Desarrollo de una Escala de Calidad de la Información
transmitida por Medios de Comunicación Electrónicos (ECIME)
Development of a Quality Information Scale broadcasted
by Electronic Media (QISEM)
Calidad
de información en medios electrónicos
Ennio Héctor Carro-Pérez1*,
Arturo Secundino Hernández-Gómez1, Carlos Abraham Chavarría-Ventura2
*Correspondencia: ennio_carro@yahoo.com/Fecha de recepción: 7
de noviembre de 2021/Fecha de aceptación: 9 de junio de 2022/Fecha de
publicación: 21 de julio de 2022.
1Universidad
Autónoma de Tamaulipas, Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, Centro de
Investigación y Desarrollo Tecnológico Aplicado al Comportamiento (CIDETAC),
Centro Universitario Tampico-Madero s/n, Tampico, Tamaulipas, México, C.P.
89109. 2Universidad Autónoma de Tamaulipas, Facultad de Derecho y
Ciencias Sociales, Centro Universitario Tampico-Madero, Tampico, Tamaulipas,
México.
Resumen
La producción de la información, en
relación con su calidad dentro de la práctica periodística en general,
está supeditada a diversos criterios, como la veracidad de la fuente, la
acreditación de los autores, la comprensión del texto y la relevancia de la información, entre otros indicadores. El objetivo del presente trabajo fue desarrollar una escala para evaluar la calidad
de la
información transmitida por medios de comunicación en Internet. Para
ello, se realizaron tres etapas generales: la primera estuvo conformada por 13 estudios, donde, después de un
análisis de contenido, se extrajeron las dimensiones o aspectos de la
calidad de la información más frecuentemente
mencionados. Posteriormente, se procedió a la detección de 35 indicadores,
clasificados en 5 dimensiones; en la segunda se obtuvieron 65 ítems, a partir
de la clasificación de 5 dimensiones y los
35 indicadores; en la tercera se
pilotó el instrumento obtenido, el cual adquirió un formato de lista de
verificación integrado por 38 ítems, y con el propósito de determinar la
validez de discriminación y la confiabilidad de la escala, se aplicó a una
muestra no aleatoria de 100 noticias sobre COVID-19, publicadas en sitios de internet durante el 21 de enero de 2020 y
el 31 de julio de 2021. La escala desarrollada permitió evaluar la calidad de
la información que se transmite por medios de comunicación electrónicos, por lo
que puede ser utilizada para mejorar las prácticas de los encargados de construir el contenido informativo y
divulgarlo.
Palabras clave:
escala de calidad, calidad científica,
calidad de la información, Internet,
COVID-19.
ABSTRACT
Information
production, regarding its quality within journalistic practice in general, is subject to various criteria,
such as the veracity of the source, the
accreditation of the authors, the understanding of the text, and the
relevance of the information, among other indicators. The objective of the
present work was to develop a scale to assess the quality of information
broadcasted by media on the Internet. To achieve this goal, three general
stages were carried out: the first consisted of 13 studies, where, after a
content analysis, the most frequently mentioned quality information dimensions were extracted. Subsequently, 35
indicators classified in 5 dimensions were detected. In the second
stage, 65 items were obtained from the classification of 5 dimensions and 35
indicators. In the third stage, the obtained instrument was piloted. The
instrument acquired a checklist format made up of 38 items. To determine the discrimination validity and the reliability of the
scale, it was applied to a non-random sample of 100 COVID-19 news posted on internet sites from January 21st,
2020, to July 31, 2021. The developed scale allowed the evaluation of the
quality of information broadcasted by electronic media, it can therefore be
used to improve the practices of those in
charge of constructing the informative content and disseminating it.
Keywords: quality scale, scientific quality, information quality, Internet, COVID-19.
