https://doi.org/10.29059/cienciauat.v19i1.1896
Los monitores comunitarios y su participación en proyectos de
investigación: Estudio de caso en tres áreas naturales protegidas de México
Community monitors and their participation in research
projects: Case study in three natural protected areas in Mexico
Monitores comunitarios en la investigación
Frida Carmina Caballero-Rico1*,
Vicente Paul Saldivar-Alonso2, Rubén Ortega-Álvarez3,
José Alberto Ramírez-de-León4
*Correspondencia:
fcaballer@uat.edu.mx/Fecha de
recepción: 19 de marzo de 2024/Fecha de aceptación: 2 de julio de 2024/Fecha de
publicación: 19 de julio de 2024.
1Universidad Autónoma de Tamaulipas, Facultad de
Comercio y Administración, Centro Universitario Adolfo López Mateos, Ciudad
Victoria, Tamaulipas, México, C. P. 87149. 2Universidad Autónoma de
Tamaulipas, Facultad de Ingeniería y Ciencias, Ciudad Victoria, Tamaulipas,
México, C. P. 87149. 3Centro de Estudios e Investigación en Biocultura, Agroecología, Ambiente y Salud (CIAD-CEIBAAS
Colima), Colima, México, C. P. 28040. 4Universidad Autónoma de Tamaulipas,
Unidad Académica de Trabajo Social y Ciencias para el Desarrollo Humano, C. P.
87149.
RESUMEN
Los
monitores comunitarios (MC) participan de forma estratégica en proyectos de
investigación como actores no científicos,
por pertenecer a comunidades locales del área de estudio y conocer su
biodiversidad; sin embargo, existe poca
información respecto a su impacto, quehacer y contribución. El objetivo
del presente trabajo fue determinar la colaboración de los MC en tres áreas
naturales protegidas (ANP) de México (Tamaulipas y Veracruz). Mediante
entrevistas semiestructuradas se estableció el tipo de interacciones existentes
entre los MC, investigadores responsables de
proyectos, miembros de entidades públicas que otorgan financiamiento y
el representante de una organización no gubernamental. Se revisaron 31 reportes
finales de 15 investigadores que trabajaron con MC para corroborar el registro
de la contribución. Su actividad se registró
desde 2002, principalmente en monitoreo de aves (35.48 %), recolectando muestras, datos, información y recursos, ayudando
a interpretar resultados y extraer conclusiones. Los beneficios percibidos de
su participación como MC los reflejaron en el ámbito personal, local,
institucional y de conservación. Los proyectos
fueron su principal fuente de aprendizaje, otorgándoles experiencia,
capacitación y conocimientos, que les
permitió incorporarse a nuevos proyectos y mejorar su trabajo como guías
de turistas, su otra fuente de ingresos. Manifestaron falta de valoración y
certificación de sus conocimientos como MC,
limitando su desarrollo y situación económica. Se localizaron 12
productos académicos, que incluían a 2 MC como autores, y que fueron generados
por 2 investigadores de los 15 que participaron en este estudio, lo que indica
su exclusión y falta de reconocimiento. Se
requieren acciones que permitan certificar su conocimiento como MC, para
facilitar su desarrollo y mejorar su
situación económica. Esto evitaría poner en riesgo su contribución, de
vasta experiencia empírica-técnica que ha
obtenido con su labor a lo largo del tiempo.
PALABRAS CLAVE: monitores comunitarios,
proyectos de investigación, biodiversidad, conservación, comunidades locales.
ABSTRACT
Community monitors (CMs) are
strategically involved in
research projects as non-scientific actors because they belong to local
communities in the study area and know their biodiversity; however, there is
little information on their impact, work,
and contribution. The objective of this study was to determine the
collaboration of CMs in three natural protected areas (NPAs) in Mexico (Tamaulipas and Veracruz).
Semi-structured
interviews were used to established the nature of the interactions between CMs,
researchers in charge of projects, members of public institutions that provide
funding, and the representative of a non-governmental organization. Thirty-one final reports of 15 researchers who worked with CMs were reviewed to corroborate
the contribution record. Their activities were recorded since 2002, mainly in
bird monitoring (35.48%), collecting samples,
data, information and resources, and helping to interpret results and
draw conclusions. The perceived benefits of their participation as CMs we-re
reflected at the personal, local, institutional and conservation levels. The
projects were their main source of learning,
providing them with experience, training and knowledge that allowed them to join new projects and improve their
work as tour guides, their supplemental source of income. They reported a lack opportunities for the valuation and certification of their knowledge
as CM, which limited their development and economic situation. Twelve academic products were found in which 2 CMs were authors and which were produced by 2 researchers out of
the 15 who participated in this study, indicating their exclusion and lack of
recognition. Actions are needed to certify their knowledge as CM, to facilitate their development and to
improve their economic situation. This would avoid jeopardizing their
contribution, the vast empirical-technical experience
they have acquired through their work over time.
KEYWORDS: community monitors, research projects,
biodiversity, conservation, local communities.
INTRODUCCIÓN
La
complejidad de la crisis de biodiversidad exige un cambio de paradigma en los
procesos de gestión de la biodiversidad. La forma en que se concibe y se aborda
la conservación de la biodiversidad, implica comprender la relación íntima entre la naturaleza y las sociedades humanas
(Reed y Rudman, 2022). Requiere nuevos enfoques para
el diseño de políticas y acciones específicas a partir de las características
de los contextos locales (Atanga, 2017; IPBES, 2019;
Dawson y col., 2021; Napogbong y col., 2021), que
orienten a buscar el valor público e incorporar las visiones y desafíos de las
comunidades locales, investigadores,
tomadores de decisiones y otras partes
interesadas (Derbile y col., 2022; Reed y Rudman, 2022).
En
el caso de los participantes no científicos, la colaboración puede presentar
dos vertientes, la primera donde los científicos trabajan con voluntarios
generalmente en países con recursos
financieros, apoyados por tecnologías. Y, la otra vertiente, sería el
monitoreo desde la comunidad, donde miembros dedicados a la pesca, agricultura,
recolectores de productos forestales u otros interesados como guías
ecoturísticos, productores pecuarios participan con científicos en la
conservación (Danielsen y col., 2021; 2022). Este
enfoque, que reconoce la diversidad de
conocimientos y saberes, se ha denominado “two-eyed seeing”, y es
especialmente relevante en contextos donde se combinan métodos de
investigación indígenas o de pobladores locales con la investigación científica
convencional (Peltier, 2018).
En
distintos contextos se ha demostrado que la participación de los miembros de la
comunidad y la integración del conocimiento
tradicional son fundamentales para lograr el éxito
en los procesos de conservación (Ostrom, 2007; Eicken
y col., 2021; Danielsen y col., 2022). Estudios realizados por Eitzel y
col. (2017) y Phillips y col. (2019) han encontrado
que la contribución de participantes no científicos va más allá de la
recopilación de datos; amplía el conocimiento científico, mejora
las habilidades en protocolos de recogida
de datos e identificación de plantas y anillamiento
de aves, habilidades fundamentales tanto para
los participantes como para la calidad de los proyectos (Land-Zandstra y col., 2021).
En
naciones en desarrollo, donde la biodiversidad es abundante y los recursos
económicos escasos, la recolección de datos
sobre flora y fauna se ve limitada,
lo que dificulta la conservación de la biodiversidad (Margules
y Pressey, 2000).
No obstante, de que existen personas en comunidades cercanas que podrían contribuir significativamente a los
procesos de investigación y conservación (Danielsen y col., 2009; Schmiedel y col., 2016). Ciertamente, estos individuos,
carecen de formación científica, pero poseen un conocimiento sobre los recursos locales, y pueden ser aliados
importantes en promoción del uso sostenible de los recursos naturales (Danielsen y col., 2021), a la vez que fortalecen a las comunidades al proporcionarles una información
más completa y precisa sobre su territorio (Chandler y col., 2017).
