Impacto de la migración del padre en los jóvenes:
cuando la migración se convierte en abandono
Impact of the father’s migration in youth: when
migration becomes abandonment
Nydia
Obregón-Velasco1*, María Elena Rivera-Heredia2
*Autor para correspondencia: aidyn@hotmail.com/ Fecha de recepción:10 de
febrero de 2015
Fecha de aceptación: 18 de noviembre de 2015
1Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo.
Facultad de Psicología, Francisco Villa, núm..450, col. Dr. Miguel
Silva, Morelia, Michoacán, México, C.P. 58200. 2Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Facultad de Psicología, Artilleros de
1847, núm. 438, col. Chapultepec Sur, Morelia, Michoacán, México, C.P. 58260.
RESUMEN
La búsqueda del bienestar de la familia es una de las principales causas
de la migración de México a Estados Unidos; los padres se ausentan para
incrementar la calidad de vida de los integrantes de la familia. Sin
embargo, esa ausencia física con frecuencia va acompañada de distanciamiento
emocional, que puede acrecentarse al paso del tiempo. El objetivo de la
presente investigación fue analizar el impacto de la ausencia y abandono que
refieren los y las jóvenes de Cuitzeo, Michoacán, México, ante la migración de
su padre. Para ello, se visitó una escuela pública de nivel medio superior,
donde asistían 13 estudiantes que presentaban esta situación. Las técnicas de
recolección de datos fueron entrevistas a profundidad,
observación participante, charlas, talleres y apoyo psicológico,
realizados dentro de la comunidad. Se encontró que las y los jóvenes
describieron la partida de su padre en un primer momento con una perspectiva esperanzadora;
sin embargo, al pasar el tiempo y darse cuenta de que su
padre terminó por ausentarse, no solo física, sino también emocionalmente
de la familia, los jóvenes interpretaron y significaron esa experiencia como
una forma de abandono. Todos los participantes refirieron impactos negativos
relacionados con la experiencia de migración de su padre, considerando su
ausencia y posterior abandono como una forma de violencia por omisión de
cuidados que está enraizada en las construcciones de género, donde a los
varones de esa localidad se les fomenta su rol como proveedores de la economía
y como padres poco involucrados en el cuidado y atención a los hijos.
PALABRAS CLAVE: migración, jóvenes, abandono, violencia,
México.
ABSTRACT
Seeking the wellbeing of the family is one of the main causes of
migration from Mexico to the United States; parents go away in order to
incre-ase the quality of life of the members of the family. However, the
physical absence is often accompanied by emotional distance that can increase
as time goes by. The objective of this research was to analyze the impact of
the absence and abandonment that are experienced by the male and female young
people from Cuitzeo, Michoacan, Mexico, due to the migration of the father. For
this reason, we visited a public high school, where 13 students had
experienced this situation. The data collection instruments were in-depth
interviews, participant observation, talks, lectures, workshops and counseling
conducted in the community. Findings indicate that young peopled described
the departure of their father, at the beginning with hope, but as time went by
they realized that their father gone away not only physically, but also
emotionally from the family. Young people interpreted this
experience as a type of abandonment. All the participants reported
negative consequences related to the migration of their father. In a similar
vein, they also considered the father’s absence and abandonment as a form of
violence that is rooted in the gender identity constructions of this
community, where men are educated to be the providers of the family and as
parents with low levels of commitment in the parenting of their children.
KEYWORDS: migration; youth;
abandonment; violence; Mexico.
INTRODUCCIÓN
La migración es un fenómeno mundial que se ha presentado desde mucho tiempo
atrás. Está motivada por muchos aspectos, de los que sobresale el factor
económico, en el que la falta de empleo, o los empleos con salarios precarios,
aunados a la expectativa de una mejor calidad de vida, resaltan como los
principales motivadores para migrar a otros países (Moctezuma, 2011). En el
caso de México, la migración en general, se dirige principalmente hacia el país
del norte, en el que los mexicanos buscan el tan mencionado «sueño americano»,
caracterizado por la ilusión de una mejor calidad de vida para las familias
(Del-Rio, 2010). Sin embargo, esa ausencia física con frecuencia va acompañada
de distanciamiento emocional, que puede acrecentarse al paso del tiempo, y que
en muchos de los casos puede ser percibida por los miembros de la familia como abandono.
Entre algunas definiciones de abandono están (The Free Dicionary by Farlex,
2015):
•Falta de atención o cuidado hacia una persona, animal o cosa.
