Crecimiento
de Centrosema pubescens Benth bajo
fertilización nitrogenada más azufre en Ecuador
Centrosema
pubescens Benth growth under nitrogen and sulfur
fertilization more sulfur in Ecuador
Hilda Beatriz López-Hidalgo1, Juan Carlos Martínez-González1*,
Holger Cristobal Salcán-Guamán2 , Luis Wilfrido Gusqui-Vilema2,
Diana Gabriela Balseca-Guzmán1,
Eugenia Guadalupe Cienfuegos-Rivas1
*Autor para
correspondencia:jmartinez@docentes.uat.edu.mx/ Fecha de recepción: 3 de junio
de 2016/ Fecha de aceptación:16 de diciembre de 2016
1Universidad Autónoma de Tamaulipas, Facultad de
Ingeniería y Ciencias, Centro Universitario Victoria, Ciudad Victoria,
Tamaulipas, México, C.P. 87149. 2Universidad Tecnológica
Equinoccial, Extensión Santo Domingo, Centro de Investigación, Vía Chone km
4.5, Santo Domingo de los Tsáchilas, Ecuador.
RESUMEN
La
calidad y disponibilidad del forraje, principalmente de las
gramíneas, disminuye en las regiones tropicales durante la época
seca, ya que al madurar incrementa el contenido de carbohidratos
estructurales y disminuye el de proteínas y la digestibilidad. El
objetivo de este trabajo fue evaluar el crecimiento
inicial de Centrosema pubescens Benth, bajo fertilización
nitrogenada y azufrada. La siembra de C. pubescens se realizó en bolsas
negras
de polietileno. Se evaluaron dos tratamientos de fertilización
nitrogenada 0 kg/Nha-1 (-NS) y 44 kg/Nha-1 (+NS),
utilizando como fuente de nitrógeno sulfato de amonio. La fertilización
se hizo al momento de la siembra, a los
15 d, 30 d y 60 d después de la
siembra. El ensayo duró 12 semanas y se realizaron muestreos
semanales de las siguientes variables: número de nódulos (NN),
peso de nódulos (PN), longitud de raíz (LR), materia seca
parcial (MSP), altura de planta (AP), índice de área foliar (IAF), tasa
de acumulación neta (TAN), tasa de crecimiento del cultivo (TCC), tasa relativa
de cre-cimiento (TRC) y área foliar específica
(AFE). Se utilizó un análisis de regresión
para estimar curvas de crecimiento y líneas
de tendencia. El tratamiento +NS provocó la disminución significativa de NN (-
10) y PN (- 0.72 g) (P < 0.05). Resultados
no significativos (P > 0.05) fueron observados
en LR con 42.0 cm y 42.8 cm para +NS y –NS, respectivamente. Mientras que para MSP y AP, los tratamientos afectaron positivamente, el comportamiento (P < 0.05). El resto de
las variables (IAF, TAN, TCC, TRC y AFE) no fueron afectadas por los
tratamientos (P > 0.05). La fertilización con nitrógeno más azufre mejoró el
establecimiento de C. pubescens con fines forrajeros.
PALABRAS
CLAVE: variables agronómicas, variables
fisiológicas, leguminosas, andosoles.
ABSTRACT
The quality and availability of forage, mainly from grasses, decreases
in the tropical regions during the dry season, since when
it matures it increases the content of structural carbohydrates and decreases
the protein and the digestibility. The objective of this study was to evaluate
the initial growth of Centrosema pubescens Benth,
under nitrogen and sulfur fertilization. The planting of C. pubescens was carried out in black
polyethylene bags. Two treatments of
nitrogen fertilization 0 kg/Nha-1 (-NS) and 44 kg/Nha-1
(+NS) were evaluated using ammonium sulfate as the nitrogen source.
Fertilization was done at the time of planting, at 15 d, 30 d
and 60 d after sowing. The experiment lasted 12 weeks and weekly
sampling of the following variables was done: number of nodules (NN), nodule
weight (NW), root length (RL), partially dry matter (PDM), plant height (PH),
leaf area index (LAI), net accumulation rate (NAR), crop
growth rate (CGR), relative growth rate
(RGC) and specific
leaf area (SLA). A regression analysis was used to estimate
growth curves and trend lines. The +NS treatment caused a
significant decrease
of NN (- 10) and NW (- 0.72 g) (P < 0.05).
