Plantas de uso
medicinal de la Reserva Ecológica “Sierra de Otontepec”, municipio de Chontla,
Veracruz, México
Medicinal plants of the Ecological Reserve
“Sierra of Otontepec” Township Chontla, Veracruz, Mexico
Consuelo
Domínguez-Barradas*, Gerardo Eliseo Cruz-Morales y Carlos González-Gándara
*Autor para correspondencia: consuelodb66@hotmail.com; codominguez@uv.mx/
Fecha de recepción: 24 de enero de 2014/ Fecha de acetación: 27 de marzo de
2015
Universidad Veracruzana. Facultad de Ciencias Biológicas y Agropecuarias.
Herbario, Carretera Tuxpan-Tampico km
7.5, col. Universitaria, Tuxpan, Veracruz, México, C.P. 92860.
RESUMEN
La Reserva Ecológica
“Sierra de Otontepec” es una porción aislada de la Sierra Madre Oriental, y se
localiza en el norte de Veracruz. Es un ecosistema con una enorme riqueza de
flora y fauna, sin embargo son escasos
los reportes de su biodiversidad, y en particular no se ha documentado el uso
de las plantas con efectos benéficos para la salud. En el presente trabajo se recolectó
información etnobotánica medicinal, con la aplicación de entrevistas semiestructuradas
y cuestionarios a 210 habitantes del municipio de Chontla. Como resultado, se logró
un listado taxonómico de 80 especies; cada una con su nombre científico y
común, uso terapéutico, preparación y órgano vegetal utilizado. Las familias botánicas
con mayor número de especies fueron Asteraceae y Lamiaceae (siete cada una),
Euphorbiaceae y Fabaceae (cuatro cada una). Los usos de las plantas
correspondieron para 42 padecimientos, destacan especies para tratar el cáncer,
diabetes, diarrea, problemas de riñón y de presión alta. Los entrevistados en
su mayoría (65%), obtienen el material vegetal curativo de sus jardines, donde
se cultivan hasta 24 especies distintas. Los
resultados obtenidos revelan una riqueza considerable de plantas, útiles para
atender un amplio espectro de enfermedades, y un valioso conocimiento
tradicional sobre los recursos vegetales del norte del estado. La información encontrada
servirá como antecedente para futuros estudios etnobotánicos, así como para la
valoración de diversas plantas que aseguren su inocuidad; todo esto basado en
el uso sustentable de la flora medicinal.
PALABRAS CLAVE: Plantas Medicinales, Otontepec, medicina tradicional,
etnobotánica, Chontla.
ABSTRACT
The ecological reserve named “Sierra de Otontepec” localed in the Northern region of the state of
Veracruz, represents an isolated portion of the Sierra Madre
Oriental. It is an ecosystem with a vast richness of flora and fauna, however,
there are few reports about of its biodiversity, and particularly concerning
the use of plants with beneficial health effects has not been documented. In
this study, medicinal ethnobotanical information was collected through the
application of semi-structured interviews and questionnaires to 210 villagers
from Chontla. The results enabled researchers to
integrate a taxonomic list of 80 species; each one with their the scientific
and popular name, therapeutic use, preparation and vegetal part used. The most
representative botanical families was Asteraceae and Lamiaceae (seven
by family), Euphorbiaceae and Fabaceae
(four by family). In correspondence to the use 42 sickness where pointed,
important species against the cancer, diabetes, diarrhea, kidney troubles, and
high blood pressure. The interviewers declare that obtain the curative vegetal
material (65 %), from its particular gardens were they cultivate more than 24
different species. The obtained results reveal a vast
plant richness, with considerable importance for the care of a broad spectrum
of illnesses and a valuable traditional knowledge regarding the local flora and
vegetable resources in the northern region of Veracruz. The collected
information represents a knowledge base for future ethnobotanical research and
more informed point of view about the safety of some
KEYWORDS: Medicinal
plants, Otontepec, traditional medicine, ethnobotany,
Chontla.
