Normas sociales, publicidad y
consumo alimentario en escolares: modelado mediante lógica difusa tipo 2
Social
norms, advertising and food consumption in
schoolchildren: modeling using fuzzy logic
Alimentación escolar: modelado con lógica difusa
Bárbara de los Ángeles Pérez-Pedraza1*,
Gerardo Daniel Olvera-Romero2, Karla Patricia Valdés García1,
Rolando Javier Praga-Alejo3
*Correspondencia: barbara_perez@uadec.edu.mx/Fecha de
recepción: 16 de febrero de 2023/Fecha de aceptación: 25 de enero de 2024/Fecha de publicación: 30 de enero de 2024.
1Universidad Autónoma de Coahuila, Facultad de
Psicología, Unidad Saltillo, Edificio D, Planta Baja, Unidad Campo Redondo,
Saltillo, Coahuila, México, C. P. 25020. 2Corporación Mexicana de
Investigación en Materiales S.A. de C.V., Saltillo, Coahuila, México.3Universidad
Autónoma de Coahuila, Facultad de Sistemas, Arteaga, Coahuila, México.
RESUMEN
México ocupa el primer
lugar en obesidad infantil en el mundo, por
lo que resulta importante identificar
variables asociadas al consumo alimentario. El objetivo del presente
trabajo fue establecer si la forma en que el
consumo de alimentos se modifica en función de las normas sociales
alimentarias y la publicidad alimentaria que recibe la población infantil escolar. Se diseñó un estudio multivariado predictivo
utilizando sistemas de lógica difusa tipo dos de intervalo (IT2 FLS), y
comparando su ajuste con modelos convencionales, como la regresión lineal
múltiple (RLM). Se trabajó con las respuestas emitidas por 196 niños en un estudio previo y almacenadas en una base de datos,
seleccionando solo las que correspondieron a las variables de interés para el
estudio. Las normas
sociales a evitar, el número
de comidas y la compra de alimentos por la publicidad alimentaria
permitieron predecir el consumo alimentario de los niños mediante IT2 FLS. En RLM las horas de comidas tuvo mayor capacidad predictiva que el número de comidas. El
IT2 FLS proporcionó un mayor coeficiente de determinación
(R2 = 0.649), que el de la RLM (R2 = 0.370). El
consumo alimentario, al ser un fenómeno
multicausal y complejo, puede ser mejor predicho al utilizar métodos de
análisis que manejen de forma más flexible la incertidumbre, como lo hace la IT2
FLS.
PALABRAS CLAVE: consumo alimenticio,
inteligencia artificial, lógica difusa, normas sociales, publicidad.
ABSTRACT
Mexico
ranks first in childhood obesity in the world, so it is important to identify
variables associated with food consumption. The objective of this work was to
establish whether the way in which food consumption is modified depending on
social food norms and food advertising received by school children. A
predictive multivariate study was designed using interval type two fuzzy logic
systems (IT2 FLS), and comparing its fit with conventional models, such as
multiple linear regression (RLM). We worked with the responses issued by 196
children in a previous study and stored in a database,
selecting only those that corresponded to the variables of interest for
the study. The social norms to avoid, the number of meals and the purchase of
food through food advertising made it
possible to predict children’s food consumption through IT2 FLS. In RLM,
mealtimes had a greater predictive capacity than the number of meals. The IT2 FLS provided a higher coefficient
of determination (R2 = 0.649) than that of the RLM (R2 =
0.370). Food consumption, being a multicausal and complex phenomenon, can be
better predicted by using analysis methods that manage uncertainty more
flexibly, as the IT2 FLS does.
KEYWORDS: food consumption, artificial intelligence, fuzzy logic, social norms,
advertising.
INTRODUCCIÓN
En la actualidad, una de las mayores
problemáticas que tiene México, desde el
punto de vista de la salud, es el
desarrollo de enfermedades de origen
alimentario, como la diabetes y la obesidad. Un grupo vulnerable a ellas
son los niños, dado que el país está posicionado
en el primer lugar en obesidad infantil en el mundo (Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, 2017).
