https://doi.org/10.29059/cienciauat.v19i1.1806
Tecnoestrés, tecnoadicción, tecnodependencia y sus consecuencias para la salud en tiempos
modernos
Technostress, technology addiction, technodependence and its health consequences in modern
times
Tecnoestrés y sus consecuencias en la salud
Erika Villavicencio-Ayub1*,
Melissa García-Meraz1, Eliana Quiroz-González2
*Correspondencia:
erikavilla@hotmail.com/Fecha de recepción: 4 de mayo de 2023/Fecha de
aceptación: 18 de abril de 2024/Fecha de publicación: 30 de abril de 2024
1Universidad
Nacional Autónoma de México, Facultad de Psicología, Circuito Ciudad
Universitaria Avenida, Ciudad de México, México, C. P. 04510. 2Universidad
Católica de Pereira, Facultad de Ciencias Humanas,
Sociales y de la Educación, Pereira, Colombia, C. P. 660005.
RESUMEN
México y Colombia comparten características en cuanto al
amplio acceso y uso de las tecnologías de la información y comunicación (TIC), por lo que es importante determinar la existencia de factores asociados a estas tecnologías
que afecten la calidad de vida de su población. El objetivo de este estudio fue
establecer la presencia de efectos negativos
y positivos evaluando consecuencias
físicas y emocionales por el uso o desuso de las TIC y determinar la
presencia de tecnoestrés, tecnoadicción y tecnodependencia. La muestra incluyó a 932 hombres y 1 094
mujeres, que trabajaban en organizaciones laborales de ambos países. La edad
promedio fue de 28 años y la mayoría con nivel educativo superior al
bachillerato (88.4 %). Las tres escalas
utilizadas obtuvieron adecuados índices de ajuste y altos coeficientes
alfa ordinales, indicando fuerte consistencia interna. Mediante un modelo de ecuaciones estructurales se
estableció que el tecnoestrés se vio influido
por la tecnoadicción y la tecnodependencia. El “uso compulsivo de las TIC” predijo positivamente el tecnoestrés en sus
dimensiones de “rechazo de TIC” y “displacer
del uso de TIC”. La tecnodependencia
predijo de manera positiva y negativa aspectos del tecnoestrés. Un segundo modelo predictivo determinó que, las dimensiones
“displacer” (tecnoestrés) y “uso excesivo de
TIC” (tecnoadicción) predijeron positivamente el dolor físico y el malestar emocional, por lo que estos hallazgos sugieren que el uso excesivo y dependiente de la
tecnología puede generar tecnoestrés, afectando negativamente la salud física y
emocional. Los resultados muestran la necesidad de realizar y difundir
programas sociales que permitan desarrollar capacidades individuales hacia un
uso óptimo de las herramientas digitales, además de implementar estrategias que
permitan a la población disfrutar de los
beneficios del uso de las TIC, sin verse afectados en la salud por el impacto
que conlleva el uso desadaptativo de las mismas.
PALABRAS CLAVE: adicción, dependencia, estrés, salud mental, tecnología.
ABSTRACT
Mexico and Colombia share
characteristics in terms of broad access and use of information and
communication technologies (ICT) ICT, it is
therefore important to determine the existence of factors that affect the
quality of life of their population.
The objective of this study was to establish the presence of negative
and positive effects by evaluating physical
and emotional consequences of the use of ICT and determine the presence
of technostress, technology addiction and technodependence.
The sample included 932 men and 1 094 women, who worked in labor organizations
in both countries. The average age was 28 years, and the majority had an
educational level higher than high school (88.4 %). The three scales
used obtained adequate fit indices and high
ordinal alpha coefficients, indicating strong internal consistency. Structural equation modeling revealed that technostress was influenced by
technology addiction and technodependence.
“Compulsive use of ICT” of technology
positively predicted technostress in its “rejection
of TIC” and “displeasure the use of TIC” dimensions. Technodependence positively and negatively predicted aspects of technostress. A second
predictive model determined that the
dimensions “displeasure”
(technostress), “excessive use” (technology addiction) and “phubbing” (technodependence) positively predicted physical pain and emotional
distress. These findings suggest that excessive
and dependent use of technology can generate technostress, negatively affecting
physical and emotional health. The
results show the need to carry out and disseminate social programs that
allow developing individual capacities
towards optimal use of digital tools, be-sides implementing strategies
that allow the population to enjoy the benefits of the use of ICT, without being affected by the impact on health that the maladaptive use of ICTs entails.
KEYWORDS:
addiction,
dependency, stress, mental health, technology.
INTRODUCCIÓN
Las tecnologías de la información y la comunicación (TIC)
cumplen en la actualidad un rol protagónico
en la vida de las personas (Salanova y col., 2014; Vayre
y Vonthron, 2019), debido a que favorecen la
conectividad de los individuos en diferentes actividades sociales, familiares,
recreativas y laborales, entre otros (Brown y Palvia,
2015; Kim y Hollensbe, 2018; Schlachter
y col., 2018). Dicha situación hace que sea muy difícil no hacer uso de ellas
en un mundo globalizado (Romero y col., 2023). En lo que respecta al ámbito
laboral, tanto el desarrollo tecnológico como
la globalización hacen posibles fenómenos como el teletrabajo (Andrade,
2014).