Nonsignificant result was observed in RL
(P > 0.05) with 42.0 cm and 42.8 cm for
+NS and -NS, respectively. However, for PDM and PH the treatments affected positivity
their behavior (P < 0.05). The rest of
the variables (LAI, NAR, CGR, RGR and SLA) were not affected by the
treatments (P > 0.05). Fertilization with nitrogen plus sulfur
improved the establishment of C. pubescens for
fodder purposes.
Keywords: agronomic variables,
physiological variables, legumes, andosols.
INTRODUCCIÓN
En Ecuador, el 30 % de la superficie presenta suelos
andosoles que se desarrollaron a partir de cenizas volcánicas y evidencian poca
a moderada evolución; se registra un apreciable contenido de alófana (arcillas
amorfas), baja densidad aparente y alta fijación de fósforo. Estos suelos se
ubican en las zonas altas y húmedas de la serranía ecuatoriana, cubiertos por
vegetación de páramo. Hacia el callejón interandino y la costa, son muy
utilizados para realizar actividades agrícolas, ya que presentan buenas
condiciones de fertilidad (Calvache, 2014). Silva y col. (2010), mencionaron
que la fertilización nitrogenada y las combinaciones de nitrógeno (N), fósforo
(P) y azufre (S): N-P, N-S y N-P-S son fundamentales para mantener altos rendimientos
en suelos andosoles. Sin embargo, en regiones tropicales, en ciertas épocas del
año, particularmente en época seca, la calidad y disponibilidad del forraje
es limitado.
De
manera general, las gramíneas son la principal fuente de
alimento para el ganado, las cuales, en las zonas tropicales maduran
relativamente rápido, característica que está asociada con el aumento de
lignina, la disminución de la digestibilidad y del contenido de proteína (Quero
y col., 2007), por lo tanto, su calidad nutritiva es
baja y no satisfacen
las necesidades alimenticias de los rumiantes.
Una opción para solucionar el problema de la alimentación
del ganado en el trópico es utilizar leguminosas; las mismas
que, además de presentar forraje con alto
valor proteico, tienen la capacidad de ser
tolerantes a diferentes ambientes (Sánchez y Faría, 2013). Por lo
que su estudio, ya sea solas o en asociación con gramíneas, generará
información que le permitirá al productor incrementar el rendimiento de sus
praderas (Rojas y col., 2005).
Las fabáceas, aparte de favorecer la fijación biológica de nitrógeno
atmosférico, han demostrado que pueden satisfacer los
requerimientos de nitrógeno del cultivo de maíz, controlar malezas,
proteger el suelo de la erosión y crear otros beneficios
ecológicos. Centrosema pubescens Benth es una leguminosa
de amplia distribución y adaptación en
Latinoamérica, tolerante a la sombra (Castillo y col.,
2011), sequía, suelos ácidos, mal drenados y de baja fertilidad
(Rodríguez y col., 2003), además posee cualidades
agronómicas, tales como alta producción de forraje (Pirela-León y col., 2003),
semilla y capacidad de enraizamiento (Rodríguez y
col., 2003).
Chingala y col. (2013), también destacan las características
nutrimentales de C. Pubescens, como
su alto contenido de proteína (21 %) y de fibra detergente neutra (47 %). Por
sus cualidades, C. pubescens es
utilizada en muchos países para incrementar la calidad de la dieta de los
animales (Pirela-León y col., 2003; Rodríguez y col., 2003; Chingala y col.,
2013). Sin embargo, el establecimiento de una leguminosa
requiere de ciertas condiciones para evitar los efectos de competencia, que
provoquen desplazamiento o muerte de la leguminosa. Hay efectos de la
fertilización con nitrógeno que pueden favorecer o perjudicar el desarrollo de
las plantas, la producción y la fijación de nitrógeno (Esquivel y col., 2014), dependiendo
de la especie y etapa vegetativa en que se encuentre.
Poco se ha investigado de los efectos de la fertilización nitrogenada en la
etapa inicial del crecimiento; el cual puede resultar beneficioso para un mayor
desarrollo de sus componentes botánicos (Faría-Mármol y
col., 2005).
Las leguminosas requieren azufre en cantidades
considerables, en algunos casos es equiparable a las necesidades del fósforo.
En ocasiones, el azufre ha sido detectado como elemento deficiente en suelos
tropicales de Ecuador. Otros investigadores (Lugo-Soto y col., 2009; Pérez y
col., 2009), señalaron que el fósforo es un elemento limitante en el
crecimiento de cultivares
de C. pubescens.
El objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto de la
fertilización nitrogenada y azufrada sobre
el crecimiento inicial
de C. pubescens.
MATERIALES Y MÉTODOS
La investigación se realizó en la Granja Experimental “El
Oasis”, de la Escuela de Ingeniería Agropecuaria de la Universidad Tecnológica
Equinoccial, campus Santo Domingo, Ecuador. El sitio
experimental se localiza geográficamente a 0º13’37” N y 79º15’04” W. El clima
prevaleciente es tropical húmedo, con temperatura media
anual de 23.5 ºC y precipitación anual de 3 257 mm (Figura 1), con el 92.8% en los primeros
cinco meses (enero a
mayo) (SENPLADES, 2010).
El establecimiento de C. pubescens se
llevó a cabo en enero de 2012. Previo a la siembra, las semillas fueron
escarificadas, usando ácido sulfúrico al 10 % durante 10 min para favorecer la
germinación (Reino y col., 2011). La siembra se realizó en macetas (bolsas
negras de polietileno con una capacidad aproximada de 2 kg), el suelo utilizado
fue de origen volcánico (andosol), que se recolectó a una profundidad de 0 cm a
20 cm. Las características químicas del suelo
fueron analizadas previamente y proporcionadas por el Laboratorio de
Química de la Universidad Tecnológica Equinoccial, campus Santo Domingo (Tabla
1).
Se contó con 120 plantas, donde la parcela experimental
estuvo compuesta por 60 plantas. Se ubicaron 5 plantas en un total de 12 filas
sobre una plataforma de cemento a campo abierto. La fertilización del suelo (N y
macronutrientes P, K, S y Mg), se realizó al momento de preparar las bolsas con el fin
de garantizar una adecuada emergencia de las plantas. Los tratamientos
consistieron en la aplicación de 0 kg/Nha-1 y 44
kg/Nha-1, de acuerdo a lo
recomendado por Bernal y Espinosa
(2003).
Durante el periodo de crecimiento de la leguminosa se
hicieron fertilizaciones en la base de la planta 15 d después de la
germinación, y 30 d y 60 d después; para -NS se aplicó 1 g de fertilizante
mineral K-Mag® (Laboratorios Fertisa, Ecuador), que contiene 0 mg N, 0 mg P,
220 mg K, 180 mg Mg y 220 mg S, las cuales corresponden a dosis de 297 kg/ha-1
de K, 243 kg/ha-1 de Mg y 297 kg/ha-1 de S. Estas
fertilizaciones fue-ron obtenidas del manual de nutrición y fertilización de
pastos (Bernal y Espinosa, 2003). Mientras que al tratamiento +NS, además del 1
g de K-mag®, se adicionó 1 g de sulfato de amonio (NH4)2SO4,
que contiene 21 % N y 24 % S (Quarek, Ecuador) que
correspondió a una dosis de 284 kg/ha-1, 297
kg/ha-1, 621 kg/ha-1 y 243 kg/ha-1
de N, K, S y Mg, respectivamente.
Para determinar el crecimiento de las plantas de C. pubescens, se realizaron 12 muestreos destructivos
(uno por semana), correspondientes a las 12 semanas de investigación. Cada
muestreo constó de la separación de nódulos, raíz, tallo y hojas de cinco
plantas por semana.
Las variables agronómicas estudiadas fueron: número de
nódulos (NN), se contaron los nódulos de colores rosados y sanos; longitud de
la raíz (LR), fue necesario lavar con agua corriente la raíz para quitar el
exceso de tierra, luego se midió (cm) desde el cuello hasta la cofia, empleando
un flexómetro (Mod. 30608 Stanley®, USA); peso de nódulos (PN), consistió en
colocar directamente los nódulos en una balanza (Mod. H-5851 Ohaus Scout®,
USA) (g); altura de planta (AP), se midió con un flexómetro
desde la base hasta el ápice (cm); y área foliar (AF), se determinó utilizando
la metodología empleada por Rincón y col. (2000).
Las muestras fueron secadas por 48 h en estufa (Horno de secado de
plantas, Terlab MA 1001, Monterrey, México) a 65 ºC para obtener la materia
seca parcial (MSP;
g).
El diseño experimental empleado fue de bloques completos al
azar con factores anidados (SAS, 2004). Las fechas de muestreo (n = 12) fueron
anidadas dentro del nivel de fertilización (n = 2) mediante el siguiente modelo
matemático:
Dónde:
Yijk = variable de respuesta; µ = media general; αi =
efecto el i-ésimo tratamiento; βj(i) = efecto del j-ésimo muestreo
anidado en el i-ésimo tratamiento;
y εijk = error experimental.
