https://doi.org/10.29059/cienciauat.v18i1.
1744
Confiabilidad y validez psicométrica del cuestionario
sororidad aplicable a mujeres docentes en espacios universitarios
Reliability and psychometric
validity of the sorority questionnaire applicable to female teachers in
university settings
Propiedades del cuestionario: sororidad
Lucía Pérez-Sánchez*, Sandra
González-Castillo
*Correspondencia: lucia.perez@uan.edu.mx/Fecha de recepción:
11 de agosto de 2022/Fecha de aceptación: 8 de junio de 2023/Fecha de publicación:
20 de julio de 2023.
Universidad
Autónoma de Nayarit, Unidad Académica de Ciencias Sociales, Ciudad de la
Cultura “Amado Nervo”, Tepic, Nayarit, México. C. P. 63000.
Resumen
La
sororidad es un concepto que posibilita la reflexión crítica y discusión
constructiva de las formas en que las mujeres tejen relaciones sociales y
generan interacciones. Actualmente, no existe un precedente de instrumento o
escala para su medición, ya que los estudios
realizados se han abordado con enfoque cualitativo, desde el nivel
experiencial, fenomenológico. Es ahí la importancia de ampliar el diálogo y
discusión teórica con un enfoque cuantitativo, sin reducir la experiencia
humana a estándares paramétricos. El objetivo de este trabajo fue demostrar
evidencia de confiabilidad y validez psicométrica de un instrumento respecto a
la percepción femenina acerca del concepto de sororidad, en un contexto
universitario, con la intención de que a partir de él se pueda realizar un
análisis desde la perspectiva de género de las relaciones de las mujeres. El
método se circunscribe a los parámetros
estadísticos para su construcción y su evaluación. Se determinó la
validez de contenido, mediante conversatorios, análisis teórico y la valoración
de los ítems a través de expertos; la validez de constructo mediante un
análisis factorial exploratorio, con las
pruebas de Kaiser-Meyer-Olkin y
Bertlett; y la validez de confiabilidad, utilizando alfa de Cronbach. La
muestra fue no probabilística, de inclusión continua y voluntaria, utilizando
la técnica de la bola de nieve, conformada por 118 profesoras universitarias,
de México. El instrumento mostró una confiabilidad global excelente (0.915),
por lo que permitió medir la sororidad de un modo consistente y válido. Es recomendable su futura aplicación
en otros contextos, ya que cuenta con las propiedades psicométricas necesarias.
PALABRAS CLAVE:
sororidad, mujeres, universidad, docencia.
ABSTRACT
Sorority is a concept that enables critical reflection and constructive discussion of the ways
in which women weave relationships and generate
interactions. Currently, there is no precedent of an instrument or scale for
its measurement, since the studies conducted have been approached with a qualitative focus, from the
experiential, phenomenological level. Hence the importance of expanding the
dialogue and theoretical discussion with a quantitative approach, without
reducing human experience to parametric standards. The objective of this work
was to demonstrate evidence of reliability and psychometric validity of an
instrument regarding the female perception of the concept of sorority, in a
university context, with the intention of being able to analyze women’s
relationships from a gender perspective. The method is circumscribed to the
statistical parameters for its construction and evaluation. Content validity
was determined by means of discussions, theoretical analysis, and the
evaluation of the items by experts; construct validity was determined by means
of an exploratory factor analysis, with the Kaiser-Meyer-Olkin and Bertlett
tests; and reliability validity was
determined using Cronbach’s alpha. The sample was non-probabilistic, of
continuous and voluntary inclusion, using the
snowball technique, made up of 118
female university professors from Mexico.
The results show that the instrument measures sorority in a consistent
and valid way and is suitable for
future application in other contexts since it has the necessary psychometric
properties.
KEYWORDS: sorority, women,
university, teaching.
INTRODUCCIÓN
Valorar
la posibilidad para construir una cultura de la sororidad, sería una forma de
contribuir a la desconstrucción de prejuicios
y estereotipos reproductores de maneras y formas restrictivas,
excluyentes de aquellas mujeres que entonces y ahora, aspiran a condiciones
dignas y legítimas de existencia (Lagarde, 1997). La sororidad, considerando la
postura teórica que maneja Marcela Lagarde, desde
un feminismo crítico y latinoamericano, personaliza una visión crítica, una
elección trascendental y vital, que simboliza
e identifica una nueva tonalidad de posibilidad relacional y discursiva, entre mujeres cómplices, a pesar de sus mundos
diversos y trayectos diferentes (Pérez
y col., 2018a). Por ello, para la
conceptualización del concepto sororidad y la construcción de
instrumentos que la miden o evalúan, se deben tomar los fundamentos teóricos del
feminismo posmoderno, o tercer feminismo, en donde se valora las diversidades y
particularidades de experimentar y relacionarse como mujeres (Montanaro, 2017).
Así también, desde esta postura, los saberes comunes son igual de importantes y deben ser analizados como los provenientes de espacios teóricos y académicos (Haraway, 1995;
Colás-Bravo, 2003; White, 2016).
Sororidad
es un concepto que enmarca las formas en que las mujeres se organizan y
construyen redes de apoyo, que sirven de escenario para el intercambio de
experiencias. De manera literal, se define como hermandad, y que, dentro del movimiento feminista, resignifica un acto
ético y político de la coexistencia entre mujeres (Lagarde, 1997; 2013).