INTRODUCCIÓN
Las plantas con propiedades curativas han sido por muchos años parte elemental en la salud de las personas. Para los países en desarrollo se estima que un 70 % a 80 % de la población depende de este recurso terapéutico como alternativa para la cura de sus enfermedades (Da-Silva y col., 2012; Luitel y col., 2014). Esta tendencia ha ido en aumento a nivel global. En México se han establecido clínicas mixtas donde integran la medicina tradicional con la alópata (Gheno-Heredia y col., 2011). El 90 % de la población mexicana recurre a las plantas medicinales para el tratamiento empírico de varias enfermedades; entre las plantas más comunes utilizadas están Allium sativum, Citrus limon, Gnaphalium sp., Eucalyptus globulus, Mentha sp., Matricaria recutita y Opuntia ficus indica (Robles-Zepeda y col., 2011).
Si bien el conocimiento científico sobre el número de la flora en el planeta aún es desconocido, se calculan alrededor de 35 000 especies medicinales. México ocupa el segundo lugar mundial en este campo, informan de un promedio de 4 500 plantas de uso medicinal, y solo en un 11 % de ellas se ha verificado su eficacia química, farmacológica y biomédica (Schlaepfer y Mendoza-Espinoza, 2010; Martínez, 2012).
Esta riqueza florística junto con la gran diversidad cultural, ha propiciado su aprovechamiento desde épocas antiguas, y por consiguiente su transmisión entre generaciones. Dicho proceso es esencial para conservar las costumbres y creencias ligadas a la medicina herbolaria. Hoy en día diversos factores como la degradación de los hábitats han limitado la disponibilidad de plantas, y a su vez ocasionado el abandono de las costumbres locales, junto con esto la pérdida del conocimiento tradicional sobre las especies útiles en la salud humana (Bermúdez y col., 2005).
En México, las investigaciones en el campo de la etnobotánica, han demostrado la importancia de los recursos vegetales para la mejora de la salud en las personas (Cortes-Rodríguez y Venegas-Cardoso, 2011; Alonso-Castro y col., 2012; Estrada-Castillón y col., 2012; Molina-Mendoza y col., 2012; Juárez-Vázquez y col., 2013). Sin embargo, como lo menciona Gómez (2012), es insuficiente la información generada del uso y manejo de la flora medicinal. En el país, aún se localizan zonas geográficas en donde las personas conservan la costumbre de tratar sus malestares con plantas, y dicho conocimiento no ha sido abordado con estudios etnobotánicos.
En lo que refiere a la entidad veracruzana se tiene un registro con alrededor de 1 205 especies vegetales medicinales (Cano, 1997). La mayoría de ellas reportadas en los trabajos que se han realizado en municipios de la parte centro y sur del estado (Navarro y Avendaño, 2002; Gheno-Heredia y col., 2011; Mendoza-García, 2011). En el norte de Veracruz, para el caso de la Reserva Ecológica “Sierra de Otontepec” no se cuenta con antecedentes de la flora utilizada como medicina.
Por lo anterior, en este trabajo se presenta la lista de las plantas medicinales con su uso y manejo, mismas que fueron referidas por habitantes en el área de estudio, y colectadas para su registro y creación de un jardín etnobotánico.
MATERIALES Y MÉTODOS
La presente
investigación incluyó siete comunidades rurales del municipio de Chontla: Tezitlal,
Tamalcuatitla, San Nicolasillo, Las Cruces, Arranca Estacas, La Garita y Cruz
Manantial (Figura 1). El municipio se encuentra parcialmente dentro del ANP: Reserva
Ecológica Sierra de Otontepec, y está ubicado en la zona norte del estado, en
las coordenadas 21º11´ y 21°40´ de latitud norte y 97º52´ y 98°05 de longitud oeste, a una altura que va de
30 msnm hasta los 1 300 msnm (SEFIPLAN, 2014). De acuerdo con la clasificación
climática de Köppen modificada por García (1988), el clima predominante en el
área de estudio es cálido-extremoso (Aw 1 (e) w”), con una temperatura promedio
de 24 ºC y una precipitación pluvial media anual de 1 555 mm. El suelo es de
tipo regosol calcárico y cambisol (SEDEMA, 2007). La comunidad vegetal en el
área de estudio está conformada principalmente por bosque tropical
subcaducifolio y pastizal. Destacan especies arbóreas como Brosimum alicastrum, Cedrela odorata, Enterolobium cyclocarpum, Ficus mexicana, Quercus oleoides y Sabal mexicana
(Rzedowski, 1978; Puig, 1976).
