Estudio del sistema de producción de café
(Coffea
arabica L.) en la región Frailesca, Chiapas
Study of the production system of coffee (Coffea arabica L.) in the Frailesca
region, Chiapas
José Alfredo Medina-Meléndez1, Ramiro
Eleazar Ruiz-Nájera1*, Julio César Gómez-Castañeda1, Juan
Manuel Sánchez-Yáñez2, Gabriela Gómez-Alfaro1, Omar
Pinto-Molina1
*Autor para correspondencia: ruiznajerar@yahoo.com/ Fecha de recepción: 28
de septiembre de 2014/ Fecha de aceptación: 17 de julio de 2015
1Universidad Autónoma de Chiapas. Facultad de Ciencias
Agronómicas, campus V, carretera Ocozocoautla-Villaflores km 81, Villaflores,
Chiapas, México, C.P. 30470. 2Universidad Michoacana de San Nicolás
de Hidalgo. Instituto de Investigaciones Químico-Biológicas, Laboratorio de
Microbiología Ambiental, edificio B-3, ciudad Universitaria Morelia, Michoacán,
México, C.P. 58140.
RESUMEN
Las zonas cafetaleras del estado de Chiapas se caracterizan por sus
contrastes ambientales, técnicos, económicos y socioculturales, que influyen en
la producción del grano. El objetivo de este estudio fue analizar la
intervención del componente humano en el sistema de producción de café (Coffea
arabica L.), específicamente en los aspectos de manejo del
cultivo, ambientales y socioeconómicos en la región Frailesca, del estado
chiapaneco. Para ello, se aplicaron 243 encuestas a los involucrados en la
producción de café. Se identificó la necesidad de impulsar la
tecnificación del cultivo, carencia de infraestructura adecuada para la atención
del proceso de beneficiado del café y mal manejo de la plantación, poca o nula
organización de los productores para facilitar la consecución de créditos
accesibles, falta de asesoría técnica para la transformación de la
producción de café convencional a café orgánico, conservación del suelo y
manejo adecuado del agua en beneficio húmedo. La identificación de
estas dificultades para hacer rentable el cultivo de café permiten
planificar el manejo del sistema de producción de café y con ello satisfacer
las exigencias del mercado en términos de calidad e inocuidad.
PALABRAS CLAVE: café; sistema de producción; Chiapas.
ABSTRACT
Coffee
growing areas in the Mexican state of Chiapas are characterized by their environmental,
technical, economic and sociocultural contrasts. In particular, there is a need
to improve the low production levels of many of these farms. The objective of
this study was to analyze the participation of different actor’s (Coffea
arabica L.), in the environmental and socioeconomic aspects of
the coffee production system in the Frailesca region, in central
Chiapas. Toward this objective, 243 questionnaires were administered to farmers
who grow coffee. We identified a need to promote technification of the coffee
growing process and to improve the following conditions: lack of infrastructure
for processing the coffee, poor plantation management, lack of farmer
organization to obtain credit, lack of technical support for the transformation
of conventional coffee production into organic one, soil conservation, and
water management in wet processing. This study reviews the difficulties in
increasing the profitability of the crop, and makes suggestions regarding
planning the management process of the coffee production system in order to
satisfy market demands with respect to quality and food safety.
KEYWORDS: coffee;
production system; Chiapas.
INTRODUCCIÓN
El café es uno de los principales productos agrícolas que se consumen a
nivel mundial; en México, gracias a la geografía nacional, es posible
cultivar y producir variedades clasificadas entre las mejores del mundo en
15 estados de la república, en una superficie de 737 376.45 ha (SIAP, 2014). A
nivel internacional, México es el octavo productor mundial de café (OIC, 2014).
Aunque según Flores-Vichi (2015), India y México ocuparon el quinto y sexto
lugar respectivamente durante el periodo de producción 2000 a 2012.
Chiapas, por su parte, es el principal productor de este aromático,
con una superficie sembrada equivalente a 260 129.43 ha, con aproximadamente
180 856 productores cafetaleros y 402 099.78 T de producción en el ciclo 2014
(SIAP, 2014).