La
sororidad plantea el cuestionamiento de las relaciones entre mujeres, en
específico lo concerniente al por qué en la identificación de igualdad en
valor, derechos, dignidad y libertad, entre
hombres y mujeres, se tienen que acentuar los de estas últimas. ¿Acaso
el sentimiento de acompañamiento en la búsqueda del bien común femenino es algo que deba evaluarse y
reflexionarse? Sí, la respuesta es afirmativa,
pues este acompañamiento no es en términos de romantizar las relaciones
femeninas, más bien, una forma de resistir a los discursos que han sido impuestos
desde una estructura que solo plantea posibilidades verticales y rígidas,
dejando un espacio estrecho para las diversas formas de ser mujer y, en consecuencia,
conversar y redefinir las propias capacidades para discutir, pensar o deducir
las maneras de relacionarse (Colás-Bravo,
2003; Contreras-Hernández y
Trujillo-Cristoffanini, 2017).
Es
necesario subsanar y comprender las relaciones que se tejen como mujeres, para
hallar el punto inicial de estos vínculos a partir de las semejanzas, y para
ello, se propone reflexionar el significado de las mujeres a través de las
biografías y cómo estos encuentros han marcado de manera importante las
historias propias de cada una (Pagaza, 2014). Dado lo anterior, surge la necesidad de implementar diferentes vías
de instrumentación que favorezcan la construcción de una cultura de la
sororidad, por lo cual, se considera importante también acercarse al área
psicométrica de la medición, con el fin de posibilitar un acercamiento que
sirva para analizar desde la perspectiva de
género las relaciones entre mujeres y
todas las intersecciones que la atraviesan, así como su potencial político y transformador de la realidad
(Lagarde, 2006; Broncano, 2021; Cortés y Zapata-Martelo, 2021).
La
medición de una variable requiere realizar un conjunto de preguntas o ítems que
conformarán un instrumento o escala. Estos son sometidos a procedimientos
estadísticos, en donde sus puntuaciones demostrarán la calidad de la medición
en la muestra analizada. Frías-Navarro (2022: 3) menciona que “los instrumentos
de medida de los constructos tienen que demostrar que sus puntuaciones en la
muestra con la que se está trabajando poseen las propiedades psicométricas de
validez y fiabilidad”.
El
objetivo de este estudio fue demostrar la confiabilidad y validez psicométrica
de un instrumento que evalúe la percepción que experimentan las mujeres en
cuanto a la sororidad, con sus compañeras de trabajo, en un ámbito
universitario.
MATERIALES Y MÉTODOS
Procedimiento
de la construcción del instrumento: contexto de la experiencia
Parte de
las actividades realizadas, que dieron origen al presente estudio, se
desarrollaron en el espacio universitario.
Los trabajos antecedentes a este que se presenta tuvieron como objetivo
explorar y describir las relaciones que experimentan
las mujeres universitarias, desde una metodología cualitativa, a través
del diseño de conversatorios que tomaron como
fundamento las prácticas colaborativas y dialógicas y las prácticas narrativas.
De acuerdo con la metodología de estos abordajes, se permitió la generación de diálogos, internos y externos, de manera
que, en estas conversaciones, se tejieron reflexiones y se permitió con ello la construcción de historias alternas, acorde a las identidades preferidas, donde se visibilizan las experiencias vitales
de sororidad en cada una de las
participantes (White, 2016).
La
implementación de dichos conversatorios o, como en otras aproximaciones
metodológicas y teóricas denominan, grupos
de discusión, exploró diferentes dimensiones en la experiencia de las
docentes, con respecto a la convivencia con otras mujeres colegas para el
desarrollo de un instrumento que evaluará la percepción que las mujeres
universitarias tienen sobre su vivencia relacional con otras mujeres. Se contemplaron tres categorías surgidas
a partir del trabajo establecido por Pérez y
col. (2018b) que fueron: sororidad y vida académica, resonancias y
tejiendo una nueva historia de sororidad.
Desarrollo
del estudio
Se hizo
una aproximación teórica al problema de estudio. Después, se delimitó el
problema de investigación desde una relevancia social para las mujeres y los
estudios de género. Se analizaron los datos teóricos para definir las sentencias del instrumento. Posteriormente, se valoraron
los ítems más importantes mediante la
participación de jueces. Con la finalidad de obtener evidencias de
confiabilidad y validez se llevó a cabo un
Análisis Factorial Exploratorio (AFE) y su evaluación mediante el alfa
de Cronbach, para la construcción definitiva de la prueba (Muñiz y
Fonseca-Pedrero, 2019).
Con base
en la fundamentación teórica, se obtuvo el instrumento, partiendo de las tres
etapas que marca la metodología en la construcción de instrumentos de medición
psicológica (Reyes y Arias, 2012):
1. Para
la validación de contenido se llevó a cabo un análisis teórico para la
construcción de la tabla de especificaciones,
a través de dos grupos focales
integrados por 10 docentes académicas, cada una de diferentes licenciaturas
de la Universidad Autónoma de Nayarit, México, con quienes se realizaron 4 conversatorios. Las participantes se
eligieron al azar y de forma voluntaria. El
análisis de contenido y la metodología seguida establecieron 25 ítems para la categoría sororidad y vida académica; 16 ítems para resonancias (que hace
alusión a las emociones con respecto a la sororidad) y 11 ítems, para
tejiendo una nueva historia de sororidad. A
partir de ellas se construyeron 52
reactivos en total con diseño de
escala de Likert que van con respuestas
desde: nunca, rara vez, algunas veces, bastantes veces, casi siempre. El primer
borrador se envió a tres expertos, tanto en diseño de instrumentos de
evaluación psicológica, como estudios de género, quienes pertenecían a tres universidades mexicanas distintas,
Universidad Veracruzana, Universidad de Guanajuato
y Universidad Michoacana de San Nicolás
de Hidalgo. Sus observaciones se tomaron
en cuenta para hacer las pertinentes correcciones, principalmente de
ortografía y algunas palabras; quedando constituido por los 52 reactivos (ítems). El objetivo en esta etapa
fue buscar la suficiente claridad en cada
ítem, así como su coherencia, relevancia y pertinencia, y de la amplitud de
contenido de cada ítem con respecto a su congruencia y redacción.
