Verminosis
pulmonar en pequeños rumiantes, descripción de la enfermedad, prevención,
control y tratamiento
Pulmonary
verminosis in small ruminants, description of the disease, prevention, control and treatment
Verminosis pulmonar en
pequeños rumiantes
Midori Hernández-Serratos, Víctor Díaz-Sánchez*
*Correspondencia:
victordiaz@cuautitlan.unam.mx/Fecha de recepción: 11 de noviembre de 2021/Fecha
de aceptación: 20 de mayo de 2022/Fecha de publicación: 21 de julio de 2022.
Universidad Nacional Autónoma de México, Facultad de
Estudios Superiores Cuautitlán, Medicina Veterinaria y Zootecnia, carretera
Cuautitlán-Teoloyucan km 2.5, San Sebastián Xhala, Cuautitlán Izcalli, Estado
de México, México, C. P. 54715.
Resumen
La verminosis pulmonar en ovinos y caprinos
es una de las parasitosis más importantes que afectan a ambas especies. Es
causada por los nematodos Dictyocaulus
filaria, Protostrongylus rufescens y Muellerius capillaris. El
objetivo de este trabajo fue presentar
información reciente sobre verminosis en ovinos y caprinos. Su patogenicidad depende de la cantidad de
larvas presentes y su ubicación en el parenquima
pulmonar, lo que puede provocar una bronconeumonía, que en ocasiones es
mortal. La enfermedad puede ser clínica o subclínica, con signos como tos, taquipnea, secreción nasal y retraso en el crecimiento. El diagnóstico se
puede realizar mediante detección de larvas del primer estadio (L1) en heces,
utilizando la técnica de Baermann. Para el
tratamiento se pueden utilizar benzimidazoles, lactonas
macrocíclicas e imidazotiazoles. A pesar de la poca importancia que se le suele
dar como verminosis pulmonar, puede provocar afectación a los parámetros
productivos y disminuir la ganancia de peso,
así como, predisponer a bronconeumonías secundarias, afectando la rentabilidad de las unidades de
producción.
Palabras clave: verminosis pulmonar, pequeños rumiantes, nematodos pulmonares.
Abstract
Pulmonary verminosis
is one of the most important parasites affecting sheep and goats. It is caused
by Dictyocaulus filaria, Protostrongylus rufescens and Muellerius
capillaris nematodes. The objective of this work was to present recent
information on verminosis in sheep and goats. Its pathogenicity depends on the
number of larvae and their location in the lung parenchyma, which can cause
bronchopneumonia, sometimes fatal. The disease can be clinical or subclinical,
with signs such as cough, tachypnea, runny nose, and growth retardation.
Diagnosis can be made by detecting first-stage larvae (L1) in feces, using the Baermann technique. Benzimidazoles, macrocyclic lactones and imidazothiazoles can be used for treatment. Despite the little importance that is usually given to the disease, it can affect production
parameters, and decrease weight gain, as
well as predispose to secondary bronchopneumonia,
affecting the profitability of production units.
Keywords: pulmonary
verminosis, small ruminants, lungworms.
INTRODUCCIÓN
La parasitosis es una de las
enfermedades con alta tasa de
morbilidad que pueden presentar los ovinos y
caprinos. Representa una grave amenaza para la salud de los rebaños,
además de limitar su productividad (Rahman y
col., 2017). Los endoparásitos son uno de los principales factores
responsables de la disminución del nivel de producción, por lo que representan
pérdidas económicas en las unidades de producción, tanto por bajas en el
rendimiento como por costos de tratamiento y prevención. Por ejemplo, en Australia, los endoparásitos
son la segunda enfermedad económicamente más
dañina que afecta la producción ovina, con
un costo anual estimado de $ 436 millones de dólares australianos
(Preston y col., 2019).
La helmintiasis constituye una de las limitaciones más
importantes para la producción de ovinos y caprinos (Kadi
y col., 2017). Esta incluye a nematodos
gastrointestinales y pulmonares (Claerebout y Geldhof, 2020). La neumonía verminosa es definida
como una afección crónica de ovejas y cabras causada por nematodos parásitos; caracterizada clínicamente por dificultad respiratoria, produciendo bronquitis, neumonía o ambas (Oyda
y Mekuria, 2018). También se le conoce como bronquitis
vermínica o nematodiasis pulmonar (Cuéllar, 2015). En Etiopía se reportan
pérdidas anuales por $ 11 059 612.66 debido
a nematodiasis pulmonar en ovinos y caprinos (Mulate y Mamo, 2016; Habte y Simeneh, 2019).