Para generar las curvas de crecimiento en el tiempo se utilizó un
análisis de regresión (SAS, 2004), con
el siguiente modelo:
Dónde:
Yi = variable dependiente, i-ésima observación; β0, β1, β2 parámetros
de la ecuación que generalmente son desconocidos; Xi = valor de la i-ésima
observación de la variable independiente; y ε = error asociado al modelo.
La eficiencia fisiológica de la planta (Aguilar-García y
col., 2005; Carranza y col., 2009) fue estimada a través del
índice de área foliar (IAF), área foliar específica (AFE), tasa de asimilación
neta (TAN), tasa de crecimiento del cultivo (TCC), y tasa
relativa de crecimiento (TRC).
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
En el presente estudio, las plantas de centrosema (C. pubescens) mostraron un crecimiento
cuadrático durante las 12 semanas, (Figura 2A), con efecto significativo (P
< 0.05) de los tratamientos con nitrógeno y azufre (+NS), en donde
la mayor altura de planta se observó con la aplicación de +NS (96 cm), mientras
que las plantas que no recibieron estos nutrientes (-NS), solo alcanzaron una altura de 84.8
cm a las 12 semanas. Por su parte, Olivera y col. (2005),
al realizar un experimento para evaluar una
colección de Centrosema spp.
en suelos ácidos, encontraron que los C. pubescens CIAT-5151,
PII-84 y CIAT-476 fueron más promisorios que el resto de
cultivares, promediando una altura de plantas de 20.3 cm
superior al promedio de todos los cultivares (16.7 cm). Los
resultados obtenidos en este trabajo, para AP fueron similares a los obtenidos
por Faría-Mármol y col. (2005), quienes estudiaron 10 ecotipos de C. Pubescens y hallaron que en
el crecimiento en etapas tempranas la AP fue de 93.5 cm; lo cual indicó que
independientemente del tratamiento de fertilización las plantas presentaron un
desarrollo normal. En otro experimento, Rincón-Rosales y col. (2011),
estudiaron la tolerancia al Aluminio (Al) en la arbustiva Acaciella angustissima (Mill.) inoculada con
Sinorhizobium mexicanum, observando que la
arbustiva mostró menor altura en presencia del Al y tuvo mejor comportamiento
en las plantas inoculadas.
De igual manera, la variable de MSP manifestó que a partir
de la quinta semana (Figura 2B), las plantas tratadas con +NS tuvieron una
mayor acumulación de biomasa (P < 0.05), registrándose un mayor aporte en la
última semana con 3 884 kg/ha-1, en comparación a 1 923 kg/ha-1,
correspondiente al tratamiento –NS. Estos resultados coinciden con los de
Rodríguez y col. (2003), quienes al analizar el potencial agronómico de Centrosema pubescens, en
condiciones de sabana bien drenada, del estado Anzoátegui, Venezuela,
descubrieron que el rendimiento promedio durante la época de lluvias fue de 1
214 kg/MSha-1 corte-1. Resultados que están ligados con
AP, ya que como se mencionó anteriormente, las plantas con el tratamiento de
+NS mostraron mayor altura. Sin embargo, a pesar de haberse presentado mayor
altura y acumulación de biomasa en las plantas con la aplicación de +NS, el IAF
no se vio afectado (P > 0.05). Los dos tratamientos en leguminosas
provocaron un crecimiento
cuadrático (Figura 2C).
El efecto de la aplicación de +NS en la parte aérea aportó
una mayor AP y MSP. Se observó que las plantas -NS exhibieron mayor NN (P <
0.05) durante todas las semanas de evaluación (Figura 2D). Las plantas -NS
presentaron 24 NN a las 12 semanas, mientras que las plantas que recibieron +NS
solo tuvieron 14 NN. Además, los nódulos de las plantas con +NS se tornaron de
color gris y en muchas ocasiones se encontraban vacíos (no funcionales).
Excepto para NN y PN, el resto de las variables agronómicas se vie-ron
beneficiadas por la aplicación de nitrógeno y azufre (Figura 2). Estos
resultados concuerdan con los de Esquivel y col. (2014), quienes señalaron un
efecto negativo de la fertilización a base de nitrógeno en la fijación de
nitrógeno. Por otro lado, Bécquer y Prévost (2014), al
analizar el potencial de formación de
nódulos en leguminosas forrajeras y de granos de rizobios,
nativos de Sancti Spíritus, Cuba, citaron que la nodulación fue
escasa, de tamaño mediano y de color rosa en Centrosema spp.