•Alejamiento de un lugar.
•Renuncia a seguir haciendo una cosa que se había iniciado o a hacer algo
que se tenía pensado.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS,
2003), clasifica a las privaciones o desatención en un tipo de violencia, y
ésta puede dirigirse hacia la familia, la pareja, las hijas y los hijos, o
hacia los adultos mayores. El abandono infantil se considera una forma de
maltrato hacia el menor; es una situación compleja, ya que al menor se le priva
de crecer en un ambiente que sea favorable para su desarrollo y, de estar en un
núcleo familiar en donde pueda aprender a desenvolverse y adquirir las
herramientas para enfrentarse a la vida (López y Obregón-Velasco, 2014). En
este trabajo se entiende por abandono al acto de omisión de cuidados y
atenciones físicas y afectivas que los padres tienen para con sus hijos e
hijas.
Al respecto, Pérez-Padilla y col. (2013), refieren que uno de los impactos
negativos que tiene la migración en los Altos de Jalisco (México), es el
abandono familiar, el cual tiene sus causas en que los migrantes forman otra
familia en Estados Unidos (EE. UU.), así como el que exista poca o nula
comunicación entre los que se quedan y el que se va. Algunas de las
consecuencias que este abandono conlleva son las carencias económicas y
emocionales, que provocan desamparo y vulnerabilidad.
Una de las causas de abandono parental reportadas por Meneses y col.
(2013), es el encontrarse en situaciones de desempleo o empleo informal, lo que
ocasiona migración interna en la búsqueda de mejores condiciones de vida. Lo
cual acentúa la disgregación familiar, el establecimiento de nuevos vínculos
filiales y la circulación de los niños y niñas por la red familiar; los autores
señalan que «los sujetos cambian de figuras parentales con mucha frecuencia,
las cuales pueden ser sus abuelos, madrastra o padrastro, puesto que en sus
casas, su padre y en ocasiones también su madre, viven fuera del nicho familiar
en otra ciudad, debido a la difícil situación económica que le ha hecho migrar
en busca de nuevas oportunidades laborales» (Meneses y col., 2013: 7). Estos
mismos autores mencionan, que uno de los fenómenos asociados a situaciones de
vulnerabilidad familiar está relacionado con los cuidados parentales por
condiciones de migración parental, que reproduce la figura de orfandad, en el
sentido de que son hijos huérfanos de padres vivos, denominación que reciben
todos los niños y niñas que por diversas razones no viven con sus padres y que
no están bajo el cuidado de éstos en cualquier circunstancia. Incluso se
plantea, que una de las principales causas por las cuales los niños deciden
migrar, se debe al abandono que experimentan cuando su papá se va (Román,
2014), sobre todo cuando han quedado al cuidado de los abuelos (Hernández,
2014). Por un lado, se identifican con esta figura, y por otro, son expulsados
del lugar de origen por circunstancias similares.
Uno de los factores más importantes que moldea las experiencias de los
migrantes es el género, el cual se define como la red de creencias, rasgos de
personalidad, actitudes, valores, conductas y actividades que diferencian a
hombres y mujeres, que más que obedecer a una base natural e invariable se debe
a una construcción social producto de un largo proceso histórico que no solo
produce diferencias entre los géneros masculino y femenino, sino a la vez,
implican desigualdades y jerarquías entre ambos. Traduciendo que un género
ocupe la posición superior mientras el otro queda desvalorizado (Burin,
2001).
La perspectiva de género implica reconocer que una cosa es la diferencia
sexual y otra cosa son lasatribuciones, ideas, representaciones y
prescripciones sociales que se construyen tomando como referencia a esa
diferencia sexual. Todas las sociedades estructuran su vida y construyen su
cultura en torno a la diferencia sexual. Esta diferencia anatómica se interpreta
como una diferencia sustantiva que marcará el destino de las personas (Lamas,
1996). De acuerdo a la Organización Internacional para las Migraciones
(OIM, s.f.), una perspectiva de género es una estrategia para hacer que los
asuntos y las experiencias de mujeres, así como de hombres, sean una dimensión
integral del diseño, implementación, supervisión y evaluación de políticas y
programas en todas las esferas políticas, económicas y sociales, de manera que
mujeres y hombres se beneficien de manera igual y la desigualdad no sea
perpetuada. El género como tal, afecta muchas políticas y programas que los
gobiernos implementan, no sólo en el campo de la migración. Al mismo tiempo, el
proceso de la migración incide en las relaciones y funciones de género (OIM,
s.f.).