INTRODUCCIÓN
En el contexto tecnológico actual, la Internet proporciona de
manera exponencial información sobre los más diversos temas; recientemente, en
particular, los relacionados con el COVID-19 (Aleixandre-Benavent y col.,
2020). En este contexto, la Organización Mundial de la Salud (OMS, 2020), ha
informado que, de manera global, la sociedad se encuentra ante una infodemia,
debido a la abundancia desmedida de información, lo que provoca grandes problemas para identificar fuentes fidedignas o
guías de confianza en la información.
Para Molina (1998), la diversidad de tipos de información se
resume en una sola actividad, de tipo intelectual o cognitiva, en donde es
posible reunir, gestionar y difundir esa gran cantidad de información para
determinados colectivos o sociedades, a las cuales se pretende informar.
El punto de partida para abordar el tema calidad de
información debe ser la calidad de información científica, entendida como la
valoración que realiza el investigador a la
reflexión que manifiesta con respecto
al método aplicado o, de los resultados del estudio (De-la-Cuesta, 2015:
885) y, por lo que se indica explícitamente
“hay que considerar también donde se
pone el énfasis de la evaluación, si en los resultados de un estudio o en el proceso metodológico por el cual se llevó a cabo”. O como señala Párraga-Martínez
(2021), es importante la comunicación
científica, en relación a la honestidad, el
diseño, ejecución y comunicación de los resultados
de las investigaciones, además de tomar en cuenta las recomendaciones de
los editores de revistas científicas. Partiendo de esta premisa, también se esperaría lo mismo de la información que se
publica en la prensa y el internet, como el
origen del mensaje, la veracidad de las fuentes de información, la
comprensión de la información u otros procesos
en la producción de la información, en relación con su calidad dentro de
la práctica periodística, o algunas reflexiones sobre la información y su
contenido antes de que sea publicada.
Existe una gran variedad de términos publicados sobre el
concepto calidad de la información, al igual que de criterios o indicadores
sobre su calidad. Algunos de ellos se establecen
de acuerdo al medio analizado. Pérez-Curiel y Luque-Ortiz (2014) recomendaron medir
y evaluar los informativos de la televisión pública a través de una ficha con
indicadores de calidad, algunos de ellos son:
el tipo de fuentes, la autoridad de
las fuentes y la cantidad de las
fuentes; el lenguaje apropiado de la
información; la calidad y cantidad de las imágenes y, la relevancia del impacto de la noticia en la población.
Eysenbach y Diepgen
(1998: 1496), señalan que “la calidad
de la información en Internet es extremadamente variable, lo que limita su uso como fuente de información seria”. Estos autores agregaron que, algunos indicadores de
calidad, para medir Internet, podrían ser la revisión por personas u homólogos
profesionales, como los pares ciegos
de las revistas científicas. Otros conceptos tienen enfoques más diversos, de acuerdo
al tipo de contenido que se ofrece, como
la información funcional, que “proporciona información específica sobre servicios
concretos, como productos o servicios”; o la noticia, que “muestra alguna novedad en relación con el servicio o institución”; la educativa, que “enseña
cómo convivir con otras personas”; y la de opinión, que “es la valoración
personal de quien firma la nota o texto” (Basagoiti y Fernández-Luque, 2011:
50). Retegui (2020: 48) resume las aportaciones de diversos autores, al
considerar que “el uso de métricas en el periodismo, varía entre los medios
de comunicación por factores como la cultura organizacional de las redacciones, los criterios y normas periodísticas,
así como los factores económicos”.
Para Paredes-Esponda y
Pérez-Matar (2018) la calidad y la evaluación son términos aliados, que
suponen elementos básicos para asegurar esa
calidad en la información. Por otro lado, para Gutiérrez (2006: 34),
desde el punto de vista periodístico, la
calidad de la información también está compuesta de una gran variedad de elementos, por lo que puede
aplicarse a muchas cosas. De ahí “parte de la
dificultad para determinar una definición de lo que es calidad de la
información, por lo que el concepto de
calidad aplicado al periodismo también es complejo, por lo que se tendría que hablar de la calidad
informativa periodística”. De igual forma, para Prada-Torres y col. (2018: 205)
“los medios de comunicación instituyen en su naturaleza institucional una forma
de actuación y una forma de valoración”.