Para recabar la
información se empleó el método etnobotánico de Kvist y col. (2001). Durante
las 16 salidas a campo de marzo a octubre del año 2012, se aplicaron
entrevistas individuales semiestructuradas a 30 personas de cada comunidad; con
un rango de edad de 18 a 88 años. Se procuró a aquellas con experiencia en el
uso de plantas medicinales y a quienes se les aplicó de forma oral un cuestionario,
con temáticas referentes al uso, conocimiento, manejo y enfermedades que curan
las plantas; a estas interrogantes dieron respuesta: amas de casa, personas de
la tercera edad y de campo, parteras y algunos jóvenes.
Además, para ubicar las
plantas medicinales se llevaron a cabo recorridos en los jardines de cada persona
entrevistada y sitios donde las reconocieron. Se tomaron fotografías con una
cámara digital Canon PowerShot SX40 de 12.1 megapíxeles (Japón).
Se realizaron colectas de
acuerdo a las técnicas para estudios florísticos (Lot y Chiang, 1986; Gaviño y
col., 2007). Primero, se obtuvieron ejemplares vivos para establecer el jardín
en la estación de campo Sierra de Otontepec en Chontla, para esto fueron
necesarias bolsas de plástico obscuras de 30 cm x 30 cm, navaja de campo
(Sayula, Jalisco), pala espadón Truper (México) y geoposicionador Garmin GPSMAP 60CSx (Taiwán).
Después se colectaron
tres ejemplares para herbario, cada uno se tomó en el mejor de los casos con
flor, fruto y hojas, y se colocaron en una prensa de madera. Se etiquetó cada
ejemplar botánico con sus datos de nombre científico, nombre común, fecha,
localidad, coordenadas geográficas, una breve descripción y el uso que se le
atribuye.
Todo el material
colectado se llevó a la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana, campus
Tuxpan, México, para ser herborizado e integrado a la colección del herbario
con registro VER.-HER-223-07-09. La identificación se apoyó en fascículos de la
Flora de Veracruz (Instituto de Ecología, A. C., 2012), Catálogo de nombres
vulgares y científicos de plantas mexicanas (Martínez, 1979), Flora Medicinal
de Veracruz (Cano y col., 1997), base de datos del jardín de Missouri
(TROPICOS), así como de la Colección del herbario del Instituto de Ecología
(XAL) y la Facultad de Biología de la Universidad Veracruzana (XALU) en Xalapa,
Veracruz, México para su comparación. La clasificación taxonómica se basó en lo
propuesto por Stevens (2012).
Y para fines de este
estudio, los usos terapéuticos se organizaron y adaptaron a este trabajo,
tomando en cuenta la Clasificación Internacional de las Enfermedades
(Organización Panamericana de la Salud, 2008).
Las familias se listaron
de manera alfabética, y cada una con sus respectivas especies, nombre
científico y nombre común local.
RESULTADOS
Producto de las 210
entrevistas se constató que el 85 % de los informantes tiene conocimiento del
uso de plantas medicinales; siendo las personas mayores de 40 años las que
aportaron más información.
El listado taxonómico
incluye 80 especies y corresponden a 45 familias botánicas (Tabla 1). Las
familias Asteraceae y Lamiaceae incluyeron el mayor número de taxa medicinal
(siete especies cada una), Euphorbiaceae y Fabaceae (cuatro especies cada una),
y en menor cantidad especies de las familias Bignoniaceae y Malvaceae (tres
especies cada una), Amaryllidaceae, Anacardiaceae, Apocynaceae, Burseraceae,
Cactaceae, Commelinaceae, Lauraceae, Moraceae, Myrtaceae, Passifloraceae,
Phytolaccaceae, Poaceae y Solanaceae (dos especies cada una). El resto de las
familias una especie.
Numeración
de los usos terapéuticos: 1. Bronquitis, 2. Cáncer, 3. Cefaleas
(dolor de cabeza), 4. Cólicos menstruales, 5. Conjuntivitis, 6. Desinflamación
a causa de golpes, 7. Desinflamante/estómago, 8. Diabetes, 9. Diarrea, 10.