La Frailesca de Chiapas se distingue por su capacidad productora de maíz,
principalmente en temporal, así como de frijol, mango, hortalizas de
exportación, avicultura y ganadería de doble propósito (Cadena-Íñiguez y col.,
2013). Se estima que en esta zona se industrializa el 50 % de la leche de la
región Norte de Chiapas en queso (Rosado-Zarrabal y col., 2014). Desde el punto
de vista agroecológico esta región dispone de zonas aptas para el cultivo del
café. Sin embargo, presenta un acelerado proceso de deterioro, que a la larga
puede traer consigo una disminución en la calidad de vida de los productores,
al verse afectados sus ingresos, derivado de los procesos de degradación del
agroecosistema café, que provoca cambios en el régimen hídrico de la región; y
de la acentuación del cambio climático, factores determinantes en los últimos
años, que han causado una merma en su producción.
El diagnóstico de los aspectos físico-biológicos, socio-económicos e
institucionales, constituye una estrategia para establecer aquellas
potencialidades y oportunidades, que difícilmente los agricultores llegan a
visualizar, y que fungen como punto de partida para lograr un desarrollo
fundamentado en problemáticas reales y sus necesidades concretas. Por lo tanto,
es necesario identificar con precisión las causas que limitan el desarrollo y
no los efectos; además conocer cómo usan los productores los recursos que
disponen y que por desconocimiento o mal manejo están siendo
subutilizados (Bahena-Delgado y Tornero-Campante, 2009).
Este estudio tuvo como objetivo analizar la actividad participativa del
componente humano en el sistema de producción de café (Coffea arabica L.),
en la región Frailesca de Chiapas, México, en los aspectos de manejo del
cultivo, ambientales y socioeconómicos.
MATERIALES Y MÉTODOS
Descripción de la zona de estudio
El estudio se desarrolló durante los meses de febrero a julio de 2009
en la Región Frailesca, localizada en la parte central del estado de Chiapas,
México (Figura 1), la cual incluye los municipios de Villaflores 16°14’01” de
latitud norte y 93°16’00” de longitud oeste, Villacorzo 16°11’07” de latitud
norte y 93°16’07’’ de longitud oeste, La Concordia 16°06’58” de latitud norte y
92°41’20” de longitud oeste, Ángel Albino Corzo 15°52’15” de latitud norte y
92°43’26” de longitud oeste, y Montecristo de Guerrero 15°44’00” de latitud
norte y 92°37’00” de longitud oeste (INEGI, 2008). Se encuentra entre 700 m a 1
500 m de altitud, clima cálido subhúmedo con lluvias en verano. La
precipitación anual varía de 700 mm hasta 1 200 mm, y se caracteriza por un
patrón de distribución tipo bimodal con sequía intraestival o canícula, que
ocurre en los meses de julio y agosto.
Datos de campo
Para la obtención de la información, se utilizó la técnica de la encuesta
aplicada mediante un cuestionario administrado en entrevistas. Dicha encuesta
fue elaborada inicialmente considerando las variables que propone la FAO (1985),
tomando en cuenta los siguientes aspectos:
a) técnicos (manejo del cultivo); b) ambientales y; c) socioeconómicos. La
encuesta contenía preguntas directas y abiertas, lo que facilitó al productor
expresar su opinión sobre el problema presente en el cultivo. Se aplicó para
obtener información objetiva y subjetiva al responsable de cada familia que
produce café, sin importar sexo, edad, escolaridad y nivel socioeconómico. La
presentación de los indicadores y el tipo de análisis de las variables fueron:
frecuencias y porcentajes de estadística descriptiva. La información obtenida
fue analizada mediante el programa estadístico Statistical Package for the
Social Sciences (SPSS) versión 19.0® Armonk, NY, USA: IBM Corp.
El instrumento de recolección de datos fue validado mediante la aplicación
de una encuesta piloto aplicada a 37 caficultores, lo cual permitió ampliar el
conocimiento del área de estudio, mejorar el cuestionario en cuanto a la
redacción de acuerdo al lenguaje utilizado por los productores involucrados,
definir la secuencia lógica de las preguntas, mejorar la presentación del
cuestionario, organizar y precodificar las preguntas con el fin de facilitar el
vaciado de la información en una base de datos.
Para calcular el tamaño de muestra se optó por el muestreo irrestricto
aleatorio, recurriendo a la ecuación propuesta por Schaeffer y col. (1987).
Considerando las especificaciones anteriores, el tamaño de muestra fue de 243
productores (se aplicaron 37 encuestas socioeconómicas piloto o iniciales y 206
finales), obtenidos de un total de 6 307 caficultores distribuidos en una
extensión de 24 283 ha en producción, pertenecientes a los cinco municipios
estudiados.
