País
de origen y edad de inicio en la prostitución de mujeres de Centroamérica
traficadas en México y Estados Unidos
Country of origin and age at entry into
prostitution among Central American women smuggled in Mexico and the United States
Simón Pedro Izcara-Palacios1*, José Moral-De-La-Rubia2 ,
Karla Lorena Andrade-Rubio3
Autor
para correspondencia: sizcara@uat.edu.mx/ Fecha de recepción: 3 de octubre de
2016/ Fecha de aceptación: 24 de febrero de 2017
1Universidad Autónoma de Tamaulipas, Unidad
Académica Multidisciplinaria de Ciencias, Educación y Humanidades, Centro
Universitario Victoria, Ciudad Victoria, Tamaulipas, México, C.P. 87149. 2Universidad
Autónoma de Nuevo León, Facultad de Psicología, Dr. Carlos Canseco núm. 110,
Esq. con Dr. Eduardo Aguirre Pequeño, col. Mitras Centro, Monterrey, Nuevo
León, México, C.P. 64460.3Universidad Autónoma de Tamaulipas, Unidad
Académica de Trabajo Social y Ciencias
para el Desarrollo Humano, Centro Universitario Victoria, Ciudad Victoria,
Tamaulipas, México, C.P. 87149.
RESUMEN
El
Departamento de Estado de los Estados
Unidos indica que menores de Centroamérica son transportadas por redes de tráfico sexual hasta
México y Estados Unidos, para ser empleadas en la prostitución, pero no hay datos sobre la edad de inicio de las
menores en esta actividad.
El objetivo de este trabajo fue determinar los países
en los que han ejercido la prostitución las
jóvenes centroamericanas que son traficadas hacia Estados Unidos atravesando México, estableciendo la edad en que se inician en la prostitución en cada país. Se realizaron 190 entrevistas a mujeres de Centroamérica, proxenetas y “polleros”
mexicanos, quienes participan en redes de tráfico entre
Centroamérica,
México y Estados Unidos. Se encontró que las centroamericanas transportadas a través de las redes de polleros
son iniciadas en la prostitución
mayoritariamente en Estados
Unidos, en promedio sobre
los 18 años, y que la media de edad de ejercicio de la prostitución por primera vez en Estados Unidos es significativamente menor que la media de edad en México. La explotación
sexual de menores centroamericanas en establecimientos de entretenimiento adulto parece ser mayor en Estados
Unidos que en México. Esto
podría asociarse con una mayor capacidad económica de los clientes estadounidenses, lo que motiva a los
traficantes a destinar a este mercado a las menores de edad que serán prostituidas.
PALABRAS CLAVE: prostitución,
redes de polleros, Centroamérica, México, Estados Unidos.
ABSTRACT
The United States
Department of State indicates that minors from Central America are carried by sex trafficking networks to Mexico and the United States
to be employed in prostitution;
however, there is no data regarding the age of onset
of these minors in this activity. The objective of this paper was
to deter-mine the countries where Central American women smuggled to the United States
through Mexico have been prostituted,
in order to establish the age at which
these women began prostitution activities in each country. One hundred and ninety interviews were carried out with
Central American women, procurers
and Mexican smugglers participating in human sex trafficking
networks in Central America,
Mexico and the United States. Results indicate that Central American women transported by human sex trafficking networks initiate prostitution mostly in the United
States, around 18 years old on
average. In addition, the average age
of engagement in prostitution
for the first
time in the United States is significantly
lower than the average age
in Mexico. We conclude that the
sexual exploitation of minors
from Central America in adult entertainment establishments is apparently higher in the United States
than in Mexico. This could be associated
with a greater economic capacity of US customers, which motivates human traffickers to bring to this market underage girls.
Keywords: prostitution, human sex trafficking
networks, Central America, Mexico, United States.