En
Colombia, durante 2019 y 2020, se desarrolló un esquema de monitoreo con las comunidades a escala local en Montes de María, donde
participaron tres asociaciones comunitarias de agricultores de mujeres y
hombres, víctimas del conflicto armado
(Arce-Plata y col., 2020). Mientras que, en Costa Rica, India, Papúa
Nueva Guinea y África meridional, la figura
de los paraecólogos o parataxonomistas ha demostrado ser una
estrategia eficaz para integrar a miembros no
científicos en equipos de investigación. Hombres y mujeres sin formación
académica formal que poseen conocimientos locales, son capacitados para trabajar en campos de la ciencia ecológica
y taxonómica, como parte del equipo formal
de investigación (Janzen, 2004; Schmiedel y col., 2016).
En México, la figura de “monitores comunitarios” (MC) se
refiere a individuos de comunidades nativas o rurales
que, a pesar de no contar con formación
científica convencional, reciben capacitación básica y equipamiento al
unirse al programa de monitoreo de aves (Manual de monitoreo de aves, 2012). Incorporación comúnmente impulsada, por las
restricciones económicas y dificultad para contratar personas (Vallejo-Novoa,
2023).
Se
reconoce que estos participantes no científicos
poseen conocimientos empíricos detallados del lugar donde habitan y
además tienen la capacidad para “leer” los
territorios que los rodea (Janzen, 2004; Janzen y Hall-wachs, 2011; Schmiedel y col., 2016). A pesar de reconocer, la
aportación de los participantes no científicos resulta complejo dar seguimiento y valorar su contribución a la conservación
por diversas razones: los inves-tigadores suelen
omitir información que permita identificar a
los participantes no científicos (Moczek y col.,
2021), generalmente no les otorgan
reconocimiento en las publicaciones,
ya que el sistema de recompensas de los investigadores no valora la coproducción de conocimiento para resolver problemas reales (Cagan, 2013; Tregoning, 2018), y las entidades públicas suelen
carecer de las capacidades necesarias para dar
seguimiento a dichas contribuciones, así como para reconocer y certificar las habilidades específicas de los participantes no científicos, como
lo señalan Bell y col. (2011) y Crall y col. (2011).
Agnello
y col. (2022), categorizaron los beneficios percibidos por los participantes no
científicos en tres tipos: altruistas, individuales y organizativos. En el caso de los MC, la carencia de investigaciones dificulta la
comprensión de las motivaciones de su participación. Se desconoce si estas
motivaciones se ven afectadas por la formación recibida, las interacciones con
otros actores o el paso del tiempo, o por las contribuciones realizadas al
conocimiento científico, como se exploró en
el estudio de Levontin y col. (2018) sobre las motivaciones de los voluntarios. Dichas lagunas
de información obstaculizan la comprensión
de la trayectoria y las funciones de colaboración de los MC. El objetivo
de este estudio fue caracterizar la contribución de los Monitores Comunitarios
(MC) al desarrollo de proyectos de investigación
y conservación en áreas naturales protegidas (ANP) en México, desde la
perspectiva de los propios MC, investigadores (INV), miembros de entidades
públicas (MEP) y representantes de organizaciones
no gubernamentales (ONG).
MATERIALES Y MÉTODOS
La
investigación se enmarca en un enfoque cualitativo,
utilizando la teoría fundamentada para
descubrir patrones emergentes en los datos (Glaser y Strauss, 1967; Corbin y Strauss, 1990).
Dimensiones
del estudio
1. Contexto: entorno de las ANP en las que MC desarrollan
su trabajo y participan en proyectos de investigación y conservación.
2. Procesos de formación y desarrollo: diferentes métodos
y procesos mediante los cuales los MC adquieren conocimientos y habilidades
para realizar su trabajo y participar en proyectos de investigación y
conservación. Así como las
certificaciones obtenidas. Se distinguen dos tipos de formación: formal e
informal.
3.
Contribución de los MC en los proyectos de investigación y conservación, a
partir del modelo propuesto por Bonney y col. (2009), que clasifica los proyectos de
participación pública en la ciencia en tres categorías:
• Proyectos contributivos: los ciudadanos aportan principalmente datos, y son diseñados
por científicos.
• Proyectos colaborativos: los ciudadanos
también aportan datos, pero además pueden ayudar a mejorar el diseño del
proyecto, analizar los datos o difundir los resultados.
• Proyectos de creación conjunta: tanto científicos
como ciudadanos trabajan juntos y los participantes públicos están involucrados
activamente en todas o la mayoría de las
etapas del proceso científico.
4. Beneficios y desafíos: se refiere a las diversas
retribuciones (económicas, relacionales, valoración, créditos) que los MC
obtienen por su participación en
proyectos de investigación, así como los
desafíos que enfrentan (institucionales, inseguridad, económicos).
Contexto
El
dominio específico de interés es la participación de MC que colaboran con INV en tres ANP, ubicadas en dos estados del noreste de México, con distintos
ecosistemas y esquemas de administración (Figura 1).
Tamaulipas
Reserva de la Biosfera El Cielo (RBC)
Es una reserva administrada por el gobierno del estado de
Tamaulipas. Su decreto de creación se publicó
en el Periódico Oficial del Estado (POE)
(Gobierno del Estado de Tamaulipas, 1985). Desde 1986 pertenece a la Red del
programa sobre el Hombre y la Biosfera de la Organización de las Naciones
Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (MAB-UNESCO, por sus siglas
en inglés: Man and Biosphere-United Nations Educational, Scientific and Cultural
Organization) (UNESCO, 2013); a
partir de 2002 está integrada en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas (SINAP) de acuerdo a la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas (CONANP, 2022), donde se
reúnen aquellas con biodiversidad y características ecológicas de especial
relevancia para el país. Su categoría de manejo es reserva de la Biosfera. Su
extensión es de 269 256.45 ha
(Gobierno del Estado de Tamaulipas, 2013) y
su población es de 12 456 habitantes, de acuerdo al Instituto Nacional de Estadística y Geografía
(INEGI, 2021).
La
RBC se localiza al suroeste del estado de Tamaulipas, en los municipios de
Gómez Farías, Llera, Jaumave y Ocampo, abarcando una porción de la Sierra Madre Oriental en las vertientes conocidas
como sierra de Cucha-ras o de Guatemala y la sierra Chiquita. El área de
influencia que se suma a la estrategia de conservación, manejo y protección a
partir de la publicación de este documento equivale a 124 723.5 ha, por lo que
se amplía la superficie protegida de la reserva de la Biosfera El Cielo a 269 253.5 ha (Gobierno del Estado de
Tamaulipas, 2013).
Laguna Madre y Delta del Río Bravo
En el 2004, se declaró un sitio RAMSAR (Sitios Ramsar,
2004). El día 14 de abril de 2005 se estableció mediante Decreto Presidencial
publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF, 2005) con categoría de
manejo de Área de Protección de Flora y Fauna Laguna Madre y Delta del Río
Bravo. En 2006 se integró a la Red MAB-UNESCO (UNESCO, 2006a) y al SINAP
(CONANP, 2024a).
Esta ANP está ubicada entre los municipios
de Matamoros, San Fernando y Soto La Marina, en el estado de Tamaulipas, con
una superficie terrestre y/o aguas continentales de 572 808.60 ha, y una
población total estimada de 17 199 habitantes (CONANP, 2024a). Alberga el más
extenso de los ecosistemas de los denominados
hipersalinos, e incluye importantes
ciénegas intermareales que alcanzan las 50 800 ha y una considerable
riqueza de humedales. La riqueza y diversidad biológica que posee se deben a su ubicación, ya que se encuentra entre dos regiones
biogeográficas, la Neártica y la
Neotropical (DOF, 2015).
Veracruz Los Tuxtlas
Es una reserva administrada por el gobierno federal. Su
decreto de creación se publicó en 1998 (DOF, 1998). En el año 2000 forma parte
del SINAP (CONANP, 2022). Y en el año 2006 se integró a Red MAB-UNESCO (UNESCO,
2006b). Su categoría de manejo es reserva de la Biosfera. Cuenta con una
superficie total de 155 122.46 ha, y una población total estimada de 28 611
habitantes (CONANP, 2024b). Es depositaria
de una enorme biodiversidad, comparable
con pocas áreas de México (DOF, 2009). La región también es importante desde el punto de vista
socioeconómico y cultural (CONANP, 2022).