El uso de las TIC genera diferentes consecuencias, por lo que existe un creciente interés en conocer
el efecto que tiene su utilización en la vida diaria (Villafuerte, 2017). Una
consecuencia positiva reconocida es el acercamiento entre personas que deben
permanecer físicamente distantes, por ejemplo, en la pandemia por COVID-19, las personas emplearon variadas
tecnologías para mantenerse en comunicación y
no exponerse a un posible contagio (Ahmed y col., 2021). Pero, también trajo una alta demanda de su uso por la modalidad
de teletrabajo, que enfrentaron por primera vez millones de trabajadores ante
las medidas de confinamiento establecidas (Hinojosa y col., 2021; Estrada y Gallegos, 2022). Dicha situación elevó los trastornos
asociados a la utilización de estas tecnologías, e incluso los problemas
psicosociales y emocionales, destacando con ello las consecuencias negativas
del empleo desadaptativo de las mismas (Torres, 2021).
Diferentes estudios indican que, el uso intensivo de redes
sociales, la cantidad de conexiones virtuales y la percepción de falta de apoyo
social influyen en el agotamiento y descontento hacia las TIC (Maier y col.,
2015). Específicamente, la población latina presenta displacer, ansiedad y
fatiga derivada del empleo de las TIC, además de pensamientos negativos ante la baja capacidad de la persona en utilizar
la tecnología eficientemente (Villavicencio-Ayub y col., 2021b).
En América Latina existe un amplio uso de las TIC. Al menos el 80 % del personal de pequeñas
y medianas empresas reportaron una utilización extensiva, el 87 % de computadoras personales, el 67 % de teléfonos móviles y el
80 % del correo electrónico (Torres, 2021). Diversos estudios señalan que la
sobreexposición a las TIC y su empleo poco adaptativo puede derivar en
tecnoestrés, tecnoadicción o tecnodependencia
(Boonjing y Chanvarasuth, 2017; Picón y col., 2017; Sánchez-Gómez y col.,
2020; Quiroz-González y col., 2023; Romero y col., 2023).
El término tecnoestrés aparece por primera vez en 1984 (Brod, 1984), hace referencia a un estado psicológico negativo asociado al uso de las tecnologías, debido a
que el individuo percibe un desajuste entre las demandas y los recursos que se ven involucrados en el uso de las
TIC, lo que trae consecuencias psicológicas y sociales negativas (Salanova y Nadal, 2003).
El tecnoestrés conlleva fatiga, escepticismo e ineficacia en el uso de las TIC
(Llorens y col., 2011).
El tecnoestrés es el resultado de las sobredemandas a las que
tiene que hacer frente un usuario de
dispositivos digitales, que puede impactar su satisfacción y compromiso
laboral (Ragu-Nathan y col., 2008). Provoca problemas en el uso de las tecnologías, y trae consigo bajo desempeño laboral (Tarafdar
y col., 2011), y genera reacciones psicofisiológicas y actitudes
negativas hacia las TIC (Salanova, 2003; Salanova y Nadal, 2003), lo cual afecta el desempeño de los trabajadores (Brooks y Califf, 2017; Rojas, 2021).
La tecnoadicción se describe como
un uso excesivo y compulsivo de tecnologías. Es una manifestación específica
del tecnoestrés (Salanova y col., 2007; 2013). Este
fenómeno seaborda a través de un modelo bifactorial:
uso excesivo y uso compulsivo (Llorens y col., 2010), que incluye todo tipo de
intención de estar navegando por periodos de tiempo muy prolongados hasta descuidar otros aspectos de la vida. Los tecnoadictos suelen presentar bajos desempeños laborales,
encuentran altamente estimulante realizar la mayor parte de actividades posibles a través del uso de
tecnología, presentan ansiedad o depresión cuando no interactúan con sus
dispositivos y no reconocen abiertamente que tienen un problema frente al uso de las TIC (Cascardo
y Veiga, 2018).
La tecnodependencia alude a la
dependencia hacia dispositivos para propósitos específicos, lo que trae
repercusiones en distintos ámbitos de la interacción social, de la salud física
y mental, y del desempeño laboral, entre
otros (Capilla, 2017). En dicho constructo se incluyen comportamientos
como el uso del celular mientras se está con otra persona, pero que son
ignoradas por atender su dispositivo, a pesar de los conflictos interpersonales
que se derivan de ello (Capilla, 2018). También a comportamientos que llevan a
un rechazo de interacción personal o verbal y que se limitan a la interacción
digital, así como el incansable uso de estas herramientas mientras se realizan otras actividades, como el conducir un vehículo
o cruzar una calle, entre otras, aun cuando
se ponga en riesgo su propia vida (Villavicencio-Ayub y col., 2021a).
Los participantes de un estudio de O’Connor y col. (2013)
indicaron que hablar por celular mientras conducen es peligroso, sin embargo,
lo hacen, debido a la importancia que dichos dispositivos tienen para ellos. El
uso del celular aumenta cada vez más y algunas personas priorizan la comunicación por medio de dicho dispositivo, de manera
que se alteran sus relaciones
sociales. Esto hace que no cuenten con las habilidades para sobrellevar
las relaciones cara a cara y puedan tener
una interacción favorable a nivel familiar, organizacional y social
(Bianchi y Phillips, 2005).