NTRODUCCIÓN
La
edad de inicio en la prostitución es un aspecto que ha adquirido enorme
relevancia en los últimos años, debido a desarrollos legislativos a nivel nacional e internacional, con fines de protección a
los y las menores. El 28 de octubre de 2000, en Estados Unidos se aprobó la Ley de Protección de las
Víctimas de Trata (TVPA, por sus siglas en inglés: Trafficking
Victims Protection Act) (TVPA, 2000). El 15 de noviembre de 2000 tuvo lugar la Convención
de Naciones Unidas contra el
Crimen Organizado Transnacional y la aprobación
del Protocolo para Prevenir, Suprimir y Castigar la Trata de Personas (Protocolo de Palermo) (United
Nations, 2000). La TVPA y el Protocolo de Palermo se
fundamentan en el axioma de
que los menores carecen de capacidad para dar su consentimiento para ejercer la prostitución,
y ambos buscan erradicar la prostitución en este grupo poblacional. La TVPA
define la prostitución de menores de 18 años como una forma severa de
trata, aunque no exista coerción o engaño (Sec. 107b). Asimismo, la Ley General para prevenir,
sancionar y erradicar
los delitos en materia de trata de personas de México (artículo 13), define como explotación sexual
cualquier
actividad sexual remunerada realizada
por menores de edad, aunque no exista engaño, violencia o abuso de poder (Cámara de Diputados, 2012). En la actualidad, la mayor
parte de los países del mundo han incorporado a su ordenamiento jurídico el Protocolo de Palermo,
aprobando leyes para
combatir la prostitución de menores, aunque no exista violencia ni engaño, e independientemente de las condiciones
laborales (Gallagher, 2015). Es más, el cumplimiento o violación de los estándares mínimos en la lucha contra la
prostitución
infantil se ha convertido en un requisito para
recibir o
despojar a los países receptores de
la ayuda
financiera dada por Estados Unidos, el Fondo Monetario Internacional o el Banco Mundial (Allain, 2014).
La
prostitución infantil ha crecido en diferentes partes de México, pero
principalmente en áreas turísticas costeras y en las ciudades fronterizas del
norte; y las víctimas son principalmente menores de Guatemala, Honduras y El
Salvador (U.S. Department of State,
2014; 2015). También, se ha destacado que menores de estos tres países son
transportadas por redes de tráfico sexual hasta Estados Unidos para ser empleadas en la prostitución (U.S. Department of State, 2015).
Los
reportes del Departamento de Estado de Estados Unidos sobre la trata de
personas señalan que México es un país de origen, tránsito y destino de mujeres
y menores víctimas de trata, que sufren explotación sexual. Este mismo
organismo califica a México con el nivel 2, porque no cumple con los estándares
mínimos para la eliminación de la trata, ya que no ha combatido la complicidad de las autoridades y no ofrece servicios a las
víctimas (U.S.
Department of State, 2016:
267). Como contraste,
Estados Unidos, que también es descrito como un país de origen, tránsito y destino de mujeres y menores víctimas de trata con fines de explotación sexual
(U.S. Department of State, 2016:
387), se autocalifica con el nivel 1, porque cumple con los estándares mínimos para la eliminación de la
trata, proporciona
servicios especializados a las víctimas, e investiga
y persigue los
casos de trata.
La
combinación de pobreza, abuso sexual intrafamiliar y presencia del crimen
organizado, en el entorno de
las adolescentes, son situaciones de alto riesgo para entrar en las redes de
tráfico sexual, como revelan varios estudios (Cobbina y Oselin,
2011; Kaestle, 2012; Acharia,
2014). No es posible obtener datos precisos sobre el número de menores
prostituidos/as en México; sin embargo, algunas estimaciones hablan de un
intervalo que se extiende de 5 000 a 16 000 personas (Estes
y col., 2008; Katsulis, 2010; Andreescu y Zaharie, 2014). En Estados Unidos, algunos estudios han estimado el
número de menores prostituidos/as
en una cifra superior a 100 000 personas (Robinson, 1997; Kotrla,
2010), y el número de menores en riesgo de ser prostituidos/as en una cifra superior
a 200 000 (Estes y
Weiner, 2001).