La prevalencia de sobrepeso y obesidad
combinada, en niños en edad escolar, es de 38.2 % (Shamah-Levy y col., 2021),
por lo que, investigadores y profesionales
de la salud han destacado la importancia de identificar cuáles variables están participando en este problema sanitario (Ruiz-Cota y col., 2019). Al respecto, Álvarez (2011) y Pérez y López (2022) refirieron
que los fenómenos asociados a la alimentación
tienen una base social y cultural que tiene
un fuerte peso sobre las conductas alimentarias, específicamente sobre
el consumo alimentario, que lleva al exceso
ponderal. También, Pérez y López
(2022) definieron las normas sociales alimentarias como “estándares
percibidos por otras personas sobre lo que es una dieta adecuada, la cantidad y
las preferencias alimentarias para los miembros de un grupo social”. Estas
fueron categorizadas como normas sociales a reproducir y normas sociales a evitar, indicando los estándares de lo que
se debe y no se debe hacer en la
alimentación. Además, diferenciaron las
normas sociales alimentarias de las normas de salud, por tener su origen
en las creencias y tradiciones culturales,
más que en hallazgos científicos con sustento empírico.
Si bien, las normas sociales
alimentarias tienen su origen en la cultura,
son los padres quienes ejercen un gran impacto en la transmisión de
estas normas sobre sus hijos, dado que influyen en el entorno donde se
desarrollan los niños y proporcionan los parámetros de alimentación y formación
corporal, facilitando o inhibiendo la inclusión de productos de bajo valor
nutricional y altos en calorías en la dieta, los cuales están relacionados con
el desarrollo de enfermedades metabólicas (Perry y col., 2010; Hogreve y col.,
2021).
México es un país globalizado, en el
que han ocurrido cambios profundos en los hábitos de alimentación y consumo de
comestibles, a raíz de las circunstancias económicas y de políticas sociales
que han propiciado el desarrollo de los métodos de producción en la industria
de alimentos y de la publicidad de las empresas que buscan posicionar sus
productos (Arvizú y col., 2015; Hernández y
col., 2015; Torres y Rojas, 2020).
La publicidad en los medios de
comunicación, especialmente televisivos, ha influido en el desarrollo de
hábitos inadecuados que afectan la salud de los niños y adultos en las familias mexicanas. Se ha demostrado que el uso de
personajes famosos, en anuncios publicitarios de comida que son específicamente
dirigidos al público infantil, son un factor importante para promover el
consumo de alimentos altos en calorías o poco nutritivos, usando recursos
persuasivos y emotivos como, por ejemplo, el
empleo de caricaturas (Ponce y col., 2017; Gil y Cortés, 2020).
Aun, cuando se sabe de la relación de
los factores sociales con el consumo alimentario de los niños, son pocos los
estudios que se centran en comprender cómo se da esta relación, sobre todo en
lo que refiere a las normas sociales alimentarias y la publicidad alimentaria,
dada la complejidad de estas variables y el fenómeno en que participan
(Álvarez, 2011). Pérez y Laviada (2023) describieron los hábitos alimentarios y
las normas sociales alimentarias de niños en
edad escolar de una muestra del
noreste de México, con el propósito de entender la relación entre estos
factores sociales.
La lógica difusa es un mecanismo de
inferencia que modela la incertidumbre mediante procedimientos de inteligencia artificial (Casadeús y Castro, 2018); ha
sido definida como “un modo de razonamiento que aplica valores múltiples de verdad o confianza a las categorías restrictivas
durante la resolución de problemas” (Mendel, 2017: 208); permite simular el
razonamiento humano a partir de la experiencia de los expertos, con un lenguaje
natural y con manejo de imprecisión e incertidumbre (Mendel, 2017). Dentro de
los beneficios que conlleva la utilización de la lógica difusa no
probabilística es que, permite abordar problemas muy complejos, dado que es una
alternativa a la lógica discreta que pretende identificar las categorías máximas de un fenómeno en términos
de todo o nada, presencia o ausencia. Mientras que la lógica difusa permite
encontrar los grados diversos de pertinencia a una categoría, de manera que se
puede ver el continuo de los fenómenos
complejos, como lo es la conducta humana y los procesos sociales
complejos (Ballester y Colom, 2006).