El objetivo de este trabajo fue
presentar información actual sobre el
estatus de la verminosis pulmonar, su patogenia, respuesta inmune, diagnóstico,
control y prevención, así como su tratamiento.
Etiología
Los agentes etiológicos causantes de neumonía verminosa en ovinos y caprinos son Dictyocaulus
filaria, Protostrongylus rufescens y Muellerius
capillaris (Mokhtaria y
col., 2014; Alemneh, 2015; Oyda
y Mekuria, 2018; Zafra y García, 2019). Estos
nematodos se caracterizan por colonizar el
tracto respiratorio inferior del
ganado ovino y caprino. Causan alta morbilidad pero baja mortalidad,
por ejemplo, en Etiopía durante el periodo
de 1982 a 1986, se observó una mortalidad menor al 2 % debido a estos
nematodos pulmonares (Njau y col., 1988; Cuéllar,
2015; Asmare y col., 2018; Tenaw
y Jemberu, 2018; Hanks y
col., 2021).
Ciclo biológico
Los nematodos pulmonares de los rumiantes domésticos tienen
dos formas de ciclo de vida: directo e indirecto, el cual es específico para
cada especie. La familia Dictyocaulidae sigue el ciclo directo. La hembra de D. filaria vive en la
tráquea y los bronquios, produciendo huevos embrionados, que son tosidos o
tragados, y que eclosionarán en el tracto digestivo, para pasar por cuatro estadios larvarios (L1, L2, L3 y L4) antes de
alcanzar el estado adulto. Usualmente se encontrarán larvas en estadio L1 en heces frescas de animales infectados. En
condiciones favorables estas L1 se desarrollarán a las larvas infectantes (L3)
en menos de una semana. La infección es por ingestión de las L3, las que posteriormente penetrarán la pared
intestinal y migrarán a través de los
nódulos linfáticos mesentéricos, donde mudarán al primer estadio endoparásito o
L4, las cuales viajarán a través de la linfa y la sangre hacía el pulmón, llegando a los capilares de los alvéolos, aproximadamente una semana después de la ingestión. La muda final ocurrirá en los bronquiolos, aproximadamente 4 semanas después
de la infección, para posteriormente llegar a los bronquios donde
maduran. Así, el período prepatente de D.
filaria es de 5 semanas (Panuska, 2006; Hailu, 2019).
La familia Protostrongylidae (ej. P. rufescens y M. capillaris) presenta un ciclo de vida indirecto. Los primeros dos estadios larvarios
tienen lugar en un primer hospedero intermediario
(HI), caracoles de los géneros Monacha spp,
Cochicella spp,
Cermuella spp, Helicella spp, Helix spp, Theba spp, Abida spp, Zebrina spp, Succinea spp y babosas del género Limax spp, Agriolimax spp, y la infección del hospedador definitivo es por ingestión de estos moluscos (López y col., 2013; Bowman, 2014; Yagoob y col., 2014; Cuéllar, 2015; Adem,
2016; Kuchboev y col., 2016; Engdawork,
2019; Hailu, 2019). Los adultos de M.
capillaris son ovovivíparos y ponen
huevos que eclosionan en L1, y estas larvas migrarán de los nódulos
linfáticos a las vías respiratorias. Posteriormente, serán expulsadas a través de las secreciones respiratorias, o tragadas y
expulsadas en heces después de su
paso por el tracto digestivo (Pugh y col., 2020). Una vez en el
ambiente, la L1 deberá encontrar un HI. Suelen penetrar el pie de los moluscos, donde
evolucionan a L3 en un período de 2 a 3 semanas. Los ovinos o caprinos
se infectan al ingerir durante el pastoreo los caracoles o babosas contaminados
con L3. Las larvas pasarán a través de la
pared intestinal y migrarán hacia los pulmones, en donde penetrarán los
espacios alveolares e inducirán la formación de nódulos granulomatosos. Durante el período de prepatencia (3 a 5 semanas a
algunos meses) la L3 se convierte en
L4 y luego en adultos con dimorfismo sexual,
para reproducirse y poner huevos, cerrando de esta forma el ciclo de
vida (Jabbar y col., 2013; Suarez y col., 2014; Cuéllar, 2015; Engdawork, 2019; Hailu,
2019; de-Macedo y col., 2020).