Las
investigaciones sobre la edad de inicio en la prostitución en México y
Estados Unidos han estudiado principalmente a jóvenes autóctonas, que son introducidas en esta actividad,
debido a circunstancias relacionadas principalmente con el abuso físico y sexual durante la niñez, el
abandono escolar, la huida del hogar y el consumo de drogas (Kramer y Berg, 2003; Loza y col.,
2010; Cobbina y Oselin,
2011; Clarke y col., 2012; Roe-Sepowitz, 2012; Muftić y Finn, 2013; Reid y Piquero, 2013; Acharia, 2014).
Pero, existe poca evidencia empírica sobre las características y circunstancias
que rodean a las jóvenes transportadas por redes de tráfico sexual (Servin y col., 2015), y se sabe muy poco sobre la edad de
inicio en la prostitución por jóvenes conducidas por polleros desde
Centroamérica hasta México y Estados Unidos. El término “pollero” surgió
en la frontera a mediados del siglo pasado para designar a quienes utilizan
canales irregulares para guiar a migrantes mexicanos hasta Estados Unidos
(Izcara-Palacios, 2015a: 325).
En
este texto, se utiliza el término “redes de polleros” como equivalente a “redes
de tráfico sexual”. Ambos términos
implican una actividad delictiva porque violan el derecho de los estados a proteger
sus fronteras; sin embargo, se considera que estas redes solo violan los
derechos humanos de los migrantes cuando les reclutan por medio del engaño o la coacción, o reclutan a menores de
edad, que
carecen de capacidad para dar su consentimiento, constituyéndose en “redes de trata”. El término “redes
de polleros” tiene una con-notación menos peyorativa que el vocablo “redes de
tráfico sexual”, ya que este último suele entenderse como sinónimo de “redes de trata”,
debido a una confusión terminológica entre los idiomas inglés y español. Es
decir, aunque los términos “redes de polleros” y “redes de tráfico sexual” no
implican necesariamente una violación de los derechos humanos de las personas,
el último connota que sí
existe dicha violación. Sin embargo, muchas de estas redes conducen a mujeres mayores
de edad que tienen conocimiento de que tendrán que trabajar en la prostitución en el
país de destino, y pagan una tarifa por ser conducidas (Izcara-Palacios, 2015b: 56); e
incluso algunas de estas redes nunca transportan a menores de edad (Izcara-Palacios, 2017b). Es por ello que se decidió que es
más adecuado utilizar en este artículo el vocablo “redes de polleros”, cuyo
significado implica siempre una violación de los derechos de los estados; pero no implica
necesariamente una violación de los derechos humanos de las personas. Es importante
considerar que, en español, la connotación del término “traficada” no es la misma que la del
vocablo inglés “trafficked”. En español “traficada”
equivale a “smuggled”, en tanto que “trafficked” se traduciría con el término “tratada”.
Es decir, mientras el vocablo “traficada” implica consentimiento, el término “tratada”
connota ausencia
del mismo. De igual forma, se ha utilizado el término “pollero” en lugar de
“traficante de migrantes”, ya que este término suele confundirse con el vocablo
inglés “human trafficker”, cuando en realidad es la traducción de “migrant
smuggler” (Izcara-Palacios, 2015a: 328).
Algunas redes de
polleros que operan en Centroamérica, México y Estados Unidos transportan a jóvenes
centroamericanas que son demandadas
para ejercer la prostitución en Estados Unidos, y México constituye un país de
tránsito (Izcara-Palacios, 2017b). Asimismo, cuando las primeras
son deportadas de los Estados Unidos, son
ayudadas a retornar al país deportador por redes de
polleros, y durante su tránsito muchas son empleadas en México en establecimientos de
entretenimiento adulto (U.S. Departament of State, 2014; 2015; Izcara-Palacios, 2017a: 93).