Las definiciones de calidad de información se encuentran en
todos los procesos de producción de
información, que también sería el caso
de la producción de las noticias, porque al evaluar la calidad de
información en la prensa y en internet, se plantean criterios,
indicadores o patrones, muchos de ellos establecidos por autores pioneros que
abordaron la temática y, autores posteriores a ellos, basadas la mayor parte en
las propuestas pioneras. En ese sentido,
Gutiérrez-Coba y col. (2012) señalaron algunos patrones que se toman en
cuenta, tanto en América Latina como en Europa, para medir la calidad
periodística en la prensa; como el procesamiento de la información, no distorsionar la realidad, la selección
profesional de la noticia, las fuentes involucradas en el hecho y otorgarle un
espacio a cada uno de esos patrones en la nota
informativa. También es importante mencionar que, algunos estudios están orientados al análisis de los
sitios web, desde las publicaciones
científicas, con numerosas revisiones
de revistas y artículos (Rekik y col., 2018; Morales-Vargas
y col., 2020; 2022).
Sin embargo, se han publicado estudios sobre la gestión
informativa en medios digitales a partir de
una creciente producción periodística (González-Clavero y
Rodríguez-Bazán, 2021) o trabajos como los de
Braojos-Bueno (2015) sobre la calidad de la
información periodística, en donde se
analizan estos trabajos y otros estudios más, que responden a una serie de valores y criterios para evaluar la información.
Algunos de esos criterios son la selección de la noticia, las fases sucesivas
del proceso y su grado de importancia, la
valoración desde la nota que afecta la vida cotidiana del público, la
apelación a sus sentimientos o, la información que no afecta en nada; y añade
que, un criterio que se debe de tomar muy en cuenta es la fuente y la
inmediatez, debido a que son el origen de la opinión de los expertos sobre la
temática que se está explicando.
Ramos-Herrera y col. (2003) y Sanahuja y
López (2022), respecto a la información transmitida por
internet, consideran que su calidad no puede ser definida, sobre todo por su
vínculo con otros medios, además de que no existe
un control editorial sobre los contenidos, lo cual, comparado con el
control editorial de las revistas científicas, es contrastante. Sin embargo,
para el Internet, es donde se sugieren más criterios e indicadores para evaluar
la calidad de información, como los propuestos por estos autores, que son,
medir la calidad del sitio, la navegación
dentro del documento, la facilidad de
uso, el acceso al sitio, la
relevancia y alcance del contenido, la precisión del contenido, la calidad de
los enlaces, la identificación del autor, la
autoridad del autor, la identificación del documento y la identificación del recurso. Por su
parte, Conesa-Fuentes y Aguinaga-Ontoso (2009) consideran que, para evaluar la calidad de información,
es necesario contar con criterios que permitan filtrar información fiable, y entre los que
destacan son, que la página web debe ser revisada y clasificada, y que, la
responsabilidad de acceso y evaluación
dependa del usuario, según sus necesidades. En el mismo sentido, desde
el ámbito del periodismo y la comunicación, Rodríguez-Martínez y col. (2012) establecieron indicadores para evaluar el
entorno de la web de algunos medios de comunicación,
como son el acceso a la información a través de la portada, de las secciones,
de las noticias relacionadas, de la
información que arroja el buscador, la que proporciona el mapa web, la que se obtiene de la recomendación de
los usuarios y la que brindan las plataformas externas de la Web 2.0,
entre otras más.