En cuanto a las aplicaciones de la
lógica difusa, en fenómenos psicosociales complejos, se ha encontrado que el
estudio y análisis de problemas sociales, como los hábitos alimenticios en
niños, suelen manejar mayormente información empírica, por lo que la incertidumbre y variabilidad suelen presentarse frecuentemente
(Kennedy, 2010). Existen métodos que pueden
trabajar con este tipo de problemas, como el método probabilístico, que asocia
un grado de creencia entre 0 y 1 para
resumir la incertidumbre; es decir,
una probabilidad de 0.7 sobre una
oración no indica que sea 70 % verdadera, sino que se tiene un 70 % de
confianza de que esa oración sea verdadera
(Ballester y Colom, 2006; Mittal y
col., 2020). Otros métodos para
gestionar la incertidumbre pueden ser los sistemas inteligentes, como las redes neuronales y los sistemas híbridos, que tienen la característica de imitar funciones del
cerebro humano y la naturaleza (Mendel, 2017).
La utilización de la lógica difusa no
es un método nuevo (Zadeth, 1965). Inicialmente fue aplicada en la comprensión de fenómenos asociados a las ciencias de los
datos (Zadeth, 1988; Tayyebi y Soltanali, 2017; Chen y col., 2020; Figueroa-García y col., 2022), para después abrirse
campo de una forma amplia en las ciencias
sociales, como la economía y las finanzas (Medina, 2006), la
administración (Franco-López y col., 2019) y la educación (Ballester y Colom, 2006; Chanchí y col., 2021);
así como en ciencias médicas, para la
toma de decisiones en el diagnóstico diferencial (John e Innocent, 2005; Ahmadi
y col., 2018), para la generación de propuestas de alimentación saludable
(Cárdenas, 2021), y recientemente para la predicción de las curvas de contagio
del COVID-19 (Jayalakshmi y col., 2021).
En psicología también se ha abierto un
campo importante para la aplicación de modelos basados en lógica difusa, dada
la factibilidad para la comprensión de los fenómenos complejos de la conciencia
y la conducta humana. Estos estudios van desde la comprensión del
funcionamiento cerebral para la toma de decisiones
(Zéténvi, 1988; Duarte, 2000), el razonamiento humano (Erdem y Akyuz,
2021), la implementación de dichos algoritmos para la elaboración de perfiles
de personalidad (Barrios, 2018), identificación de intereses y aptitudes vocacionales (Ménez y col., 2004), diagnóstico
de trastornos mentales como la distimia, depresión, espectro autista (Nogales,
2015; Valencia, 2016; Mamani, 2020), identificación de la violencia hacia la
mujer y la influencia de estos continuos de
violencia en las familias (Pozo y col., 2021). En psicología de la salud
se ha utilizado para comprender la implicación de los estilos de vida
relacionados a la actividad física en el estado emocional (Memmedova, 2018). La
lógica difusa ha sido aplicada a una amplia
gama de temáticas relacionadas a fenómenos psicológicos y sociales
complejos, teniendo una destacada aceptación por su aplicabilidad no probabilística y no discreta, que proporciona modelos más robustos, con muestras
más pequeñas (Ballester y Colom, 2006).
El objetivo del
presente trabajo consistió en establecer si las normas sociales sobre la
alimentación y la influencia de la publicidad de alimentos afectaban el patrón
de consumo alimentario
en escolares de primaria de 6 a 12 años.
MATERIALES Y MÉTODOS
Diseño de investigación
Se realizó un estudio multivariado
predictivo para proponer un modelo de la tendencia de consumo actual de alimentos, por parte de menores escolares, en función
de las normas sociales alimentarias y la publicidad alimentaria, utilizando como método de análisis la lógica difusa tipo 2 de intervalo (IT2 FLS, por sus siglas
en inglés: Interval type-2 fuzzy logic system). Adicionalmente, se comparó el
ajuste de este modelo con el obtenido por un método
convencional de regresión lineal (Bisquerra, 1989).
Participantes
Se trabajó con la
base de datos recopilada por Pérez
y Laviada (2023), integrada por 196 niñas y niños, seleccionados mediante un
muestreo probabilístico aleatorio (IC 95 %)
de una población de 397 escolares
inscritos en una primaria de
Saltillo, Coahuila, México. Los criterios
de inclusión fueron que estuvieran matriculados en la escuela, que manifestaran
interés en participar y que entregaran los consentimientos
firmados por sus padres y los asentimientos
de ellos mismos. Se excluyeron a
aquellos niños con problemas de salud que
pudieran afectar su consumo alimentario, como enfermedades gastrointestinales o
que requirieran de llevar alguna dieta específica. El rango de edad de la muestra poblacional osciló entre los 6 y los 12
años; el 38 % fueron hombres y 62 % mujeres.