La
muestra fue seleccionada de manera no probabilística, de inclusión continua y
voluntaria, utilizando la técnica de la bola de nieve, y con autorización
firmada de la carta consentimiento (Baena,
2017; García-González y Sánchez-Sánchez, 2020). Se inició con la invitación a participar a docentes universitarias a
través de un grupo de WhatsApp que se integra por compañeras docentes del Programa Académico de Psicología de
la Universidad Autónoma de Nayarit, ahí se explicó a detalle el objetivo de la investigación y la forma de
responder el instrumento; del mismo modo se les solicitó invitar a otras docentes a participar.
El instrumento fue redactado en formulario de Google
para ser respondido de forma autoadministrada con un tiempo de respuesta aproximado de 15 min; para ello, fue distribuido de manera digital a través de Facebook, por
correo electrónico y por la aplicación de WhatsApp; estuvo en circulación aproximadamente por 4 meses, después de este tiempo se dio por terminada la recepción de respuestas
del formulario para así continuar con el análisis de los resultados. En total,
el instrumento fue respondido por 118 profesoras universitarias pertenecientes a diversas instituciones educativas de
nivel superior de la República Mexicana.
2. Se
utilizó el AFE, mediante el método de Kaiser (Méndez-Martínez y
Rondón-Sepúlveda, 2012) para la validación de constructo de la escala. Esta técnica consiste en conocer el número
de factores comunes que hay en el instrumento y determina qué tantos factores como autovalores mayores que 1 existen (es el método que por defecto realiza el software Statistical Package for Social Sciences, SPSS) versión
22. Para comprobar la factibilidad de la encuesta, se aplicaron las pruebas de Kaiser-Meyer-Olkin y la de esfericidad
de Bartlett. La primera compara
la magnitud de los coeficientes de correlación y considera valores mayores de 0.70 como aceptables. La segunda, contrasta la hipótesis nula de igualdad entre la matriz de correlaciones y la de identidad (Pizarro-Romero y
Martínez-Mora, 2020).
3. Se
midió la confiabilidad del instrumento mediante el cálculo del coeficiente de
alfa de Cronbach.
Análisis
de datos
Para el
análisis de los datos se utilizó el programa
estadístico SPSS versión 22.
RESULTADOS
Características
sociodemográficas de la población participante
La
población de estudio se encontraba en un rango de 25 a 64 años
de edad, con una media de 42 años de edad y una desviación estándar de
9.59 años. La mayoría estaban casadas (47 %) o solteras (34 %), con grado
académico mayoritario de maestría (53 %) o
doctorado (33 %) y un perfil académico profesional predominante de psicología 48 % o docencia 25 % (Tabla 1).
El lugar de residencia más frecuente fue Nayarit (39 %) seguido
de la Ciudad de México (14 %), pero se contó con la
participación de mujeres provenientes de 12
estados (Tabla 2).
Las
docentes que participaron laboraban en 34 instituciones de educación superior,
con el porcentaje más alto en la Universidad Autónoma de Nayarit (36 %),
seguida de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Iztacala, perteneciente a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) (5 %) (Tabla 3).
La
factibilidad de la encuesta obtuvo un valor aceptable (0.759), lo cual indica
viabilidad para la realización del AFE. Los resultados de la prueba de esfericidad de Bartlet arrojaron un nivel de
significancia < 0.05, lo que indica que
es factible desarrollar el AFE (Tabla 4).
A partir
de la aplicación del análisis factorial de componentes principales con rotación
varimax se eligieron los reactivos con cargas
factoriales ≥ a 0.32, con valores Eigen mayores a 1, criterio que agrupó 38 reactivos en 5 factores. Los reactivos
y su distribución dentro de los 5 factores, así como sus pesos
factoriales se muestran en la Tabla 5.
El valor
de alfa de Cronbach obtuvo un coeficiente
cercano a 1 (0.915), por lo que se considera un instrumento confiable. Las alfas
por factor fueron las siguientes: factor 1 (0.915), factor 2 (0.893), factor 3
(0.863), factor 4 (0.736) y factor 5 (0.764).
DISCUSIÓN
Los
5 factores de este instrumento psicométrico, que evalúa la percepción de la
experiencia de la sororidad en contextos universitarios, muestran
correspondencia con los principales
postulados epistemológicos del feminismo: la visión crítica de las
prácticas sociales y la reelaboración de las
formas en que la cultura androcéntrica y heteronormativa, afecta a las
estructuras socioculturales, y por lo tanto a
las educativas y científicas (Colás-Bravo,
2003; Contreras-Hernández y Trujillo-Cristoffanini, 2017).
El
desarrollo de la construcción del presente instrumento coincide también con las
características del tercer feminismo (Montanaro, 2017), donde la diversidad y
las particularidades son el acto nodal de esta visión crítica y transformadora
propositiva de ser mujer, y de relacionarse como mujeres. Los inicios de este
trabajo partieron desde una concepción metodológica fundada en el feminismo
crítico latinoamericano, y la visión del construccionismo
social, donde se reconoce la riqueza del papel que juegan las diversas identidades femeninas, y se cuestionan las realidades
universales.