El
objetivo de este estudio fue establecer en qué país se inician en la
prostitución con más frecuencia; comparar la edad en que incursionan por vez
primera en la prostitución en su país de origen, en México y en Estados Unidos;
así como comparar la edad mínima entre las mujeres empleadas por proxenetas
mexicanos y las mujeres transportadas por polleros a EU para incursionar en la
prostitución.
MATERIALES Y MÉTODOS
Descripción
de la muestra
Debido
al carácter oculto de la población objeto de estudio: las mujeres de Centroamérica indocumentadas en la prostitución
en México y en Estados Unidos, el único acercamiento posible fue a través del
uso de un muestreo no probabilístico, empleando muestras intencionales. Se
utilizaron tres muestras diferentes. En primer lugar, se recolectó una muestra
de 92 centroamericanas indocumentadas que fueron transportadas por redes de polleros
e introducidas en la prostitución en Estados Unidos o en México. En segundo lugar, se obtuvo una
muestra de
66 proxenetas mexicanos (24 hombres y 42 mujeres), que empleaban a mujeres
mexicanas y centroamericanas en sus establecimientos y estaban en contacto
con redes
de polleros. Finalmente, se recolectó una muestra de 32 polleros que
transportaban mujeres de México y Centroamérica para trabajar en la prostitución de
Estados Unidos. El procedimiento empleado para seleccionar las muestras fue el
muestreo en cadena. Todas las entrevistas fueron realizadas en diferentes
localidades de nueve estados mexicanos
(Chiapas, Puebla, Veracruz, Ciudad de México, Estado de México, San Luis Potosí, Tamaulipas,
Nuevo León y Coahuila) durante los años de 2012 al 2015.
Variables
y su evaluación
En
el presente estudio se tienen cuatro variables numéricas: edad mínima de las
mujeres empleadas por proxenetas mexicanos o transportadas por redes de
polleros; edad a la que se ejerció la prostitución por primera vez en el país
centroamericano de origen en Estados Unidos y en México. Estas cuatro variables
fueron evaluadas por medio de una pregunta abierta formulada en una entrevista. Las tres
primeras en una entrevista con 92 mujeres de Centroamérica y la última en una
entrevista con 32 polleros y 66 proxenetas.
A
su vez, se tiene una variable cualitativa dicotómica para comparar la edad
mínima de las mujeres empleadas o transportadas. Esta variable dicotómica es el
agente o actor social implicado en la red de tráfico sexual: 1 = pollero que
transporta a mujeres de
Centroamérica a Estados Unidos y 2 = proxeneta mexicano que emplea a mujeres de Centroamérica. Esta variable se determinó a través
del acceso al informante. Por una parte, se tuvo acceso a los dueños
(proxenetas) de locales mexicanos de entretenimiento adulto; por otra parte, se
pudo entrevistar a polleros líderes de células de redes que operaban entre
Centroamérica, México y Estados Unidos, que realizaban labores consistentes en el reclutamiento y
traslado
de jóvenes de sexo femenino hasta centros de entretenimiento adulto en Esta-dos
Unidos. Para realizar esta labor, los últimos se apoyaban en los primeros,
quienes también realizaban labores de reclutamiento para los polleros y daban
cobijo y trabajo en sus establecimientos a las mujeres transportadas por estas
redes. El hecho de que polleros (que informaron sobre la edad mínima entre las
mujeres transportadas) y proxenetas (que informaron sobre la edad mínima entre las
mujeres contratadas) estuvieran implicados en las mismas redes de prostitución de
mujeres indocumentadas proporciona un dato (edad mínima) comparable a través
de dos fuentes independientes (polleros y proxenetas). Se preguntó por el mismo dato,
pero enfocando la pregunta al rol del entrevistado dentro de la red.
La
comparación de las 92 mujeres de este estudio, en cuanto a en qué país se
inician en la prostitución, se hizo por la prueba chi-cuadrada
de Pearson, con un contraste
unilateral (cola derecha) y un nivel de significación de 0.05.