Es importante mencionar que el uso de la tecnología en sí
misma no es generadora de una experiencia de malestar o bienestar (Llorens y
col., 2007), que se presente uno u otro resultado está vinculado al balance
entre los recursos, las experiencias y las
demandas (modelo RED). En dicho sentido, los riesgos psicosociales derivados del uso de las TIC
pueden ser abordados desde el modelo RED. Según esta perspectiva, los recursos
son elementos que ayudan a los trabajadores a hacer frente a las exigencias
laborales, los cuales pueden ser tanto
personales como relacionados con el trabajo. En contraste, las demandas
se refieren a los aspectos laborales que requieren
un esfuerzo constante, pudiendo manifestarse
en diversos niveles, ya sea en la tarea misma, en las interacciones
sociales o en la estructura organizativa (Salanova y col., 2006).
A pesar de los términos variados para describir problemas
asociados al uso excesivo de tecnologías, es innegable que existen
consecuencias psicosociales (Zheng y Lee, 2016). Si bien, se reconoce que el
uso extensivo de tecnologías puede originar
múltiples problemas, se requiere mayor investigación sobre la relación
entre tecnoestrés, tecnoadicción y tecnodependencia y sus consecuencias sobre la salud en
países de Latinoamérica.
La población de México y Colombia muestran un comportamiento
similar en la utilización de las TIC. En ambos países, sus internautas tienen
un tiempo promedio de conexión diaria (9 h y 10 h, respectivamente). En México,
el número de usuarios de internet es del 65.8 % y en Colombia del 64.1 %
(Telecomunicaciones, 2020). Están ubicados en el cuarto y sexto lugar,
respectivamente, de los países en Latinoamérica con mayor uso de teléfonos
inteligentes (Chevalier-Naranjo, 2022), y son los
países que utilizan más herramientas de inteligencia artificial: 61.5 % y 61.9
%, respectivamente (Kemp, 2021), lo que los
vuelve países de interés para analizar el efecto del uso de las TIC.
El objetivo de este estudio fue determinar la existencia de
consecuencias negativas y positivas, después de la no utilización de teléfonos
móviles en una muestra multiocupacional de trabajadores de
México y Colombia, evaluando la presencia de tecnoestrés, tecnoadicción y tecnodependencia.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se realizó un estudio ex post facto,
cuantitativo, no experimental (Hernández-Sampieri y
col., 2014).
Muestra
El muestreo fue no probabilístico, por conveniencia. Para
acceder a los participantes se utilizaron dos vías: la primera fue presencial,
contactando directores de las diferentes organizaciones
convocadas para presentar el proyecto y avalar la recolección de los
datos; la segunda, a través de la participación abierta, que se logró por medio
del uso de redes sociales utilizando un Formulario de Google.
Se consideraron individuos de ambos sexos, mayores de 18 años
que habitaran en México o en Colombia. Se utilizó una ficha de datos
sociodemográficos en la que se preguntó por el
sexo, el estado civil, la escolaridad y el país de residencia.
Consideraciones éticas
El estudio siguió las directrices de la Declaración Universal de Principios Éticos para Psicólogos (IUPS, 2008) y la Ley 1090 de 2006 (Congreso
de la República, 2006). Todos los participantes dieron su consentimiento de
manera anónima para el uso de los datos, después
de que se les informó detalladamente sobre el propósito y
características de la investigación. Cabe
mencionar que el Comité de Ética de la
Universidad Católica de Pereira avaló el estudio para su aplicación
tanto en México como en Colombia.
Instrumentos
Síntomas y consecuencias del uso y no
uso de las tecnologías
Se diseñó una escala ad hoc para este estudio. Se solicitó a
los participantes que identificaran los
síntomas y consecuencias derivados del
uso y no uso de tecnologías, agrupados de la siguiente manera:
a) Dolor físico: dolor de espalda, cuello, muñecas, dedos, cefaleas y vista cansada por pasar
extensos periodos/uso frecuente del celular o de las TIC (mínimo = 0,
máximo = 6).
b) Malestar emocional: estrés, insomnio, fatiga, pérdida de
atención y problemas alimentarios por pasar extensos periodos/uso frecuente del celular o de las TIC (mínimo = 0, máximo
= 5).
c) Consecuencias negativas: ansiedad, tristeza, estrés y
enojo al pasar extensos periodos sin revisar el celular (mínimo = 0, máximo =
4).
d) Consecuencias positivas: sensación de felicidad y de
tranquilidad resultante de no consultar el celular durante largos intervalos
(mínimo = 0, máximo = 2).
Las respuestas se estructuraron en un formato binario de presencia (1) o ausencia
(0) de cada síntoma o emoción. Los
dos síntomas y las dos consecuencias fueron medidas como una variable observada por la suma de los
reactivos que componen a cada dimensión.
Tecnoestrés
Se utilizó la escala de tecnoestrés
desarrollada por Salanova y col. (2007) y posteriormente adaptada por Cazares
(2019), constituida en su versión original por 12 reactivos en dos
dimensiones: displacer derivado del uso de TIC, con una confiabilidad de 0.876, y rechazo
de TIC, con una confiabilidad de 0.778. El formato de respuesta es una
escala tipo Likert de frecuencia (nunca = 0, casi nunca = 1, algunas veces =
2, regularmente = 3, bastante a menudo = 4, casi siempre = 5 y siempre =
6).
Tecnoadicción
Se trabajó con la escala del Cuestionario
RED-Tecnoestrés desarrollada por Salanova y col. (2013),
adecuada a la población mexicana por
Villavicencio-Ayub y Cazares (2021). Está compuesta por 8 ítems
distribuidos en dos dimensiones: a) uso
excesivo de las TIC y b) uso compulsivo de las TIC. La confiabilidad total de la escala obtenida para este estudio fue
de 0.862. Las respuestas se recogen a través de un formato tipo Likert de siete puntos, que varía desde 0 (Nunca) hasta 6 (Siempre).