Instrumentos
Se aplicó una batería de pruebas
consistente en cuatro apartados. El primero fue el de los datos
sociodemográficos, en donde se inquirió la edad, sexo y año escolar de la
muestra.
Adquisición de alimentos
y hábitos de consumo
El Cuestionario sobre Hábitos de
Actividad Física y Alimentación (Moral y col., 2011) mide en 16 ítems la
adquisión de alimentos y hábitos de consumo,
aspectos relacionados con quién hace las compras, quién prepara la
comida, con quién se come en casa, las veces en que se come fuera de casa, así
como los horarios de comida, el tiempo de ayuno, la hora en la que almuerza, come y cena, y el total de
comidas que efectúan en el día. En el presente
trabajo solo se consideraron y se establecieron puntajes brutos para las veces
que se come fuera de casa en la semana (variable
x1), el número de comidas que se hace en el día (variable x3);
y además, se obtuvo el número de horas entre la comida
y la cena (variable x2),
al restar la hora de la comida a la hora de la cena referida por el
niño.
Normas sociales
alimentarias
Se utilizó el cuestionario NSA (Normas
sociales alimentarias), desarrollado por Pérez y López (2022), el cual contiene 11 ítems que se agrupan en dos subescalas; normas sociales alimentarias a reproducir
(ítems 1 a 6) y normas sociales alimentarias a evitar (ítems 7 a 11). Se
responde en una escala Likert de 5 opciones de nivel de acuerdo (0 = en
desacuerdo, 4 = totalmente de acuerdo). Se
obtienen puntajes directos de la sumatoria de cada subescala, en el sentido de que
a mayor puntaje, mayor
presencia de las normas sociales alimentarias a reproducir (variable x4)
o a evitar (variable x5). En su validación en población del
noreste de México se obtuvo un alpha de
Cronbach de 0.762, una confiabilidad Test-Retest de R2 = 0.892, y
una buena bondad de ajuste (GFI = 0.951, RMSEA = 0.059) para dos factores; normas a reproducir (α= 0.774) y normas a
evitar (α = 0.446).
Compra de alimentos por
publicidad alimentaria
Se aplicó el
Cuestionario de percepción publicitaria (Cobio y Álvarez, 2015) que pregunta en
36 reactivos de opción de respuesta dicotómica por los comerciales televisivos
de comida que miran las y los niños. En su
validación en población en el noreste
mexicano obtuvo un coeficiente de confiabilidad de 0.781. Para obtener el puntaje de compra de alimentos por
publicidad alimentaria (variable x6),
se realizó una sumatoria de los 6 reactivos
identificados por Pérez-Pedraza y col. (2023), como indicadores de intención de compra, de manera que, a
mayor puntaje, mayor compra de alimentos motivados por la publicidad alimentaria. Este apartado obtuvo un alpha de
Cronbach en la muestra de ese estudio de
0.792.
Consumo
de alimentos semanal
Se utilizó el
cuestionario sobre Hábitos de Actividad Física y Alimentación (Moral y col.,
2011), que en
su versión original mide, en 28 reactivos, la
frecuencia semanal de consumo alimentario con una escala de 4 opciones
de res-puesta (0 = no lo he consumido, 1 = lo he consumido 1 vez a la semana, 3
= lo he consumido 3 veces a la semana, y 7 =
lo he consumido diariamente).
En el trabajo que permitió desarrollar
la base de datos consultada, se
adaptó el apartado de frecuencia de consumo alimentario al total de porciones que se consumen diariamente (variable
y), presentando a los niños imágenes con el tamaño de las porciones de
cada alimento, sin utilizar las 4 opciones de respuestas señaladas en el
instrumento original, dejándolo abierto a una respuesta numérica. Esta modificación se piloteó previamente, con una
muestra independiente, seleccionada por conveniencia,
en donde participaron 100 niñas y
niños de 6 a 12 años de edad, obteniendo un coeficiente de consistencia interna de 0.892
para la subescala de frecuencia de consumo alimentario.