Para
la comparación de la edad en que incursionan por vez primera en la prostitución
en cada país (edad de inicio relativa al país), la comparación de tres medias
se realizó por el análisis de varianza de medidas repetidas en una muestra de
19 mujeres
que han ejercido la prostitución en los tres países (Tabla 1). La comparación de dos medias se
hizo por la prueba t
de Student para dos muestras emparejadas: 19 mujeres para la comparación
entre las edades en
Centroamérica y en México y entre las edades en Centroamérica y en Estados Unidos; y 73 (31 + 42) mujeres para la
comparación entre las edades en México y en Estados Unidos. El supuesto distribucional de normalidad se contrastó por la
prueba de Shapiro-Wilks, en las muestras de menos de 50
participantes, y por la prueba de
Kolmogorov-Smirnov-Lilliefors en la muestra de más de 50 participantes, con
contrastes unilaterales (cola derecha) y un nivel de significación de 0.05.
Se contrastó el supuesto
de esfericidad o la equivalencia de varianzas-covarianzas, por la prueba
de Mauchly, con un contraste bilateral y un nivel de significación de
0.05. Al incumplirse el supuesto de esfericidad, se empleó la corrección de Greenhouse-Geisser. El tamaño del efecto del país sobre
la edad se estimó por el coeficiente eta parcial al cuadrado (ηp2), en la comparación entre tres muestras; y por la d de Cohen para muestras
emparejadas, en las comparaciones entre dos muestras. Al tratarse de un
análisis de varianza de un factor, el ηp2 coincide con el coeficiente
eta al cuadrado (η2), por lo que proporciona
información sobre la porción de varianza de la edad explicada por el país. Siguiendo a Cohen
(1986), se interpretó que un valor ηp2 menor que 0.02 refleja un tamaño de efecto
trivial, entre 0.02 y 0.059 pequeño, entre 0.06 y 0.139 mediano y mayor o igual que 0.14 grande.
Siguiendo a Hopkins (2006), se interpretó que un valor d menor que 0.20 refleja un tamaño de efecto trivial, entre
0.20 y 0.62 pequeño, entre
0.63 y 1.14 mediano, entre 1.15 y 1.99 grande, y mayor o igual que 2
muy grande.
En
la prueba
t de Student, para muestras emparejadas, se estimó la asociación
lineal por el coeficiente de correlación productomomento
de Pearson (r). Un valor r menor que 0.10 se interpretó como
una correlación trivial, entre 0.10 y 0.29 baja, entre 0.30 y 0.49 moderada, entre 0.50 y 0.69 alta,
entre 0.70 y 0.89 muy alta, y mayor o igual que 0.90 unitaria (Cohen, 1986). La significación de la correlación
se contrastó por una prueba con una distribución t de Student,
con n-2 grados de libertad, siendo n el
tamaño de la muestra (Pardo y San Martín 2010). El nivel de significación o
error tipo I se estipuló en 0.05 y los contrastes y estimaciones de medias
fueron bilaterales.
La
comparación de la edad mínima de las mujeres empleadas o transportadas, se realizó
mediante la prueba U de Mann-Whitney, al no ajustarse
las distribuciones de las edades mínimas a una curva normal. El tamaño del efecto se estimó
por el coeficiente de correlación de rangos de Spearman (rS) y se interpretó como
la correlación de Pearson (Cohen, 1986). Los cálculos se realizaron con los
programas SPSS versión 22 y STATISTICA
versión 7.
Como
limitaciones del presente estudio debe señalarse el empleo de muestras
incidentales, por lo que su generalización no debe realizarse a nivel de
estimación paramétrica, sino meramente como hipótesis a contrastar en la
población de centroamericanas indocumentadas que trabajan en la prostitución en
México y en Estados Unidos. A favor de los datos presentes debe mencionarse la convergencia de tres
fuentes
(mujeres, polleros y proxenetas). Los datos son retrospectivos, obtenidos a
través de entrevistas. Al ser datos autobiográficos o de memoria episódica, de
hechos relativamente recientes, ocurridos en la adolescencia y edad adulta,
obtenidos bajo garantías éticas de
confidencialidad, la selección de la entrevista es adecuada para preservar su
confiabilidad
(Croyle y Loftus, 1992).