Disentería, 11. Dolor de estómago, 12. Dolor de muelas, 13. Dolor de oído, 14.
Dolor del corazón, 15. Empacho, 16. Enfermedades renales, 17. Epilepsia, 18.
Estimulantes (para bajar leche), 19. Evitar el vómito, 20. Extracción de espinas,
21. Fiebre, 22. Gastritis, 23. Granos, 24. Heridas, 25. Hongos en la piel, 26.
Insomnio, 27. Latido (pulsaciones en el estómago), 28. Mal de boca, 29.
Nervios, 30. Parásitos intestinales, 31. Picadura de alacrán, 32. Mordedura de
víbora, 33. Presión alta, 34. Problemas de próstata, 35. Problemas
respiratorios, 36. Relajantes (baños), 37. Reumas, 38. Salpullido, 39. Susto,
40. Tisis, 41. Tlazol (mal de viento), 42. Viruela.
Entre las familias registradas,
la Asteraceae fue la más diversa (siete géneros y siete especies). Y ocupó el
primer sitio en cuanto a los usos medicinales se refiere (14).
En la Tabla 1, se mencionan
las especies vegetales que son utilizadas para el tratamiento de 42 afecciones, como la diarrea, problemas renales, presión alta,
diabetes y cáncer; consideradas las primeras
causas de muerte en el país y el mundo.
De las plantas
medicinales que destacan en el presente trabajo fueron: Acacia cornigera, Annona reticulata, Ardisia escallonioides, Bauhinia divaricata, Bidens pilosa, Guazuma ulmifolia, Malvaviscus arboreus, Mentha piperita, Persea americana var. drymifolia, Plectranthus
amboinicus, Spondias mombin y Spondias purpurea. Con frecuencia se hacen
preparados herbolarios con estas plantas para tratar la diarrea.
Las hojas de Passiflora
edulis se reportaron para combatir el
cáncer.
Algunos entrevistados
refirieron utilizar Bidens pilosa, Costus spicatus, Martynia annua Rhipsalis baccifera y Verbesina persicifolia para
controlar la diabetes. En cuanto a los problemas renales, señalaron tener
buenos resultados cuando ingieren: Brosimum
alicastrum, Costus spicatus, Equisetum hyemale, Hylocereus undatus,
Lygodium venustum, Parmentiera aculeata
y Zea mays.
Finalmente,
cuando presentan malestares ocasionados por alteraciones en la presión
arterial, utilizan: Rhipsalis baccifera,
Sechium edule, Ocimum basilicum, Allium sativum,
Passiflora edulis y Cymbopogon citratus.
También se registró un
grupo de enfermedades poco comunes, denominadas de filiación cultural como el
susto y tlazol; y están vinculadas a las creencias mágico-religiosas de las
localidades. Para tratarlas son utilizadas: Hyptis
verticillata, Ocimum campechianum, Ocimum
basilicum, Justicia spicigera y Rivina humilis. Con la finalidad de conocer
el cuadro de afecciones, en las cuales se utilizan más plantas; los
padecimientos se clasificaron en 20 categorías (Tabla 2). Y fue la del sistema
digestivo e hígado, en la que se observó la mayor cantidad (26 spp.): Acacia cornigera, Aloe vera, Annona reticulata, Ardisia escallonioides, Artemisia
ludoviciana, Bauhinia divaricata, Bidens pilosa, Carica papaya, Cinnamomum zeylanicum, Coriandrum sativum, Guazuma
ulmifolia, Hamelia patens, Hyptis
verticillata, Lygodium venustum, Malvaviscus
arboreus, Mentha piperita, Ocimum campechianum, Passiflora foetida, Persea americana var. drymifolia, Piper auritum, Plectranthus amboinicus, Protium copal, Psidium guajava, Spondias mombin,
Spondias purpurea y Tagetes erecta.
La eficacia de los
recursos vegetales para curar enfermedades fue reiterada por el 67 % de los
entrevistados, mientras el 27 % comentó que algunas veces si les causan
beneficio, y el 6 % dijo que no les resultan efectivos.
Respecto al uso de las partes
vegetales de las plantas medicinales, se determinó que la hoja es la más usada
(54.1 %), seguida de la raíz (10.2 %), el tallo (9.2 %), la flor (8.2 %), la corteza
(6.1 %), el fruto (5.1 %), la semilla (4.1 %), la resina (2 %) y la
planta completa (1 %).
