encuentra la sobrecarga de trabajo,
perturbaciones psíquicas (ansiedad, irritabilidad,
fatiga mental), aburrimiento, sensación de aislamiento, estrés y también
la depresión, que suele afectar incluso a los familiares del trabajador
(Brocal, 2016; Moreno-Soler y Mantilla-Castellanos, 2016). Entre los riesgos
físicos están el sedentarismo y los padecimientos que conlleva, riesgos ergonómicos (por ejemplo, mala postura,
mala ubicación del área de trabajo, problemas
de luz, temperatura), trastornos
músculo-esqueléticos, entre otros. También puede haber problemas en la
transición de oficina a teletrabajo, como bien comentan Felstead
y Henseke (2017), al argumentar que la frontera,
entre trabajo y hogar, puede difuminarse por
la incapacidad de desconectarse de los
compromisos laborales y las dificultades encontradas para relajarse al final de
la jornada.
Los autores comentaron que esta evidencia no se encuentra entre trabajadores
que únicamente laboran en oficina.
También existe el lenguaje no verbal, que se percibe al trabajar en el
medio físico, pero que se pierde al trasladarse
al teletrabajo, por lo que entran en juego
cuestiones como la inteligencia emocional
y la forma en que se interpreta dicho lenguaje o la falta del mismo
(León-Sabina, 2020). Entonces, existen muchas formas de clasificar los
riesgos psicosociales presentes en el entorno laboral, ya que dependen
de cada autor. Adicional a ello, los estudios usualmente basan sus análisis en
instrumentos de investigación propios y en muestras localizadas.
La investigación de riesgos psicosociales
en Latinoamérica y, concretamente en México, aún es escasa, particularmente la
elaboración de instrumentos de evaluación estandarizados (Juárez, 2015; González y col., 2019;
Uribe-Prado y col., 2020; Brito-Ortiz y col.,
2021). Fue hasta 2018 que la Secretaría del Trabajo y Prevención Social
en México creó y publicó la
NOM-035-STPS-2018: Factores de riesgo psicosocial en el trabajo,
identificación, análisis y prevención (DOF, 2018). Dicha norma incluye entre
sus apartados un instrumento de evaluación, avalado a nivel gubernamental,
aplicable a todo el país y a cualquier empresa, independientemente de su tamaño
o giro. Esto permite realizar
análisis y arrojar resultados de forma estandarizada y con sugerencias
generales sobre cómo mejorar las deficiencias en el clima laboral. Dicho
instrumento ya ha sido probado por diversos investigadores, como en el estudio
de Uribe-Prado y col. (2020), donde encontraron que, aunque el instrumento era
perfectible, tenía una buena confiabilidad (a = 0.95) y arrojaba correlaciones entre el género, la jerarquía de puestos y el estado civil con algunos de los dominios. También se reportaron resultados similares en el
estudio de Brito-Ortiz y col. (2021), que confirmó que el instrumento presenta validez y confiabilidad y es
factible su uso en la República Mexicana.
El objetivo de esta investigación fue
comparar los factores de riesgo psicosocial en los trabajadores de la
Universidad Autónoma de Nuevo León en dos condiciones: oficina
y teletrabajo, e identificar la relación
entre el género y la modalidad laboral con el riesgo psicosocial.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se utilizó un diseño cuantitativo, de tipo no experimental.
Los datos se recogieron de manera transversal y se tuvo un alcance descriptivo. Se siguieron los principios éticos de la Declaración
de Helsinki, aplicable a las investigaciones con participantes humanos, así
como las directrices establecidas por la
NOM-035: consentimiento informado, explicación de objetivos, beneficios y riesgos y confidencialidad (DOF,
2018).
Sujetos
La investigación se centró en los
trabajadores de la Dirección de Educación Digital (DED), departamento
dependiente de la Universidad Autónoma de Nuevo León. El tamaño de la plantilla
laboral permitió analizar a toda la población,
la cual estaba conformada por 21 personas activas, de las cuales 14 eran
empleados contratados con basificación, con más de 5 años de antigüedad, y 7 eran empleados por
contrato definido. Dentro de las
características del personal, en cuanto al género, 10 pertenecían al
femenino y 11 al masculino. La edad osciló en un rango de 21 a 50 años.