Proceso
del estudio
La investigación se desarrolló en tres etapas durante el periodo de enero a diciembre de 2022.
Primera etapa-Análisis documental
Se
realizó una búsqueda abierta en el Google académico, de publicaciones de
artículos científicos, manuales, libros o
capítulos de libros y materiales audiovisuales, utilizando las frases de
“monitor
comunitario” y “reserva de la Biosfera El Cielo”, “reserva de la Biosfera de Los Tuxtlas”
y “Laguna Madre y Delta del Río Bravo”, para identificar los productos académicos
donde participaron los MC.
Se ubicaron 88 productos académicos que cumplían
con los criterios establecidos, que era mencionar a cualquiera de las tres ANP y que aparecieran “monitores comunitarios”. Se
revisó de forma exhaustiva el nombre del trabajo y la ficha autoral, para
evitar la duplicidad de las publicaciones. Se
depuraron 79 productos académicos, que
eran de las áreas de estudio, pero algunos estaban duplicados o no se
incluían los nombres de los MC como autores,
por lo que solo quedaron 9.
Se
realizó una búsqueda en Google, utilizando los nombres de los MC que se habían
localizado en el Google académico, y se identificaron 3 publicaciones
adicionales, las cuales fueron integradas al estudio, quedando un total de 12
publicaciones.
Segunda etapa-Análisis cualitativo
Se
diseñó una guía de entrevista semiestructurada. Para validar su contenido, se
entrevistó a los 2 INV de las 12 publicaciones localizadas (uno aparece en 11 y
el otro solo en 1); a 2 MC, uno de la reserva de la Biosfera El Cielo y otro de
la Biosfera de los Tuxtlas (mencionados en 11
y 10 de las publicaciones
encontradas). De esas entrevistas, se recomendó la validación de un MEP asociada con el trabajo de MC. El INV
con más publicaciones de las zonas
analizadas (11) y el MEP realizaron
algunas precisiones que fueron incorporadas
en la entrevista.
Entrevistas validadas
A partir de las 5 entrevistas (las cuales se repitieron, ya validadas) se trabajó con la técnica de
bola de nieve (Atkinson y Flint, 1970; Patton,
1990), la cual permite identificar y agregar participantes clave que pueden proporcionar
perspectivas valiosas y, a menudo, conducir
a otros participantes potenciales, ampliando
la profundidad de la comprensión del tema estudiado. Al final de cada
entrevista, se les preguntaba a los participantes sobre otras personas con las
que se han relacionado durante el ejercicio de su trabajo, que pudieran aportar
datos importantes a la investigación. De las
entrevistas, surgieron nombres de MC, MEP e INV, así como de proyectos
de las ANP estudiadas.
El
tamaño de la muestra estuvo sujeto a la saturación teórica de la información,
que se dio mediante la transcripción y
análisis al término de cada entrevista, al encontrar que ya no se
aportaba nueva información y que era
repetitiva, quedando una muestra conformada por 24 personas, que para un
estudio de caso es válida (Thomson, 2010). Los participantes se conformaron de
la siguiente manera: 5 MC (3 MC que habían participado en proyectos de investigación, 2 de ellos aparecían
como autores del algún producto académico; en cuanto a los otros 2 MC, 1 era
guía de turistas y 1 más se dedicaba a la validación de datos de otros monitores en la reserva de la Biosfera de Los
Tuxtlas), 15 INV, 3 MEP y 1 gestor de una ONG (Tabla 1).
El
tamaño de la muestra no busca representatividad estadística, sino profundidad y
riqueza en los datos para comprender mejor un fenómeno específico. La elección
del tamaño de muestra es flexible y se ajusta
a medida que avanza el estudio, enfocándose en lograr la “saturación de
categorías” (Thompson, 2010). En términos de números, aunque no hay un estándar
fijo, se sugiere que para métodos como la Teoría Fundamentada (Corbin y Strauss, 2008), las entrevistas o la observación,
un rango de 20 a 30 participantes puede ser adecuado. Esto permite obtener una comprensión rica y detallada del área de
estudio, asegurando que los principales temas
y variaciones se capturen de manera
efectiva.
Las opiniones de los entrevistados se consideraron plenamente representativas,
los MC son personas de la comunidad que han sido
capacitadas inicialmente por la CONABIO para monitorear aves. Han desarrollado y realizan actividades
relacionadas con la investigación y la conservación. Ellos destacaron a INV y MEP con los que trabajaron a diciembre de
2022. Los INV pertenecen a diversas instituciones que han efectuado investigaciones en las ANP analizadas y han involucrado activamente
a los MC en el desarrollo de proyectos. Los
MEP son responsables de entidades
públicas directamente relacionadas con la administración de las ANP y
del programa de “monitoreo comunitario de
aves”.
La ONG otorga apoyo financiero a INV, miembros de la comunidad y entidades públicas para llevar a cabo trabajos específicos de conservación
que patrocinadores nacionales e internacionales proporcionan (Pronatura, 2024).
Las entrevistas se realizaron en un periodo comprendido entre enero y junio de 2022.
Cada entrevista se hizo de manera individual,
y se grabó en audio, con consentimiento informado
de los participantes; se llevó a cabo previa cita,
utilizando la plataforma Microsoft Team, versión 24124.1412.2911.3341 o por teléfono,
según la preferencia de los participantes. Se
transcribieron los audios por la persona que elaboró las entrevistas. Para asegurar
su consistencia y claridad, se revisaron por
dos de los autores del trabajo.
Tercera etapa-Análisis cualitativo/documental
Análisis de los datos (códigos)
Las
24 entrevistas realizadas se transcribieron íntegramente y se incorporaron al
programa informático Atlas Ti versión 9 (Science Plus Group BV. Groningen, Países
Bajos). Los datos de las
entrevistas se codificaron abiertamente en
el modo de la Teoría Fundamentada (Corbin y Strauss 2008), para agrupar y enlazar los códigos
con las citas textuales, por un
miembro del equipo de autores en la
versión [A2] de Altas Ti. Para su validación, se envió la codificación a
un MC, 3 INV y un MEP entrevistados. Un INV
hizo una precisión sobre el apartado de los proyectos de investigación. Además, se realizó un análisis
cualitativo exhaustivo comparativo de los códigos por tipo
de entrevistados, para identificar diferencias y similitudes en las respuestas
de los MC, los INV, los MEP y el miembro
de la ONG.
Validación de la participación de los MC en
los proyectos de investigación
Para validar la información del proyecto se solicitó a los INV copia del proyecto o que
indicaran dónde se ubicaban. Posteriormente,
se realizó una búsqueda de los proyectos
desarrollados en las tres áreas de estudio, como único criterio de
inclusión fue acotarse a los 31 proyectos
que habían menciona-do los entrevistados. Se
llevó a cabo una revisión completa de la propuesta, se puso especial atención a la integración del equipo de trabajo de cada proyecto para identificar la participación
de MC como parte del equipo de investigación.
Comparativa de los perfiles de actores no
científicos
A
partir de la propuesta realizada por Schmiedel y col.
(2016), como una alternativa para mejorar la recopilación y gestión de la
información sobre la biodiversidad a diferentes niveles, y que a la vez es un puente para la profesionalización de
los miembros no académicos del equipo de investigación, se hizo una comparación
entre actores que desarrollan actividades relacionadas con la investigación de
la biodiversidad. Y en el caso de los paraecólogos
y/o parataxonomistas y MC que habitaran en zonas
rurales dentro o próximas a ANP (Janzen, 2004; Janzen y Hallwachs, 2011). Los datos de los MC (perfil
conocido en México) fueron tomados de las entrevistas de este trabajo, mientras
que los datos de los programas de paraecologista y/o parataxónomo (que se ha implementado en Costa Rica,
India, Nueva Guinea y África meridional) y los de los programas de ciencia
ciudadana (donde participan voluntarios con amplio conocimiento en la ciencia)
se tomaron de Schmiedel y col. (2016).