En el estudio desarrollado inicialmente
(base de datos consultada) el apartado de frecuencia de consumo alimentario
arrojó tres puntuaciones: una puntuación
bruta por alimento consumido en el día; una puntuación bruta por grupo alimenticio (verduras, frutas, cereales, leguminosas, carnes, lácteos, agua, azúcares y grasas), agrupadas conforme a la Guía
de Alimentos para la Población
Mexicana de la Secretaría de Salud (2010); y
finalmente, una puntuación
estandarizada del consumo alimentario (insuficiente, adecuado o excedido) alineada a los parámetros de las Guías Alimentarias y de
Actividad Física de la Academia Nacional de Medicina (2015) respecto a las porciones para niñas y niños mexicanos en edad escolar de 6 a 12 años. Para este estudio se consideró exclusivamente la sumatoria bruta del total de los alimentos consumidos en el día, en donde se realizó una adición
del total de porciones de los 24 alimentos enlistados en el apartado de consumo alimentario. De manera que, a mayor puntaje,
mayor cantidad de alimentos consumidos en el día, sin tomar en cuenta los
parámetros de las Guías Alimentarias y de Actividad Física de la Academia
Nacional de Medicina (2015) que indican la suficiencia del consumo.
Consideraciones éticas
El estudio fue revisado y aprobado por
el Núcleo Académico Básico del Doctorado en Psicología de la Salud de la
Universidad Autónoma de Coahuila, así como por el Programa de Desarrollo
Profesional Docente, quienes verificaron que
se apegaba a los aspectos éticos de la investigación en seres humanos y,
particularmente, de investigación en menores de edad de la Ley General de Salud
en Materia de Investigación para la Salud
(Comisión Nacional de Bioética, 2013).
De acuerdo con esta ley, el estudio fue clasificado como una investigación
sin riesgo, dado que no se realizó intervención alguna, por basarse los
resultados en cuestionarios, en el que se obtuvieron consentimientos por parte
de los padres y asentimientos por parte de
los niños para que se integraran al estudio.
Procedimiento
Los IT2 FLS se construyeron a partir de
las variables latentes de entrada x1-x6, y
la variable de salida y, integradas por su sumatoria, que puede
apreciarse en la Tabla 1, junto con su descripción.
El modelo de IT2
FLS utiliza el motor de inferencia Mamdani con reglas “Si-Entonces” para la inferencia y
tiene funciones de membresía (FM) ordenadas de la misma manera para cada uno de los parámetros. En el presente
estudio se seleccionaron 5 FM, dos triangulares (extremos) y tres
trapezoidales (centro). Se empleó el
mismo proceso de selección y ajuste de parámetros para las FM de las variables
de entrada y salida. Para el proceso de defusificación se usó el método del centroide,
y el método Karnik y Mendel (1998), para la reducción tipo (RT). Se utilizaron
las mismas variables para desarrollar los dos
modelos empleados en el presente estudio: IT2 FLS y regresión lineal múltiple (RLM), a través del método de mínimos cuadrados
generalizados, lo que permitió la comparación de los resultados obtenidos por
ellos.
Sistemas de lógica difusa tipo 2 de
intervalo (IT2 FLS)
El modelo de IT2
FLS utilizado contó con cuatro fases: fusificación, motor de inferencia basado
en reglas difusas, RT y defusificación, como se observa en la Figura 1.
La estructuración del modelo de IT2 FLS
comenzó con la elección de las FM que representaron a los conjuntos difusos.
Estas funciones se utilizaron en el proceso
de fusificación, y se transformaron en los valores de entrada, en una representación difusa mediante la asignación de grados de pertenencia con
relación a los conjuntos difusos. Las FM utilizadas
en el actual IT2 FLS fueron las gaussianas.
En el modelo se
aplicó un fusificador no singleton
de tipo 2, el cual mapea las mediciones xi = x’i
en números de IT2 FLS, es decir, son IT2 FLS
cuyas FM inferior y superior de su huella de incertidumbre (FOU, por sus
siglas en inglés: Footprint of Uncertainty) son números difusos de tipo 1. Los
T2 FLS (Ã) y su relación con la FOU se
observa en las ecuaciones (1) y (2).