Para la preparación de
los remedios herbolarios utilizan distintos procesos (Tabla 1). No obstante, la
infusión concentró la mayoría de los registros. El 67.5 % de las plantas son
preparadas e ingeridas de esta manera.
En lo que refiere a la
forma biológica o de crecimiento mejor representada en la flora medicinal,
fueron las herbáceas con 36 especies. También destacó la forma arbustiva y
arbórea con 16 y 19 especies, respectivamente. Se registraron solo siete arbustos
trepadores y dos especies de epifitas.
El material vegetal
curativo lo obtienen de tres sitios diferentes: 65 % de las personas
respondieron de su jardín, 23 % del campo y un 12 % en las ventas de plaza. En
los jardines siembran hasta 24 especies, destacan las de uso común: Aloe vera,
Artemisia ludoviciana, Buddleja cordata, Costus spicatus, Chenopodium ambrosioides, Cymbopogon citratus, Hamelia patens, Justicia spicigera, Lippia dulcis,
Mentha piperita, Ocimum basilicum, Piper auritum, Pentalinon andrieuxii,
Petiveria alliacea y Rhoeo discolor.
Finalmente, se
estableció un jardín etnobotánico con 50 especies medicinales, en la estación
de campo del municipio de Chontla.
DISCUSIÓN
El uso
y manejo de plantas como elementos terapéuticos está muy difundido entre las
diferentes comunidades de estudio. Sin embargo, no se encuentran referentes
bibliográficos acerca de esta práctica para la región de interés, solo se
reportan los trabajos florísticos de Castillo y Medina (1996) y Puig (1976).
En
general, las familias vegetales que se documentaron en el presente estudio,
destacan por su amplia distribución en el país, y por los compuestos químicos
que poseen, de gran interés farmacológico, como el eugenol, la taspina y la
3’-4-O-dimetilcedrusina con importantes propiedades cicatrizantes; estructuras
fenólicas y alcaloideas con aplicaciones desinflamatorias, así como,
flavonoides con actividad antioxidante y antimicrobial, ligados a la mejora de
malestares en el aparato digestivo (Pérez-Portero y col., 2013; Richeri y col.,
2013: Singh y col., 2014).
La
familia Asteraceae fue la más diversa (siete géneros y siete especies). Sin
duda, esta familia es muy recurrente entre la flora medicinal, como se describe
en los trabajos etnobotánicos de Juárez-Vázquez (2013), en Hidalgo, y
Royo-Márquez y col. (2013), en Chihuahua. La característica arvense y ruderal
de la mayoría de las especies que la conforman (Redonda-Martínez y Villaseñor-Ríos, 2011),
facilitan su establecimiento en diversos hábitats. Por esta razón, la presencia
de asteráceas en los sitios de estudio fue mayor, comparada con las otras
familias. Así
también, dicha familia ocupó el primer sitio en cuanto a los usos medicinales
se refiere. La mayoría de las especies vegetales que la integran contienen
sustancias farmacológicas importantes como diterpenos de núcleo
clerodano, lactonas sesquiterpénicas, indoides, fenilpropanoides,
flavonoides y aceites esenciales; con aplicaciones en el tratamiento de
malestares del tracto digestivo (Alonso y col., 2008). De todos los compuestos,
destacan las lactonas sesquiterpénicas; de gran aplicación en enfermedades del
corazón y de la piel, gastritis, diarrea y dolores de cabeza (Arrázola y col.,
2002; Chadwick y col., 2013). La relevancia de las Asteraceas en la salud
humana parece resultar de la diversidad de especies que la integran y del
espectro tan amplio de sustancias de uso terapéutico que contienen.
Entre el listado de la flora medicinal es relevante mencionar el
uso de 12 plantas para combatir la diarrea. Para este padecimiento se registró
el mayor número de especies vegetales entre todo el grupo de enfermedades. El uso
de las plantas contra la diarrea que considera: Bidens pilosa, Guazuma ulmifolia,
Mentha piperita y Spondias purpurea, también
está documentado en otras regiones del país (Osuna y col., 2005; Magaña-Alejandro
y col., 2010; Estrada-Castillón y col., 2012). La diarrea es una de las causas
principales de mortalidad y morbilidad en la niñez en el mundo (OMS, 2013a). El
rezago social en los sitios del presente estudio, como la carencia a los
accesos a servicios de salud, suministro de agua potable y drenaje, juegan un
papel determinante en la incidencia de este problema de salud y al uso elevado
de plantas.