Dónde:
N= tamaño de la población
n= tamaño de la muestra
p= probabilidad de éxito (0.5)
q= (1-p)= probabilidad de fallo (1- 0.5) = 0.5
B= límite para el error de estimación (0.15)
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Manejo del cultivo
La especie Coffe arabica y sus variedades Typica
(30.27`%), Bourbón rojo (13 %) y Bourbón amarillo (29.07’%), predominan en el
área de estudio; siendo genotipos tradicionales de mayor interés, por presentar
una fácil repoblación, mantenimiento, conservación de las áreas cultivadas y
adaptabilidad a diferentes altitudes. En este sen- tido, en las altitudes
menores de 1 219.2 msnm predomina un tipo de café semiduro, con características
de cuerpo y acidez ligera, aroma suave y fineza regular. En altitudes entre los
1 219.2 msnm a 1’463.04 msnm, se obtiene un tipo de café duro, con un cuerpo
pronunciado, acidez ligera, aromático y de fineza regular. En altitudes mayores
de 1’463.04 msnm prevalece un tipo de café estrictamente duro, con
características de cuerpo completo, acidez ligera, aroma fragante y con
presencia de fineza (ANACAFE, 1996).
Typica fue la primera variedad de café que llegó al continente americano y
a México a finales del siglo XVII originaria de Etiopía. Es considerada
variedad patrón, con tamaño relativamente grande de su grano, superior calidad
como bebida, rusticidad de la planta a condiciones adversas de baja fertilidad
y sequía, resistencia de sus ramas al maltrato durante la cosecha, de
porte alto y no es resistente a la roya (Escamilla y col., 2005).
El caturra, con 18 %, es otro genotipo que también se cultiva en la
región, además de catuai, catimor y mundo novó con el 11.33 %, 6.33 % y 5 %
respectivamente. El catimor actualmente está teniendo cierta preferencia por
los productores de café orgánico. Se le ha observado tolerancia a la roya Hemileia
vastatrix, enfermedad que actualmente está devastando la
producción cafetalera.
A partir de los problemas fitosanitarios suscitados, todos los productores
han mostrado el interés de incluir paulatinamente nuevas variedades con
resistencia a enfermedades y plagas, así como la incorporación de otras especies
vegetales al sistema, como palma camedor, cultivos frutales y extender el
sistema orgánico, lo cual puede proporcionar beneficios, tanto ecológicos como
económicos, y mantener la certificación de café orgánico y comercio justo.
Aunque en los estudios realizados por Philpott y col. (2007), no encontraron
diferencias en las características de la vegetación, riqueza de especies de
aves y hormigas, o la fracción de fauna de bosque en las fincas, si encontraron
que los campesinos con certificación orgánica y comercio justo, tuvieron más
tierra bajo cultivo y, en algunos casos, mayores ganancias que los campesinos
no certificados. Esto indica la existencia de un modelo de cooperación entre
los productores “basado en la confianza” que permite el aumento del capital
social de las regiones productoras, revalorando el conocimiento
del ecosistema café y la identidad local, figura clave en el proceso
productivo (Morgan y Murdoch, 2000).
La densidad de plantación de cafetos en los cinco municipios estudiados osciló
entre 3 334 plantas ha-1 a 4’444 plantas ha-1; estas
densidades son muy similares a la encontrada por López (2013), de 3 333 plantas
ha-1 a 4 000 plantas ha-1en la zona cafetalera
del Departamento de San Marcos, Guatemala (INIFAP, 2013); en la Sierra Huasteca
Potosina, México, López (2013) reportó que las variedades de porte alto como
las incluidas en esta investigación presentaron densidades de 2 500 plantas ha-1.
Respecto al manejo de la plantación, el 89 % de los agricultores no
realizan el manejo adecuado de sombra, fertilización, ni han renovado las
viejas plantaciones de café; y la gran mayoría (98.80 %), tienen
variedades altamente susceptibles a la roya Hemileia vastatrix,
y de forma incipiente a la broca (5.18 %), insecto que actualmente de manera natural
está bajo control. Los expertos coinciden que la presencia de esta
enfermedad se debe a múltiples factores y que está asociada a prácticas
agrícolas inadecuadas, aunadas a la variabilidad climática y bajos precios del
café, pero también a las deficiencias estructurales, tales como inadecuadas
políticas agrícolas y escasas inversiones por parte del gobierno del país
(PROMECAFE-IICA-OEA, 2013).