Epidemiología
D. filaria, P.
rufescens y M. capillaris están ampliamente distribuidos en todo el
mundo. Son particularmente comunes en países con climas templados, en tierras
altas de países tropicales y subtropicales (Adem,
2016). En México, se ha reportado su presencia en los estados de
Aguascalientes, Chiapas, Chihuahua, Coahuila, Guanajuato, Guerrero, Hidalgo,
Jalisco, México, Morelos, Nuevo León, Oaxaca, Puebla, Querétaro, San Luís
Potosí y Zacatecas (Nahed-Toral y col., 2003; Quiroz
y col., 2011).
La infección en ovinos y caprinos varía
según las características geográficas y
climáticas del área (Bekele
y Shibbiru, 2017). La presencia de HI, condiciones ecológicas favorables
como lluvia, humedad y temperatura son importantes
para el desarrollo y supervivencia de
estos nematodos (Hailu, 2019; Samadi
y col., 2019). Se han reportado prevalencias de 58.4 % en el norte de Grecia, 54.16 % en el centro de Etiopía, 43.5 % en el norte de Italia, 38.1 % en Bocayá, Colombia y 22 % en Argelia (Kouam y col., 2014; Mokhtaria
y col., 2014; Díaz-Anaya y col., 2017; Lambertz
y col., 2018; Tenaw y Jemberu,
2018; Yacob y Alemu, 2019).
En México hay pocos datos al respecto, sin
embargo, se reportó una tasa de 16.7 % en ovinos de Chiapas (Nahed-Toral y col., 2003).
Se ha observado que, en Norteamérica, la temporada de transmisión de D. filaria, es
mayor en los meses de otoño e invierno (Bekele y Shibbiru, 2017); mientras que para M. capillaris y
P. rufescens la temporada de transmisión se limita a las estaciones en las cuales están presentes los HI, primavera y verano (Pugh y
col., 2020).
La humedad es esencial para la supervivencia y el desarrollo
de las larvas, ya que están activas a temperaturas de 10 °C a 21 °C y
sobreviven mejor en entornos frescos y húmedos. En condiciones óptimas, las
larvas pueden persistir durante más de un año (Fentahun
y col., 2012; Hailu, 2019). Se ha observado que el
estadio larvario L3, de D. filaria es resistente al frío (Regassa y col., 2010; Asmare y
col., 2018). P. rufescens requiere una estación cálida húmeda o lluviosa
para completar su ciclo de vida, además de la presencia del HI, por lo que las
estaciones secas o con poca lluvia no favorecen el desarrollo del caracol (Bekele y Shibbiru, 2017;
Hailu, 2019).
D. filaria predomina
en pequeños rumiantes, seguido de M.
capillaris y P. rufescens. Esto puede atribuirse a la
diferencia en los ciclos de vida, ya que D.
filaria, al tener un ciclo directo, requiere menor tiempo para desarrollarse hasta la etapa infecciosa (Bekele y Shibbiru, 2017). Por
el contrario, la transmisión de P.
rufescens y M. capillaris es un evento epidemiológicamente complejo,
que involucra hospedero definitivo,
parásito y HI (Adiss y col., 2011; Hailu, 2019). Se ha observado que en América del
Norte, M. capillaris se encuentra con mayor frecuencia, seguido
de D. filaria y luego P. rufescens (Pugh y col., 2020). En Etiopía, D. filaria fue la especie
común, siendo mayor la prevalencia en ovejas que en cabras. Por el contrario, en estudios donde la presencia de M. capillaris
y P. rufescens fue más elevada, la infección fue significativamente
mayor en cabras que ovejas (Asmare y col.,
2018). Algunos estudios han evaluado que las cabras son más susceptibles
a las infecciones por protostrongílidos que
las ovejas, presentándose con mayor frecuencia y menor respuesta inmune
(Addis y col., 2011; López y col., 2011). Esto se atribuye a que las ovejas basan su alimentación en el pastoreo, consumiendo
más larvas infectantes, por lo cual tienen
mayor resistencia adquirida que las cabras, las cuales al utilizar más
el ramoneo para alimentarse consumen materia no contaminada, por lo que están
menos expuestas a las larvas
infectantes y, por lo tanto, desarrollan menor resistencia a los parásitos que
los ovinos (Asaye y Alemneh,
2015; Hailu, 2019).