Entre los remedios que se observaron para tratar la diabetes,
solo Bidens pilosa registra el mismo efecto en
diversos estudios (Borges y col., 2011; Lima y col., 2011). Se ha comprobado
que los glucósidos poliacetilénicos presentes en esta especie, tienen la
capacidad de regular el contenido de glucosa en la sangre (Shih-Chang y col.,
2009).
Para el cáncer, enfermedad de consecuencias fatales y considerada
como la principal causa de muerte a escala
mundial (OMS, 2015b), se registró la ingesta de
preparados de hojas de Passiflora edulis. Sin embargo,
hay evidencias sobre el uso del extracto etanólico de las hojas y el
jugo del fruto de Passiflora edulis para tratar
esta enfermedad en animales (Rojas y col., 2006). Otras alternativas contra
este padecimiento han sido el uso de Taxus brevifolia y
Catharanthus roseus, cuya eficacia ha sido comprobada
(Schlaepfer y Mendoza-Espinoza, 2010).
De las
plantas reportadas para las enfermedades renales, diversos estudios
etnobotánicos concuerdan con los resultados de este trabajo, en los cuales también
se registra Equisetum hyemale y Zea
mays (Debenedetti, 2011; Gheno-Heredia y col., 2011;
Estrada-Castillón y col., 2012; Battisti y col., 2013). El
efecto benéfico se atribuye a las sustancias presentes en Equisetum hyemale y Zea mays,
como las sales de potasio, taninos, equisetonina y al ácido gálico; que aumentan
la diuresis en las personas (Sousa y Trevisan, 2007; Universidade Federal do Paraná, 2015).
Si bien el ajo es utilizado para muchas enfermedades, en este
estudio destaca el uso en crudo para regular la presión alta. Algunos estudios
señalan mejores resultados con el extracto hidroalcohólico, en el cual la
presencia de cantidades elevadas, principalmente de S-alil-cisteína, causa
un posible efecto antihipertensor (Navarro, 2007).
Respecto
a las enfermedades que se
registraron de filiación cultural, como el susto y tlazol, estas no son
atendidas por la medicina alópata; los llamados curanderos son los encargados
de curar estos males. Estos padecimientos son atribuidos a la brujería y a
espíritus, y están vinculados a las creencias mágico-religiosas de las
localidades. En este trabajo se reportaron cinco especies, de las cuales Hyptis verticillata, Ocimum basilicum y Justicia
spicigera, son utilizadas en otras regiones del país para tratar estos
malestares. Su uso popular es conocido en la medicina tradicional mexicana
(Alonso-Castro y col., 2012; Juárez-Vázquez y col., 2013; Magaña-Alejandro y
col., 2010).
Los malestares del
aparato digestivo e hígado, representan la categoría en la cual se utilizan más
plantas medicinales. Al
respecto, se destaca que de las 26 especies registradas en el área de estudio,
nueve de ellas (Aloe vera, Artemisia ludoviciana, Bidens
pilosa, Carica papaya, Hamelia patens, Mentha piperita, Piper auritum, Psidium guajava y Tagetes erecta) se reportan contra estos
malestares en la Huasteca Potosina y Nuevo León (Alonso-Castro y col., 2012; Estrada-Castillón
y col., 2012).
El
hecho que se utilice una mayor cantidad de plantas en enfermedades de tipo
digestivo, se asocia a las regiones rurales del país, donde las condiciones
socioeconómicas de la población y su calidad de vida no son favorables
(Fuentes-Cervantes y col., 2013). Dicha situación, causa el aumento de estos
padecimientos y por tanto registran un gran número de especies vegetales.
En las
regiones rurales del país, donde las condiciones socioeconómicas de la
población y su calidad de vida no son favorables, existe una mayor tendencia a
los padecimientos de tipo digestivo, lo cual se ha asociado con una mayor
diversidad y uso de plantas medicinales para curarse de este tipo de malestares
(Fuentes-Cervantes y col., 2013).