Tecnodependencia
Se determinó mediante la escala de Villavicencio-Ayub y col. (2021a), la cual consiste en
15 ítems distribuidos en cinco dimensiones con tres ítems cada una: a) uso del celular al conducir, b) generación muda, c) vida en redes sociales, d) phubbing,
y e) uso compulsivo del celular. Las
respuestas se registran en una escala tipo Likert que varía desde 0 (nunca)
hasta 6 (siempre).
Validación de los instrumentos
Se realizó para cada una de las escalas utilizadas un
Análisis Factorial Exploratorio (AFE). Las
cargas factoriales mayores de 0.30 se consideran interpretables (García-Meraz,
2021).
Posteriormente, los tres instrumentos se
sometieron
a un Análisis Factorial Confirmatorio (AFC) utilizando el programa Lavaan (Rosseel y col., 2020). Los análisis fueron adecuados a
datos sin distribución normal con estimaciones.
Se utilizó el
estimador WLSMV (Weighted Least
Squares Mean and Variance adjusted), mínimos cuadrados ponderados y varianza ajustada, que es una opción comúnmente recomendada para este tipo de datos, especialmente cuando se trata de datos categóricos u ordinales. WLSMV es un estimador robusto ante la
falta de normalidad y es especialmente adecuado para datos ordinales
(Kline, 2015). La consistencia interna de cada instrumento fue calculada por
matrices policóricas para datos ordinales sin distribución normal, recomendadas en datos
provenientes de escalas Likert, porque capturan mejor las relaciones entre los reactivos que las matrices de correlación
de Pearson, que asumen datos a nivel de
intervalo (Gadermann y col., 2012).
Para evaluar que los datos de los
modelos de AFC propuestos de las tres
escalas se ajustaran adecuadamente se
emplearon índices de ajuste. El índice
de ajuste comparativo (CFI, por sus siglas en inglés: Comparative Fit Index) robusto debe ser > 0.92 para sugerir
un ajuste adecuado de los datos (Byrne,
2008). El Error Cuadrático Medio de
Aproximación (RMSEA, por sus siglas en inglés: Root Mean Square Error of
Approximation) robusto establece un ajuste adecuado del modelo cuando el indicador es < 0.08 con un intervalo de confianza
(Schreiber y col., 2006). Finalmente, la Raíz Residual Estandarizada Cuadrática
Media (SRMR, por sus siglas en inglés: Standardized Root Mean Square Residual) robusta debe ser < 0.08 (Hu y Bentler, 1999), para indicar un ajuste adecuado. También,
se calculó el valor de Chi-cuadrado (X2)
para determinar si existía diferencia estadística significativa (P <
0.05) entre las variables de los tres modelos
propuestos. Sin embargo, hay que anotar que en muestras grandes existen
diferencias significativas dado el tamaño
del efecto.
Análisis de datos
Los análisis estadísticos se llevaron a cabo utilizando el programa R junto con la interfaz R
Studio, versión 4.3.1 (R Core Team, 2023). Se
empleó el paquete ‘Lavaan’ para el análisis detallado de los modelos de medición (Rosseel y col.,
2020), ‘Psych’ para las correlaciones policóricas (Revelle, 2023).
RESULTADOS
Los participantes fueron hombres (n = 932) y mujeres (n = 1
094) que residían en México (n = 1 026) y en Colombia (n = 1 000), con una
media de edad de 28 años, el 69.84 % eran solteros y 84.60 % con estudios
técnicos o superiores (Tabla 1).
Síntomas y consecuencias
Las dos dimensiones de síntomas evaluadas estuvieron
presentes en la población estudiada (Tabla 2). La vista cansada fue el dolor
físico que más manifestaron presentar los encuestados (46.50 %) seguida de
dolor de cabeza y de muñecas o dedos (33.30
% cada uno). En la dimensión malestar emocional destacaron el insomnio (26.60
%) y el estrés (23.30 %), en tanto que muy poca población presentó problemas
alimenticios (5.30 %).
En los dos tipos de consecuencias evaluadas, las negativas
más reportadas fueron la ansiedad (38.80 %), seguida del estrés (12.00 %); en
tanto que en las positivas, poco más de la mitad de la población (54.80 %) experimentó
tranquilidad al alejarse del uso de las TIC (Tabla 2).
Validación de los instrumentos
En el presente estudio las tres escalas
obtuvieron
cargas por arriba de 0.40, lo cual corrobora la validez del constructo de
los instrumentos.
Escala de tecnoestrés
Las cargas factoriales de los 8 reactivos que se mantuvieron registraron puntuaciones superiores a 0.40 (Tabla 3), lo que indica que cada ítem de la escala mostró una asociación
significativa con el factor correspondiente, estableciendo la validez de
los constructos medidos.
El instrumento obtuvo un coeficiente de
alfa ordinal alto (0.88) (Gadermann y col., 2012),
así como las dimensiones de displacer (0.84) y rechazo (0.75), indicando que la
escala de tecnoestrés posee propiedades psicométricas sólidas, con una alta
confiabilidad y es adecuada para su uso en este contexto de estudio binacional.