RESULTADOS
Características
de los entrevistados
Los 5 MC entrevistados vivían en comunidades
que se ubican dentro de las áreas naturales protegidas analizadas; MC2, MC3 y MC4 habían trabajado en proyectos de investigación
de la Biosfera de Los Tuxtlas, mientras que MC1 en la Biosfera El Cielo y MC5 en la Laguna Madre y Delta del Río Bravo (Tabla 1).
MC3 y MC5 son mujeres, la segunda era la de mayor edad de los 5 MC, y la primera era la más joven y la única que
contaba con licenciatura, los demás reportaron un menor nivel educativo. MC1 tenía de 16 a 25 años de experiencia en el monitoreo,
mientras que el resto de 6 a 15 años de experiencia (Tabla 2).
Los 15 INV incluidos en el trabajo, con
los que han participado los 5 MC pertenecían a cinco instituciones nacionales,
el 67.74 % a la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), el 16.12 % a CONABIO,
el 6.46 % a la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el 6.45 % a 2
ONG y el 3.23 % a la Universidad Tecnológica
del Mar (UTMAR). Independientemente de la fuente de financiamiento, la UAT concentraba la mayoría de los proyectos
realizados.
El 93.3 % de los INV contaba con nivel educativo de doctorado; el 40 % son mujeres (INV6,
INV10, INV11, INV12, INV14 e INV15); las
INV10, INV11, INV12, eran las más jóvenes (igual que el INV1 e INV7) y las de menor
experiencia (< 5 años). El 46.7 % de los
INV tenían entre 41 a 50 años de edad; un 20 % eran mayores (INV4, INV13 e INV3). El 33.3
% registraba una experiencia de 16 a 35 años (Tabla 2).
Las
3 MEP que participaron en este trabajo se ubicaron en rangos distintos de edad.
En cuanto a la experiencia 2 MEP tenían de 6 a 15 años, solo MEP3 contaba con mayor experiencia;
MEP1 y MEP3 tenían maestría y MEP2 licenciatura.
Códigos
De
las 24 entrevistas realizadas conforme a las dimensiones del estudio (Formación
y desarrollo, contribuciones, beneficios y desafíos) se derivaron 30 códigos (Tabla 3), los cuales se analizaron a lo
largo del trabajo.
Procesos de formación y desarrollo de los monitores
comunitarios
Aprendizaje formal– Capacitación como MC
Los
procesos de formación de los 5 MC iniciaron
con un entrenamiento brindado por la CONABIO, que consistió en una
capacitación básica y equipamiento, al unirse
al programa de monitoreo de aves (Manual de monitoreo de aves, 2012) de acuerdo al
total de la muestra estudiada (24). También, el proceso de capacitación lo empezaron en distintos tiempos
(según la información de los 5 MC y 3 MEP); en 2003 comenzó en la reserva de la Biosfera El Cielo, mientras que en
la reserva de la Biosfera Los Tuxtlas fue en 2009, y en la Laguna Madre y Delta
del Río Bravo en 2013. Al respecto, el MEP2
comentó que la formación de MC surge por distintas razones: “nosotros
empezamos en el 2009, iniciamos la capacitación para que hicieran monitoreo de
aves, porque la reserva es muy grande y no
tenemos personal suficiente para realizar todas estas actividades, a
veces también a equiparlos para que ellos pudieran iniciar el proceso de
monitoreo de aves”. Mientras que MC1 señaló que “en el 2003 salió un proyecto de capacitar guías de aves de la región,
guías comunitarios y me capacité…me gustó mucho lo que son las aves, me di
cuenta la importancia que tienen para nuestro beneficio como ser humano y a
nuestro planeta… desde 2003 hasta hoy soy guía de aves”. Y el INV2 dijo
“empezamos haciendo muestreos, inventarios de todas las aves que estaban dentro de la comunidad y ahí fue cuando
empezamos a trabajar con MC1, hubo varios
cursos de capacitación, entre ellos hubo uno muy especial donde vino
Héctor Gómez de Silva, él es de México, es un guía de aves internacional”.
El
entrenamiento ha ayudado para que los MC desarrollen su trabajo con
profesionalidad, como lo mencionaron la
mayoría de ellos “durante el entrenamiento, aprendemos a utilizar herramientas como el GPS y binoculares. CONABIO nos proporciona capacitaciones
adicionales, generalmente una vez al año, para mejorar las habilidades por
ejemplo para registrar los datos en
una Tablet” (MC2, MC3, MC4 y MC5).
Aprendizaje formal – Guías de turistas
La
mayoría de los MC entrevistados (4) señalaron que también recibieron
capacitación como guía de turistas (solo el MC3 no). Al respecto, MC5 comentó “recibí una certificación como guía de
turistas otorgada por el Gobierno del Estado de Tamaulipas. Este curso, que
duró medio año y se impartió a distancia, abarcó temas de cultura general,
arquitectura, gastronomía y medio ambiente. Al completar el curso y aprobar los
exámenes, obtuve mi certificación por 2
años”.
Aprendizaje informal – Intercambio de ideas
Los
MC destacaron la importancia del intercambio de ideas y el diálogo colaborativo
entre pares como una forma valiosa de aprendizaje
y enriquecimiento de conocimiento. En relación a
ello, el MC4 exclamó “…vamos a visitar a los compañeros de otras comunidades
donde hay otro tipo de aves y hacemos recorridos, con ellos aprendemos la forma
de las aves que ellos tienen. Igual a mí me toca recibirlos, hacemos recorridos
en la playa y observan aves de playa, y nos vamos nutriendo de todo lo que
aprendemos, de lo que tenemos en cada
comunidad”. Pero, las interacciones no solo son entre monitores: “también
ocurren en encuentros con INV, MEP y otros
MC” (MC2, MC3 y MC4). Se ha generado
una relación de colaboración que rebasa el ámbito laboral, e incide en
la visión y alcance de los INV y sus proyectos,
como lo expusieron algunos entrevistados: “en
las reuniones se tratan otros temas relacionados con su familia,
comunidad y se ha establecido una red
importante para la colaboración, por ejemplo, cuando alguno recibe un grupo grande de turistas y
ocupa apoyo de otros monitores, o para el
intercambio y venta de sus productos” (MEP2); “el intercambio de puntos de
vista y experiencias entre los monitores comunitarios y los investigadores
no solo beneficia a los investigadores en términos de obtener información y conocimiento, sino que también influye en la dirección de las investigaciones y enriquece su enfoque” (MEP1); “hay un intercambio también
de visiones de experiencias, que a uno como investigador lo mueven y muchas
veces no se le da crédito a ese tipo de colaboradores y también durante estos
muestreos, pues MC1 y MC2 me ayudaron a dar talleres a nivel local para
capacitar a otras personas de la comunidad, entonces, en ese aspecto pues también eran capacitadores y pues
básicamente por eso van en los artículos que usted encontró” (INV1).
Los
INV1, INV2 e INV4, así como los MEP coincidieron en señalar que la colaboración
y aprendizaje colectivo contribuye a fortalecer su labor en la promoción y
cuidado de la biodiversidad, ya que consideran que ello les permite brindar un
mejor servicio a los visitantes, lo que beneficia tanto a la conservación como
al turismo sostenible. Al respecto, el INV1 agregó “MC1 es guía, entonces, tiene una contribución muy fuerte al bienestar emocional y el bienestar lúdico de los
turistas entonces ¿cómo mide o valora uno eso?”
Aprendizaje informal - Participación en
proyectos de investigación y conservación
Tres
MC (MC1, MC2 y MC5) participaron en proyectos de investigación. En el período
de 2002 a 2022, habían estado involucrados en al menos 31 proyectos de
investigación (que fueron los que surgieron en las entrevistas) (Figura 2), dirigidos por 15 investigadores (que
participaron en este estudio). Los temas que
han trabajado son diversos: avifauna (11), ecoturismo (1), educación
ambiental (2), rescate de los nombres tradicionales de los árboles (1), diversidad genética (3), cambio
climático (2), carnívoros silvestres (3), plagas (2), estado y evaluación in
situ de las poblaciones naturales de chile piquín (1), manglares rojos (1), dendrología (3) y hormigas exóticas invasoras (1), pero
el 35.48 % de los trabajos se relacionan con el monitoreo y conservación de aves.