Al respecto, diversos estudios se han interesado por los cambios que ha
implicado la feminización de la migración, la cual ha provocado movimientos en
la organización familiar, relacionados con el derrumbe de las ideologías acerca
de lo masculino y lo femenino, de la maternidad y la paternidad, de la familia
nuclear y la extensa, entre otros; se muestran casos en que los varones son los
que se quedan a cuidar y criar a los hijos, mientras la mujer es quien migra y
manda dinero; otros casos donde la mujer migra, o ambos padres migran, siendo
la red familiar, tales como las abuelas, abuelos, tíos y/o tías, quienes quedan
a cargo de las hijas e hijos y como administradores de las remesas que mandan
las mujeres o ambos padres, según sea el caso, suscitándose así, una infinidad
de configuraciones en las relaciones familiares entre los que se quedan y los
que se van (Narotzky, 1995; Gregorio, 1998; Camacho y Hernández, 2005; Pedone,
2008; Pedone, 2010; Cervantes-Pacheco y col., 2010; Gregorio, 2013).
Para conocer qué es lo que pasa con quienes migran, diversos autores
proponen empezar con el estudio del lugar de origen, esto con el propósito de
evaluar el contexto, sus usos y costumbres y su vida cotidiana, desde una
perspectiva individual y colectiva, que permita analizar las prácticas
transnacionales-familiares (Martínez y col., 2001; Martín, 2007; Wilkerson y
col., 2009).
En específico, en el estado de Michoacán, la migración forma parte de la
dinámica de muchas familias, la cual al ser una experiencia tan frecuente, se
vive como algo cotidiano, por lo que no se perciben los impactos emocionales
que esto tiene (Rivera-Heredia y col., 2014). Michoacán ocupa el tercer lugar a
nivel nacional en mayor número de habitantes que migran a los EE. UU. Por lo
general, viajan de un país a otro a través de sus redes de apoyo social, es
decir, de sus familiares y amigos que están establecidos ya en dicho país. Las
remesas que envían los migrantes, hacia el estado de Michoacán, son las que
sostienen por mucho la economía del Estado. De los 113 municipios con los que
cuenta Michoacán, la gran mayoría están ubicados dentro de índices muy altos y
altos de migración (Moctezuma y col., 2012). En este sentido, diferentes
estudios realizados en el Estado de Michoacán reportan que las mujeres que se
quedan a cargo de sus familias e hijos, cuando sus esposos migran, experimentan
afecciones de salud relacionadas con aumento del estrés, sentimientos de
sobrecarga, depresión, cefaleas y dolores musculares, entre otros (Mummert,
2003; López-Castro, 2006; 2007; Rivera-Heredia y col., 2012; Obregón-Velasco y
Rivera-Heredia, 2013; Obregón-Velasco y col., 2014). Para las mujeres, esposas
de migrantes, que se quedan en su lugar de origen, una de las principales
fuentes de estrés ante la migración del cónyuge es que sus hijas e hijos se
queden sin tener a su padre cerca, así como la responsabilidad de educarles
solas (Obregón-Velasco y col., 2012). En ese mismo sentido, la literatura
menciona que se requiere más atención para los jóvenes en los sectores
marginales y desfavorecidos de la sociedad, por ejemplo: quienes viven en la
calle, quienes son migrantes e indígenas, entre otros (Andrade-Palos y col.,
2008). Sin embargo, todavía se sigue invisibilizando a las y los jóvenes que no
son migrantes aún, pero que han quedado en sus comunidades de origen, quienes
por lo general tienen familiares migrantes directos (padre, madre, hermana/o),
lo cual los expone a críticas y presión por parte de sus pares y de la
comunidad. Por ejemplo, Obregón-Velasco y col. (2014), reportan la existencia
de una dinámica entre la familia y la comunidad que favorece el ciclo de la
migración, sobre todo en las familias donde las madres, ante la migración de su
esposo, se encuentran sobrecargadas y estresadas, aún incluso cuando cuentan
con el envío oportuno de las remesas. Esta situación favorece una dinámica
donde los hijos jóvenes sienten la necesidad apremiante de cooperar para el
gasto familiar, abandonando los estudios. O bien, ya sea que estudien y al
acabar la carrera se encuentren con que no hay fuentes de empleo en la
comunidad, por lo que deciden migrar para garantizar su ocupación laboral y el
ingreso para apoyar a su familia. Otro problema detectado por estos autores es
que los jóvenes también deciden migrar para detener la serie de
discriminaciones que viven en la comunidad, que incluyen aquellas en las que se
les señala más como hijos abandonados que como hijos de un migrante, al
referirse a ellos diciendo: «su papá los abandonó», «no los quiere»,
«no tienen papá».