Fornas-Carrasco (2003), para la fiabilidad
en los contenidos de internet, propuso
algunos criterios de evaluación que
deben ser identificados, como la
autoridad o responsable del contenido de la página; las credenciales,
que incluye la acreditación o certificación profesional; la inteligibilidad del
mensaje, es decir, la originalidad y comprensión del contenido; la usabilidad, interpretada como la interacción
y facilidad de uso de la página con el usuario;
la vigencia, señalada como la fecha de actualización o revisión; las
fuentes de procedencia del documento,
comprendidas como las fuentes indirectas, accesos, enlaces, páginas de instituciones
o profesionales.
También Gómez-Diago (2005), desarrolló
diversos indicadores para la evaluación de documentos web, los cuales a su vez fueron extraídos
de diversas listas de evaluación publicadas
en internet, algunas de ellas son, las fuentes o datos del autor; la
crítica o más de un punto de vista; la relación con la publicidad o patrocinadores, si los hubiese; la cobertura o actualización de la información; la novedad o
comparación con otros medios o webs similares.
De-Juanas y col. (2012) propusieron un instrumento de
verificación de la calidad de portales y
redes de investigación de carácter científico en internet, el cual debe
de estar integrado por categorías, como la identidad y autoría, el interfaz del
usuario, el contenido, la navegación y recuperación de datos, experiencia de
usuario y, visibilidad y divulgación; por lo
que el instrumento permitiría valorar la calidad de portales y páginas webs de carácter científico. Lo mismo
sugirieron Romero-Rodríguez y col. (2016), al
establecer diversas dimensiones e indicadores de la calidad informativa
en los medios digitales. Estos autores plantearon tres macro-áreas de calidad
informativa: el ámbito empresarial del medio;
el ámbito socio-laboral de los trabajadores del medio
y, el ámbito de contenido informativo y producto final. De ésta última
macro-área destacan, como indicadores, el uso de fuentes corporativas y privadas, los créditos en las
informaciones, las fuentes identificadas, el
crédito en fotografías, la titulación de las informaciones, la
corrección lingüística y la comprensibilidad de la información.
El objetivo del presente estudio fue desarrollar una escala o
protocolo para evaluar la calidad de la información transmitida a través de
medios de comunicación electrónicos, como son los sitios de internet.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño de investigación
El presente trabajo se desarrolló bajo
un diseño de investigación no experimental, de tipo transversal, correlacional.
Muestra
Se emplearon
dos distintas muestras no aleatorias. Una integrada por 13 estudios sobre calidad de la información y otra por 100 noticias
o notas informativas, a texto completo, sobre COVID-19, publicadas en internet
en 10 sitios de noticias de México.
Procedimiento
Para el desarrollo del protocolo o escala de calidad de la
información se realizaron tres etapas generales.
Primera etapa
De octubre de 2020 a febrero de 2021, se
llevó a cabo una búsqueda de literatura científica, sobre calidad de la información, con el propósito
de encontrar aspectos o dimensiones de la calidad para ser incluidos en una
definición de calidad y desarrollar un instrumento de medida. Las bases de
datos de acceso abierto utilizadas fueron: Redalyc, Scielo, DOAJ y Google Scholar. En las cuales se
ingresaron las palabras clave: calidad de la información, medios digitales,
medios electrónicos y medios tradicionales.
Si bien, el objetivo era desarrollar una escala de calidad para medios
electrónicos, se tomó la decisión de que la
búsqueda incluyera medios convencionales para ser exhaustivos. De la
acción anterior se obtuvieron 37 388 resultados. A partir de la revisión del
título y resumen de los mismos, fueron descartados
aquellos documentos repetidos o sin relación
con el tema de interés, quedando 141 documentos, en los que se revisó
nuevamente los resúmenes para seleccionar 13
artículos, cuyo contenido o temática fuera sobre calidad de la información en medios de
comunicación electrónicos o tradicionales. Después de un análisis de contenido
a los estudios seleccionados, se detectaron 35 indicadores, clasificados en 5
dimensiones: Fuentes, Relevancia, Credibilidad, Inteligibilidad y Originalidad
(Tabla 1). Para la detección de indicadores y clasificación de los mismos, se consideró la ocurrencia del indicador y
clasificación en al menos dos o más estudios, y no un criterio externo.