El entrenamiento y el conocimiento empírico
del área les da a los MC, una vasta experiencia de la ubicación de las especies. MC1, había
participado en la mayoría de los 31 proyectos
analizados en este trabajo (26 desde 2002), y en casi todos los temas, a excepción
de manglares rojos. Al respecto, destacó que: “he trabajado con 12
investigadores…empecé anillando aves
migratorias con redes de niebla por cuatro años con el INV2”; “estuvimos trabajando 5 años con el monitoreo de la guacamaya verde que es muy
importante, que está en peligro de extinción”. Uno de los INV con los
que había colaborado MC1, amplió la
información al comentar: “hemos
trabajado 3 proyectos de aves del
cielo, de sobrevivencia invernal y el de guacamaya” (INV2). Por su parte,
MC2 había colaborado en 4 proyectos de
avifauna, en 2 de ellos coincidió con MC1, mientras que MC5 trabajó en 3 proyectos de diferentes temas como:
avifauna, plagas y manglares rojos (de acuerdo a la
información recabada en las entrevistas). La participación en distintos
proyectos de investigación se da por recomendación que hacen los INV, así lo
manifestó el MC1 “empecé trabajando con el INV2, y junto con el INV4 me han recomendado con otros INV, y
esos INV también me recomiendan, porque tienen relación con las otras universidades, y les dicen, el día que vayas
al cielo busca a `MC1´, y esa es como mejor propina o mi mejor recompensa, el
yo tener trabajo, y claro porque siempre trato y debo hacer las cosas de un
guía local, guía ambiental y un guía de campo como le llamen”; “he aprendido de todos los
investigadores con los que he trabajado, de
maestros, ornitólogos, ingenieros, biólogos, tanto de la UAT, la Universidad de México, la UNAM, tanto
el Instituto Tecnológico de Monterrey, me apasiona andar en campo y
aprender de lo que hacen ellos”, “estuve trabajando con diferentes
investigadores que vienen de la Universidad Autónoma de Tamaulipas a hacer su
tesis, como, por ejemplo, estuvimos trabajando
con la Palma camedor, con la Palma el chamal,
con la Magnolia Tamulipana, estudios de
impacto ambiental, de los árboles, hormigas, el jaguar, felinos, cronología de
los árboles”. Al respecto, el MC2 comentó
que: “en investigación empecé colaborando con el INV1 y ahora estoy
colaborando en una investigación en la Sierra Oaxaca y también en otros
estudios, aquí en la región, en varios estudios de la paloma endémica”. Y MC5 también había colaborado con distintas
universidades y entidades públicas, como lo expuso: “estuve en un proyecto de la palomilla del nopal, poniendo trampeo,
con el INV4, y con el INV13 trabajamos para hacer viveros de ostión, hemos trabajado con la UAT, la UTMAR, la Universidad de Baja California, PROFEPA, con la CONANP
y con PRONATURA Noreste (ONG) estamos trabajando con el monitoreo de la Garza rojiza”.
En
algunas ocasiones, la relación de trabajo se mantiene a través del tiempo
(entre los MC, MC e INV, MC y MEP), y la colaboración se da en estudios que se realizan en otras ANP, como en el
siguiente caso, donde el INV1 manifestó que: “MC1 es un amigo muy querido, es un colega. Yo lo conocí cuando
trabajé en CONABIO coordinando un programa de monitoreo de aves, y entonces me
invitaron a dar un taller ahí en la Reserva de la Biosfera de El Cielo, para
niños, porque ya ve que tienen la tropa pajarera, y pues también me impresionó
su habilidad, su carisma y su forma de ver las cosas”. Y agregó que: “durante
mi doctorado donde trabajé con comunidades
haciendo un monitoreo de aves y evaluando su manejo forestal en Oaxaca,… yo invité a MC1
a que me ayudara en el campo y a otro compañero, MC2 de los Tuxtlas, que
también es de la comunidad, así empezó mi trabajo en investigación con ellos”.
Contribuciones de los MC en los proyectos de
investigación y conservación de la biodiversidad
La
participación pública en la ciencia de los tres MC (MC1, MC2 y MC5) de la
muestra estudiada, se ha dado solo en
proyectos de investigación y
conservación contributivos (Tabla 4),
a partir del modelo propuesto por Bonney y
col. (2009).
El
56.9 % de las aportaciones se asociaba a la recolección de muestras y/o
registro de datos. Algunos INV y MEP
expusieron que: “la credibilidad de los informes de MC1 y MC2 se basa en la
experiencia acumulada, lo cual es fundamental, puedo confiar plenamente en lo
que reportan haber observado; después de
todo son expertos" (INV1; MEP1 y MEP2).
El
23.5 % se relacionaba a la recopilación de información
y recursos. Al respecto, el INV2 señaló
sobre el MC1 "considero que su rol inicial como recolector de datos
en el campo es crucial. No se trata solo de
compilar información, sino de la confianza que uno deposita en la precisión de esos registros, especialmente en
la identificación correcta de especies”.
Y el
19.6 % de las contribuciones se asociaba a interpretar datos y extracción de
conclusiones. Algunos INV y MEP manifestaron
lo siguiente: “para comenzar, sin la ayuda de los monitores comunitarios, los investigadores
enfrentaríamos grandes dificultades para realizar y publicar nuestros
trabajos. Aunque en la universidad se enseña
metodología, las condiciones reales en el campo difieren
significativamente. La colaboración de los MC es fundamental, no solo
interpretan datos y sacan conclusiones, sino que también pueden prevenirlos
sobre aspectos inesperados, como lluvias
frecuentes que podrían comprometer el
proyecto” (INV1, INV2, e INV5; MEP1, MEP2 y MEP5).
Además,
generaban otras contribuciones no consideradas en el modelo de referencia, como
conocimiento del ecosistema y sus interacciones,
educación ambiental, seguimiento de distintos tipos de especies, conocimiento
técnico especializado de la flora y fauna, conservación de la biodiversidad, la
asistencia a tesistas, entre otras.
Los
MC desarrollan más de una actividad en un proyecto (de
acuerdo a la información proporcionada por las 3 MEP y dos investigadores (INV1 e INV2).
En
cuanto al conocimiento técnico especializado de la flora y fauna y seguimiento
de distintos tipos de especies, varios INV y MEP expusieron “el conocimiento
específico de los monitores comunitarios sobre el territorio es excepcional, no
solo están familiarizados con los nombres
tradicionales de las especies, sino que también comprenden sus usos,
mitos y creencias asociadas” (INV10 e INV14; MEP1, MEP2 y MEP3); “son capaces
de interpretar el territorio en términos de prácticas tradicionales, dinámicas
económicas y sociales, y desafíos a los que se enfrentan las comunidades, este
conocimiento se convierte en una valiosa
herramienta para los investigadores, ya que brindan información detallada sobre
el contexto donde se desarrollan los proyectos (INV1, INV2, INV3, INV4, INV6, INV9, INV11 e INV10; MPE1, MEP2 y MEP3).
En relación al conocimiento empírico que poseen,
los INV dejaron ver en las entrevistas que es muy valiosa su contribución para el
desarrollo de sus proyectos. Al respecto, varios
investigadores y MEP explicaron “el conocimiento empírico y profundo que
poseen los monitores comunitarios de aves se convierte en un recurso invaluable
para la toma de decisiones en proyectos de investigación y conservación. Su
experiencia local y su familiaridad con las especies, sus comportamientos y sus
hábitats brindan información valiosa que complementa
y enriquece los datos científicos (información proporcionada por los INV1,
INV2, INV4, INV6, INV12, INV16 e INV17; MEP1,
MEP2 y MEP3).