Los jóvenes suelen ser vistos como la esperanza de la familia, y sin
embargo, no tienen los medios mínimos para encarnar ese papel, y ni el Estado
ni la familia apoyan en la construcción de la tarea encomendada (Andrade-Palos
y col., 2008). Además, que desde una perspectiva de género, se ha observado que
el varón joven, que se encuentra desempleado, suele ser tilda-
do de ineficaz, perdiendo con ello su atrativo masculino. Razón que impulsa
al joven a ocupar lugares de poder económico dentro de sus comunidades por
cualquier vía, para mantener un estatus frente a las mujeres y a su comunidad
(Gallo y Molina, 2012), y uno de los caminos que encuentran para lograrlo es a
través de la migración. En ese mismo sentido, Petit-Campo (2002), argumenta que
las migraciones son un escenario de crisis para las familias que tienen que
vivir esta situación, pues los padres de familia en su deber ser de género, es
decir, en su construcción social de masculinidad, deben salir de su lugar de
residencia, dejando atrás a sus hijas e hijos, en búsqueda de nuevas
perspectivas de vida y bienestar para los suyos. Esto significa que la familia,
y en particular las mujeres, las niñas y los niños, viven con la migración una
situación de alta vulnerabilidad; es decir, se incrementa el riesgo de que su
integridad física y emocional, así como de sus derechos, se vean perjudicados.
También afirma que en estos casos la crianza de las niñas y los niños se ve
fuertemente impactada, puesto que los infantes se desarrollan en un contexto de
inestabilidad económica, incertidumbre sobre el futuro familiar, pérdida de
coherencia de la unidad familiar, desaparición de los referentes familiares y
del grupo de amigos de la misma colonia o barrio, dificultades de acceso a la
escuela, así como dificultades para tener un buen desempeño escolar, aunados a
la sobrecarga de la figura materna, con el consiguiente aumento del estrés y la
depresión de la mujer.
El objetivo de la presente investigación fue analizar el impacto de la
ausencia y abandono que refieren los y las jóvenes de Cuitzeo, Michoacán,
México, que tuvieron la experiencia de migración del padre hacia los EE. UU.
cuando ellos eran más pequeños, con la esperanza de darles una vida mejor.
MATERIALES Y MÉTODOS
Se trabajó con un enfoque cualitativo, usando un método participativo de
investigación-acción, que consistió en el estudio de su situación social, con
miras de mejorar la calidad de vida de las personas (Álvarez-Gayou, 2005).
Escenario. La investigación se
situó en el poblado de Cuitzeo, ubicado a la orilla del lago del mismo nombre,
y que se localiza al norte del Estado de Michoacán, México, en los límites con
el estado de Guanajuato. Es considerado como uno de los Pueblos Mágicos de
Michoacán (Periódico Oficial del Gobierno Constitucional del Estado de Michoacán
de Ocampo, 2007), y como uno de los municipios del Estado con un alto índice de
intensidad migratoria (Moctezuma y col., 2012). Cuenta con localidades que
tienen un grado de marginación alto y otras más que se ubican en el nivel
medio. Sin embargo, la gran mayoría no cuentan con datos respecto al número de
habitantes y tampoco respecto al grado de marginación (Secretaría de Desarrollo
Social, 2013).
Participantes. Para seleccionar la
muestra se impartieron conferencias y talleres a un total de 116 jóvenes. En
este grupo se detectaron 13 jóvenes entre 16 y 18 años (9 mujeres y 4 varones),
quienes manifestaron que sus padres eran migrantes y que accedieron
voluntariamente a colaborar en el estudio.
Técnicas de recolección de datos. Se trabajó desde un enfoque cualitativo, utilizando como técnicas de
recolección de datos la realización de charlas con apoyo audiovisual (abordando
temas tales como: impactos psicosociales de la experiencia de migración, plan
de vida, dificultades con la escuela, comunicación en la familia, entre otros),
talleres (trabajando temas tales como: qué es género, trabajando con mis
emociones, entre otros), entrevistas a profundidad y apoyo psicológico
individual, solo a los participantes que lo solicitaron, desde una perspectiva
de trabajo, que implicó la observación participante. Se tomaron notas de campo.