La estructura de la organización estaba definida por 1
directora, 3 coordinadores de área, 13 responsables de área, 2 secretarias, 1
chofer y 1 persona de intendencia. En ese entonces, las instalaciones de trabajo
eran relativamente nuevas (2 años de antigüedad), así como el equipo de trabajo
y material de apoyo para el desarrollo de
actividades del mismo. La población fue evaluada en un primer corte, el
día 19 de noviembre de 2019, de manera presencial, en el aula de cómputo, donde
la totalidad de los trabajadores contestaron el instrumento a través de una
computadora en la plataforma Google Forms. El segundo
corte se realizó el día 9 de junio de 2020, durante el confinamiento por
pandemia, donde se citó a la totalidad de los trabajadores a través de la
plataforma Microsoft Teams y se aplicó el instrumento de nuevo por Google Forms. En ambos casos se les explicó el propósito
del estudio, se garantizó el anonimato de las respuestas y se expuso el uso que
se le daría a los descubrimientos que surgieran. Todos los trabajadores
participaron de manera voluntaria, en forma simultánea y ocuparon máximo 20 min
en responder.
Descripción del instrumento
El instrumento que presenta la NOM-035 se encuentra en el
apartado ll.3 “Guía de referencia ll:
Identificación de los factores de riesgo psicosocial” y es llamado
“Cuestionario para identificar los factores de riesgo psicosocial en los
centros de trabajo” (DOF, 2018). Las variables consideradas y sus definiciones
se muestran en la Tabla 1, NOM-035 (DOF, 2018).
El cuestionario aplicado es el indicado
para una población menor a 50
trabajadores y está estructurado por 46 preguntas repartidas en 10 bloques (definiciones) (Tabla 1). Cada bloque
tiene la intención de analizar una determinada variable y emplea la escala tipo
Likert de 0 a 4 (siempre, casi
siempre, a veces, casi nunca, nunca). De acuerdo con la NOM-035 (DOF, 2018), para la obtención de puntajes
se invirtieron las puntuaciones de los ítems
1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 15, 16, 17, 34, 35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 43, 44,
45, 46. Posteriormente, se sumaron las
calificaciones otorgadas a cada uno
de los 46 ítems para obtener la
calificación total. El rango de puntuación
podía oscilar entre 0 y 184 puntos, donde menor a 20 puntos corresponde a riesgo nulo, de 20 a 44 a riesgo bajo, de
45 a 69 a riesgo medio, de 70 a 89 a riesgo alto, y mayor a 90 a riesgo muy
alto.
En la aplicación de la encuesta también
se consideró el género del participante y la edad, como variables
de control.
Análisis estadístico
De acuerdo con la NOM-035-STPS-2018, la calificación de cada
cuestionario se realizó con base en la guía de referencia ll: Identificación de
los factores de riesgo psicosocial que viene en el apartado ll.3. El análisis
de confiabilidad debe ser superior a 0.7 y un análisis de correlación (Pearson
o Spearman) mayor a 0.5 y significancia menor o igual a 0.05, de acuerdo con el apartado 7.5. Las preguntas se analizaron
de la siguiente manera: se recogieron los
datos mediante Google Forms y se agruparon las
respuestas de los ítems por categorías. Posteriormente, se utilizó el Paquete Estadístico para Ciencias Sociales (SPSS, por sus siglas en
inglés: Statistical Package for the
Social Sciences) versión 21, y se
realizaron pruebas de normalidad siguiendo los pasos de Hair y col. (1999). Cabe
mencionar que en todas las variables se asumen varianzas iguales
debido a la prueba de Levene (P > 0.05). Se obtuvieron valores
calculados de t entre ± 2.42 en todas las categorías, lo que confirmó que era factible emplear la prueba de t de student para muestras pareadas. Por lo que se aplicó esta metodología para establecer
diferencias estadísticas entre las categorías y dominios que integran el
riesgo psicosocial entre el trabajo en
oficina y el teletrabajo, así como para comparar el riesgo psicosocial entre hombres y mujeres. Se aplicó el
análisis de consistencia interna del alpha de Cronbach a los datos
recolectados en los dos escenarios.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
La consistencia interna fue valida en las dos modalidades evaluadas, toda vez que en la modalidad
trabajo en oficina arrojó un alpha de Cronbach de 0.85, mientras que en teletrabajo arrojó un alpha de Cronbach de 0.88.