En el siguiente paso se definió el
motor de inferencia Mamdani, el cual se encarga de combinar las reglas para mapear los conjuntos difusos antecedentes y consecuentes. Consistió
en plantear las reglas difusas, utilizando el
conocimiento de los expertos en el objeto de control. Se establecieron
con reglas lingüísticas de control para
definir la forma en que debía actuar el sistema. Las reglas “Si-Entonces” contenidas en el modelo de IT2 FLS propuesto
se modelaron con el método de Zadeh, mostrado en la ecuación (4) (Mamdani y
Assilian, 1975).
La definición del alcance de las
variables lingüísticas se logró a través del
conocimiento experto, siendo un componente esencial en los modelos de
inteligencia artificial. Esto permite capturar la incertidumbre y la ambigüedad
inherentes al lenguaje natural.
Para
construir las reglas “Si-Entonces”, se formuló a partir de la ecuación (4), considerando los siguientes valores: x1 = 5, x2
= 4, x3 = 7, x4
= 19, x5 =
17, x6 = 3, y = 43. A su vez, cada valor se
dividió en 5 categorías de intervalos
iguales, definidas en términos
lingüísticos como “muy bajo”, “bajo”, “medio”, “alto” y “muy
alto”, lo que permite modelar la información
y analizarla con IT2 FLS.
Por último, se estableció el método de
RT, el cual transforma las FM tipo 2 a tipo 1, y la defusificación, que implica
la conversión de un conjunto difuso en un valor nítido (Ross, 2004). Estos procesos se realizaron mediante el
método de centro de conjuntos (COS) y el
método del centroide, respectivamente (Mendel, 2017). Las ecuaciones (5) y (6) son las más relevantes al momento de trabajar con RT +
defusificación, donde yc(x´) es la salida del
sistema (7).
Coeficiente de determinación R2
Se utilizó para determinar la
variabilidad de los resultados del modelo, es decir, la calidad del modelo para
replicar los resultados y la variación que puede explicarse. En la expresión (8) se muestra la fórmula utilizada para calcular
el coeficiente de determinación.
RESULTADOS
Las variables x1
(cuántas veces come fuera de casa en la semana), x4 y x5
(normas sociales alimentarias a reproducir y
a evitar) y x6 compra de alimentos por publicidad
alimentaria, presentaron los valores
promedio más altos, respecto al valor máximo posible estimado (Tabla 1).
En el análisis de varianza (ANOVA) del modelo basado en IT2 FLS, utilizando los residuales y la varianza total para determinar las fuentes de
variación, el modelo se considera representativo, debido a que el valor de P < 0.05 y que el valor F calculado es
mayor que el valor F de referencia en las tablas
estadísticas, a partir del umbral de significancia (Tabla 2).
Los coeficientes de determinación del
modelo de IT2 FLS, que se obtienen si se omite cada una de las variables, lo
que permite identificar cuál de ellas tiene
mayor peso. El modelo se vio más
afectado al omitir la variable x5 (“Normas sociales
alimentarias a evitar”) (R2 = 0.432), seguida de la variable x3
(“número de comidas que hace en el
día”) (R2 = 0.516) y x6 (“Compra de
alimentos por la publicidad alimentaria”) (R2
= 0.524), demostrando con esto que fueron las de mayor influencia en el
consumo de alimentos semanal (variable y), ya
que al excluirlas del modelo el coeficiente de determinación (R2)
se redujo significativamente (P < 0.01) (Tabla 3).
El modelo de RLM (Tabla 4) permitió
predecir el consumo de alimentos de los niños en un 37 %, siendo las horas
entre comidas (x2), las normas sociales alimentarias a evitar
(x5) y la compra de alimentos por la publicidad alimentaria (x6),
las variables de entrada con mayor peso en el modelo (P < 0.05). Estos resultados se analizaron también mediante la metodología de exclusión de variables y se llevó
a cabo un ANOVA en el modelo de RLM para
comparar los resultados entre ambos modelos (Tabla 5). Se encontró que,
de manera similar al modelo de IT2 FLS, la variable que ejerció la mayor influencia en el consumo de alimentos semanal
(variable y) fue x5 (Normas sociales alimentarias a evitar), ya que al excluirla del modelo el coeficiente de determinación (R2) bajó significativamente, con
un valor de 0.243, indicando un
ajuste deficiente. Al comparar el ajuste de los modelos, se pue-de ver que el modelo de RLM obtuvo una R2
de 0.370 (Tabla 4), en tanto que el modelo con IT2 FLS presentó una R2
de 0.649 (Tabla 2); es decir,
predijo el 64.9 % de la influencia que tienen las variables estudiadas (Tabla
1) en el consumo de alimentos semanal.