La
participación de los MC se extiende a la educación ambiental de las
generaciones futuras para turistas y niños en diversas localidades y escuelas
de su región y del país. Un ejemplo de ello, es la "Tropa pajarera de El Cielo",
que fue creada en 2008 por iniciativa del MC1, con un grupo de niños de la
comunidad para la observación de aves, con el apoyo de INV1, MEP1 y de la CONABIO. Pero también, se ha extendido
para colaborar con jóvenes estudiantes
(datos obtenidos de INV1, INV2, INV4 y MEP1). Referente a ello, algunos
MC agregaron que “en algunas ocasiones los investigadores nos piden que
trabajemos con tesistas de licenciatura, maestría y doctorado que realizan su
trabajo en la reserva, los apoyamos en la recolección y conservación de
muestras, en la identificación de alguna
especie y lo cuidamos mientras están realizando
su trabajo de campo” (MC1 y MC2); “también hemos trabajado con
investigadores cuando han realizado sus tesis de doctorado” (MC1 y MC2),
información que también aportaron los 3 MEP; “al trabajar con estudiantes y
jóvenes, los monitores ayudan a generar una conciencia ambiental temprana, lo
que puede tener un impacto duradero en la conservación de la biodiversidad a
largo plazo (INV1, INV2, INV4, INV5 e INV6; MEP1, MEP2 y MEP3). Además, ellos
transmiten su conocimiento a otros monitores, lo que hace que perdure el
conocimiento y que exista un registro de lo
encontrado (de acuerdo a datos proporcionados por MC1,
MC2, MC3 y MC4).
La
contribución de los MC en los proyectos de investigación fue de tal relevancia
que el MC1 es primer autor en una publicación y a MC1 y MC2 los consideraron
como autores de publicaciones derivadas. En ese sentido, el INV1 e INV2
expusieron que “es ético darles ese reconocimiento por el trabajo que realizan
en la investigación”. Las publicaciones fueron más constantes de 2018 a 2021, donde se observa una red de colaboración
entre el INV1 y MC1 y MC2 (Figura 3).
Comparación de las
percepciones de los 3 grupos de
actores involucrados en el estudio
Los 30 códigos (Tabla 3) derivados de las
entrevistas se asociaron a 280 citas
textuales obtenidas de las 24 entrevistas, las cuales se segmentaron por
tipo de entrevistado, encontrándose diferencias y similitudes en las respuestas
de los mismos (Figura 4).
Entre
las contribuciones, la más citada, fue la recolección de muestras y/o registro
de datos (29) tuvo una mayor presencia en los
MC, toda vez que mencionaron que contribuían
en varias ocasiones en algunas etapas de los proyectos de investigación.
El conocimiento del ecosistema y sus
interacciones (16), fue la segunda más frecuente, donde los INV percibieron mayormente la contribución de los MC.
La participación en proyectos de investigación
(15), como formación y desarrollo de los MC,
también fue un código consistente en las respuestas de las entrevistas,
donde también los INV fueron quienes percibieron más dicha actividad.
Otros
códigos destacados, apareciendo casi a la par en los registros de los MC e INV,
fueron, como beneficios, la evolución del enfoque: del monitoreo de aves a la
conservación (14) y la contribución a nivel local (13); como contribuciones, la educación ambiental (13), la
recopilación de información y recursos (12) y el seguimiento de distintos tipos
de especies (12). Las citas asociadas a
beneficios fueron mejor percibidas por los INV y después por los MC, mientras
que las citas asociadas a contribuciones fueron reconocidas sobre todo por los INV; sin embargo, la segunda
(con 12 menciones) fue la única que se citó más por los MC.
La retribución económica insuficiente (11) percibida
como un desafío, fue más constante en los INV
y en los MEP, al igual que la recompensa económica (6) percibida como un
beneficio, fue más frecuente en los INV.
La
interpretación de datos y extracción de conclusiones y el conocimiento técnico
especializado de la flora y fauna (10 cada uno), fueron percibidos
principalmente por los MC como
contribuciones. La empresa social de ecoturismo (10) mencionada más
frecuentemente por los MC, y luego por los MEP fue considerada como beneficio,
ya que los MC pueden obtener recursos por
esta actividad también.
Curiosamente,
la falta de reconocimiento de investigadores
e instituciones (7), como un desafío, fue
más constante en los MEP y MC, que en los INV. Mientras que el apoyo de
investigadores y otras partes interesadas (6), reflejado como un beneficio, fue
más mencionado más por los MC.
La inseguridad (9), que se registró entre todos
los grupos de participantes fue otro desafío,
la cual perciben que ha afectado la actividad de los MC; así como los conflictos
comunitarios (5) que fueron percibidos por los MC y los MEP únicamente.
Los
3 códigos con menor frecuencia fueron como
beneficio, capacidad para gestionar y ad-ministrar recursos económicos y tecnológicos (2), asociados
principalmente para la Reserva de la
Biosfera Los Tuxtlas, una ANP federal;
y como formación y desarrollo, formación
como guías turísticos (2); y como desafío, cambios y enfoques en las instituciones (3), destacando ligeramente los
MEP, en el último código, lo que podría asociarse a que reconocen que su
participación es valiosa para los programas de gobierno, dirigidos a la conservación del medio ambiente.
Beneficios y desafíos percibidos por los entrevistados
sobre la participación de los MC en proyectos de investigación y conservación
de la biodiversidad
Entre los beneficios que pudieran tener los MC, los 3 MEP destacaron la evolución del enfoque: del monitoreo de aves a la conservación,
donde son promotores claves de la conservación y tienen conocimiento
sobre diversas especies y ecosistemas, lo cual también fue valorado por INV y
el representante de la ONG (INV1, 1NV2, INV7,
INV9; ONG1); y tienen conocimiento del territorio y sus dinámicas (de acuerdo a la información de los 3 MEP; INV1 e INV2)
(Tabla 5).
Otros beneficios percibidos fueron la retribución
económica por los trabajos para proyectos de investigación (INV1, INV2, INV4; ONG1;
3 MEP) y como guía de turistas, que ofrecen a
través de los servicios a turistas y observadores de aves (MC1, MC2, MC3
y MC5; 3 MEP), con lo que generan además
ingresos a las comunidades (INV1, INV2; 3 MEP) donde tienen un
reconocimiento social, hasta algunos de ellos ocupan cargos en sus comunidades
(MEP2 y MEP3).
Sin embargo, enfrentan desafíos significativos, como la ausencia de programas para certificación por parte de entidades como CONABIO y CONANP, universidades, gobierno (INV1; MC1; MEP1), lo que limita sus oportunidades de empleo (MC1;
INV1, 1NV2; MEP1). La falta de
reconocimiento de su labor puede dificultar la viabilidad
económica de su trabajo (3 MEP).
Respecto a la falta de apoyo de las entidades públicas (institucional y financiero, ante la falta de valoración de contribuciones y
conocimientos), de acuerdo
a las respuestas de MC1; MPE1 y MEP2; INV2 e INV4) también
representa un obstáculo importante, ya que limita su capacidad para implementar
proyectos de conservación y mantener su sostenibilidad a largo plazo.
También,
la falta de reconocimiento de INV e instituciones es un gran desafío. El INV2 y
los 3 MEP, coincidieron en que no es valorada la contribución por parte de los
INV. Existe una exclusión de las
publicaciones académicas (INV1; MEP1, MEP2 y MEP3), lo que reduce sus oportunidades de desarrollo profesional
y su capacidad para competir en igualdad de
condiciones con individuos titulados. Esta falta de certificación formal
también se traduce en una retribución económica
insuficiente, por la falta de sostenibilidad económica de monitoreo (INV2; MC4; MEP1) y pago como jornalero (MEP1 y MEP2) ya
que “los MC no cuentan con un trabajo formal ni prestaciones sociales por las actividades que realizan, son
trabajadores eventuales". Por lo que, para obtener ingresos
adicionales, desempeñan otras actividades, como jornaleros agrícolas o
trabajadores de la construcción (MC1 y MC4), y de guías de turistas
(MC1, MC2, MC3 y MC5). Derivado de lo anterior, miembros de entidades públicas
(MEP) señalaron que algunos MC abandonan la actividad para buscar estabilidad económica en ciudades cercanas o se contratan como trabajadores agrícolas
eventuales en Estados Unidos de América.