Si bien
cada parte de la planta es un ingrediente importante en los preparados
medicinales, las personas encuestadas señalaron para este fin, su preferencia
por el uso de la hoja. Estos resultados coinciden con otros trabajos realizados
en el país, en los que también se reporta esta preferencia (Estrada-Castillón y
col., 2012; Gómez, 2012; Juárez-Vázquez y col., 2013; Villarreal-Ibarra y col.,
2014); así como en el extranjero (Abera, 2014; Kipkore y col., 2014). En las
hojas se lleva a cabo las mayoría de las síntesis químicas de la planta, por lo
que poseen un alto contenido de componentes
activos, pero sobre todo, su amplio uso se debe a la facilidad para obtenerlas
y su presencia en la planta la mayor parte del año.
En
cuanto a la preparación de los medicamentos herbolarios, se mencionaron
distintos procesos, pero la infusión concentró la mayoría de los registros;
siendo una práctica muy concurrida y aceptada en la medicina herbolaria
(Alonso-Castro y col., 2012; Angulo y col., 2012). La mayoría de los remedios
son preparados a manera de infusión, empleándose para ello las diferentes
partes de la planta. Sin embargo, algunos autores sugieren utilizar solo las
partes duras de la planta: como las raíces, cortezas, semillas y tallos; y
recomiendan que no debe usarse dicho proceso si la planta contiene aceites
volátiles (Pérez y col., 2011).
Con relación a los tipos de crecimiento o formas biológicas de
las plantas registradas en el presente trabajo, se observó un claro predominio
de las herbáceas. Las hierbas son un componente importante entre la flora
medicinal, su presencia es muy marcada en diversos trabajos (Uprety y col., 2012 y
Villarreal-Ibarra y col., 2014).
La
mayoría de los entrevistados señalaron que obtienen el material vegetal, que
ocupan en sus preparados medicinales, de sus propios jardines, aunque también
optan por recolectarlo del campo o adquirirlo en los días de venta de plaza.
Esta práctica de cultivo de plantas medicinales ya ha sido documentada. Los
jardines son espacios fundamentales para la disponibilidad de plantas
medicinales y para la transmisión del conocimiento de la herbolaria medicinal
(Puente-Pardo y col., 2010; Mendoza-García, 2011; Vázquez y col., 2011).
Aunque
son pocas las personas que recolectan del campo sus propias hierbas medicinales,
esta práctica, aunada a los actuales patrones de colecta comercial de estos
recursos, pueden ocasionar un impacto negativo en la sostenibilidad de las
especies de interés (Puelles, 2007). Esto es de particular importancia en las
zonas rurales, en donde la falta de criterios técnicos para selección y
recolección del material, amenaza la variabilidad genética de la flora
medicinal (Gómez y Puelles, 2010). Es por ello que se requiere diseñar y aplicar
planes de manejo, que permitan regular la colecta de plantas, especialmente con
fines de explotación comercial por el gran volumen que demanda, permitiendo con
ello una recolección sostenible, mantener la diversidad genética de las especies
y preservar los ecosistemas naturales.
CONCLUSIONES
Entre las 80 especies medicinales que se usan y colectan en la
reserva “Sierra de Otontepec”, son muy importantes aquellas consideradas con
atributos curativos contra la diarrea, problemas renales, presión alta,
diabetes y cáncer, todas ellas enfermedades de gran
prevalencia en el país y algunas de grave consecuencia para la salud y de alto
costo en su tratamiento médico alópata. Las formas herbáceas fueron las
especies predominantes y la hoja la parte vegetal mas usada. La infusión fue la
forma medicinal de mayor uso. El jardín fue un espacio de importancia para el
suministro de las plantas medicinales, lo cual es importante porque favorece el
uso sostenible de la flora medicinal local. Se requieren más trabajos
etnobotánicos encaminados al desarrollo de planes de manejo; así como la
valoración de las plantas de interés, basados en el conocimiento tradicional de
los recursos vegetales de la región, para asegurar su eficiencia e inocuidad,
mediante análisis fitoquímicos, farmacológicos y toxicológicos.
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