Análisis de los datos
Los datos se analizaron usando categorías creadas en forma posterior a su
obtención, los cuales se mencionan a continuación:
•“De la ausencia al abandono del padre migrante”, de la que se derivan como
subcategorías la ausencia total del padre y la ausencia emocional del padre.
•“Los impactos de la ausencia y el abandono del padre en las y los jóvenes
de Cuitzeo”, con las siguientes subcategorías: escuela, familia, amigos, salud
física y emocional.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
De la ausencia al abandono del padre migrante
En todos los participantes se encontraron diversas dinámicas familiares en
torno a la migración del padre, a las que ellos le atribuyen el significa-
do de «abandono», tales como:
1) que su papá mantenga comunicación y mande dinero de forma muy
esporádica;
2) que su papá no se comunique y se desentienda de la familia, tanto
económica como emocionalmente, sea que haya o no establecido otra familia en
EE. UU.;
3) que su papá mande dinero de forma regular, pero la comunicación con él
sea mínima.
En todas estas situaciones las y los jóvenes re- portaron sentirse
abandonados por parte de su papá y tienen como común denominador que la
ausencia física está acompañada de la ausencia afectiva de esa figura parental.
Sin embargo, las diferencias de las historias narradas por los jóvenes son
sutiles; algunas historias enfatizan el esfuerzo que han hecho sus madres para
sacarlos adelante solas, sin la presencia de su padre.
«Mi papá migró cuando yo era muy pequeña, desde que tengo razón de mi él no
ha estado, mamá siempre ha estado sola sacándonos adelante, manda dinero a
veces, pero no ha estado cuando más lo hemos necesitado» (Sonia, 16 años).
«Mi mamá ha trabajado mucho para que salgamos adelante, ella sola nos ha
sacado adelante, mi papá manda dinero, pero yo hubiera preferido no tener un
juguete o una ropa. Mejor que él estuviera»(Juana, 16 años).
Otras historias enfatizan más el componente afectivo donde describen que ha
sido difícil desarrollar el afecto a la distancia, pero donde el respeto a una
figura de autoridad como el padre, se inculca aún con la distancia.
«Me dicen que es mi papá y pues lo respeto por eso, pero quererlo…no, ¿Cómo
quieres a alguien que no ha estado contigo cuando lo has necesitado?» (Noemi, 16 años).
«Mi papá no sabe ni qué pasa en mi vida, pero no me deja tener novio, no me
deja salir a fiestas, me quiere solo encerrada, cuando habla sólo es para ver
si le he obedecido; él no sabe nada, solo manda»(Vanessa, 17 años).
A pesar de que el nivel de ausencia del padre varía en las experiencias
relatadas, se puede decir que existe abandono en todos los casos y por ende, en
estas experiencias puede entreverse algún tipo de violencia (OPS, 2003), ya que
en las experiencias de los jóvenes se describe un alejamiento del lugar por
parte de su padre, una falta de atención o cuidado hacia ellos como sus hijos
y, en algunos casos, se encuentra una renuncia por parte de sus padres a seguir
haciendo una tarea que se había prometido inicialmente o el que dejaron de
hacer algo que se tenía acordado, como sería el mandar dinero para darles una
mejor calidad de vida.
Sin embargo, el abandono que se quiere señalar en el presente trabajo, se
refiere a esa sensación que los jóvenes viven cuando necesitan de alguien que
es importante para ellos, como lo serían sus padres, y ellos no están, no solo
física, sino emocionalmente. En la mayoría de los participantes se observó el
sentimiento que existe en los jóvenes, aun cuando su progenitor mande dinero y
se comunique por teléfono, su padre no está y no ha estado en los momentos en
qué más lo han necesitado, por lo que se quedan con una sensación de abandono y
en cierta medida de orfandad.
La mayoría de las y los jóvenes participantes compartían la experiencia de
que su papá migró cuando ellos eran pequeños (Tabla 1); por ejemplo, algunos
conocieron a su papá cuando tenían 5 años de edad o más. Muchos dicen: «desde
que tengo razón, mi papá no ha estado». Indicando que el abandono que
las y los jóvenes experimentan, viene de tiempo atrás. Lo cual encaja con las
definiciones que ubican al abandono como una forma de violencia, donde existe
omisión de los cuidados hacia los niños pequeños, quienes se encuentran en una
posición de mayor vulnerabilidad (López y Obregón-Velasco, 2014).