En relación a la cosecha del grano en la parcela, el 74.10 % de los
productores encuestados realizaban dos cortes del fruto de café, en el primero
se recolectaban todos los frutos maduros dejando las bayas aún verdes, hasta
alcanzar su madurez fisiológica; el segundo corte estaba basado en recolectar
los frutos maduros y verdes que aún persistan sobre la planta. Un grupo
menor (25.90 %), realizaba un solo corte, cuando la mayor cantidad del fruto ya
estaba maduro.
La actividad de corte se ha reportado como una actividad variable en el
estado de Veracruz, pudiéndose realizar de tres a ocho cortes en total, con un
promedio de cinco (Biarnes y Duchenne, 1987), y de tres a cinco cortes mediante
el sistema de producción orgánica en la zonas cafetaleras de la región
Selva-Fronteriza de Chiapas (Vargas, 2007). Ante esto, se percibe que el mejor
horizonte de los caficultores de esta región debe apuntar hacia la producción
orgánica.
Respecto al secado del grano, el 77.40 % de los caficultores encuestados
utilizaban patios de cemento, práctica de secado reportada por Cruz (2010); el
14.40 % llevaban a cabo el secado sobre piezas grandes de plástico o nylon; el
2 % usaban los patios de secado en el suelo; y el 6.20 % utilizaban otros
materiales, como costales vacíos de fertilizantes, costales de ixtle de maguey,
cartones, entre otros.
El secado del café sobre superficies diferentes al cemento lo realizaban el
22.60 % de los productores, los cuales se caracterizaron por carecer de
infraestructura para realizar el beneficio seco, ubicarse en zonas de mayor
marginación de los mercados nacionales e internacionales y no ser socios de
alguna organización legalmente constituida. Lo contrario sucedió entre los
productores que se encontraban organizados y entre los que existía la
posibilidad de producir, beneficiar y vender el café, y en ocasiones otros
productos conjuntamente, lo cual les proporcionaba mayores beneficios
económicos al no estar sujetos a los bajos precios ofrecidos por los
acopiadores locales que manejaban pequeñas cantidades del producto (Aguirre,
2005).
El 53.10 % de los productores obtuvieron un rendimiento que fluctúo de
11 qq/ha a 20 qq/ha; el 32.90 % de 1 qq/ha a 10 qq/ha; y finalmente el 14
% obtuvieron más de 30 qq/ha. A este respecto, se ha reportado que los
cafetaleros de la región Selva-Fronteriza de Chiapas produjeron de manera
sostenible de 10 qq/ha a 12 qq/ha (Vargas, 2007). El rendimiento promedio en el
estado de Chiapas fue de 2 188 T/ha en 2012 y 1 642 T/ha en 2014 (SIAP, 2014),
lo que indica la urgente necesidad de implementar líneas de acción que permitan
elevar los estándares de producción, tal como ocurre en países productores de
café, donde los rendimientos reportados fluctuaron los 2 400 kg y los 2 500 kg,
que equivale a 41.50 qq/ha y 43 qq/ha (PNC, 2010).
Los resultados obtenidos mostraron que el 86 % de los productores de la
Frailesca de Chiapas, no estaban en condiciones de competir en mercados
internacionales, en tanto que el 14 % de ellos podrían alcanzar este nivel de
competitividad por tener rendimientos mayores a los 30 quintales, lo que señala
la importancia de atender los factores que inciden en la merma de
la producción.
El 75.30 % de los productores encuestados vendían el grano en la modalidad
de “café pergamino”, modalidad recomendada por Fideicomisos Instituidos
con Relación a la Agricultura (FIRA, 2003; 2007), que consiste en el
despulpado, fermentado y secado de los granos. Del mismo modo, el 63 % de los
caficultores comercializaban la cosecha a organizaciones sociales, por ser las
que ofrecían un mejor precio, el cual podía ser hasta un 50 % más, respecto a
las otras comercializadoras presentes en la región; otro 30 % de los
productores vendían el café pergamino de manera indiferenciada con las
comercializadoras AMSA, BECAFISA, entre otras; el resto corresponde a
industrias e intermediarios, representando un 2.50 % y 4.50 % respectivamente.