Escala de tecnoadicción
Todas las cargas factoriales de los reactivos considerados
(Tabla 4) obtuvieron puntuaciones arriba de 0.40, indicando que cada ítem de la
escala mostró una asociación significativa con el factor correspondiente, lo
que refuerza la validez de los constructos medidos.
El instrumento obtuvo un coeficiente de alfa ordinal alto
(0.88) (Gadermann y col., 2012) para la escala total, así como para las dimensiones de “uso compulsivo de TIC” (0.85) y “uso excesivo de TIC”, señalando una sólida
coherencia entre todos los reactivos, con una consistencia interna fuerte,
demostrando una alta confiabilidad.
Escala de tecnodependencia
Como en los casos anteriores, todas las
cargas factoriales fueron superiores a 0.40 (Tabla 5), lo que refuerza la
validez de la escala en la muestra
analizada, destacando su utilidad y
pertinencia en el presente estudio. Este nivel de cargas factoriales
resalta la calidad y precisión del
instrumento para la medición de constructos complejos.
El instrumento mostró una confiabilidad
interna sólida, con alta
confiabilidad, presentando un coeficiente
alfa ordinal alto (0.86) (Gadermann y col.,
2012) para toda la escala a través de
matriz policórica, así como para las
dimensiones de “uso del celular al conducir”
(0.94); “vida en redes sociales” (0.94); “generación muda” (0.85); “uso compulsivo del celular” (0.81); y
“phubbing” (0.80).
Los datos referentes a los modelos de AFC propuestos (para las escalas de tecnoestrés, tecnoadicción
y tecnodependencia) Figuras 1, 2 y 3,
respectivamente) mostraron un buen ajuste, de acuerdo a Hooper y col. (2008). A través del AFC se analizó para cada
escala la conformación de las variables
latentes (representadas por óvalos) y las variables observadas (rectángulos), cuyas cargas factoriales en cada variable observada hacia la variable latente son coeficientes de regresión que permiten predecir los indicadores, encontrando que, siguiendo
a Harrington (2009), a partir de 0.32 una carga factorial es considerada pobre, de 0.45 aceptable, de 0.55 buena,
0.63 muy buena y puntajes igual o mayor a
0.70 excelente.
Los valores de los índices de los AFC de las tres escalas (Tabla 6) presentaron un ajuste
adecuado para CFI robusto (Byrne, 2008), RMSEA
robusta (Schreiber y col., 2006) y SRMR robusto (Hu
y Bentler, 1999). Así mismo, el estadístico Chi-cuadrado (X2) fue estadísticamente significativo (P = 0.000) en las tres escalas, común para los modelos con muestras amplias.
Modelo de ecuaciones estructurales para
predecir el tecnoestrés
Para corroborar la predicción del tecnoestrés por la tecnoadicción y la tecnodependencia, se realizó una ecuación estructural. En
este modelo (Figura 4), los datos mostraron un buen ajuste [X2 (496) = 2 269.265, P = 0.000; CFI robusto =
0.972; RMSEA robusta = 0.048 (IC 0.046 a 0.050), SRMR robusto = 0.047].
El tecnoestrés fue predicho por la tecnoadicción, en
su dimensión de “uso compulsivo de TIC”,
tanto en “rechazo de TIC” (b = 0.484, P < 0.001) como en “displacer del uso
de TIC” (b = 0.589, P < 0.001). Sin embargo, la dimensión de “uso excesivo
de TIC” no predijo significativamente al tecnoestrés. El tecnoestrés, en su dimensión
de “rechazo de TIC” fue predicho de manera positiva por las dimensiones de tecnodependencia de “generación muda” (b = 0.141, P <
0.001), “vida en redes sociales” (b = 0.143, P < 0.01) y “phubbing” (b = 0.171,
P < 0.01), pero de manera negativa por el “uso del celular al conducir” (- 0.186, P < 0.001) y “uso compulsivo del celular” (b = - 0.716, P < 0.001). La
dimensión de “displacer del uso de TIC”, del tecnoestrés mostró un patrón
similar, al ser predicha de manera positiva por las dimensiones “generación
muda” (b = 0.199, P < 0.001), “vida en redes sociales” (b = 0.148, P <
0.01), y de forma negativa por las dimensiones
“uso del celular al conducir” (b = - 0.092, P < 0.01) y “uso
compulsivo del celular” (b = - 0.643, P <
0.001). Únicamente no se tuvo una predicción significativa del “displacer
del uso de TIC” por parte del “phubbing”.
Modelo de ecuaciones estructurales para
predecir
síntomas físicos y emociales, consecuencias positivas y negativas
En la Figura 5 se muestra la influencia del tecnoestrés y la tecnoadicción sobre los síntomas físicos y emocionales,
como las consecuencias positivas y negativas (incluidas en la Tabla 2),
respecto al uso y desuso de las TIC, sobre todo del celular, de acuerdo con el
modelo de ecuación estructural desarrollado.
En este análisis se dejó fuera la tecnodependencia,
dado que no mostró estar tan significativamente
relacionada con dichos parámetros, como las dos escalas mencionadas. Los resultados mostraron un ajuste adecuado a
los datos [X2 (152) = 1 228.304, P = 0.001; CFI robusto = 0.960; RMSEA robusta = 0.057 (IC
0.054 a 0.060), SRMR robusto = 0.055], permitiendo
con ello, la validación del modelo con un buen ajuste (Hooper y col., 2008).