Desde
este tipo de feminismo denominado post feminismo o posmoderno, se distingue y
se aceptan las bondades de los saberes comunes, en donde los protagonistas y
creadores están en diálogo, personificando
la producción del conocimiento, y se aboga por la valoración de cualidades dejadas al margen (la experiencia
personal e identidad) del territorio dominante de la llamada ciencia universal
y neutral; de tal manera, que se puede migrar a diversas perspectivas
territoriales como sujetos, que procure el entendimiento de mirar y conocer
desde ópticas diferentes a las propias (Haraway, 1995; Colás-Bravo, 2003; White,
2016).
La
exploración de la sororidad, como un posicionamiento crítico feminista, posibilita,
desde tres escenarios, la construcción de una
cultura disidente y alterna a la convencional y hegemónica de las relaciones entre mujeres (Batliwala, 1998; Lagarde, 2006; 2014; 2018; Tamayo,
2016). En este trabajo se asocian estos tres
escenarios, con los cinco factores establecidos en el instrumento (Tabla
5), los cuales se mencionan a continuación:
Primer
escenario: ética de la sororal
Este
aspecto corresponde con los factores 1 y 2 del cuestionario.
Factor 1.
Actitudes individuales que expresan
sororidad: tiene que ver con acciones concretas comportamentales, en el
día a día, de la interacción entre las
mujeres, y que reflejan relaciones de sororidad, basadas en el respeto, confianza y diversidad (Lagarde, 2006);
incluye 12 reactivos.
Factor 2.
Vivencia personal de la sororidad en el espacio laboral universitario: hace
referencia a experimentar sentido de comunidad, establecer lazos solidarios, y
apoyo recíproco, y el genuino reconocimiento “a través de la mirada y la
escucha, de la crítica y el afecto, de la creación, de la experiencia” de otras
mujeres. Es decir, la experiencia que elimina la idea de enemistad y competencia entre las compañeras de trabajo (Lagarde, 2006); incluye 12 reactivos.
La ética
sororal, se distingue por el liderazgo entrañable colectivo del que habla
Lagarde (1999), en donde se valora la mediación femenina, el respeto en las relaciones del equipo de las mujeres
participantes, la búsqueda de justicia y equidad social, la toma de decisiones
por consenso, la posibilidad de generar honestidad en las relaciones y por ende
en otros escenarios.
Así, la
ética de la sororidad empodera en lo personal y en lo colectivo, además subraya
la necesidad de realizar una transformación cultural en las relaciones con las
mujeres, en que sea posible que la palabra
de la otra tenga credibilidad (Jaramillo, 2009). Sin embargo, poder
llegar a este nivel relacional, implica un proceso; Lagarde (2001) lo explica a
partir de la dificultad de conciliar semejanzas y diferencias contradictorias entre las mujeres que, a partir de la culturalización social a las mujeres, refuerza las diferencias y las define como obstáculos,
impidiendo el reconocimiento de las otras como semejantes; y esto marca
la manera de actuar.
Por ello,
la primera tarea hacia una ética de la sororidad, es
reflexionar sobre la propia identidad de la mujer, y reelaborar su experiencia
subjetiva, en palabras de Marcela Lagarde. “La clave feminista es: todas, sin
excepción, comenzando por nosotras mismas, necesitamos enfrentar quiénes somos,
qué queremos y hacia dónde vamos, porque quién no se ha mirado a sí misma
tampoco puede mirar a las otras” (Lagarde, 2001: 1), la autoconciencia es el
recurso principal de la ética sororal, es lo que posibilita la conciliación de
las semejanzas compartidas: en primera instancia, por lo sexual, por lo
político, al compartir de manera diversa opresión
histórica, y por padecer discriminación (trato desigual), sea este en forma positiva (tendiente a la
sobreprotección) o negativa (maltrato o
violencia física, psicológica, económica, entre otras).
El
proceso de ser consciente de la propia identidad y de la vivencia de ser mujer,
también es un ejercicio de doble conciencia, al reconocerse como mujeres, se
identifican con las otras, en un proceso relacional dialógico (McNamee y
Gergen, 1998), y entonces se cae en cuenta que, las historias de las mujeres,
por muy diversas y diferentes que estas sean, a todas atraviesan por igual, por
el simple hecho de ser mujer. Así, en este
camino largo y no fácil de llegar a ese nivel de concientización, se
desarrolla la conciencia política y, por consiguiente, la oportunidad del
cambio, no solo en un escenario concreto, sino desde lo íntimo y personal a lo
colectivo (Haraway, 1995; Lagarde, 2001; Gilligan, 2013).
Por lo
anterior, en un ámbito universitario, se
hace necesario reflexionar sobre los contextos, en donde las mujeres
siguen situándose de manera marginada, a la
realidad androcéntrica, y proponen nuevas formas de convivir y existir,
por medio de liderazgos alternos, que promueven una visión integradora de
diversidades. Visibilizar y amplificar estas voces, corresponde a una emergencia urgente de atender, por medio de
estrategias enfocadas a la valoración y gestión del potencial de las mujeres académicas, que se refleje en las prácticas
cotidianas de la vida universitaria, de tal manera que preserven las relaciones
y procesos enfocados a la
construcción de una cultura de colaboración
sororal en los ámbitos universitarios (Gilligan, 2013; Martínez-Cano, 2017).
Segundo
escenario: política sororal
Factor 3. Sentimientos ante la experiencia de la sororidad. Abarca el estado de ánimo producido
por las interacciones y vivencias con mujeres, manifiestas en acciones
específicas que se traducen en comportamientos favorables o adversos
hacia la sororidad (Lagarde, 2014; Tamayo, 2016); incluye 5 reactivos.