La información obtenida permite establecer que en esta región se requiere
trabajar con nuevos criterios, que les permitan a los productores de café
integrarse en organizaciones que les ayuden a acceder a nuevos nichos de
mercado, para conseguir precios más justos, los cuales deben
incluir actividades que fortalezcan las organizaciones, sus miembros
y sus comunidades.
Aspectos ambientales en la producción de café
El 41.20 % de los caficultores consideran que los cambios en el clima representan
el factor que está provocando la emergencia de severas plagas y enfermedades,
entre ellas la roya del cafeto (Hemileia vastatrix), que ha dejado sin
cosecha a un alto número de pro-ductores, que practican el sistema de
producción orgánica principalmente, y por lo que se pudo observar no es un problema minúsculo.
De acuerdo con Wittneben y col. (2012),
el cambio climático no es sólo un problema medioambiental que requiere
soluciones técnicas y de gestión; se trata de una cuestión política, donde
las organizaciones, agencias estatales, empresas, asociaciones industriales,
organizaciones no gubernamentales y organizaciones multilaterales, participen
de manera decidida en la búsqueda de soluciones al problema.
Un buen manejo de la economía política y cultural, de la evolución del
cambio climático, se lograría mediante la utilización de un sistema de símbolos
climáticos, socialmente compartidos, que incluye un modo particular de
organización de la producción y el consumo, así como una priorización de
los valores ambientales y culturales, con los cuales disminuyan cambios en el
clima (Levy y Spicer, 2013).
Un segmento de caficultores encuestados (27.60 %), estimaron que la
producción años atrás había sido altamente productiva, y que se debía, a que el
clima había permanecido estable, sin muchas variaciones, tanto de sus
temperaturas, como de la presencia y frecuencia de las lluvias, así como de
mínima presencia de plagas y enfermedades. Además de un mejor desarrollo,
floración y fructificación de la planta. Hoy en día, las condiciones han
cambiado, estos cambios son producto del ejercicio de un modelo de desarrollo
insostenible, desde una perspectiva planetaria. Esta afirmación está
argumentada por la amenaza de la destrucción del sistema biológico, que pone en
peligro el sistema social y la propia supervivencia humana (Leff, 2006).
Por otra parte, un grupo representado por el 77.40 % de los caficultores,
consideran que no todo está perdido, que existen acciones que deben ser
retomadas, entre estas, dejar de usar agroquímicos y gestionar ante las
instancias correspondientes incentivos que premien al productor por la
utilización de insumos orgánicos, proteger el bosque, y llevar a cabo un
ordenamiento territorial, entre otras estrategias que ayuden a conservar y
mejorar la fertilidad del suelo, y a la conservación de la biodiversidad. Esta
visión la comparte Vargas (2007), al sostener que existe la necesidad obligada
de incorporar tecnologías al sistema, con componentes de conservación de
los recursos naturales, que ofrezcan ventajas sociales, ecológicas y económicas
para las familias cafetaleras. El café, es por sí mismo, una plantación de
arbustos (Pujol y col., 2000), y como tal, brinda beneficios ambientales, como
protección del aire, de los recursos hídricos, contra la erosión y efectos
benéficos sobre los suelos, y el producto puede acceder a mercados
internacionales como café orgánico.
El 90 % de los productores de café practican el sistema de monocultivo bajo
sombra, que suele dar los mayores rendimientos gracias al uso de agroquímicos
como fertilizantes y plaguicidas. Sin embargo, este sistema genera el mayor
impacto ambiental, con altas tasas de erosión de biodiversidad y suelos,
acompañados de contaminación del aire y mantos acuíferos (Moguel y Toledo
1999; Muschler y col., 2006), provocando asimismo, la disminución y en algunos
casos desaparición de la flora y fauna nativa (peces, cangrejos, insectos y
aves), de ríos y arroyos, donde anteriormente eran abundantes, además de los
efectos sobre la salud humana. Lo anterior, ya había sido observado en
investigaciones previas en las zonas cafetaleras de la Sierra Occidental de
Chiapas, conocida como Soconusco (Grajales y col., 2008).
El impacto ambiental se ve magnificado porque ha estado acompañado de un
proceso de intensificación de los sistemas productivos e incorporación de
nuevas áreas de cultivo, generando un incremento en la oferta de café en el
mercado internacional, la cual en los últimos años ha sobrepasado a la demanda
(Osorio, 2002).