Otra
causa de abandono de la actividad ha sido por la inseguridad de la zona,
generada por la delincuencia organizada, como lo expresó el MC5: “había una señora que era muy buena para el
monitoreo, pero se fue de la zona por la inseguridad, ahora vive en Esta-dos
Unidos”. Y otros que se han quedado, han trabajado a pesar de las consecuencias
que trae consigo la inseguridad, como lo expusieron en los siguientes
comentarios: “En el desempeño de nuestras actividades de monitoreo comunitario
de aves, de guías de turistas o de colaboración en proyectos de investigación
deben enfrentar problemas de inseguridad que aquejan la zona por el crimen
organizado” (MC1). La reducción de turistas y observadores de aves es
consecuencia de la inseguridad: “los turistas dejan de visitar la zona por el
temor de sufrir algún daño en su persona o bienes materiales y eso repercute en
nuestra economía” (MC1, MC2, MC3 y MC5). Por
otro lado, están los conflictos comunitarios, que obstaculizan el crecimiento
(MEP1; MC1) y recelo por las actividades (MEP1; INV2).
Comparativa de los perfiles de actores no científicos
A
partir de la propuesta realizada por Schmiedel y col.
(2016) se obtuvieron como similitudes “apoyar la recopilación de datos”, pero
los MC lo hacen para proyectos o investigaciones
específicas, mientras que los paraecólogos y
los programas parataxonomistas, así como los
ciudadanos (del programa Ciencia Ciudadana),
lo desarrollan durante más tiempo; también que todos se “involucran en
la captura de los datos”, aunque los paraecólogos
y/o parataxónomos y los ciudadanos además
colaboran en el procesamiento de los mismos: “trabajan con métodos científicos a
través de la cooperación con los investigadores”,
sin embargo, los ciudadanos lo hacen diferente, “mediante la
observación” (Tabla 6).
Otra
similitud entre los MC y los paraecólogos y/o parataxónomos es que trabajan en cualquier tema determinado por el INV, mientras que los
ciudadanos lo hacen dominados principalmente por temas que encienden el interés
público. Pero la diferencia entre los tres, es que los MC
aprenden durante el trabajo, los paraecólogos
y/o parataxónomos están. capacitados y los ciudadanos dominan
el tema. Una diferencia importante, es que los MC regularmente no se reconocen como miembros del
equipo de investigación, a pesar de tener
una interacción personal directa, como al paraecólogo y/o parataxónomo que
si se le da reconocimiento, mientras que el ciudadano está indirectamente
vinculado al equipo de investigación.
Otras
diferencias se pueden observar en la “contratación”
y la “participación”, ya que mientras los MC están con base eventual y
se les paga por día, los paraecólogos y/o parataxónomos tienen tiempo completo y se contratan
mediante selección y fase de prueba; y los integrantes de ciencia ciudadana
están por base voluntaria y acceso abierto.
DISCUSIÓN
Los
MC juegan un papel crucial en la conservación y el estudio de la vida silvestre
en las ANP. Su participación en comunidades locales ubicadas en zonas de
interés ecológico es una característica común, como lo que se encontró en este
estudio y en otros (Ostrom, 2007; Eitzel y col., 2017
y Phillips y col., 2019). Su colaboración con científicos en el monitoreo desde
la comunidad les ha permitido trabajar con ellos en la conservación de la
biodiversidad (Danielsen y col., 2021; 2022).
No existe un perfil único para los MC incluidos
en el presente trabajo, no hay un patrón en cuanto a la edad con la experiencia
ni el género. Sin embargo, la experiencia no varió
en ellos, todos los MC contaban con más de 10 años de experiencia,
aunque MC1 tenía mayor experiencia.
Los
procesos de formación y desarrollo de los MC han sido diversos, en gran medida informales y dependientes de su participación
en proyectos de investigación. También el proceso
de capacitación lo iniciaron en distintos tiempos. Aunque instituciones como la CONABIO han desempeñado un papel importante al marcar el inicio de la labor de los 5 MC, con una capacitación básica
y equipamiento, al unirse al programa de
monitoreo de aves (Manual de monitoreo de
aves, 2012), no otorgan un reconocimiento
formal de su trabajo. Por lo que la
variabilidad en los esquemas de formación y desarrollo, así como en las
contribuciones al proceso de investigación y conservación, dificulta la
comparación entre proyectos, como sugieren Schrögel y
Kolleck (2018).
El
entrenamiento adicional que les ha proporcionado CONABIO, pero sobre todo la
participación de los MC en proyectos de investigación, les ha permitido
realizar su labor con profesionalismo, al desarrollar conocimientos
científicos, habilidades o actividades prácticas, como la identificación de
especies, anillar las aves, la recopilación y el procesamiento de los datos,
gestión de proyectos y recursos, así como el uso de herramientas tecnológicas o
equipos técnicos como el GPS y la tablet, para
registrar los datos. Sin embargo, existe diversidad
en esas habilidades o capacidades derivadas de los 31 proyectos de
investigación que han participado, del trabajo de monitoreo o que como guías de
turistas realizan, y que los MC lo consideran como beneficios en su formación y
desarrollo.
La
contribución de los MC en variados temas, de acuerdo al
proyecto en que han colaborado, les ha permitido su amplio conocimiento del
territorio de la zona, y hacer redes de colaboración a través de las
interacciones con INV y MEP, surgiendo una amistad o relación de algunos de
ellos, la cual se ha mantenido a través del
tiempo, mejorando el intercambio de
conocimientos, experiencias y aprendizajes. Por otro lado, se han
extendido a otras áreas de interés, por ejemplo, la actividad de guía de
turistas, de la cual, si poseen un aprendizaje formal, ya que la mayoría
refirió haber recibido una certificación como
guía de turistas, lo que les ayudaba a su economía y a ampliar sus
conocimientos.
Al
respecto, Land-Zandstra y col. (2021) mencionaron que
la participación en proyectos de investigación, les ha
proporcionado a los MC aprendizaje directo al observar el trabajo de los
investigadores, interactuar con ellos y recibir entrenamiento informal.
La
participación pública de la ciencia de los MC se ha dado en proyectos de
investigación y conservación clasificados como contributivos, a partir del modelo propuesto por Bonney y
col. (2009), principalmente se asociaron a la recolección de datos, así como a
la recopilación de información y recursos y a interpretar datos y extracción de
conclusiones. Pero, además realizaban otras contribuciones como conocimiento
del ecosistema y sus interacciones, educación ambiental, seguimiento de distintos tipos de especies, conocimiento técnico especializado de la flora y fauna, conservación
de la biodiversidad, la asistencia a tesistas, entre otras.
La
contribución de los MC es especialmente significativa para los proyectos de
investigación, debido a su conocimiento local y familiaridad con el entorno, lo que les permite recopilar información
que de otra manera sería difícil de obtener, además de que podrían ser aliados
importantes en el uso sostenible de los
recursos naturales (Danielsen y col., 2009).
La
colaboración y co-creación son aspectos destacados de
su participación en proyectos. Los MC no solo brindan apoyo técnico y
logístico, sino que también desempeñan un papel crucial en la mentoría y
capacitación de otros investigadores y miembros de la comunidad, lo que
enriquece mutuamente los conocimientos y
fortalece la colaboración entre diversos actores.
Aun,
cuando los MC pueden obtener un mayor conocimiento y comprensión a través de la
investigación, como sugieren Crall y col. (2011), la
falta de un programa formal de formación y
certificación, así como la falta de evaluación y valoración de sus contribuciones,
representan desafíos que deben abordarse para mejorar su efectividad y su
impacto en la conservación de la biodiversidad. Lo anterior, fue coincidente
con la recurrencia de las citas asociadas a los códigos obtenidos de las
entrevistas del presente estudio, sobre todo en los MC.