La
política de la sororidad se caracteriza por una visión crítica de la situación
social de la mujer, en la cual se insta para transformar estructuras dominantes
del sistema patriarcal, que afectan la convivencia armónica no solo de las propias mujeres, sino de todos
los partícipes de la vida social, así como en todo escenario en que llevan a
cabo sus interacciones (Lagarde, 2009; Contreras-Hernández y
Trujillo-Cristoffanini, 2017; Montanaro, 2017).
En la
vida académica, por tanto, este panorama es un común denominador; persisten
barreras para la mujer, hoy en día, las mujeres académicas no tienen un número
significativo de participación en la toma de decisiones de la vida universitaria
(López-Guerrero y col., 2015; Roos y col., 2020), inclusive las investigadoras
de la línea de conocimiento: ciencia y género, sobre el tema de la vida al
interior de la institución superior, son una minoría, y aún menor las
interesadas en las mujeres académicas y científicas (Castañeda-Salgado y
Sacristan, 2013). A pesar de ello, las aportaciones hechas suman un acervo
importante (Ibarra-Collado, 2004; Pérez-Sánchez, 2018). Una explicación de este
fenómeno, lo hizo Carreras (1988), en su estudio, ella describe la situación de
la mujer en el contexto universitario, comparándolo con una torre de marfil, en
donde la incursión en el ámbito universitario de las mujeres, no era destacado,
como lo es hoy; por lo que, daba una impresión de encontrarse aisladas, o en
espacios de privilegio, lo que contribuyó a que las mujeres académicas no
fueran objeto de estudio, en el momento de consolidación de los estudios de la
mujer.
Por
consiguiente, la política de la sororidad, contribuye a la reflexión sobre la
posibilidad de la representatividad de la mujer tanto en cantidad, como con una
postura crítica, que podría facilitar la diversidad de miradas, así como la
incorporación de las necesidades en los temas propios de las mujeres
académicas, como por ejemplo: desigualdad y discriminación, porque no importa
la zona de privilegio en que se encuentren algunas mujeres con respecto a sus
colegas, la estructura institucional ejerce en el mismo sentido,
discriminación, opresión y presión; la doble jornada; el elitismo científico,
que da más importancia a las ciencias duras, que las sociales y humanísticas;
la normatividad institucional dada en la “neutralidad objetiva”, pero que en
realidad son producto de un pensamiento androcéntrico, entre otros
(Castañeda-Salgado y Sacristán, 2013).
Entonces,
pensar desde la política de la sororidad, facilita el proceso de empoderamiento
o agencia personal que faculta a realizar cambios (estructurales) en lo
individual y lo colectivo, además posibilita, transitar de una identidad predeterminada
socialmente, a una preferida y construida en el plano relacional, así como
elegida de manera consciente y con libertad.
Otro de
los rasgos característicos de la política de la sororidad, es el liderazgo
sentipensante; es decir, las mujeres desde plataformas de liderazgo buscan la
relación lógica entre el pensar y el vivir, manifiesto de manera congruente
(Lagarde, 1999; Molina-Luque y col., 2013). Lagarde a este tipo de liderazgo, a
diferencia del masculino, lo denomina liderazgos entrañables, e indica la
necesidad de una propuesta formativa pedagógica, para su desarrollo, con la
centralidad de la ética feminista, que se distingue por ser incluyente e
igualitaria, y acorde con el concepto de la política del lugar, ya que desde
las transformaciones individuales, se traspasan fronteras que impactan en
diversos escenarios, de estructuras dominantes y tradicionales, a partir de la
resistencia al discurso “del cómo debe ser una mujer y cómo deben ser sus
interacciones con otras mujeres” (Harcourt y
Escobar, 2007).
La
mayoría de las universidades han incluido en sus normativas la perspectiva de
género (Delors, 1996; Arango-Restrepo y Corona-Vargas, 2016), toca a las
propias académicas incurrir en su aplicación real y no solo en una pasividad
discursiva; corresponde ser las actoras que traduzcan esa neutralidad objetiva,
en subjetividades que visibilice la desigualdad; atañe a las mujeres mediar
desde una ética relacional, que toma en cuenta las particularidades y las
vivencias de las académicas: historias de vida, estructuras familiares, ciclos
de vida en que se encuentran, pues estos espacios de intersección, juegan un
papel central en la discriminación y desigualdad dentro de los contextos
académicos que viven las mujeres (Colás-Bravo, 2003; Castañeda-Salgado y
Sacristán, 2013; López-Guerrero y col., 2015).
Tercer
escenario: cultura sororal
Factor 4.
Acciones hacia la cultura de la sororidad. Es decir, actos que conducen a la
transformación de las diversas formas de opresión e injusticia estructural de
la cultura patriarcal en la comunidad
universitaria, a través del reconocimiento potencial de agencia personal
y colectivo, para gestionar cambios en la dinámica relacional de los partícipes en un contexto laboral universitario (Batliwala, 1998; Tamayo, 2016);
incluye 5 reactivos.
Factor 5.
Premisas culturales ante la sororidad. Idea que
se da como cierta y que sirve como base al razonamiento de la percepción de
escenarios adversos o propicios a la
construcción de una cultura de la sororidad (Lagarde, 2006; Tamayo,
2016); incluye 4 reactivos.