En la Figura 2, se muestra el ajuste de
los modelos de IT2 FLS (línea azul) y RLM (línea verde) con respecto a los
datos obtenidos del instrumento (línea negra). Es posible observar que, el
modelo IT2 FLS se ajusta mejor visualmente a
los datos del instrumento.
DISCUSIÓN
Los hábitos de
alimentación, como las horas entre comidas (x2) y el número de comidas en el
día (x3), tuvieron una fuerte influencia en el consumo de alimentos
semanal de acuerdo a la
RLM y al modelo IT2 FLS, respectivamente (Tablas 3 y 5). Este comportamiento
fue señalado por Álvarez (2011), quien
indicó que los hábitos alimentarios
son procesos automatizados, en los que
generalmente se llevan a cabo las mismas conductas. De manera que, en
este caso, entre más tiempo de ayuno y número de comidas en el día, se da un
mayor consumo alimentario, como lo reportan
Shamah-Levy y col. (2021), quienes encontraron esta asociación común en
los mexicanos.
La influencia de las normas sociales
alimentarias a evitar y a reproducir, en el consumo alimentario (Tabla 1), mostraron los valores promedio más altos en
este estudio, lo cual, se debe probablemente
a que son la base social de los hábitos de alimentación. Estas normas
son reglas alimentarias que se dan en ambientes habituales, familia, amigos, cultura, entre otros, permeando las
tomas de decisiones y preferencias alimentarias (Álvarez, 2011; Pérez
y López, 2022). Destaca el que las normas sociales alimentarias a evitar fue la
variable que mejor explicó el consumo en los niños y niñas (Tablas 3 y 5). Esto se puede asociar a que, en esta etapa, los
padres suelen utilizar estrategias restrictivas para la regulación del consumo
alimentario, principalmente para propiciar
el consumo de alimentos saludables (Hogreve y col., 2021). Es decir, que las normas sociales llevan a que los padres tengan mayor control restrictivo de la alimentación
de sus hijos, enfatizando lo que no deben hacer cuando comen.
Las normas sociales
alimentarias a reproducir, es decir las que indican que sí comer o cómo sí
comportarse ante los alimentos, representaron la variable que menos aportó a la
capacidad predictiva del modelo estudiado (Tabla 3). Esto podría entenderse en
el mismo sentido, es decir que, al menos en esa etapa de la vida, la mayor
parte de las normas que reciben son
restrictivas, y no es hasta la etapa de la adultez, cuando comienzan a incorporar
a sus esquemas las normas a reproducir, así
como la capacidad de adquisición, dándoles mayor capacidad de decisión
respecto a su conducta y consumo alimentario
(Hogreve y col., 2021).
La influencia de las normas
alimentarias observadas en este estudio, representa un
foco de atención, ya que como mencionaron Perry y col. (2010), en ocasiones las
normas alimentarias que asumen los padres o
adultos suelen inducir una mayor preferencia por alimentos hipercalóricos o no recomendados para
consumo en los niños. Esto se debe a que las normas sociales alimentarias no
siempre se fundamentan en las normas de salud, sino que, se basan en el sentido
común y en la cultura (Pérez y López, 2022). Una cultura obesogénica, en donde
los niños están siendo bombardeados por publicidad alimentaria engañosa, puede
motivarlos a la compra de comida no saludable (Gil y Cortes, 2020). Los
resultados obtenidos muestran que la publicidad
alimentaria predice el consumo de alimentos de los niños, de acuerdo a ambos modelos estudiados (Tablas 3 y 5), con lo que es posible afirmar que,
la publicidad alimentaria logra su propósito de influir en la intención
de compra de los artículos y consumo de estos (Ponce y col., 2017). Sin
embargo, es necesario hacer estudios más profundos para identificar los grupos
alimentarios que efectivamente se compran y
consumen tras percibir la publicidad alimentaria.