Resulta interesante observar discursos de jóvenes varones, que claramente
expresan el mandato sociocultural masculino, donde se establece que la
migración resulta una opción para mejorar la calidad vida de sus seres
queridos, asumiendo que ello implicará un distanciamiento emocio-nal entre
padre e hijos/as.
«Mi papá es mi papá, se tuvo que ir para mandar dinero, como muchos aquí en
el pueblo, para mi jefa pues sí es difícil, pero pues qué hacerle, si aquí no
hay trabajo….Igual a lo mejor yo me tendré que ir siaquí no la hago, ¡ni modo!
también tendré a mis hijos lejos y ellos quizá también dejen de quererme,
pero al menos tendrán para comer» (Antonio, 17 años).
No obstante, hay otros casos en que la experiencia de abandono se maximiza;
por ejemplo, cuando el padre deja de mandar dinero y cuando forma otra familia
en EE. UU. En estos casos, los sentimientos de abandono se acompañan de
sentimientos de rencor, coraje, tristeza y frustración.
«Mi papá hablaba frecuentemente, bueno eso dicen, pues yo era muy
pequeña, desde que me acuerdo mi papá ya no estaba. Pero poco a poco dejó de
hablar, aunque dinero siempre ha mandado. Mi mamá llegaba de la calle llorando,
yo no entendía qué sucedía, pero un día me enteré que ella sabía por otras
personas de aquí del pueblo, que mi papá tenía otra familia allá. Yo no lo
quise creer, pero un día él vino y me dijo que me iba a presentar a mis otros
hermanos, los que tuvo allá con otra señora, yo le dije que no. Que eso que
había hecho estaba muy mal. Mi mamá llora mucho por eso, ella ya no es la misma
desde que se enteró de eso. A ese señor se le olvidó que tenía ya una
familia» (Rosa, 17 años).
«Mi papá hizo otra familia allá, nosotros nos enteramos por unos tíos que
están allá también. Dejó de mandar dinero. Pero lo que no le puedo perdonar es
que incluso cuando mi hermano murió, no pudo venir, ni hablar para acompañarnos
en ese momento tan triste» (Maribel,
18 años).
Aun cuando la intención inicial del padre al migrar fue darles a sus hijos
y esposa una mejor calidad de vida, al trascurrir de los años y enfrentar los
diversos sucesos estresantes que implica la experiencia de migración en la
familia (Petit-Campo, 2002; Mummert, 2003; López-Castro, 2006; 2007; Falicov,
2007a; 2007b; Obregón-Velasco y col., 2012; Rivera-Heredia y col., 2012; Meneses
y col., 2013; Obregón-Velasco y Rivera-Heredia, 2013; Pérez-Padilla y col.,
2013; Rivera-Heredia y col., 2013; Obregón-Velasco y col., 2014), tanto para
los que se van como para los que se quedan, provoca que la distancia se
signifiquecomo abandono.
Impactos de la ausencia y el
abandono del padre en las y los jóvenes de Cuitzeo
Impactos en la salud
emocional
«Me siento la mayoría de las veces sin ganas de nada, siento que no valgo
mucho, pienso que para qué seguir viviendo, si pues no vale la pena nada…mi
papá no me quiere y yo no lo quiero a él, él se fue y nos dejó sin importarle
que somos su familia» (Maribel,
18 años).
«Pues yo siempre he sentido que me ha faltado mi papá, me he sentido
diferente porque escuchas a los otros niños que ellos salen o pasean con sus
papás. Es como saber que tienes un papá, pero no lo sientes, no convives con
él, no te aconseja, no te dice nada, solo es un -¿cómo estás?, bien y tú, bien…
bueno pásame a tu mamá-» (Sonia, 16
años).
«Siento que soy muy insegura y que me altero con mucha facilidad» (Rosa, 17 años).
Impactos en la salud física
«Me duele mucho la cabeza, no duermo, no me da hambre» (Maribel, 16 años).
«Tengo gastritis» (Rosa, 17 años).
«Tengo colitis» (Vanessa, 17 años).
La migración se ha considerado un suceso de vida estresante (Woo, 2007),
que tiene implicaciones en la salud de las personas, asociándose tanto con enfermedades
físicas como emocionales. La migración continúa siendo un fenómeno mundial que
no ha sido abordado lo suficiente desde un foco en los impactos negativos familiares
y emocionales que acarrean (Aresti-de-la-Torre, 2010; Obregón y col., 2012),
más allá de las implicaciones económicas y políticas que también tiene. Las
narraciones de los jóvenes coinciden con lo reportado en otros estudios
locales, que reportan afecciones en la salud física y emocional de todos los
miembros de la familia (Mummert, 2003; López-Castro, 2006; 2007; Obregón-Velasco
y col., 2012; Rivera-Heredia y col., 2012; Obregón-Velasco y Rivera-Heredia,
2013; Obregón-Velasco y col., 2014).