La
sororidad es un concepto que invita a la creación alternativa de relaciones
femeninas, convirtiéndose en la forma concreta de resistencia a las diversas
formas en que la estructura dominante las limita; en este sentido McNamee
(2015), conceptualiza una forma diferente de apreciar las relaciones humanas,
aunque este concepto surge en el marco de los postulados teóricos del
construccionismo social, es congruente con el propuesto por el feminismo dialógico
y con el concepto propio de sororidad: cuestionar los discursos que mantienen
el dominio sobre “debe ser” como mujer y mirar el “ser relacional y su
presencia” de las comunidades de mujeres en los diferentes ámbitos en los que
están inmersas. Por lo tanto, si las mujeres son las que viven como tales,
deben ser las que en la comunidad definan su identidad y sus formas de
relacionarse (White, 2016).
Así pues,
la presencia radical de McNamee, implica la separación de una posición
individualista como mujer, e invita a la incorporación de valores colectivos
radicales, es decir, presentes en todos los momentos y contextos de sus vidas y
sus relaciones femeninas. De tal manera que, las fronteras entre las mujeres se
diluyen y dan paso a la conformación sororal, donde el ser y el hacer es con la
alteridad, formando el “nosotras”, en todo tiempo, lugar y momento.
Por eso,
el diálogo es tan relevante en este concepto que propone McNamee; se convierte
en el crisol reflexivo que genera las actitudes de la hermandad, el lugar donde
la presencia radical se hace tangible; en el diálogo, existe la posibilidad de
todas las formas de ser mujer y, al mismo tiempo, de llevar a cabo acciones con
intención y sentido (Seguí, 2015), ampliando
la complejidad de los lazos de hermandad entre la comunidad de mujeres.
Así, las acciones, las intenciones y el sentido sororal, se convierten en
rituales femeninos capaces de generar
valores y creencias con respecto a estas nuevas formas de relación.
Las
actitudes de cada mujer pueden conducir a cambios, cuando se considera la
posición de otras mujeres. Es decir, valorando la situación de la interlocutora
con respecto a la suya, en lugar de estar en su contra; lo que para Gergen (2016) es la ética relacional y para Lagarde
(2006) la ética feminista, que implica la renuncia a todo lo que obstaculice el
diálogo a favor de la transformación con respecto a las diferentes formas de
construir relaciones.
Finalmente,
la cultura de la sororidad será posible en la medida en que exista la disposición
a reaprender, las formas en que se desarrollan relaciones, resignifica los
vínculos entre mujeres, y se resiste a las inflexibles consignas sociales. Cada mujer está en una lucha constante,
cuando se decide realizar un cambio en los pensamientos o creencias arraigadas;
y la primera esfera de confrontación son los espacios privados más severos en
el orden político: casa y familia; a muchas mujeres al negociar un nivel
jerárquico, o alterar una costumbre familiar, puede costarles la vida
(García-Arteaga, 2022).
Por eso,
las que han transitado a territorios más benévolos, tienen la obligación moral
y ética, de tender puentes, para ir tejiendo un legado propio femenino, desde los saberes propios, costumbres y
tradiciones, que quedaron al margen, sin olvidar que la sororidad es el
bastidor en el que se entrelazan hilos de diversos colores y texturas, de
acuerdo con un momento, y un objetivo claro, y que, al ser alcanzado, debe
transformarse y evolucionar (García-Arteaga, 2022). La sororidad es el pretexto
ideal para seguir descubriendo el sin fin de modos de ser mujer y con ello, el
inagotable impulso por la búsqueda de relaciones positivas, el respeto a la
igualdad de la diferencia, la libertad. La solidaridad, en palabras de Lagarde
(2006: 126): “Los pactos entre nosotras son limitados en el tiempo y tienen
objetivos claros y concisos; incluyen, también, las maneras de abordarlos,
renovarlos o darles fin”.
La
sororidad es un concepto que invita a la creación alterna de relaciones
femeninas, convirtiéndose en la manera concreta de resistencia a las diversas
formas en que la estructura dominante las limita. La sororidad también es, el
acto concreto en que los postulados feministas de la tercera ola se cristalizan
en acciones específicas. No se trata de romantizar las relaciones entre
mujeres, sino más bien de la posibilidad de crear un espacio de discusión y
desacuerdo, en torno a lo que como mujeres es de urgente interés, e invita a la
reflexión, con el único objetivo de transformar y mover lo que en un momento
exacto de tiempo importa y es incómodo; los problemas y experiencias que
enfrentan las mujeres pueden transformarse ampliando la individualidad y viendo
que existen otras opciones a través de una presencia
radical, utilizando el vehículo de la hermandad y el compromiso y la
capacidad de respuesta relacional (Alexander, 2008). Para que, a través de las diferencias, la realidad
social de las mujeres pueda transformarse con sentido y significado
(McNamee, 2001).
CONCLUSIONES
La
discusión teórica por parte de las mujeres participantes en el estudio permitió
la construcción y validación de una escala para la evaluación y percepción del
concepto de sororidad por parte de las mujeres, desde una perspectiva social
teórica, utilizando la psicometría, sin buscar la reducción de una realidad
subjetiva a un contexto objetivo y limitado. El trabajo desarrollado expone la
importancia de la conversación interdisciplinaria, para una mejor apreciación
de la realidad y la generación de conocimiento, que requiere un proceso de
investigación continua de los escenarios sociales en constante cambio,
adquiriendo relevancia en la contribución científica que esta disciplina
matemática hace a las ciencias sociales. En futuros trabajos es necesario
realizar la réplica, con la intención de hacer un análisis confirmatorio.
También se recomienda aplicarlo en otros escenarios y ver cómo estos factores
se corresponden con la lectura social de la experiencia de la sororidad.