Segunda etapa
Posterior a la detección de indicadores y clasificación de los mismos
en dimensiones (Tabla 2), se obtuvieron
65 ítems, tipo pregunta, con opciones
de respuesta dicotómica, “Sí” y “No”, considerando contar con al menos
una pregunta por indicador (Tabla 3). Los ítems desarrollados quedaron
integrados de la siguiente manera: 11 ítems
en la dimensión Fuentes (1 al 11); 4
en Relevancia (12 al 15); 33 en Credibilidad
(16 al 48); 14 en Inteligibilidad (49 al 61, y 65); y 3 en Originalidad
(62 al 64). Estas preguntas integraron la
primera versión del instrumento, la cual fue valorada por 8 jueces que respondieron
de manera voluntaria, 6 pertenecientes a la
Licenciatura en Ciencias de la Comunicación y 2 a la Licenciatura en
Psicología, de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales (FADYCS) de la
Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT). De manera práctica, esta evaluación
se realizó emitiendo una convocatoria
por medio del correo electrónico a 38
profesores-investigadores de la FADYCS de la UAT
y miembros del Sistema Nacional de Investigadores
(SNI), cuyas líneas de trabajo o investigación
se relacionaran con los medios de comunicación y comunicación humana, siendo
estos los criterios de inclusión para el trabajo. Así mismo, se les envió, a
través del correo electrónico, las
directrices para la evaluación y el instrumento para su realización. La
evaluación se efectuó empleando una escala del 1 al 3 (1= Baja utilidad; 2 =
Mediana utilidad; 3 = Alta utilidad),
indicando que tan útil era el ítem para medir la calidad sobre una
dimensión específica, a partir de las definiciones
de cada una de ellas (Tabla 2).
Tercera etapa
Validación de contenido de la escala desarrollada
Para la determinación de una validez idónea o congruencia de
los ítems a su dimensión, se consideró que el ítem debería tener como valor
promedio mínimo 2.5 en la dimensión correspondiente; así mismo, este valor
debería ser el máximo puntaje obtenido y no estar repetido en alguna otra
dimensión. El incumplimiento de lo anterior descartaría al ítem por falta de
validez. Todo el procedimiento de valoración de los ítems estuvo sustentado en
lo planteado por Turner y col. (2002), respecto al Índice de Congruencia del
Ítem propuesto por Rovinelli y Hambleton
(1977), sin emplear este último, ya que es homologable a la media o promedio.
De los 65 ítems, se eliminaron 27, obteniéndose un instrumento integrado por 38
ítems, el cual adquirió un formato de lista de verificación de puntajes
sumados, típico de las escalas o protocolos
de calidad científica (Cascaesda y col., 2013), distribuidos de la siguiente
manera: 7 ítems para Fuentes; 4 ítems para Relevancia; 16 ítems para
Credibilidad; 8 ítems para Inteligibilidad y 3 ítems para Originalidad.
En esta versión de la escala, a las opciones
de respuesta se les asignó un valor, con el objetivo de cuantificar la calidad,
de esta forma, el “Sí” fue igual a 1 y el “No” igual a 0, salvo en los ítems
24, 25 y 36, donde la pregunta indicaba el no cumplimiento de un aspecto de
calidad, en estos casos, se invertía el valor (Sí = 0, No = 1). La
sumatoria de los valores indica un total de
calidad, cuyo máximo valor fue 38.