En cuanto a los
procedimientos de análisis que
se pueden utilizar para comprender este fenómeno multicausal, se pudo observar que, al emplear inteligencia artificial, a través
de IT2 FLS, se tuvo un mejor coeficiente de determinación que el modelo estadístico de RLM.
Esto comprueba que,
cuando existe información y datos con poca linealidad, alta variación
e incertidumbre, los modelos convencionales, como la RLM, no suelen dar buenos resultados de predictividad,
por lo que se recomienda trabajar con modelos alternos (Chanchí y col., 2021).
Es necesario desarrollar estudios
longitudinales, que incluyan otros grupos de edad, para determinar si el modelo predictivo propuesto permanece vigente a
lo largo del desarrollo vital, y si las implicaciones de desarrollar una conducta alimentaria, a partir de la variable
normas a evitar, la cual mostró influencia en el modelo analizado y en la RLM, favorece el desarrollo de una conducta
alimentaria
saludable en la adolescencia y vida adulta; o si por el contrario, incide en la
generación de hábitos nocivos cuando se es
capaz de decidir de manera más
autónoma y en dónde se esperaría que las normas de reproducción sean las
que regulen el consumo.
Se debe tomar en cuenta que, aunque en
este estudio se abordaron algunas de las
variables consideradas de relevancia en los hábitos alimenticios, al ser este fenómeno complejo, dinámico y
multifactorial, pueden existir otras variables que quizá aportasen valor predictivo, y permitiesen una mayor comprensión
de los resultados.
Las repercusiones en la salud de los
hábitos alimenticios y los factores que inciden en éstos tienen afectaciones importantes en la población mexicana,
principalmente en niños de edad escolarizada
(Instituto de Seguridad y Servicios
Sociales de los Trabajadores del Estado, 2017). La comprensión y
análisis de los elementos como las normas sociales alimentarias y la publicidad alimentaria sobre las conductas
alimentarias poco saludables en la población infantil, es fundamental para la
implementación de acciones efectivas en la
prevención de sobrepeso,
obesidad, diabetes, por mencionar algunas (Pérez y col., 2021; Shamah-Levy
y col., 2021).
Estudios como este
permiten identificar cómo las
normas sociales alimentarias y la publicidad
alimentaria percibida puede explicar el consumo alimentario, aspectos que son
complejos de analizar pues presentan
incertidumbre y variabilidad. Por lo
que, a partir del uso de la lógica difusa, que simula el procesamiento y razonamiento humano, manejando
dicha imprecisión e incertidumbre, se pueden
elaborar modelos que proporcionen
información más representativa (Mendel, 2017).
Finalmente, se resalta la utilidad de
análisis con el uso de modelado con lógica difusa en el estudio de fenómenos sociales complejos y de relevancia para el desarrollo
social y de salud. Sin embargo, sigue siendo una limitante de este procesamiento la falta de dimensionalidad de cada variable en el modelo.
CONCLUSIONES
Las normas sociales
alimentarias a evitar,
la compra de alimentos por la publicidad
alimentaria, los hábitos alimenticios como la frecuencia de consumo
(número de comidas) y horas entre comidas, predijeron el consumo alimentario
semanal en los escolares de una escuela del
noreste de México. La variable que ejerció la mayor influencia en el
consumo total de alimentos por parte de los
niños fueron las “Normas sociales alimentarias a evitar”, tendencia
observada en ambos modelos estudiados. El procesamiento de la información
mediante los sistemas de lógica difusa presentó una mejor bondad de ajuste y coeficiente de determinación (R2 = 0.649) que el método estadístico de
regresión lineal múltiple (RLM) (R2
= 0.369). El enfoque basado en inteligencia artificial, específicamente
los sistemas de lógica difusa tipo 2 de intervalo, constituyen un método de
procesamiento más eficaz que las aproximaciones tradicionales, como la RLM, para
explicar lo que sucede en estos fenómenos complejos y multicausales.
DECLARACIÓN DE INTERESES
Los autores declararon no tener
conflicto de interés alguno.
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