Referencias
Alexander, B. (2008). The globalization
of addiction: a study in poverty of the spirit. Oxford, Uk:
Oxford University Press. 470 Pp.
Arango-Restrepo, M. C. y Corona-Vargas, E. (2016). Guía
para la igualdad de género en las políticas y prácticas de la formación docente.
[En línea]. Disponible en: https://www.buenosaires.iiep.unesco.org/index.php/es/publicaciones/guia-para-la-igualdad-de-genero-en-las-politicas-y-practicas-de-la-formacion-docente. Fecha de consulta: 25 de octubre de
2019.
Baena, G. (2017). Metodología de la investigación. México:
Editorial Patria. 157 Pp.
Batliwala, S. (1998). El significado del empoderamiento de las
mujeres: nuevos conceptos desde la acción, en Poder y Empoderamiento de las
Mujeres. [En línea]. Disponible en: https://www.D4_Batliwala_1997(1).pdf.
Fecha de consulta: 25 de octubre de 2019.
Broncano, F. (2021). Fraternidad/sororidad y hegemonía. Pensamiento
al Margen: Revista Digital sobre las Ideas Políticas. (14): 31-42.
Carreras, M. (1988). Puntos de reflexión acerca de la mujer
en la academia, en Perfiles Educativos. [En línea]. Disponible en:
https://www.iisue.unam.mx/perfiles/articulo/1988-39-puntos-de-reflexion-acerca-de-la-mujer-en-la-academia-revision-bibliografica.pdf.
Fecha de consulta: 25 de octubre de 2019.
Castañeda-Salgado, M. P. y Sacristán, T. (2013). Investigadores
en la UNAM: trabajo académico, productividad y calidad de vida, México,
Universidad Nacional Autónoma de México, Centro de Investigaciones
Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades. [En línea]. Disponible en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/ceiich-unam/20170428050436/pdf_1404.pdf.
Fecha de consulta: 20 de octubre de 2019.
Colás-Bravo,
M. P. (2003). Investigación Educativa y Crítica Feminista. Ágora Digital.
(6): 1-13.
Contreras-Hernández, P. y Trujillo-Cristoffanini,
M. (2017). Desde las epistemologías feministas a los feminismos decoloniales: a
portes a los estudios sobre migraciones. Athenea
Digital. Revista de Pensamiento e Investigación Social. 17(1):145-162.
Cortés, R. y Zapata-Martelo, E. (2021). Los movimientos
sociales desde la perspectiva feminista: pistas metodológicas para un análisis
no androcéntrico de la acción social. La Ventana. Revista de Estudios de
Género. 6(54): 13-47.
Delors, J. (1996). La Educación encierra un tesoro, informe a
la UNESCO de la Comisión Internacional sobre la Educación para el Siglo XXI
(compendio), en UNESCO.
[En línea]. Disponible en: https://unesdoc.unesco.org/ark:/48223/pf0000109590_spa.
Fecha de consulta: 7 de septiembre de 2019.
Frías-Navarro, D. (2022). Apuntes de estimación de la
fiabilidad de consistencia interna de los ítems de un instrumento de medida.
Universidad de Valencia. España. [En línea]. Disponible en: https://www.uv.es/friasnav/AlfaCronbach.pdf.
Fecha de consulta: 4 de septiembre de 2022.
García-Arteaga, V. F., Cruz-Coria, E. y Mejía-Reyes, C.
(2022). Factores que impulsan e inhiben el empoderamiento femenino: una
revisión de literatura. Revista Reflexiones. 101(1): 121-140.
García-González, J. R. y Sánchez-Sánchez, P. A. (2020).
Diseño teórico de la investigación: instrucciones
metodológicas para el desarrollo de propuestas y proyectos de
investigación científica. Información Tecnológica. 31(6): 159-170.
Gergen, K. (2016). Towards a
relational ethics for therapeutic practice.
Nova Perspectiva Sistémica. 25(56):
11-21.
Gilligan, C. (2013). La ética del cuidado. Barcelona:
Fundación Victor Grífols Ilucas. 113 Pp.
Haraway, D.
(1995). Ciencia, Cyborgs y Mujeres: La reinvención
de la naturaleza. Madrid: Cátedra. 222 Pp.
Harcourt, W. y Escobar, A. (2007). Las mujeres y las
políticas del lugar. México: UNAM. 290 Pp.
Ibarra-Collado, E. (2001). Estudios sobre la universidad:
rasgos de identidad de sus comunidades académicas, en Denarius.
[En línea]. Disponible en: https://denarius.izt.uam.mx/index.php/denarius/article/view/338.
Fecha de consulta: 25 de octubre de 2020.
Jaramillo, Á. M. (2009). Género, Subjetivación y
Participación Política. Organizaciones de Mujeres y Ejercicio de los Derechos. Medellín:
Vamos Mujer. 85 Pp.
Lagarde, M. (1997). La
política de las mujeres. Madrid: Cátedra. 234 Pp.
Lagarde, M. (1999). Claves feministas para liderazgos
entrañables. Managua: Puntos de encuentro. 113 Pp.
Lagarde, M. (2001). Las mujeres queremos poder. Revista
envío. información sobre Nicaragua y Centroamérica. (228): 1-13.
Lagarde, M. (2006). Pacto entre mujeres Sororidad.
Madrid. Ponencia para el Lobby europeo de mujeres europeas Madrid. [En línea].
Disponible en:
pmayobre.webs.uvigo.es/textos/marcela_lagarde_y_de_los_rios/sororidad.pdf?fbclid=IwAR2cfan36dwS-f?fbclid=IwAR2cfan36dwS-CtrhI4uktuxUXszFJBm37lOQOj2Aev9DdleRHe7rwoYWbs. Fecha de consulta:
10 de octubre de 2016.