Resultados similares obtuvieron Uribe-Prado y col. (2020) con un alpha de 0.95 y Brito-Ortiz y col.
(2021) con un alpha de 0.91.
La NOM-035 contempla tres
niveles de clasificación del riesgo psicosocial. El primero es el riesgo
psicosocial general, llamado calificación final por la norma y es el riesgo
promediado. El segundo son las categorías de
riesgo y el tercero son los dominios. En la Tabla 2 se muestra el nivel
de riesgo psicosocial general, tanto en la condición de oficina como en
teletrabajo, expresado en los niveles que indica la NOM-035 (DOF, 2018). En el
riesgo psicosocial general de oficina se
obtuvo un nivel alto, que de acuerdo con la Norma oficial requiere del
análisis de cada categoría y dominio para dirigir una intervención
adecuada que reduzca las condiciones que
conllevan a dicho riesgo. En este
sentido, destacó la categoría “factores propios de la actividad” con un nivel
de riesgo muy alto, y sus respectivos dominios, “carga de trabajo” y
“falta de control sobre el trabajo”, con
riesgos muy alto y alto, respectivamente. El dominio “liderazgo” (de la
categoría liderazgo y relaciones en el trabajo) presentó un riesgo psicosocial
alto. Estos resultados encontrados son
similares a los reportados por Uribe-Prado y col. (2020) al analizar su
variable “liderazgo adverso” donde obtuvieron valores de riesgo muy altos en su
población estudiada.
Por otra parte, en esta investigación, la categoría “ambiente
de trabajo”, junto con su dominio,
“condiciones en el ambiente de trabajo”,
obtuvieron un riesgo bajo. Lo anterior, podría deberse a las buenas
condiciones que presentaban las instalaciones de la DED, toda vez que hacía
menos de un par de años se habían remodelado, y no existían condiciones
peligrosas e inseguras, ni condiciones insalubres y trabajos peligrosos,
características referidas en los ítems de la norma en la categoría “ambiente de
trabajo” (Tabla 1). También se encontró un riesgo bajo en el dominio “relaciones en el trabajo” (de la categoría liderazgo
y relaciones en el trabajo) que sugiere un buen ambiente entre compañeros y de estos con el jefe o patrón. Un resultado semejante reportaron Cotonieto-Martínez
(2020); Alaniz-Soberanis y López-Canto (2021)
en sus estudios independientes a
trabajadores universitarios aplicando
la NOM-035, donde demostraron que existe un riesgo bajo en el factor de
ambiente de trabajo, en el caso de Alaniz y López; y
un riesgo nulo en el caso de Cotonieto. Por otro
lado, en la investigación de Estrada-Barrera y col. (2021), en una
planta de paneles solares, encontraron que
el 44 % de sus trabajadores sufría un
riesgo muy alto en dicho factor.
Respecto al factor de riesgo psicosocial,
en condiciones de teletrabajo, durante la pandemia, el instrumento arrojó un riesgo general
medio (Tabla 2), lo que sugiere que no hubo una mejora global respecto al trabajo
en condiciones de oficina. Sin embargo, es
posible apreciar que en teletrabajo,
algunos riesgos se elevaron,
como la categoría “organización del tiempo”,
y su dominio “jornada de trabajo” que obtuvieron
un riesgo alto, mientras que no afectó
el dominio “interferencia en la relación trabajo-familia”, que mantuvo
su valor medio de riesgo. Estos resultados concuerdan con el estudio
realizado por Felstead y Henseke
(2017), quienes compararon las formas tradicionales de trabajo en oficina con teletrabajo y demostraron que las personas que trabajan bajo la
segunda modalidad se esfuerzan más para ver cumplidos
sus objetivos y no les importa alargar
la jornada de trabajo con este fin. También, dicho incremento en el riesgo
puede deberse a la masificación desordenada del teletrabajo, que implica la extensión -desordenada-de
las jornadas laborales, como bien comenta
Giniger (2020), que, al convertirse en una problemática
general, ya se escuchan propuestas de solución, como el llamado derecho a la
desconexión.