Aspectos
éticos de la investigación
La
captación de los participantes se realizó utilizando sus redes sociales,
mediante las cuales, se les informó sobre los objetivos generales del
proyecto, la institución que realizaba la investigación, y sobre el carácter anónimo de
los datos que suministraron. Los participantes accedieron voluntariamente a las entrevistas,
que fueron grabadas y transcritas. Las estrategias utilizadas para lograr la cooperación
de los entrevistados fueron las siguientes: 1) se les explicó que el interés era
únicamente académico y que los datos que revelasen en la conversación serían
confidenciales; 2) se garantizó el carácter anónimo de los datos recabados, se
instruyó a los entrevistados para que no mencionasen nombres de personas, y no
se recogió ningún dato que revelase la identidad de los interlocutores ni de
otras personas aludidas en la interacción conversacional; 3) se redactó una
guía que partía de los aspectos menos intrusivos, a los cuales los
interlocutores respondían con mayor comodidad, y continuaba con aspectos cada vez más
intrusivos; y 4) la relación discursiva con los entrevistados fue de no confrontación, no se expresaron juicios
de valor
sobre las respuestas obtenidas, ni se forzó la búsqueda de respuestas a
preguntas específicas que los entrevistados rehuían, ya que esto hubiese
agrietado el clima de empatía necesario
para conducir la
entrevista.
RESULTADOS Y DISCUSIÓN
De
las 92 mujeres de Centroamérica
entrevistadas
en este estudio, 19 (21 %) iniciaron la prostitución en su país de origen (El Salvador, Guatemala,
Nicaragua u Honduras); 31 (34
%) lo hicieron en México, y 42 (46 %) la iniciaron en Estados Unidos.
Por otra parte, de las 92 mujeres, sólo 19 ejercieron la prostitución tanto en
su país de origen como en México y Estados Unidos. De las otras 73, 54 la
ejercieron en México y Estados Unidos, 17 únicamente en México y sólo 2
en Estados Unidos
(Tabla 1).
El
total de la muestra de proxenetas mexicanos (66) dijeron ser dueños de centros
de entretenimiento adulto (casas de citas, cantinas, night-clubs, bares, centros
botaneros, salones de baile, hoteles de paso y clínicas de masajes) y obtener una
pequeña fracción de sus ingresos reclutando a mujeres para redes de polleros
que las conducían a Estados Unidos. Además, expusieron que estos
establecimientos también recibían a mujeres de Centroamérica transportadas por
redes de polleros. Aunque aquí no trabajaban durante periodos muy prolongados, ya
que el propósito de las centroamericanas que llegaban a estos establecimientos
no era trabajar en México, sino en Estados Unidos.
Los
resultados permitieron identificar que los 32 polleros entrevistados que
conducían a mujeres de México y Centroamérica hacia centros de entretenimiento adulto
de Estados Unidos trabajaban para redes que operaban una media de seis veces al
año y transportaban una media de 10 mujeres en cada operación (Tabla 2). En la
Tabla 3 se muestran los países en que operan las diferentes redes. Es posible
observar que los países de donde son originarias las jóvenes transportadas son: México, El Salvador,
Guatemala,
Nicaragua y Honduras, y en pocos casos Cuba, Brasil, Colombia y Costa Rica.
Mujeres
menores de edad versus
mayores
La
edad de las mujeres conducidas por redes de polleros hasta México y Estados Unidos, para ser
empleadas en la prostitución, constituye un elemento relevante, ya que mientras las
menores son por definición víctimas de trata (United Nations, 2000), las mayores de edad pueden categorizarse como víctimas de trata si
fueron coaccionadas, o como migrantes laborales, si aceptaron voluntariamente ser conducidas al país de destino para
trabajar en el comercio sexual.