Capacitación de codificadores
Se contó con la participación de 5
codificadores voluntarios, profesores (n = 3) y alumnos (n = 2) del último grado de las licenciaturas de
Psicología y Ciencias de la Comunicación de la FADYCS. Fueron seleccionados por conveniencia,
al estar habituados a procesos de capacitación y evaluación, por su ocupación o
formación y disposición a participar en el estudio. Todos fueron entrenados
previamente, mediante la realización de 6 ejercicios de evaluación, donde fueron evaluadas 12 noticias sobre
COVID-19 (2 por ejercicio), diferentes a las 100 empleadas para probar
la escala. En los cuatro ejercicios
iniciales tuvieron un porcentaje de acuerdo por ítem (número de acuerdos/número
de jueces) igual o superior al 60 %, y el
promedio fue mayor al 70 % (suma de porcentaje de acuerdos por ítem/número de
ítems). Sin embargo, la mediana (Mdn) del índice
Kappa de Cohen, de acuerdo con Warrens (2015),
fue de justo a moderado (MdnKappa: 0.22; 0.25;
0.40; 0.43). Por lo anterior, se efectuaron dos últimas sesiones de entrenamiento con los evaluadores, con el
propósito de eliminar dudas respecto a la implementación de la escala. En estas
sesiones se lograron valores óptimos de acuerdos,
de un 87.03 %, y una mediana de Kappa de 0.72 y 0.77, respectivamente.
Validación de la escala
La validez de discriminación y la confiabilidad de la escala,
se obtuvo siguiendo las recomendaciones de Nadelsticher-Mitrani (1983); Villasís-Keever
y col. (2018). Los codificadores entrenados calificaron una muestra no aleatoria
de 100 noticias o notas informativas a texto completo sobre COVID-19,
previamente seleccionadas, publicadas en
internet, entre el 21 de enero de 2020 y el 31 de julio de 2021, en los
siguientes sitios de noticias web: Uno TV, El Universal, Aristegui Noticias,
Animal Político, Reforma, La Jornada, Noticieros Televisa, Excelsior, Milenio y
El Financiero. Seleccionados por su presencia pública en México, de acuerdo con
el The Reuters Institute
Digital News Report 2021 (Newman y col., 2021). Los criterios principales de selección de las
notas informativas o noticias fue el de la accesibilidad,
temática y gratuidad, ya que se requería de un tópico cuya importancia
estuviera en el acervo de los sitios, y su acceso fuera a texto completo y
gratuito.
Para conocer que tan discriminantes eran los ítems se empleó
para cada ítem, la fórmula del Índice de Discriminación (ID) y criterios de interpretación
descritos por Nadelsticher-Mitrani (1983);
Hurtado-Mondoñedo (2018). Este último autor propone, como punto de partida, el
valor de 0.4 o más para considerar discriminaciones óptimas. Dichos valores
pueden ser interpretados en términos porcentuales.
Hurtado-Mondoñedo
(2018) describe el ID de la siguiente manera:
Donde:
Cs = número de respuestas correctas o aciertos del grupo con
puntajes superiores.
Ci = número de respuestas correctas o aciertos del grupo con
puntajes inferiores.
N = Total de respuestas correctas e incorrectas de ambos
grupos.
De tal manera que, los datos ingresados a la fórmula fueron adaptados a la misma, considerando
las respuestas dicotómicas del instrumento.
Así, en vez de respuestas correctas se ingresaron la cantidad de
respuestas “Sí”, salvo en los ítems
negativos, donde se ingresaron la cantidad de respuestas “No”.