Similarmente, Rincón y col. (2000), al analizar la Leucaena,
descubrieron diferencias altamente significativas (P
< 0.001) en el número de nódulos por planta con valores de 8.1,
10.4 y 5.3, respectivamente. Asimismo, Silva y col. (2006),
no encontraron efecto de la fertilización nitrogenada
sobre la actividad microbial y rendimiento de avena forrajera en un suelo
andosol del departamento de Nariño, Colombia. En este estudio, la actividad
microbial se incrementó con la aplicación del fertilizante a la siembra, y a
los 45 d y con las dosis altas, sin importar la fuente empleada; la época de
aplicación no afectó el número de bacterias, ni la población de hongos, pero sí
la de actinomicetos, cuyo número aumentó con la
aplicación del fertilizante al momento de la siembra.
Las dosis altas de nitrato de potasio incrementaron las
poblaciones de bacterias y actinomicetos.
Sin embargo, Brevedan y col. (2007), demostraron que en
estudios realizados en soja, la fertilización presiembra o temprana con altos
niveles de nitrógeno están asociados con el aumento de biomasa, lo cual es
sinónimo de un mayor crecimiento vegetativo. Existe la posibilidad
de obtener mayor cantidad MSP con la aplicación de
N, debido a que al inicio del crecimiento, las plantas aún no desarrollan los
nódulos que permiten captar N atmosférico, por lo tanto, la aplicación de N tiende
a cubrir las necesidades de las plantas
en su etapa
temprana de crecimiento.
Los
tratamientos de fertilización para longitud de la raíz (LR) en
las plantas de C. pubescens no mostraron efecto
significativo (P > 0.05), el incremento de
longitud al término de las 12 semanas fue de
aproximadamente 20 cm en
ambos tratamientos (Figura
2E).
En un trabajo para estudiar la tolerancia al Al de
la arbustiva Acaciella angustissima (Mill.),
inoculada con Sinorhizobium mexicanum, se
reportó que el peso de la raíz no se modificó por el efecto del inóculo
(Rincón-Rosales y col., 2011). Díaz y col. (2011), indicaron que el
posible aumento en longitud de las raíces puede ser el resultado de que las
plantas sin fertilización nitrogenada busquen
los nutrientes, alargando sus raíces, mientras que en las plantas fertilizadas (+NS), las raíces no crecen por la disponibilidad
de los elementos en el suelo. Sin embargo, en este
estudio no se apreciaron diferencias en la
longitud de la raíz, posiblemente como resultado de que el crecimiento estaba
limitado por la bolsa de polietileno.
Por otro lado, Gómez-Carabalí y col. (2010), realizaron un
estudio para determinar las diferencias en la distribución de
raíces, absorción y utilización de nutrientes (N, P, K, Ca, Mg, y S) de una
gramínea forrajera C4 (Brachiaria
dictyoneura) y dos leguminosas C3 (Arachis pintoi y Centrosema macrocarpum), creciendo bajo dos
niveles de fertilización; no encontraron diferencias significativas en biomasa
de raíces entre la gramínea y las leguminosas. Centrosema
macrocarpun tuvo la
más alta absorción de N, Ca y S.
Para el PN, se observó que las plantas que no recibieron
fertilización (-NS) mostraron un valor promedio final
de 1.17 g, que fue significativamente menor (P < 0.05) al alcanzado por las
plantas con fertilización (+NS) de 0.28 g. Este resultado, bajo las condiciones
estudiadas, es posible que se haya presentado como respuesta al mayor número de
nódulos (24), por la restricción de
nitrógeno (-NS; Figura 2F).
La aplicación de nitrógeno y azufre tuvo un efecto positivo
en la parte aérea de las plantas, provocando un mejor desarrollo, pero no la tuvo
para la fracción subterránea, afectando negativamente (P <
0.05) el desarrollo de NN y PN. Estos resultados son similares a los de Mayz
(2007), quien al evaluar el efecto de la fertilización en Cajanus cajan, observó un mayor número de
nódulos en las plantas sin fertilización, mientras que al aplicar nitrógeno, el
número de nódulos se redujo hasta en un 80 % aproximadamente.