Las
centroamericanas mayores de edad, que son conducidas a Estados Unidos por
redes de polleros para
trabajar en la prostitución, no siempre son
engañadas. Existe evidencia de que hay mujeres que conocen que la actividad que realizarán estará
relacionada con la prostitución, y desean trabajar en ella, debido a los elevados salarios (Izcara-Palacios, 2017b). Asimismo, cuando son deportadas, algunas
desean volver a trabajar en la citada actividad (Izcara-Palacios
y Andrade-Rubio,
2016: 176). En este estudio, 35
entrevistadas mostraban una desesperación por regresar con el mismo patrón para quien
trabajaron antes de ser deportadas. Como decía una mujer guatemalteca de 30
años de edad que trabajó por primera vez en la prostitución en California a la
edad de 22 años: “No sé quién pueda ayudarme, mi patrón (proxeneta) me había dicho que me
ayudaba, pero no quise, y no sé si siga en lo mismo, pensando en ayudarme para
llegar a Estados Unidos. El patrón es bueno, necesito hablar con él y pedirle que me ayude”. Asimismo, una mujer salvadoreña de 41
años de edad que trabajó por primera vez en la prostitución en Florida a la
edad de 23 años señalaba: “yo le he hablado al patrón, y me dijo que me ayudará para que me
vaya de aquí; pero con la condición de que voy a ir a trabajar ahí con él, al
mismo trabajo, y con la condición de que él le pagará al pollero cuando me
lleve ante él”. Igualmente, una
mujer guatemalteca de 27 años de edad que trabajó por primera vez en la
prostitución en Texas a la edad de 18 años afirmaba: “mi patrón, él me lo va a
pagar (la tarifa cobrada por el pollero), ya me dijo, pero debo llegara la
frontera”.
Sin
embargo, el sentimiento de satisfacción de muchas mujeres que fueron
transportadas por polleros a Estados Unidos siendo mayores de edad, y que
trabajaron de modo voluntario en la prostitución, contrastaba con el temor que
sintieron algunas menores de edad que
fueron conducidas con engaños has-ta Estados Unidos y fueron
coaccionadas a trabajar en este oficio (Izcara-Palacios
y Andrade-Rubio,
2016: 191). Mientras que las primeras, en muchos casos, podrían describirse como
migrantes laborales que decidieron trabajar en esta actividad motivadas por las atractivas
condiciones económicas, las últimas fueron víctimas de trata de personas. No solo su
menoría invalidaba su consentimiento para realizar este oficio; sino que en algunos casos
fueron engañadas y coaccionadas (Izcara-Palacios y
Andrade-Rubio, 2018: 86).
La
Convención de 1949 para la supresión de la trata de personas y la explotación
de la prostitución de otros, definía como víctimas de trata a todas las mujeres
migrantes prostituidas de modo forzado o voluntario (Asamblea General de Nacionas Unidas, 1949). Además, mientras los acuerdos
anteriores (i.e.: la Convención internacional de 1933 para la supresión de la trata de
mujeres), limitaban su
acción al proceso de reclutamiento, la Convención de 1949 también incluye la explotación
de la prostitución (Gallagher, 2010: 15). Por el contrario, de acuerdo con el Protocolo de
Palermo, solo la participación involuntaria, de modo forzado o coaccionado, constituye
trata. La participación voluntaria, no coaccionada, de adultos en el sexo comercial no es
definida como trata (Lepp, 2002: 92). Como explica Doezema (2010: 119), el borrador original del Protocolo, redactado
por las delegaciones de Estados Unidos y Argentina, ligaba explícitamente
prostitución y trata. Sin embargo, la unión de fuerzas entre activistas pro
derechos humanos y el movimiento pro derechos de los trabajadores sexuales,
durante los trabajos preparatorios del Protocolo de Palermo, lograron que en el
texto final se diferenciase la prostitución forzada de la participación adulta voluntaria en
el trabajo sexual (Doezema, 2010: 155). Pese a la
evidencia mostrada en este y otros trabajos, de la existencia de un interés
manifiesto por parte de muchas mujeres mayores de edad, de ser transportadas
ilegalmente hacia países de mayor desarrollo económico para
dedicarse a la prostitución, persiste la tendencia, que arranca de la Convención de 1949,
de categorizar a cualquier persona migrante en la prostitución como víctima de
trata (Piper,
2005: 212).