Debe destacarse, que tanto productores de café convencional como orgánico,
consumen grandes cantidades de agua, y casi el 80 % del subproducto obtenido
del beneficio se considera de poco o nulo valor económico. Este subproducto
generalmente se vierte en los ríos, generando malos olores, sabores,
contaminación y problemas sociales. Se ha reportado que está práctica modifica
el hábitat natural de muchas especies animales acuáticas y aves (Pérez y col.,
2005).
Aspectos socioeconómicos
Dentro de las actividades de corte de café, se encontró que el 28.70 % de
los jornaleros son
Centroamericanos (Guatemaltecos), 31.30 % nativos de la región y 40 % lo
constituyen la misma familia de los caficultores. Respecto al área destinada al
cultivo de café, el 93.90 % de los caficultores son pequeños productores
(ejidatarios), con superficies de 1 ha a 10 ha; en tanto que el 6.1 % son
pequeños propietarios que se dedican exclusivamente a la explotación del
cultivo del café en su propio cultivo, en áreas con superficie de 11 ha a 60
ha.
El rendimiento varió entre caficultores, el 97.20 % producía de 5 qq/ha a
18 qq/ha, en tanto que el 2.80 % producía de 19 qq/ha a 40 qq/ha. Los
productores señalaron que esto se debía a la falta de asistencia
técnica, muy parcial o ausencia de ella, es decir, a la falta de prácticas de
manejo adecuado (entresaca, poda, renovación, regulación de sombra, manejo de
la broca, roya, entre otras), pero además, a la falta de créditos con bajos
intereses. Estos mismos efectos han sido registrados en otros países
productores de café, según plantean Becerra y col. (2006). Existe un pequeño
segmento (16 %), que no cuenta con ningún apoyo; su plantación de café está
establecida en zonas de difícil acceso, por lo que su producción es baja, lo
que los hace aún más vulnerables al coyotaje. Juárez y Ramírez
(2007) indicaron que, la producción en Puebla disminuyó por falta de apoyo
técnico de las instituciones del sector, falta de organización de los
productores, canalesde comercialización muy desfavorables y malas carreteras;
condiciones que empeoran el precio de los insumos y la cosecha, provocando más
pobreza, abandono de las tierras y migración de las familias caficultoras.
El 49.40 % de las unidades de producción de la región estudiada
estaban conectadas por carreteras
de tierra, que en épocas secas permanecen relativamente en buenas condiciones,
pero en épocas lluviosas son casi inaccesibles, situación que dificulta la
comunicación terrestre hacia los centros de recepción del producto; este mismo
problema se ha reportado en varios países, entre ellos Venezuela (Becerra y
col., 2006). Asimismo, se encontró que el 27.10 % solamente cuentan con
brechas, para lo cual, utilizan fuerza animal y humana. Otro problema que
resaltó el 23.50 % de los caficultores, fue el bajo precio del producto, factor
que ha venido impactando año tras año de manera importante sobre su economía.
Los encuestados dijeron presentar problemas para obtener créditos y falta
de dinero para realizar las prácticas de manejo del café; en este sentido,
74.90 % de los caficultores utilizaban recursos propios para el manejo del
sistema de producción; otra parte (25.10 %) indicó que piden prestado
dinero a particulares. Esta actividad coloca a este grupo en desventaja del primero,
ya que las tasas de intereses son muy altas y ocasionalmente la producción no
rinde lo requerido para cubrir la deuda, por lo que el productor no obtendría
ganancias.
La mayoría de los caficultores (92.20 %), realizaban el control de malezas
en forma manual, en tanto que solo un 7.80 % de los productores
lo realizaban en forma química. El producto más utilizado es paraquat en
concentraciones de 1 L de herbicida por 200 L de agua y con una sola aplicación
por año. La utilización de este compuesto para el control de malezas no es el
más adecuado, según lo demuestran Florida y col. (2012), quienes
comprobaron que el paraquat presenta efectos negativos en el número de
bacterias por gramo de suelo, pasando de 1 298.4 x 103 – 1
801.2 x 103 a 91.5 x 103 - 520.1 x 103,
y efectos negativos en el número de hongos 108.28 x 103 -
221.90 x 103 a 115.88 x 103 - 182.14 x 103 que
en forma natural viven en el suelo.