En general, animales jóvenes en su primera temporada de
pastoreo son más afectados, ya que los animales adultos tienen inmunidad
adquirida, en los lugares donde la enfermedad es
endémica (Hailu,
2019). Esto explica que, a medida que
aumenta la edad de los animales, disminuye la susceptibilidad a la
infección por nematodos pulmonares (Garedaghi y col.,
2011; Asaye y Alemneh,
2015). Sin embargo, la inmunidad adquirida
es diferente en función del nematodo
parasitante, por ejemplo, se reportó que la infección por D. filaria fue más
alta en animales jóvenes menores a
un año de edad, mientras que M. capillaris fue más alta en animales de más de 3 años (Asaye
y Alemneh,
2015). Así mismo, los animales adultos pueden ser los más infectados con P.
rufescens, en comparación con los
animales más jóvenes (Pugh y col., 2020). Lo anterior se explica debido a que el desarrollo larvario de L1 a L3 en
el caracol lleva de 12 d a 14 d y el período de prepatencia es de 30 d a 60 d,
esto por el tiempo que tarda en desarrollarse la fase infectante en el HI, así como a la presencia o no de
las larvas en el ambiente y su relación con la época del año, lo cual
podría alargar el ciclo biológico de estos
parásitos, por lo tanto, la probabilidad de infección, transmisión y reinfección
por protostrongílidos sería mucho menor comparada con D. filaria,
ya que los animales jóvenes podrían estar menos expuestos a los ciclos de vida de
estos parásitos y por ende a la
infección. Estos factores podrían explicar por qué los animales jóvenes tienen
tasas bajas de infecciones por P. rufescens y M. capillaris
(Asaye y Alemneh, 2015;
Adem, 2016).
La mala condición corporal induce la
falta de resistencia
a la infección y contribuye a una mayor prevalencia en animales desnutridos, debido a una pobre respuesta inmune. También la
pérdida de peso puede estar asociada con la infección
por D. filaria, relacionado a la pérdida del apetito, así como a infecciones concurrentes por otros
parásitos, como los helmintos gastrointestinales (Panuska,
2006; Bekele y Shibbiru,
2017). Este parásito tiene la capacidad de
suprimir la inmunidad del tracto respiratorio y disminuir la ganancia de
peso (Garedaghi y col., 2011; Fentahun
y col., 2012; Asaye y Alemneh,
2015; Zeryehun y Degefaw,
2017). Se sabe que la
malnutrición reduce la resistencia y la resiliencia en los animales, por lo que
permite el establecimiento de parásitos y aumento
en la prevalencia en animales con baja condición corporal (Engdawork, 2019).
Por último, a mayor carga animal podría resultar en una
cantidad más elevada de larvas infectantes en los pastos, lo cual podría ser un
factor de riesgo para los animales durante el pastoreo (Engdawork,
2019).
Patogenia
La patogenicidad de los parásitos dependerá de su ubicación
dentro del tracto respiratorio, el número de larvas infectantes ingeridas, el estado
inmune de los animales, estado nutricional y la edad del hospedero (Bekele y Shibbiru, 2017; Asmare y col., 2018; Hailu,
2019). Aunque comúnmente es asintomática, la infección por nematodos pulmonares
puede provocar lesiones graves y
ocasionalmente causar neumonía mortal (Cassini y col., 2015). Así mismo, la infección primaria con parásitos pulmonares
causa supresión inmunológica en los pulmones, favoreciendo la presentación de bronconeumonías (Oyda
y Mekuria, 2018).
D. filaria
se establece en tráquea y bronquios, por lo que los huevos, larvas y desechos
aspirados afectan un gran volumen de tejido pulmonar. Por lo tanto, se
considera la especie más patógena, ya que ocasiona irritación en la mucosa y
puede causar bronquitis/bronquiolitis y enfisema pulmonar (Harwood y Mueller,
2018; Hailu, 2019).