El dolor físico, en
tecnoestrés, fue negativamente predicho por el “rechazo de TIC” (b = -
0.351, P < 0.05) y positivamente por el “displacer
del uso de TIC” (b = 0.434, P < 0.01); mientras que en tecnoadicción, fue
positivamente predicho por “uso excesivo de TIC” (b = 0.376, P <
0.001), pero no hubo una predicción significativa del dolor físico por parte
del “uso compulsivo de TIC”.
El malestar emocional, en tecnoestrés, fue negativamente
predicho por el “rechazo de TIC” (b = -
0.414, P < 0.01) y positivamente por el “displacer del uso de TIC” (b =
0.591, P < 0.001); mientras que en tecnoadicción,
fue positivamente predicho por el “uso
excesivo de TIC” (b = 0.407, P < 0.001), pero no hubo una predicción significativa para el “uso compulsivo
de TIC”.
Las consecuencias negativas, en tecnoadicción, fueron únicamente predichas significativamente por el “uso
compulsivo de TIC” (b = 0.407, P <
0.001), indicando una relación directa
entre comportamientos compulsivos y resultados negativos.
Las consecuencias positivas, en tecnoadicción, mostraron una predicción negativa por el
“uso compulsivo de TIC” (b = - 0.456, P < 0.001), sugiriendo que el mayor nivel de comportamiento
compulsivo reduce las consecuencias positivas (aspectos satisfactorios en la calidad de vida) de los usuarios.
El análisis mediante ecuaciones estructurales permitió
observar que el dolor físico y el malestar emocional estuvieron influenciados
negativamente por la percepción de “rechazo
de las TIC” y positivamente por comportamientos asociados con “displacer del uso de TIC” y “uso excesivo de
TIC”, sugiriendo un vínculo entre la evasión y la búsqueda de gratificación con
mayores niveles de dolor y malestar. Curiosamente, los comportamientos
compulsivos no mostraron un impacto significativo en el dolor físico y el malestar
emocional, pero sí se relacionaron de manera significativa con las
consecuencias negativas, destacando un vínculo directo entre la compulsividad y
los resultados adversos. Además, se encontró que un aumento en comportamientos
compulsivos está asociado con una disminución en las experiencias o resultados positivos, lo que refleja, cómo los
comportamientos compulsivos pueden limitar
la capacidad para experiencias
positivas.
DISCUSIÓN
Análisis de la validación de las escalas
En ambas poblaciones estudiadas, que
confirmaron una muestra multiocupacional de trabajadores de México y Colombia, se
demostró la validez de las tres escalas de
medición utilizadas para evaluar el uso problemático de las tecnologías (tecnoestrés, tecnoadicción y tecnodependencia).
Comparación entre dimensiones de tecnoestrés, tecnoadicción y tecnodependencia
En las dimensiones presentadas en las
Tablas 3, 4 y 5, se identificaron
diferencias significativas en las medias y desviaciones estándar de cada reactivo. Por ejemplo, en la escala de
tecnoestrés, el reactivo “Me resulta difícil relajarme después de un día de trabajo utilizando tecnologías” mostró una
media más alta en comparación con los
otros, reactivos de la escala, sugiriendo
una mayor incidencia de este síntoma entre los encuestados.
En la escala de tecnoadicción, los
reactivos relacionados con el uso compulsivo
y el uso excesivo de las tecnologías mostraron en general medias más altas, que los reactivos de las otras dos escalas evaluadas, lo que indica una mayor prevalencia de estos comportamientos
adictivos entre los participantes. Por otro lado, en la escala de tecnodependencia, se
observó que los reactivos de uso compulsivo del celular mostraron las medias más altas de las tres escalas.
Los reactivos de uso del celular al conducir
fueron los que registraron valores más bajos de la escala, sin embargo, aún cuando conocían del riesgo
que implicaba hacerlo, algunos encuestados confirmaron realizarlo.
Interacción de variables asociadas al
tecnoestrés, tecnoadicción y tecnodependencia
Las interacciones entre las
variables asociadas a las dimensiones de las tres escalas,
proporcionan información adicional sobre cómo estas dimensiones se relacionan
entre sí y cómo pueden influir en la
prevalencia y gravedad de los síntomas
y consecuencias reportados (Figuras 4 y 5). Por ejemplo, la interacción entre el rechazo y el displacer del uso de TIC provoca el tecnoestrés, lo que podría
aumentar el nivel de estrés tecnológico entre
los individuos, lo que a su vez podría conducir a una mayor incidencia
de síntomas físicos y emocionales.
Las tres escalas tuvieron relación entre ellas (Figura 4) y
capacidad de predicción del tecnoestrés, por la tecnoadicción y la tecnodependencia. Sin embargo, en
lo que respecta a tecnoadicción, se encontró que únicamente el uso compulsivo de TIC mostró relación
significativa. Y la dimensión de Phubbing fue la
única en el caso de tecnodependecia que no tuvo
influencia significativa.