Los productores que trabajaban empleando el sistema de producción
orgánica declararon no aplicar control de roya, en tanto que los que
practicaban el sistema convencional de producción, aplicaban el fungicida
oxicloruro de cobre (50 PM), ya fuera mediante aspersor manual o motorizado. En
general aplicaban 3 kg/ha, disueltos en 300 L de agua y realizando dos o tres aplicaciones
por año que solían ser en septiembre, enero y marzo. Barquero (2013), señala
que para mantener bajos niveles de la enfermedad, es necesario usar la
formulación que contenga el elemento cobre cúprica en todos los ciclos del
cultivo, ya que la respuesta de la producción se debe a la protección
proporcionada por la formulación a la planta contra la enfermedad del año
anterior. Aunque las aplicaciones del fungicida cúprico, de enero a marzo de
cada año, se atribuyen al ataque tardío de la roya del cafeto.
Los caficultores encuestados sabían que existe un amplia variedad de razas
de roya y de la virulencia de estas, así como de la existencia
de genotipos de plantas de café tolerantes a esta enfermedad. Sin embargo,
no estaban interesados en explorar el cultivo de genotipos resistentes a la
roya por temor a que se repitiera la experiencia de Colombia, en donde la
introducción de genotipos de cafetos tolerantes a la enfermedad, generó
variedades de la roya con mayor virulencia, causando daños superiores sobre la
planta, ampliando su distribución a altitudes donde anteriormente no se
presentaba y atacando a plantas de todas las edades de forma significativa
(Rozo y col., 2012). Esta experiencia indica la importancia de realizar
estudios de biología molecular, que permitan un mayor conocimiento genético de
este patógeno y con ello establecer mejores estrategias de control.
El 28.40 % de los caficultores señalaron ser miembros de una organización,
Sociedad de producción rural (SPR), donde entregan el café
pergamino año tras año, de esta manera, los productores han acomodado en
el mercado su producto a mejor precio (Figura 2). Se ha reportado que
las organizaciones agrícolas buscan hacer frente a “coyotes” e intermediarios
que acaparan grandes cantidades de café para vender en el mercado a altos
precios, afectando a los pequeños productores (Bautista y Susano, 2011; Susano,
2013). Uno de los factores de éxito de los productores de café orgánico de
Chiapas, ha sido organizarse de forma colectiva, para competir mejor en un
mercado global y competitivo.
Finalmente, el 24 % de los caficultores señalaron, que por falta de
asesoría, el café que producen no supera las normas de calidad
establecidas por el mercado, situación que los margina a ser miembros de una
SPR, ocasionando en ellos pagos extemporáneos, precios bajos y venta del
producto con intermediarios o coyotes. Asimismo, el 40.30 % sostuvo que los
apoyos que reciben del gobierno son escasos, insuficientes e inoportunos.
CONCLUSIONES
Los resultados obtenidos en el presente estudio permitieron establecer los
problemas
que afectan al sector cafetalero de la región Frailesca, Chiapas,
disminuyendo su productividad y rentabilidad, y que
incluyen principalmente a la falta de conocimiento o de recursos para
aplicar tecnologías mejoradas y sustentables, escasa asistencia técnica, la
degradación de los recursos naturales, la carencia de infraestructura para el
transporte
y para agregar valor al café cereza, los créditos con altas tasas de
interés, precios inequitativos fijados por los intermediarios e incipiente
organización de los productores. Se requiere modificar la política pública
existente para el sector cafetalero, así como los mecanismos de
implementación de esta, mediante una participación más directa de los
productores, dando especial apoyo a aquellos que se encuentran en condiciones
de mayor desventaja para mejorar su capacidad productiva y organizacional. Es
necesario también establecer programas más eficientes para preservar los
recursos naturales mediante la producción sustentable de café de calidad
internacional. Es indispensable mejorar las estrategias para resolver la
problemática fitosanitaria que afecta al cultivo del café, utilizando métodos
de control más amigables con el medio ambiente. Se requiere identificar a
través de técnicas moleculares la diversidad genética de las variedades que
causan la roya, estableciendo métodos de control para las más virulentas.
REFERENCIAS
Aguirre, F. (2005). Ventajas de la empresa social para
el pequeño cafeticultor, en Revista Vinculando. [En línea].
Disponible en:
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Fecha de consulta: 5 de junio de 2014.
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Influencia de la variedad y la altitud en las características organolépticas
del café. [En línea]. Disponible en:
https://www.anacafe.org/glifos/index.php?title=Investigaciones_Organolepticas.
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