Las infecciones con P. rufescens
y M. capillaris se asocian principalmente con desarrollo de neumonía focal, bronconeumonía crónica y neumonía intersticial (Suarez y col., 2014; Abebe y col., 2016; Hailu, 2019).
Debido a que los adultos de P. rufescens se encuentran en bronquiolos y M.
capillaris se encuentra en vías respiratorias pequeñas, como
alvéolos y tejido subpleural; es en el parénquima pulmonar donde las
larvas se enquistan en nódulos fibrosos y de diámetro pequeño, que adquieren un color grisáceo. Sin embargo, debido
a que estos nódulos pueden no contener adultos de ambos sexos, los huevos
fértiles no pueden depositarse en el paso del aire. A causa de esto, el número
de larvas en las heces a menudo no indica el grado de infección (Coyote-Camacho y col., 2015; Oyda y Mekuria, 2018). El
pulmón se ve afectado debido a la ruptura de
los alveolos y las lesiones nodulares causadas por la penetración de la L4, así como, por la destrucción de septos alveolares
y la formación de nódulos, ocasionados por los nematodos adultos. Por lo que,
dependiendo de la abundancia de huevos, larvas y adultos, así como de la gravedad de las reacciones inflamatorias, se altera el intercambio gaseoso en el pulmón
(Kuchboev y Hoberg, 2011;
Quiroz y col., 2011; Bowman, 2014; Asaye y Alemneh, 2015).
Se ha sugerido que, cuando las etapas larvales de M.
capillaris migran a través de las paredes del intestino delgado, el daño
resultante puede predisponer a la enterotoxemia (Suarez y col., 2014; Hailu, 2019).
Inmunidad contra
nematodos pulmonares
Los hospederos inmunológicamente resistentes pueden rechazar
la infección a través de mecanismos de hipersensibilidad, eosinofilia,
incremento de inmunoglobulinas (IgA, IgG e IgE), citocinas (IL-4, IL-5, INFᵧ) y quimiocinas, así
como mediante la activación de linfocitos T (CD4+, gamma/delta) (Quiroz y col.,
2011; Coyote-Camacho y col., 2015).
La respuesta celular refleja la etapa de desarrollo del parásito y el estado de resistencia del
hospedero, donde la reacción inflamatoria generalmente es de naturaleza crónica
e incluye infiltración linfoplasmocítica y eosinofílica difusa o focal,
mastocitosis y fibrosis (Gulbahar y col., 2009;
Quiroz y col., 2011).
La eosinofilia es una característica típica de la infección
por nematodos pulmonares, pero en ausencia de reinfección, la inmunidad puede disminuir y volver al animal susceptible nuevamente
(Habte y Simeneh, 2019).
Signos clínicos y
lesiones
Las infecciones con nematodos pulmonares
son clínicas
o subclínicas (Abebe y col., 2016). El curso clínico de la enfermedad depende de
la gravedad de la
infección, la edad y el estado inmunológico
del animal. En este sentido, la baja producción de leche y baja ganancia
de peso pueden ocurrir en infecciones subclínicas en cabras y ovejas (Hailu, 2019). Sin embargo, se ha establecido que la alta
prevalencia de la infección, con signos menos obvios, se asocia con una pobre
producción y animales apáticos (Asaye y Alemneh, 2015). En el cuadro clínico, inicialmente los animales manifiestan como signo
una respiración rápida y superficial, que se acompaña de tos, la cual se
exacerba con el ejercicio. Los signos clínicos pueden progresar a dificultad
respiratoria, donde los animales muy infectados se paran con la cabeza estirada hacia adelante, la boca abierta y babeando.
A la auscultación, los sonidos pulmonares son particularmente prominentes en la
bifurcación bronquial (Hailu, 2019).
Los signos clínicos más comunes en ovejas y cabras son pirexia, tos, respiración rápida y superficial,
secreción nasal y emaciación, así como
retraso en el crecimiento (Adem, 2016; Engdawork, 2019). La tos y la disnea se producen si se ve afectado un volumen suficientemente
grande de tejido pulmonar. Esto se acompaña de edema pulmonar y enfisema intersticial. Cuando todavía no se ha
producido daño estructural, el tratamiento produce una respuesta clínica
inmediata. Sin embargo, cuando los parásitos maduros se encuentran en los
bronquios principales, los huevos y los fragmentos de gusanos muertos son
aspirados; provocando neumonía por cuerpos extraños (Hailu,
2019).