Impactos en la familia
«Mi mamá desde que se enteró que papá tiene otra familia allá, ya no me
deja salir, me está llame y llame para ver si ya voy a llegar a la casa,
antes ella no era así. Me dice que me cuide de los hombres, porque todos
son iguales, unos mentirosos» (Rosa, 17 años).
«Mi hermano hace lo que quiere, no le hace caso a mi mamá, es que él dice
que se va ir a buscar a mi papá para que nos dé la cara» (Maribel, 18 años).
La migración de un integrante de la familia trae consigo modificaciones en
la estructura y la dinámica familiar, así como en la intensidad y variabilidad
de los vínculos afectivos que se desarrollan. La ausencia de los que se van
impulsa nuevas formas de organización familiar, que van acompañadas de diversas
dinámicas, caracterizadas sobre todo por una constante tensión, debido a los
continuos cambios vividos; mismas que conducen a la par, a la experimentación
de altos niveles de estrés, que a su vez son alimentados por lo incierto del
futuro del miembro ausente, quien por lo general, es uno de los mayores
proveedores del sustento familiar, lo cual hace más probable que se presenten
problemas de salud en la familia (Falicov, 2007a; 2007b).
Impactos en la escuela
«Yo digo ¿para qué me esfuerzo estudiando?, si de todas formas pues me voy
a casar, como dice mi mamá, mi esposo hará lo mismo que mi papá, se va a tener
que ir a los yunaites (EE. UU.), pues aquí en este pueblo, no hay trabajo… él
me mandará dinero para vivir y cuidar a mis hijos» (Noemi, 16 años).
«Cuando mi papá no manda dinero y mi mamá empieza a preocuparse de qué va
hacer, yo no puedo concentrarme en la escuela» (Sonia, 16 años).
Impactos en los amigos
«Mis amigos dicen que es mejor tener a tu papá lejos, pues así no te está
mande y mande, pero yo digo que no, pues de todas formas él ni está, pero
eso sí, solo habla para regañarte si no haces lo que te dijo; ellos dicen que
no es lo mismo, yo digo que no es lo mismo, es peor que no esté tu papá» (Vanessa, 17 años).
Los impactos de la migración del padre y de su desconexión en el plano
afectivo con sus hijos son evidentes. De ahí la importancia de abordar el tema
del abandono paterno en las y los jóvenes hijos de migrantes, porque como se ha
mostrado por otros autores, como Meneses y col. (2013), Pérez-Padilla y col.
(2013), Hernández (2014) y Román (2014), éste impacta de manera negativa en su
vida, provocando afectaciones en su salud, tanto emocional como física, y
alterando la forma en como se desempeña en la escuela y en su relación con los
amigos, como se ha podido apreciar en el presente estudio.
Tal y como lo proponen Andrade-Palos y col. (2008), las y los jóvenes son
una población en la que es necesario intervenir, sobre todo con aquellos que se
encuentran en posiciones de vulnerabilidad, como sería el caso de las y los
jóvenes hijas/os de migrantes, ya que representan la esperanza y continuidad de
la familia. Y paradójicamente, no cuentan con las herramientas necesarias para
enfrenar esa misión, como bien lo plantean Gallo y Molina (2012), debido a que
no se les ayuda a tener un mejor futuro, toda vez que el fenómeno de la
migración es multifactorial y su erradicación está fuera de la realidad actual.
Lo que sí se puede hacer es orientar a los padres de familia, para que la
distancia no se traduzca en abandono, procurando que las familias desarrollen
recursos que les permitan continuar sus lazos afectivos y su cotidianidad de la
mejor manera. Esto puede concretarse mediante talleres de orientación a los
migrantes y su familia, así como mediante campañas de sensibilización apoyadas
en diversos medios de comunicación, como pueden ser la Radio, la Televisión y
el Internet, además de medios impresos y videograbaciones que puedan ser
adaptados para la población migrante. Todas estas acciones deberán tener
incluida la perspectiva de género, ya que como indica la OIM (s.f.), el género
es una categoría de análisis indispensable en el trabajo con las familias con
experiencia de migración, por lo que debe ser considerado en el diseño,
implementación y evaluación de los programas que busquen que tanto mujeres y
hombres se beneficien por igual.