El lado positivo, de los datos arrojados en teletrabajo, es
que la categoría “ambiente de trabajo”, junto con su dominio, pasaron de riesgo
bajo a riesgo nulo, al igual que los dominios
“relaciones en el trabajo” y “violencia” de la categoría “Liderazgo y relaciones en el trabajo”; también
descendió el dominio “liderazgo” de alto a bajo, lo que en general, indica una
sana convivencia laboral entre los
trabajadores y una mejora respecto a oficina. Este aspecto es contrario
a lo esperado, ya que al migrar al teletrabajo es posible que las relaciones
interpersonales se vean afectadas por el aislamiento físico y social, un bajo o
nulo soporte social por parte de los superiores o los compañeros o por la
ambigüedad de rol (Rubinni, 2012).
Por otro lado, mientras que la categoría “organización del
tiempo” tendió a subir su riesgo psicosocial
al pasar de trabajo en oficina a teletrabajo, la categoría “liderazgo y
relaciones en el trabajo” tendió a bajar su
riesgo. También, se encontró que
existen dominios que no dependen de la modalidad de trabajo para
mantener un riesgo muy alto y alto en oficina y teletrabajo, como la “carga de
trabajo”, con un riesgo muy alto o la “falta de control sobre el trabajo” con
un riesgo alto. Además, se pudo observar que su categoría se mantuvo en un
riesgo muy alto en las dos condiciones laborales.
Análisis comparativo
En la comparativa, entre trabajo en
oficina y teletrabajo, en la calificación general de los factores de
riesgos psicosociales de manera cualitativa
(Tabla 2) se encontró diferencia en el nivel de riesgo entre ambos
ambientes laborales, con menor valor para el ambiente teletrabajo, lo cual
concuerda con el estudio de Arce-Espinoza y Rojas-Suárez (2020), donde se reportó que los trabajadores universitarios encuestados
arrojaron menor riesgo psicosocial y
mayor satisfacción laboral al trabajar a distancia. Mientras que en el análisis
cuantitativo de estos mismos datos (Tabla 3) no se reportaron diferencias
significativas (P > 0.05) en el
apartado de calificación general.
Al analizar los factores de riesgo
individuales, se observó que hay algunos que
mostraron diferencias
significativas entre las modalidades. Por
ejemplo, en la categoría “organización del
tiempo”, se encontró diferencia significativa (P < 0.05) al existir
mayor riesgo en la modalidad de
teletrabajo. En cuanto a sus dominios, “jornada de trabajo” se reportó
diferencia significativa (P < 0.01), al haber mayor riesgo en el teletrabajo; mientras que en “interferencia en
la relación trabajo-familia” no se encontraron
diferencias significativas (P > 0.05), aunque en el teletrabajo el puntaje
fue más alto. Por el contrario, la categoría “factores propios de la actividad”, la cual presentó el mayor riesgo
en ambos ambientes laborales no mostró diferencia de riesgo significativa (P
> 0.05) entre ellos. Al respecto,
Martínez-Gil y col. (2020) también
reportaron, en su aplicación de la norma
a trabajadores universitarios, que la categoría “factores propios de la actividad” fue el riesgo que
obtuvo valores más altos entre sus participantes, y comentaron que puede ser
debido a que los jefes pueden otorgar excesivas cargas de trabajo a sus
subordinados, exigirles un ritmo acelerado de trabajo o altas responsabilidades (128 pp).
Lo anterior, va acorde con lo dicho
por Felstead y Henseke
(2017), quienes argumentaron que la frontera entre el trabajo y el hogar puede difuminarse al
no lograr separar las horas de trabajo de las personales.