Además, este autor mencionó que los nódulos sin tratamiento
nitrogenado se tornan de color rosado a rojo, que es
indicación de nódulos
activos. Sin embargo, en el presente estudio, en las plantas que
recibieron nitrógeno y azufre (+NS), el color de
los nódulos fue blanco (Figura 3), lo que indica un efecto adverso sobre la formación y actividad de la
leghemoglobina; impidiendo que llegue el oxígeno a los bacteroides y en
consecuencia se evite o controle la fijación de nitrógeno (Sadava y col., 2009),
mientras que el PN, es producto del mayor número de nódulos presentados
por la restricción de nitrógeno.
Las variables de eficiencia fisiológica: AFE, TAN, TRC y
TCC, no fueron influenciadas por el tratamiento de
nitrógeno y azufre (Figura 4). Se observó que en los dos
tratamientos (-NS y +NS), las plantas tuvieron una tendencia negativa en AFE,
TAN y TRC, a medida que transcurría la investigación (Figura 4A, 4B y 4C). De
manera contraria, la TCC, para C. pubescens, mantuvo una tendencia positiva
desde el inicio de la investigación en ambos tratamientos
(Figura 4D).
Las variables de eficiencia fisiológica no fueron afectadas
por los tratamientos (P > 0.05). Como era de esperarse, el IAF en las
plantas, independientemente del manejo de la fertilización,
tiende a incrementar con el paso del tiempo. Datos similares fueron observados
por Hoyos y col. (2009), en un estudio de espinaca, bajo diferentes dosis de
fertilización nitrogenada, los cuales indicaron que la fertilización con
nitrógeno incrementa el IAF por unidad de suelo. Esto pudo ser debido a que el
nitrógeno provoca el aumento de número de hojas y una mayor expansión foliar.
Probablemente, en este estudio no se observaron efectos de la aplicación del
fertilizante (+NS) por lo limitado del tiempo de
estudio (12 semanas). El área foliar específica (AFE) mostró un decremento a
medida que avanzó
el ciclo biológico.
Por su parte, Carranza y col. (2009), comentaron que la
disminución de TAN se puede deber a una menor intercepción de la radiación
solar por parte de las hojas, ya que las mismas, al crecer,
tienden a sobreponerse.
Según
Hoyos y col. (2009), la TRC se vio afectada, debido
probablemente a la mayor acumulación de materia seca, en
relación a la producción de
fotoasimilados, durante el crecimiento del cultivo. Asimismo, mencionaron que
la fertilización nitrogenada puede disminuir el AFE. Sin embargo, la nutrición nitrogenada afecta el
desarrollo de la estructura foliar y a las variables de
crecimiento (área foliar, duración del área foliar y tasa de expansión foliar),
pero no modifica el área foliar por unidad
de masa (Grazia y col., 2001).
Por otra parte, la aplicación de nitrógeno para la época
seca favorece el desarrollo de la TAN (Del-Pozo y col.,
2001); de igual manera, la fertilización
favorece a la TRC (Hoyos y col., 2009). El incremento de la
TCC es resultado de la constante división celular en los tejidos
meristemáticos, tendiendo a in-crementar de manera más rápida con la aplicación
de fertilización nitrogenada (Hoyos y col.,
2009).
En este experimento no fue posible aislar los efectos
individuales de los fertilizantes nitrógeno y azufre, debido a que se usó
sulfato de amonio (NH4)2SO4, que contiene 21 %
N y 24 % S). Según Silva y col. (2010), la fertilización con N y S son
sinérgicos en los suelos andosoles. Estos mismos autores mencionaron que cuando se
utiliza el sulfato de amonio generalmente se satisfacen las
necesidades de azufre.
CONCLUSIONES
La leguminosa C. pubescens, en
presencia de nitrógeno y azufre, presenta mayor altura y produce más materia
seca parcial. Sin embargo, con el uso de fertilización nitrogenada y azufre se
disminuye el número y peso de los nódulos. Las variables de
eficiencia fisiológica: área foliar específica, tasa de
acu-mulación neta, tasa relativa de crecimiento y tasa de crecimiento del
cultivo no se afectaron por el nivel de fertilización con nitrógeno y azufre.
Se recomienda seguir investigando el efecto de los nutrientes en el desarrollo
de las leguminosas, por ser plantas de interés para alimentación humana y
animal, así como por su aporte en la fertilidad del suelo, al ser plantas
fijadoras de nitrógeno atmosférico.
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