Entre los hallazgos sobresale la
predicción del tecnoestrés como
displacer del uso de TIC, por tecnodependencia y tecnoadicción, sobre todo cuando se trata de un uso compulsivo; esta relación sugiere que el uso
constante de TIC puede resultar en una
aversión hacia ellas por la tecnoinvasión,
fatiga, lo que produce frustración y estrés,
INSST (s.f.). Lo anterior, concuerda con investigaciones previas que enfatizan cómo el uso excesivo de las
tecnologías puede llevar al desarrollo de estrés, traducido finalmente
en un rechazo (Tarafdar y col., 2011; Maier y col.,
2015; Pérez-Ramírez y col., 2022). Resulta interesante encontrar que, el uso compulsivo del celular predijo de
manera negativa el tecnoestrés en su dimensión de rechazo de las TIC (Figura 4,
b = - 0.716), es decir, utilizar compulsivamente el celular disminuye la
sensación de evitación del uso de las TIC y
favorece el involucramiento con estos dispositivos. Dicho resultado
sobresale, dado que los reactivos relacionados con el uso compulsivo del
celular fueron los que obtuvieron una media más alta en esta escala con un promedio de 3.54 (Tabla 5). Esto, sin duda, está referido al uso indispensable
que representa el celular (Torres, 2021), de hecho, el concepto mismo de adicción a las tecnologías aún está en debate (Zheng y Lee, 2016); y este estudio como otros
(Fernández-Prol, 2021; Rodríguez-Escanciano,
2021: Ayerra-Duesca, 2022), suman evidencia en el
desarrollo de aproximaciones más claras en esta adicción conductual. Incluso,
el uso compulsivo del celular está relacionado de manera negativa también con
el tecnoestrés como displacer. Al respecto, se ha descrito que el uso del celular en exceso puede traer fuertes preocupaciones cognitivas y diversos conflictos
sociales, laborales, escolares, familiares e interpersonales (Zheng y
Lee, 2016).
Análisis de los síntomas y consecuencias reportados por el
uso de las TIC
Entre los participantes de la muestra
estudiada, se reportó una variabilidad significativa en la prevalencia de los síntomas y
consecuencias debido al uso de las TIC. Se destacan tanto los síntomas físicos
como los emocionales, proporcionando una visión general de los efectos
negativos asociados con el uso de dispositivos como teléfonos celulares, tabletas y computadoras
(Tabla 2).
Algunos síntomas físicos, como el dolor de espalda y el dolor en el cuello, mostraron medias
relativamente bajas en comparación con otros, lo que sugiere que estos síntomas
pueden ser menos comunes entre los encuestados. Sin embargo, la vista cansada
presentó medias más altas, indicando una mayor prevalencia entre los
participantes.
En cuanto al malestar emocional, se observó una variedad de síntomas, como el estrés, insomnio, pérdida de atención y problemas alimenticios.
Estos resultados resaltan la complejidad de
los efectos negativos asociadoscon el uso de las TIC,
que van más allá de los síntomas físicos y afectan la salud emocional y el bienestar general de los individuos. Es
interesante destacar que los problemas alimenticios tuvieron una media
baja, lo que infiere que este síntoma puede
no ser tan común en dicha población
específica. Otro hallazgo relevante es el papel del uso compulsivo del
celular en la percepción del tecnoestrés. Estos resultados sugieren que, aunque
las TIC son esenciales en la vida moderna, su
uso excesivo o compulsivo puede tener consecuencias negativas en salud mental, tales como depresión, estrés crónico,
pobre calidad del sueño y autoestima (Villavicencio-Ayub
y col., 2020). Inclusive, se ha descrito el término en inglés nomophobia (de ‘no mobile phone phobia’) como el miedo
a no tener acceso a un dispositivo tecnológico (Graben y col., 2020). En el
presente estudio, a medida que incrementó la adicción, también lo hizo la
ansiedad sobretodo, además del estrés, la tristeza y
el enojo, al separarse del dispositivo,
mientras que la felicidad disminuyó. Asimismo, a medida que aumentó el rechazo
hacia las tecnologías, la felicidad al dejar el dispositivo incrementó y
se experimentó menos ansiedad, estrés, tristeza y enojo, al no tenerlo cerca.
Con referencia al último modelo (Figura 5) se destaca la
importancia de considerar la interacción de
las variables asociadas a los síntomas como el dolor físico y el malestar emocional,
además de las consecuencias tanto negativas como positivas del uso de las
tecnologías. Se observó que la tecnoadicción por uso
compulsivo del celular no impactó
significativamente a los dolores físicos o emocionales, pero predijo
positivamente las consecuencias negativas y
eliminó las consecuencias positivas. Por otro lado, la tecnoadicción como uso
excesivo no predijo significativamente las consecuencias negativas ni la
disminución de las positivas como el caso anterior, pero si el dolor físico y
el malestar emocional, de hecho, incrementó ambos. El dolor físico registró una
media un poco más alta que coincide con lo reportado
en la literatura (Salanova, 2005; Villavicencio y
col., 2021b), no obstante aun es un campo poco
explorado que sugiere una dinámica compleja, y merece un abordaje más específico en futuras investigaciones.
El tecnoestrés, en displacer del uso de TIC, reportó una
relación significativa y positiva con el malestar emocional, al igual que con
el dolor físico, pero más débil. Esta
relación sugiere que la interrupción de actividades por la tecnología
incide directamente en el estado emocional de
los individuos. Por otro lado, el tecnoestrés, en rechazo de TIC se
asoció significativamente de manera negativa con el dolor físico, disminuyendo este síntoma, pero tuvo un impacto
más significativo en el malestar emocional, reduciendo aún más estos síntomas,
lo que podría implicar que la aversión a la tecnología tiene componentes
emocionales más profundos que no se manifiestan físicamente.