La categoría “liderazgo y relaciones en
el trabajo”, junto con su dominio “relaciones
en el trabajo”, mostraron diferencias significativas (P < 0.05), ya que el riesgo psicosocial afecta
más al trabajo en oficina que al teletrabajo; este resultado es altamente subjetivo y depende de cada institución universitaria y del estilo de
liderazgo de sus trabajadores, ya que estudios
como el de Martínez-Gil y col. (2020) reportaron puntuaciones de riesgo
psicosocial muy altas en el dominio “liderazgo”, que atribuyen a la falta de
claridad en las funciones que se les otorga, mientras que Alaniz-Soberanis
y López-Canto (2020) obtuvieron puntuaciones de riesgo muy bajas en dicho
dominio, cuando lo aplicaron a
supervisores, pero puntuaciones de riesgo altas cuando lo aplicaron a lo que
ellos denominan personal operativo. En
resumen, no se encontró una diferencia
significativa en la suma total de los factores, porque en teletrabajo,
la categoría “organización del tiempo” aumentó y la categoría “liderazgo y
relaciones en el trabajo” disminuyó.
Con respecto a la comparativa entre el género del trabajador
y los factores de riesgo psicosociales (Tabla 4), los resultados arrojaron que
hubo diferencia entre el riesgo psicosocial y el
género con el que se identifica el trabajador, en la modalidad de
trabajo en oficina, donde los hombres
tienen mayor probabilidad de sufrir los factores de riesgo psicosocial hasta
casi 20 puntos arriba de las mujeres (P < 0.05). Es interesante que, cuando
se mudaron al ambiente teletrabajo, el
riesgo descendió considerablemente para los hombres, llegando a
equipararse al riesgo que presentaron las mujeres y dejando de ser significativa la diferencia. En el caso de las
mujeres, no existió diferencia significativa
entre su riesgo en oficina o teletrabajo. Sin embargo, al analizar los
factores individuales, se encontró que en la categoría “organización del
tiempo” hubo un mayor riesgo psicosocial para las mujeres en el teletrabajo (P < 0.05), mientras que para los hombres
no hubo diferencia significativa en esa
categoría. No obstante, uno de sus dominios si reportó significancia, concretamente en la “jornada de trabajo”, ya que existió un riesgo mayor en teletrabajo para los hombres (P
< 0.05) pero no fue así en las mujeres (P > 0.05), a pesar de que el ascenso
de puntuación de riesgo de oficina a teletrabajo fue mayor en ellas. Dichos
resultados muestran similitud con la
literatura revisada. Por ejemplo, el estudio de García-González y col. (2020), quienes
comentaron sobre el rol que aún juegan los géneros dentro de casa, donde a la mujer se le asignan más tareas domésticas o de maternidad que deben balancear con sus deberes laborales, creando estos factores de riesgo, mientras que los hombres pudieran tener
menor cantidad de deberes domésticos y de paternidad que se interpongan en su
trabajo. En sintonía, Giniger (2020) estudió acerca de la doble jornada, que es un término utilizado para enmarcar el trabajo extra al que se
enfrentan las mujeres que teletrabajan y se ven
obligadas a realizar tareas
domésticas o de crianza que los hombres no suelen hacer o se ahorran; Giuzio y
Cancela (2021) informaron sobre cómo el teletrabajo ayuda a reforzar los
estereotipos de género, que atribuyen en forma exclusiva a la mujer los
cuidados y labores domésticas, lo que hace
aumentar las inequidades en el mercado laboral, provocado adicionalmente
que tengan menor oportunidad de
distraerse y desahogar el estrés, lo que podría trasladarse a su horario laboral, afectando desempeño y eficiencia (García-González y col., 2020; Giniger, 2020).
Por último, la categoría “liderazgo y relaciones en el trabajo” presentó un valor de P < 0.01 junto a sus tres dominios (P < 0.05; P < 0.01) en
trabajo en oficina, por lo que se puede inferir
que, al migrar a teletrabajo, los hombres disminuyeron su riesgo
psicosocial en los dominios de liderazgo,
relaciones en el trabajo y violencia; mientras que las mujeres no mostraron una diferencia significativa en dicha categoría
(P > 0.05).