Los
resultados de las entrevistas sugieren la necesidad
de programas de capacitación y desarrollo para fortalecer las
habilidades de los MC y garantizar la calidad de los datos que recopilan. Como
en el caso de los paraecólogos o parataxonomistas, que
ha demostrado ser una estrategia adecuada para integrar a miembros no
científicos en equipos de investigación, que son capacitados para trabajar en
campos de la ciencia ecológica y taxonómica, a pesar de carecer de formación académica formal (Janzen,
2004; Schmiedel y col., 2016), como los MC de este
estudio, quienes en su mayoría carecen de estudios superiores, sin embargo, tienen una amplia
experiencia en la práctica desarrollada como MC.
Programas
como el de Maestros Naturalistas de EE. UU., mencionado por Merenlender
y col. (2016), podrían servir como modelos para el desarrollo y la
certificación de habilidades de los MC, mejorando así la calidad y la
efectividad de su participación en la observación de aves y la conservación del
medio ambiente.
Entre los beneficios percibidos de participar en proyectos de investigación y conservación,
los MEP destacaron la evolución del enfoque:
del monitoreo de aves a la conservación,
donde los MC son promotores claves de la conservación y tienen
conocimiento sobre diversas especies y ecosistemas, además del territorio y sus dinámicas. Land-Zandstra
y col. (2021), señalan que la
participación en investigaciones no solo
amplía el conocimiento científico de los voluntarios, sino que también mejora
sus habilidades que son fundamentales tanto para los participantes como para la
calidad de los proyectos. El reconocimiento económico
y social, lo cual no solo mejora su situación financiera, sino que también
eleva su estatus dentro de la comunidad. Este reconocimiento promueve una
motivación intrínseca, ya que su trabajo es
valorado y recomendado por INV, lo que
puede abrir puertas a futuras colaboraciones. Estos resultados son
coherentes con la propuesta de Agnello y col. (2022),
quienes categorizaron los beneficios percibidos
por los participantes en tres tipos: altruistas, individuales y
organizativos. Esto no solo les permite obtener beneficios, sino que también
les ayuda a comprender mejor el proyecto y a sentirse parte, esto en sintonía consonancia con lo planteado por Ostrom
(2015) en relación con la administración
sobre bienes comunes.
A
nivel comunitario, la participación en estos
proyectos genera ingresos a través de servicios ofrecidos a
investigadores y turistas, fortaleciendo la economía local y fomentando una
conciencia ambiental. Institucionalmente, los monitores aportan a la
investigación sin la necesidad de contratar personal adicional, representando
un recurso valioso y eficiente. Además, los
visitantes se benefician del bienestar emocional y educativo, contribuyendo indirectamente a la conservación
de la biodiversidad.
La
evaluación y valoración de la contribución de los MC enfrenta varios desafíos,
la falta de reconocimiento de INV e
instituciones, la falta de apoyo de las entidades públicas (institucional y financiero) y la exclusión
de las publicaciones académicas, ya
que en muy pocas fueron incluidos, de acuerdo a los
datos de las entrevistas. La omisión de información por parte de los responsables del
proyecto, el sistema de evaluación basado en publicaciones científicas y la
falta de capacidades de las entidades públicas para dar seguimiento a estas
contribuciones son algunas de las barreras
identificadas (Tregoning, 2018; Moczek y col., 2021).
Es importante destacar que la contribución de los MC
puede variar según el contexto y los factores asociados al proyecto, como lo
señalan Schrögel y Kolleck
(2018). Esta variabilidad en la contribución resalta la necesidad de comprender
y valorar el papel único que desempeñan en
cada proyecto de conservación e
investigación, lo que dificulta su comparación.
Comparativamente, los MC comparten similitudes con los paraecólogos y parataxónomos estudiados
por Schmiedel y col. (2016), quienes realizan una variedad de tareas relacionadas
con la investigación de la biodiversidad como la recolección de datos,
levantamiento de muestras, enseñanza, tutoría, guía de visitantes, trabajo de campo, manejo de cámaras nocturnas,
monitoreo de la biodiversidad y apoyo a todo tipo de investigación de
científicos naturales y enlace la comunicación entre científicos y comunidades.
Sin embargo, a diferencia de estos profesionales, los MC pueden carecer de las condiciones de desarrollo y seguridad
necesarias para su labor, por lo que es necesario superar los desafíos
relacionados con la evaluación y valoración de su contribución para garantizar
su reconocimiento y apoyo continuo en estos proyectos.
Otro
desafío es el reconocimiento formal de sus habilidades. La falta de
certificación oficial limita sus oportunidades de empleo y progreso,
manteniéndolos en una posición de precariedad
laboral y económica. Este problema se agrava por la insuficiente
compensación que reciben por su contribución a la investigación, a menudo relegados a recibir solo un jornal sin
seguridad laboral o prestaciones. Su falta de reconocimiento institucional y de
apoyo financiero puede obstaculizar sus esfuerzos.
La
gestión exitosa de la conservación de la biodiversidad requiere de la
colaboración estrecha de las comunidades locales, INV, tomadores de decisiones
y otras partes interesadas (Derbile y col., 2022; Reed y Rudman, 2022). Cada uno de estos
grupos aporta perspectivas únicas y valiosas que enriquecen el panorama general
de la conservación ambiental (Atanga, 2017; Napogbong y col.,
2021). Si bien, cada grupo de actores tiene sus propias perspectivas y
prioridades en la conservación de la
biodiversidad, todos comparten un objetivo común: proteger y preservar
los recursos naturales para las generaciones futuras.
CONCLUSIONES
Los
monitores comunitarios (MC) en este estudio fueron habitantes de tres áreas
naturales protegidas que contribuyeron con
proyectos de investigación, aportando
sus conocimientos empíricos de las especies de flora y fauna que habitaban en
el área, así como de los ecosistemas y sus interacciones. Su formación inició
mediante entrenamientos coordinados
por instituciones nacionales, como CONANP, para aportar información estratégica de la zona. Su experiencia se
acrecentó con su participación en trabajos de
investigación, en los que desarrollaron actividades que fueron desde la recolección de muestras, registro de información
y datos de la flora, fauna y el ecosistema,
hasta colaborar en la interpretación
de la información y extracción de conclusiones. El conocimiento y
trayectoria adquiridos a través de ese
proceso educativo informal les permitió ser promotores clave de la
conservación, proporcionar mejores servicios
turísticos, reconocimientos y ocupar cargos en sus comunidades. Sin
embargo, el que no se les considere como
colaboradores en los productos académicos generados, la falta de
reconocimiento oficial institucional, el no contar con un contrato por su
labor, ni una base de tiempo parcial o completo, pese a
mantener interacción personal directa y de largo plazo con investigadores y funcionarios de gobierno, desvalorizan sus esfuerzos.
Es necesario integrar marcos de políticas públicas para guiar y
respaldar este trabajo comunitario en el ámbito de la conservación, mediante
acciones dirigidas a que los investigadores y funcionarios de organismos
estatales reconozcan formalmente el conocimiento local aportado por los MC y
difundan sus resultados entre ellos. También
deben ir dirigidas a la certificación de sus conocimientos, capacidades
y habilidades, así como a desarrollar programas de formación continua, mediante
programas de educación ambiental, dirigidos tanto a los MC como a las
comunidades locales, fomentando la conciencia sobre la importancia de la conservación de la biodiversidad y el papel
clave que desempeñan en el proceso. Aunque las experiencias manifestadas en la presente investigación pueden
ser distintas a la de otros MC, capacitados
por expertos nacionales o internacionales, representan un punto de
partida fundamental para desarrollar estudios sobre las dinámicas sociales, que permitan visibilizar los conflictos,
el bienestar y salud en estos contextos de conservación.
DECLARACIÓN DE INTERESES
Los autores declararon no tener
conflicto de interés alguno.
Referencias
Agnello, G., Vercammen, A., & Knight, A. T.
(2022). Understanding citizen scientists’ willingness to invest in, and
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