El cálculo de la confiabilidad general del instrumento se efectuó por medio del alfa de Cronbach y
omega de McDonald, siguiendo las recomendaciones de Ventura-León y
Caycho-Rodríguez, 2017; Vizioli, 2021). En un primer
momento se consideró la totalidad de las puntuaciones a los 38 ítems, y
posteriormente, se aplicó a la escala
obtenida cuando se excluyeron los ítems no discriminantes. De igual
manera, se verificó la normalidad de las puntuaciones obtenidas, a través de la
prueba de Kolmogorov-Smirnov (K-S). Para todos los análisis de datos se emplearon los softwares
Excel 2013; SPSS versión 20 y Jamovi versión 1.6 (The jamovi project,
2021).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Validación de contenido de
la escala desarrollada
La evaluación por jueces, efectuada a
los 65 ítems inicialmente
propuestos, arrojó que 28 ítems obtuvieron promedios únicos mayores o
iguales al 2.5 en su dimensión, y que 10
ítems puntuaron alto en otra dimensión, sin
embargo, se decidió incluir a estos 10 en las dimensiones que indicaron los
jueces eran consistentes. De tal manera, se extrajeron 38 ítems para constituir
el instrumento o escala (Tablas 3 y 4).
Confiabilidad y
discriminación de ítems de la escala
Mediante el análisis del ID se observó que 19 ítems eran discriminantes con el criterio establecido
(Hurtado-Mondoñedo, 2018) (Tabla 4). De esta manera, excluyendo los ítems no
discriminantes, el instrumento obtuvo una confiabilidad superior al de la escala con 38 ítems (Tabla 5). Logrando
un instrumento con mejores propiedades de discriminación de la variable y
confiabilidad, de acuerdo con López-Fernández y col. (2019).
Se puede apreciar que la confiabilidad de la escala mejoró
debido a la eliminación de ítems no discriminantes (Tabla 5), lo que indica
fortaleza del instrumento, considerando lo planteado por Nadelsticher-Mitrani
(1983); Ventura-León y Caycho-Rodríguez (2017), sobre la cantidad de ítems y
esta propiedad de la medición. Así mismo, la confiabilidad para las dimensiones Fuentes (alfa = 0.761; omega = 0.769), Relevancia
(alfa = 0.972; omega = 0.974), Credibilidad (alfa = 0.775; omega = 0.797),
Inteligibilidad (alfa = 0.949; omega = 0.957), y Originalidad (alfa = 0.713;
omega = 0.744) fueron aceptables
(Ventura-León y Caycho-Rodríguez, 2017). Por otra parte, las puntuaciones totales de calidad obtenidas, a través de la escala, fueron normales
(K-S = 1.136, sig. = 0.151).
La versión final de la escala, con ítems discriminantes y confiables (Tabla 6), debe responderse
en formato de lista de verificación, con opciones
de respuesta de Sí y No, donde el Sí tendrá
valor de 1 y el No de 0, salvo el ítem “¿La
información es idéntica a la descrita en otros medios?”, en el cual
deben invertirse estos valores, por ser un ítem de planteamiento negativo. Con lo anterior, se pueden
obtener valores máximos y mínimos de calidad total y por dimensión, que serán producto de la sumatoria de los valores
individuales de los ítems.
En la Tabla 6, se presenta el contenido de los ítems
discriminantes, con su correspondiente descripción
y dimensión. Se recomienda incluir el ítem 3 de la escala, el tercero con
mejor puntaje ID de la dimensión Fuentes,
aun cuando no fue altamente discriminante (Hurtado-Mondoñedo, 2018). En
esta sugerencia se consideran dos argumentos,
el primero, tratándose de una escala de calidad, contar con un ítem que
proporcione evidencia respecto al fundamento de la información transmitida en
los medios, el segundo, que el ítem fue considerado por los jueces como útil en
la evaluación. Tomando en cuenta lo anterior, en la Tabla 5, se muestra
que la confiabilidad de la escala, con
el ítem recomendado (n = 20), se mantiene estable, sí se le compara con la
escala discriminante de 19 ítems, con la cual solo hay una variación de 0.003 en alfa de Cronbach, y 0.004 en
omega de McDonald.
La escala obtenida (Tabla 6), en términos dimensionales, es representativa de los aspectos o
factores de las propuestas de calidad más generales revisadas, como las
de Fornas-Carrasco (2003); Ramos-Herrera y col.