D. filaria
es uno de los nematodos pulmonares más patógenos de ovejas y cabras, ya que
vive en la luz del árbol bronquial. Comúnmente se asocia con bronquitis crónica y oclusión localizada del árbol
bronquial con atelectasia (Abebe y col., 2016). Las
cabras infectadas con D. filaria suelen toser debido a la irritación traqueal
y bronquial, que en la infección intensa
conduce a una disnea progresiva y pérdida de peso, a menudo en asociación con una infección bacteriana
secundaria (Harwood y Mueller, 2018).
La infección con P. rufescens aun
sin ser aparente, puede cursar con diarrea debido a la acción irritativa y traumática de la L3
sobre la pared intestinal,
pérdida de peso o secreción nasal, con
aumento de la frecuencia y los sonidos respiratorios (Quiroz y col., 2011; Pugh
y col., 2020). La infección por M.
capillaris en cabras en ocasiones es asintomática y solo se
identifica como un hallazgo accidental al examen postmortem. En las
infecciones con pocos nematodos, los signos
respiratorios pueden ser muy sutiles y fácilmente pasados por alto, pero se han descrito casos que
tuvieron intolerancia al ejercicio como manifestación clínica, observando cabras rezagadas detrás del rebaño cuando eran conducidas (Harwood y Mueller, 2018).
La infección severa con nematodos pulmonares puede causar vasculitis y perivasculitis, con infiltración
de células pro-inflamatorias dentro y
alrededor de la pared vascular, así como engrosamiento de las paredes
interalveolares (Bekele y
Shibbiru, 2017; Hailu, 2019).
En la necropsia, la mayoría de las lesiones se encuentran en
el aparato respiratorio. En la infección por D. filaria, los bronquios,
especialmente en los lóbulos diafragmáticos,
contienen masas enmarañadas de gusanos mezclados con exudado espumoso.
Los bronquiolos infectados con P. rufescens a menudo están
atelectásicos, con gusanos y exudado; en consecuencia, estos lobulillos
estarían también afectados y con presencia de parásitos. Los pulmones
infectados con M. capillaris contienen lesiones nodulares rojas, grises
o verdes, de 1 mm a 2 mm de diámetro. Estas
lesiones, ubicadas en la subpleura de los lóbulos diafragmáticos, varían en consistencia, número y forma. Los nódulos pulmonares, como resultado de la infección por M. capillaris, tienen la apariencia de un disparo de plomo (Hailu, 2019).
Al someterse a estudio histológico, el tejido pulmonar
infectado muestra fibrosis peribronquial y alveolar adyacente a los parásitos,
con infiltración de linfocitos, macrófagos y mineralización alveolar. También
puede existir enfisema alveolar multifocal, así como ensanchamiento
intersticial, causado por fibrosis y células inflamatorias no supurativas.
Asimismo, la pleura puede presentar engrosamiento multifocal por células
mononucleares y proliferación de tejido
conectivo, principalmente en lóbulos caudales, junto a nematodos
localizados en alvéolos (Coyote-Camacho y col., 2015).
Diagnóstico
Por lo general, los signos clínicos, la época del año y los antecedentes de pastoreo son suficientes
para hacer el diagnóstico. La confirmación del gusano pulmonar se realiza
mediante detección de la L1 en muestras fecales, utilizando la técnica de
Baermann (Engdawork, 2019). Esta técnica es la
estrategia de diagnóstico preferida para la recuperación larval mejorada y la identificación de parásitos
antemortem (Hailu, 2019;
Pugh y col., 2020).
La identificación larval de nematodos pulmonares se realiza
en función de sus características morfológicas. Las larvas de P. rufescens
miden de 300 m a 400 m, con una cola afilada
característica y un contorno ondulado pero sin espina dorsal; las de M. capilaris (250 m a 300 m de largo) tienen un característico estrechamiento, una cola
de contorno ondulado y columna dorsal; y la larva de D. filaria (550 m a 585 m de longitud) tiene la cabeza con una protuberancia sobresaliente, cola puntiaguda y gránulos intestinales
amarronados (Hailu, 2019; de-Macedo y col., 2020).
En las fases de pre-patencia o post-patencia, así como
durante la hipobiosis, es imposible detectar estos parásitos mediante un examen
fecal (Asaye y Alemneh,
2015).