Es importante señalar que en la comunidad de Cuitzeo se observa una
tendencia tradicional, donde lo común es que el varón sea quien migra, quedando
en la comunidad las mujeres a cargo de sus hijas e hijos, así como de la
administración de las remesas que el esposo mande. Por lo que en la población
estudiada no se encontró evidencia de la feminización de la migración y los
cambios que estos movimientos generan en las organizaciones familiares. Se considera
que las construcciones sociales sobre lo que se dice debe ser y hacer un hombre
y una mujer (Lamas, 1996; Burín, 2001), influyen en gran medida en todas las
dinámicas familiares. Por ejemplo, que el varón se dedique exclusivamente a su
rol de proveedor económico y la mujer a su rol de ama de casa, al cuidado de
otros, son pautas de género, que como han señalado Gallo y Molina (2012),
refuerzan el atractivo de los varones frente a las mujeres, en un discurso
patriarcal, debido a que solo por medio de ejercer su poder económico, pueden
conservar su estatus de poder, lo que les refuerza en sus núcleos identitarios
masculinos, pero al mismo tiempo los limita en su rol de padres, con la
diversidad de aspectos que implica la crianza de las hijas e hijos, que va más
allá de solo la provisión económica.
Las narraciones de las y los jóvenes participantes de este estudio muestran
que, independientemente de que su papá mande o no dinero, a ellos les han hecho
falta en algún momento de su vida y no los sienten cerca, visibilizando así,
que la ausencia se convierte en una sensación de abandono emocional.
Hay casos de familias exitosas, en las que la distancia se desdibuja,
formando familias llamadas trasnacionales, tal como lo propone Rouse (1991),
porque han podido superar las fronteras, continuando unidos con un buen
involucramiento afectivo, pese a no vivir todos bajo el mismo techo, ni bajo la
misma tierra. Estos casos, sirven para inspirar a otros y apoyarles en el
desarrollo de los recursos necesarios para lograr este tipo de configuraciones
familiares. De ahí que los programas de intervención que se realizan en las
comunidades que tienen experiencia de migración en la familia, en específico
los que se realizan en Cuitzeo, están orientados a apoyar a las familias para
que enfrenten los sucesos estresantes que ocasiona la experiencia de migración,
de manera efectiva, donde el sentido de bienestar sea mayor para todos y cada
uno de los miembros (Rivera-Heredia y col., 2014). En este caso, es necesario
trabajar con las y los jóvenes, quienes son una población clave, para aminorar
el estrés y detener la repetición de un ciclo de migración y vulnerabilidad que
se produce en las familias con experiencia de migración (Obregón-Velasco y
col., 2014).
CONCLUSIONES
Migrar no implica necesariamente la intención de abandonar a la familia.
Sin embargo, la ausencia del padre está presente en las y los jóvenes
participantes, quienes atribuyen a esta experiencia el significado de abandono.
Adicionalmente, esta experiencia se agrava cuando el padre se incomunica,
dejando de proveer afecto a sus hijos, hasta llegar a la situación extrema de
dejar de proveer apoyo económico, que fue la razón inicial para su migración.
La sensación de abandono se transforma en frustración y rencor cuando el padre
decidió formar otra familia. El abandono es considerado un tipo de violencia
intrafamiliar que implica la omisión de los cuidados. Se trata de una violencia
estructural enmarcada desde una perspectiva de género, es decir, a partir de
los mandatos o deber ser culturales y sociales que se han transmitido a lo
largo de las generaciones en las familias mexicanas, donde al varón se le
exigen roles exclusivamente de provisión económica y periféricos, en relación a
la crianza de los hijos. Todas/os las/os participantes presentaron impactos
negativos en diversas áreas relacionadas con la experiencia de migración en la
familia, pero sobre todo en el área familiar y en la de salud emocional. Es
necesario seguir desarrollando estudios enfocados en la población de
adolescentes y de jóvenes, desde una perspectiva de género, en los que se
retome la esfera afectiva o emocional de la experiencia de migración familiar,
en las localidades rurales donde se presenten altas tasas de migración.
AGRADECIMIENTOS
Agradecemos a la Coordinación de Investigación Científica de la Universidad
Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, por los recursos otorgados para los
proyectos CIC 2013, 2014-2015, que permitieron la realización de las acciones
interventivas e investigativas hechas en comunidad y que hicieron posible
continuar generando y difundiendo conocimiento.
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