Lagarde, M. (2009). La política feminista de la sororidad. Mujeres
en Red, El Periódico Feminista. 11: 1-5.
Lagarde, M. (2013). Conferencia sobre la Sororidad. [En
línea]. Disponible en: https://youtu.be/jFlf_qaYi0c. Fecha de consulta: 10 de
octubre de 2016.
Lagarde, M. (2014). Enemistad y sororidad: hacia una nueva cultura feminista. México: Mujeres.net. 22
Pp.
Lagarde, M. (2018). Género y feminismo: desarrollo humano
y democracia. México: Siglo XXI Editores. 239 Pp.
López-Guerrero, J., Muñoz, R. A., González, P., G., Valero,
A. V. y Orozco, P., M. (2015). Mujeres y vida académica, en Investigadoras
en la UNAM: trabajo académico, productividad y calidad de vida, México. [En línea]. Disponible en: http://biblioteca.clacso.edu.ar/Mexico/ceiich-unam/20170428050436/pdf_1404.pdf.
Fecha de consulta: 20 de octubre de 2019.
Martínez-Cano, S. (2017). Procesos de empoderamiento y
liderazgo de las mujeres a través de la sororidad y la creatividad. Dossiers Feministes. 22(4): 49-72.
McNamee, Sh. (2001). Relational
resources: rebuilding therapy and other professional practices in the
post-modern world, in Family Systems. [En línea]. Disponible
en: https://mypages.unh.edu/sheilamcnamee/publications?page=1. Fecha de
consulta: 15 de octubre de 2020.
McNamee, Sh. (2015). Radical presence:
alterations for the therapeutic state. European Journal of Psychotherapy &
Counselling. 27(4): 373-383.
McNamee, Sh. and Gergen,
K. (1998). Relational responsibility:
Resources for sustainable dialogue.
Thousand Oaks, Sage.
146 Pp.
Méndez-Martínez, C. y Rondón-Sepúlveda, M. (2012).
Introducción al análisis factorial exploratorio. Revista Colombiana de
Psiquiatría. 61(1): 197-207.
Molina-Luque, F., Rasero-Samper, L. y Dolors, M. A. (2013).
Liderazgo femenino. Un análisis de las diferencias de género en la formación y
desarrollo de asociaciones de inmigrantes africanos. Revista Internacional de
Sociología. 1(1): 141-166.
Montanaro, A. M. (2017). Una mirada al feminismo decolonial
en América Latina, en Una Mirada al Feminismo Decolonial en América Latina.
[En línea]. Disponible en: ebooks_978-84-9148-354-0.pdf. Fecha de consulta:
25 de octubre de 2019.
Muñiz, J. y Fonseca-Pedrero, E. (2019). Diez pasos para la
construcción de un test. Psicothema.
31(1).
Pagaza, A. (2014). La reparación antes de pensar en una
política de sororidad: sororidad posibilidad de resignificación y coexistencia
entre mujeres. México: Dirección de General de formación continua de la
Universidad Intercontinental. 25 Pp.
Pérez-Sánchez, L. (2018). Abuelas universitarias: Roles y
funciones en la vida profesional y familiar. Interdisciplinaria. 35(1):
35-69.
Pérez, S. L., Rábago, M. y Castillo, C. G. (2018a).
Sororidad: hilo que entreteje historias de resistencia colectiva ante la vejez
y el cuerpo femenino. Revista Familia Ciclos de Vida y Salud en Contextos
Sociales. 6 (Supl.1): 386-393.
Pérez, S. L., Rábago, M. y Castillo, C. G., Schoham, P. C., Zamora, P. R. y Sadooj,
L. D. (2018b). La jubilación y la sororidad femenina: una propuesta de
trabajo desde las prácticas colaborativas dialógicas y las narrativas. Nova
Perspectiva Sistémica. 27(62): 34-54.
Pizarro-Romero, K. y Martínez-Mora, O. (2020). Análisis
factorial exploratorio mediante el uso de las medidas de adecuación muestral
KMO y esfericidad de Bartlett para determinar los principales factores. [En
línea]. Disponible en: https://doi.org/10.5281/zenodo.4453224. Fecha de
consulta: 22 de octubre de 2022.
Reyes, D. y Arias, R. (2012). Principios básicos para la
construcción de instrumentos de medición psicológica, en Apuntes de Grado de
Psicología. [En línea]. Disponible en: http://psicologia.isipedia.com/segundo/psicometria/02-principios-basicos-para-la-construccion-de-instrumentos-de-medición-psicológica.
Fecha de consulta: 25 de septiembre de 2017.
Roos,
H., Mampaey, J., Huisman,
J., and Luyckx, J. (2020). The
Failure of Gender Equality Initiatives in Academia: Exploring Defensive
Institutional Work in Flemish Universities. Gender & Society. 34(3): 1-39.
Seguí, J. (2015). Mentalidad humana. De la aparición del
lenguaje a la psicología construccionista social y las prácticas colaborativas
y dialógicas. [En línea]. Disponible en: Mentalidad_humana_Josep_Segui.pdf.
Fecha de consulta: 21 de septiembre de 2019.
Tamayo, J. (2016). Construyendo una pedagogía de la sororidad
desde la Casa Cultural Tejiendo Sororidades de Cali Colombia. Revista la
Manzana de la Discordia. 12(2): 29-45.
White, M. (2016). Mapas de la práctica narrativa. Santiago:
Pranas Chile ediciones. 342 Pp.