Las técnicas de PCR (Polymerase Chain
Reaction) se han usado con
fines de identificación y diagnóstico de nematodos trichostrongílidos y otros parásitos. Dependiendo del propósito de la prueba, se han utilizado una serie de procedimientos
de PCR, incluida la PCR convencional,
dirigida contra varias regiones, especialmente el primer o segundo
espaciador transcrito interno (ITS-1 y ITS-2)
del ADN ribosómico nuclear. Algunos trabajos han demostrado ser muy
promisorios en el desarrollo de PCR en tiempo real para el diagnóstico de
infecciones por nematodos en ovejas, a nivel de género o especie (Hutchinson,
2009; Carreno y col., 2009; Income
y col., 2021).
En ocasiones, el diagnóstico postmortem
de los pulmones revela
áreas consolidadas y parches enfisematosos elevados o lesiones nodulares blancas irregulares distribuidas en varios
lóbulos, especialmente en lóbulos diafragmáticos.
Al corte, en la tráquea y el árbol bronquial,
es posible observar abundante espuma, en la que se pueden encontrar numerosos
gusanos blancos y delgados. A menudo, en los bronquiolos terminales de
los lóbulos diafragmáticos se observan racimos de gusanos (Hailu,
2019).
Tratamiento
En el caso de las cabras, los
tratamientos incluyen imidazotiazoles
[tetramisol (15 mg/kg) y levamisol (7.5 mg/kg)], benzimidazoles [mebendazol (15 mg/kg a 20 mg/kg)] y lactonas macrocílicas
[ivermectina (0.2 mg/kg)] (Smith y Sherman, 2009; Engdawork, 2019). Para ovejas, se utiliza benzimidazoles
[albendazol (7.5 mg/kg)] y lactonas macrocíclicas [ivermectina (0.2 mg/kg), moxidectina (0.2 mg/kg) y doramectina
(0.2 mg/kg)] (Panuska, 2006). Estos medicamentos han demostrado ser efectivos contra todas las etapas de los nematodos pulmonares, con la consiguiente
mejora de los signos clínicos (Engda-work, 2019; Hailu,
2019). La eprinomectina administrada
tópicamente, a 1 mg/kg de peso corporal,
sobre la piel de las ovejas, es altamente eficaz
contra D. filaria (Hamel y col., 2017).
Control y prevención
Proporcionar una nutrición equilibrada es muy importante para
mantener a los animales sanos. Además, aumenta la resistencia del hospedero y,
por lo tanto, es importante para el control
de la Dicitiocaulosis (Engdawork,
2019; Hailu, 2019).
El control y la prevención de los nematodos pulmonares se
puede lograr a través de la desparasitación estratégica y regular de todos los
animales, al final de la estación seca y después de una temporada de lluvias
prolongadas, para con esto limitar la contaminación de los pastos en los
potreros en la próxima primavera y evitar una gran carga parasitaria durante el
pastoreo (Smith y Sherman, 2009; Bekele y Shibbiru, 2017; Engdawork, 2019).
CONCLUSIONES
Los nematodos Dictyocaulus, Protostrongylus
y Muellerius prevalecen como agentes de verminosis pulmonar en ovinos y
caprinos. La tasa de mortalidad de esta parasitosis no ha incrementado, pero su
importancia clínica se mantiene vigente por su impacto negativo en los parámetros
productivos, asociados a pérdidas económicas
importantes reportadas en diferentes países. La prevalencia de los
nematodos pulmonares depende de condiciones climáticas, geográficas, así como,
condiciones de manejo y producción de los animales; donde los más jóvenes,
durante el primer pastoreo, así como animales
desnutridos o con mala inmunidad,
suelen ser los más afectados, debido
a una pobre respuesta inmune. El cuadro clínico está caracterizado por
la presentación de signos
respiratorios, ocasionando tos, secreción nasal e incluso dificultad
respiratoria; ocasionalmente puede predisponer a bronconeumonías bacterianas mortales. Debido a la importancia de esta
enfermedad en los rebaños de ovinos y caprinos, actualmente se vuelve necesario
implementar programas de desparasitación oportuna y estratégica, así como un
adecuado manejo de los potreros, esto con el objetivo de prevenir y controlar
la presentación de esta enfermedad.
Referencias
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