(2003); Ramos-Sánchez (2004); Romero-Rodríguez
y col. (2016), así mismo, conserva las dimensiones de las cuales partió,
lo que indicaría validez de constructo (Pérez-Gil y col., 2000), faltando
comprobarlo en estudios posteriores, así como
la óptima discriminación del ítem 3.
La problemática planteada por autores,
como Aparicio (2020); Nieto-Borda (2020);
Barrenechea (2021), respecto a la calidad de la información y las
prácticas profesionales de reporteros u otros, podría ser atendida mediante la aplicación del protocolo desarrollado.
La evaluación de la calidad es un aspecto fundamental en la
ciencia para tener certidumbre sobre las conductas, hábitos o prácticas, que
tienen los investigadores al momento de realizar un estudio y divulgar sus
resultados. Constituye una herramienta poderosa
para mejorar los procedimientos que se emplean al realizar un estudio y
tener la posibilidad de contar con los mejores resultados. En este sentido, el presente trabajo partió de
esta concepción, considerando que la calidad de la información que se transmite
por medios de comunicación electrónicos, es
susceptible de ser evaluada editorialmente, y utilizar el resultado de la evaluación para mejorar las prácticas de los encargados de construir el contenido informativo
y divulgarlo: periodistas, reporteros y comunicadores, entre otros.
Es importante contar con herramientas que
permitan evaluar la calidad de la información que se
transmite en Internet, en los medios electrónicos. Esto puede hacerse mediante
un instrumento confiable o por personas con amplio conocimiento del tema, como
sucede en los estudios divulgados de
los investigadores de la ciencia (Cascaes-da y col., 2013), para fomentar las buenas prácticas de
información veraz, clara y oportuna,
que se transmite a la sociedad. La
implementación de esta práctica de evaluación
incidiría de manera favorable en la mitigación de problemas de
comunicación relevantes, como la actual infodemia con contribuciones en
ocasiones contradictorias o erróneas,
cuyo centro ha sido la pandemia por COVID-19.
CONCLUSIONES
Se propone un protocolo o Escala de Calidad de la Información transmitida por Medios de Comunicación
Electrónicos (ECIME), validada mediante procedimientos de jueceo,
discriminación y medición de su
consistencia, a través del Índice alfa de Cronbach y omega de McDonald. Es
recomendable validar esta herramienta con diferentes
tipos de noticias, seleccionadas aleatoriamente y con codificadores
entrenados y no entrenados, a fin de contar cada vez con una escala más
robusta. Esto permitirá medir la calidad de lo que se informa y tener un
referente para decidir que leer o publicar (o no hacerlo). También permitiría
indicar donde se encuentran las áreas de oportunidad o las malas prácticas
profesionales, para mejorarlas y contar en el futuro con medios de comunicación
más responsables y veraces.
AGRADECIMIENTOS
Se agradece el apoyo recibido al
proyecto “Evaluación de la calidad del contenido de
información asociada a COVID-19 transmitida a través de redes sociales y
portales de internet no académicos”, clave 39-UATINVES20, aprobado y financiado en la Convocatoria Investigación
UAT 2020-2, de la Universidad Autónoma de Tamaulipas.
Referencias
Aleixandre-Benavent,
R., Castelló-Cogollos, L. y Valderrama-Zurían, J. (2020) Información y comunicación durante los primeros meses de COVID-19.
Infodemia, desinformación y papel de los profesionales de la información, en Profesional
de la Información. [En línea]. Disponible en: https://doi.org/10.3145/epi.2020.jul.08. Fecha
de consulta: 3 de agosto de 2021.
Aparicio,
R. (2020). A contracorriente. Los medios digitales independientes de periodismo
digital en México, en Revista de Comunicación de la SEECI. [En línea].
Disponible en: https://doi.org/10.15198/seeci.2020.53.1-22. Fecha de consulta:
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Basagoiti,
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