Los riesgos psicosociales de los dominios
“carga de trabajo” y “falta de control sobre el trabajo” presentaron riesgos
muy alto y alto, respectivamente, en los trabajadores de ambas modalidades
estudiadas, por lo que es necesario revisar
la distribución del trabajo y planeación de los tiempos y horarios de la jornada
de trabajo, con el objetivo de reducir estos riesgos que afectan la vida
personal de los trabajadores. Sin embargo, al correr el análisis estadístico no se encontraron diferencias significativas entre
ambas modalidades, incluso bajo el contexto de la pandemia. Lo que va en
sentido contrario a otros estudios, que
reflejan una reducción de riesgos psicosociales en el teletrabajo
(Velásquez-Camacho y Vera, 2018, González y col., 2019; Arce-Espinoza y
Rojas-Suárez, 2020). Dichos resultados
contradictorios mostrados pudieron verse
influidos por el tamaño de la muestra o variables no consideradas en la
presente investigación, como la antigüedad
del trabajador, experiencia en las actividades laborales, herramientas de teletrabajo adecuadas (Wi-Fi, computadora, área de trabajo, entre otros
factores ergonómicos), tiempo transcurrido en teletrabajo, estado civil, niños
en la familia, entre otras. Esto implica que
hacen falta más estudios que comparen los factores de riesgo psicosocial con el trabajo de ambas modalidades,
por periodos de tiempo prolongados para comparar el aumento o disminución del riesgo
laboral entre modalidades.
Es importante mencionar las limitantes de la investigación.
La primera corresponde a la población estudiada que fue la Dirección de Educación Digital de la UANL, por lo que para futuras investigaciones se aplicará el instrumento
a otros departamentos. Asimismo, al ser un instrumento estandarizado para la
República Mexicana y a que se ha demostrado su confiabilidad a través de este
estudio y terceras partes (Uribe-Prado y col., 2020; Brito-Ortiz y col., 2021),
se recomienda utilizarlo no solo para entidades educativas, sino para empresas de otros giros y propiedades, ya sea que
trabajen de forma presencial o desde casa.
Por otra parte, se limitó el trabajo a una metodología de tipo
descriptiva, por lo que para futuras investigaciones
se contempla hacer un estudio
correlacional entre las variables y agregar
nuevos constructos como la motivación, el compromiso o la satisfacción
laboral.
CONCLUSIONES
El ambiente de oficina presentó mayor riesgo laboral general que la modalidad de teletrabajo.
En ambas situaciones, la categoría de
“factores propios de la actividad” y su dominio “carga de trabajo”, fueron las condiciones que presentaron el mayor riesgo, indicando la fuerte
carga laboral que representa la actividad que desempeñaban. Al moverse al
teletrabajo se incrementó el riesgo en la
categoría de “organización del tiempo” y su dominio “jornada de
trabajo,” mostrando la dificultad que representó, bajo las condiciones
de pandemia, desprenderse del compromiso laboral estando en el hogar. Aunque
esto no pareció afectar en la relación
trabajo-familia. Un aspecto que se vio
beneficiado en teletrabajo fue la categoría de “liderazgo”, que
disminuyó en cada uno de sus dominios al trasladar las actividades laborales a
un ambiente a distancia. La reducción de estos últimos riesgos fue
particularmente notoria en los hombres. El contexto
en el que se recogieron los datos de teletrabajo fue muy particular,
debido a la pandemia de COVID-19, por lo que se sugiere aplicar el instrumento
nuevamente en teletrabajo, en situación de selección opcional, es decir, en la
que no hay obligación de mantenerse en casa y
los niños se hayan incorporado a la escuela, para así contrastar con los
resultados ya obtenidos. Los hallazgos de esta
investigación aportan conocimiento a la comprensión de las categorías y
dominios que pueden afectar el buen ambiente de trabajo. Se sugiere el
implementar políticas que pongan límite a las jornadas laborales en teletrabajo, que promuevan el derecho a la desconexión
digital fuera de horas laborales, con énfasis en un reducción y redistribución
sistemática de las cargas de trabajo, así
como, mejor la planeación de los proyectos del departamento. Todo esto
para reducir los riesgos psicosociales de las cargas de trabajo, las jornadas
laborales y la falta de control sobre el trabajo, independientemente de la
modalidad y del género. Al hacer esto, se cumpliría con el requisito
gubernamental de la aplicación obligatoria de la NOM-035, pero aún más
importante, se mejoraría la calidad de vida laboral de sus trabajadores.
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