Desafíos de las TIC
La integración cada vez más profunda de las TIC en el día a
día conlleva también ventajas en el entendido que las TIC mejoran la
comunicación y proporcionan acceso más amplio
a la información (Martín-Rodríguez, 2021; Fernández-Prol, 2021; Rodríguez-Escanciano,
2021), aunque este panorama representa importantes desafíos.
En regiones como América Latina, con un uso intensivo de las
TIC, dichos desafíos se agudizan, y en este sentido, las organizaciones deben
actuar, generando programas y acciones concretas orientadas a la promoción de
un uso consciente y saludable de las tecnologías (Llorens y col., 2011;
Quiroz-González y col., 2020). Lo anterior, permitiría obtener todos los
beneficios de las TIC, dado que en el ámbito laboral,
se han convertido en herramientas esenciales, impulsando la eficiencia y productividad
organizacional (Zhao y col., 2020), lo que
es fundamental en un entorno que se caracteriza por ser cambiante, ya que genera exigencias continuas para
que las organizaciones sean competitivas (Vesga-Rodríguez, 2019).
Finalmente, es importante mencionar que el uso de las TIC
involucra realizar una amplia gama de
actividades diarias. No obstante, hay poco conocimiento del impacto
tanto positivo como negativo que tiene una utilización continuada. Aun cuando su uso excesivo conlleve a presentar manifestaciones de estrés y conductas de
adicción, como se demostró en este trabajo. Lo anterior sugiere que, la
sociedad está normalizando una dependencia tecnológica, a pesar de los riesgos
asociados.
Una implicación teórica del presente estudio consiste en
reportar las propiedades psicométricas de las escalas para medir estas
variables de reciente aparición en dos países latinoamericanos. Así mismo, las
implicaciones prácticas parten de los modelos predictivos que se desarrollan, pues pueden orientar el diseño de
propuestas organizacionales para aprovechar
los beneficios de un uso saludable. Con los resultados del presente
estudio, se coloca de manifiesto una serie de bajas habilidades para que los
trabajadores se adapten y hagan frente al uso de las nuevas tecnologías que
lleve a potencializar el resultado positivo y disminuir las consecuencias negativas que se están reportando en estos tres constructos: tecnoestrés, tecnodependencia y tecnoadicción. De manera que dichos hallazgos
pueden guiar a las organizaciones hacia un uso saludable de la tecnología,
maximizando beneficios y minimizando riesgos. Así, el presente trabajo
enriquece el conocimiento sobre las TIC, su uso intensivo y sus consecuencias.
Este estudio presenta dos limitaciones principales. La
primera es la normalización del uso
tecnológico, que puede llevar a los usuarios de las TIC a subestimar sus
consecuencias debido a las ventajas percibidas en su vida cotidiana como
resultado de la constante relación entre las TIC y las tantas actividades que
ya se pueden realizar través de ellas. La otra limitación se refiere a las
diferencias culturales y legales entre los
países participantes. Aunque la muestra fue representativa, es esencial
ampliar la investigación en un contexto transcultural para obtener una
comprensión más profunda y elaborar estrategias que mitiguen los impactos
negativos de la tecnología en el corto, mediano y largo plazo.
Además, se sugiere investigar el incremento constante de
usuarios en las redes sociales, dada la disponibilidad de dispositivos
tecnológicos y redes de internet públicas y gratuitas. Los estudios futuros podrían identificar los motivos detrás de
las conexiones en línea, estableciendo así
un control y evitando patrones de
dependencia emocional, incluso, mediante el establecimiento de tiempos de uso de las TIC.
Se recomienda hacer estudios sobre tecnoestrés, tecnoadicción y tecnodependencia
en otros países latinoamericanos. También,
se recomienda ejecutar estrategias orientadas a la prevención de las consecuencias negativas en los
trabajadores por el uso desmedido de las TIC y otros riesgos psicosociales que
atentan contra su bienestar y salud laboral (carga laboral, mala gestión de la información, enfoque multitarea,
sin dejar de lado el burnout (Alfaro-de-Prado-Sagrera, 2008), la ansiedad y baja satisfacción laboral (Cuervo y col., 2020;
Olvera y col., 2022).
CONCLUSIONES
Los tres instrumentos empleados en el estudio cuentan con
adecuadas propiedades psicométricas para ser usados en ambas poblaciones de
estudio: México y Colombia. El primer modelo demostró que el tecnoestrés fue
predicho por la tecnoadicción y la tecnodependencia. En el segundo modelo, la tecnoadicción generó consecuencias negativas, tras la no
utilización de teléfonos, en un porcentaje importante de la población. Además,
de dolor físico y malestar emocional por el uso excesivo de las tecnologías de
la información y comunicación (TIC), al igual que el tecnoestrés por el
displacer del uso de TIC. Por lo anterior, se considera oportuno que se
realicen y difundan programas sociales de inclusión digital que permitan
desarrollar capacidades individuales hacia un uso óptimo de las herramientas
digitales, participar de los beneficios del uso de las TIC en diversas áreas de
la vida humana como el acceso a la información, avance tecnológico,
practicidad, entre otros, apuntalando a reducir la brecha digital existente en
países como los que participaron en el presente estudio y principalmente
buscando reducir el impacto en la salud que conlleva el uso desadaptativo de
las mismas.
DECLARACIÓN DE CONFLICTO DE INTERESES
Los autores declararon no tener
conflictos de intereses de ningún tipo.
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Fecha de
consulta: 15 de febrero de 2023.
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