Edad de inicio de la
prostitución en cada país
Las
19 centroamericanas que ejercieron por primera vez la prostitución en su país de
origen formaron un grupo particular de estudio, ya que también la ejercieron en
México y Estados Unidos, y la edad promedio en que lo hicieron se muestra en la
Tabla 4. La diferencia de frecuencia fue estadísticamente significativa (χ2[2, N=92]=8.63, P = 0.013).
Estados Unidos fue el país en el que con más frecuencia se ejerció la
prostitución por vez primera, mientras los países de origen de Centroamérica
fueron los de menor frecuencia (Tabla 1).
Al
comparar la media de edad de inicio entre los tres países, la muestra se redujo
a 19 mujeres. Se sostuvo el supuesto de distribución normal de la edad de
inicio en las tres muestras por la prueba de Shapiro-Wilk
(W
[19]
= 0.96, P = 0.501 en el país centroamericano
de origen, W [19] = 0.92, P = 0.117 en México y W [19] = 0.99, P = 0.996 en Estados
Unidos), por lo que se empleó el análisis de varianza de medidas repetidas para
comparar las tres medias. La diferencia entre las medias fue estadísticamente
significativa (F
[1.36,
17] = 89.64, P < 0.001). El tamaño del efecto del lugar fue muy grande sobre la
edad de inicio (ηp2= 0.83) y la potencia del
contraste fue unitaria (con una
tasa de
error tipo I = 0.05 en una estimación bilateral). La media de edad en la que se
ejerció la prostitución por primera vez fue significativamente menor en el país
centroamericano de origen (M = 16.05, IC 95 %: 14.52, 17.58) y Estados Unidos (M = 18.89, IC 95 %: 17.44, 20.35) que en México (M = 26.32, IC 95 %: 24.35, 28.28) (Tabla 4).
Al
comparar la media de edad de inicio entre el país centroamericano de origen y
Estados Unidos, la muestra coincidió con la muestra anterior de 19 mujeres. Al
poderse asumir el supuesto de distribución normal de la edad en ambas muestras, la comparación de medias se
hizo por la prueba t de Student para muestras emparejadas. La diferencia de
medias fue estadísticamente significativa (t [18]
= - 6.35, P < 0.001) con una diferencia media de - 2.84 años (IC 95 %: - 3.78, - 1.90). La correlación de la edad entre
ambas
muestras fue significativa, positiva y muy alta (r [19]
= 0.80, P
< 0.001). El tamaño del efecto del país fue grande sobre la edad de inicio por la d de Cohen (d = - 1.46) y la potencia fue unitaria (con una tasa de error tipo I =
0.05 en
una estimación bilateral). La media de edad en el país centroamericano de origen (M =
16.05, IC
95 %: 14.52, 17.58) fue significativamente menor que en Estados Unidos (M = 18.89, IC 95 %: 17.44, 20.35)
(Tabla 4).
Y
al comparar las medias de edad de inicio entre el país centroamericano de origen y México, la
muestra también se redujo a las mismas 19 mujeres. Al poderse asumir el supuesto de
distribución normal de la edad en ambas muestras, la comparación de medias se hizo por
la prueba t de Student para muestras emparejadas. La diferencia de medias
fue estadísticamente significativa (t[18] = - 11.56, P < 0.001) con una diferencia
media de - 10.26 años (IC 95 %: -12.13, - 8.40). La correlación de la edad entre ambas
muestras no fue significativa (r[19] =
0.45, P = 0.051). El tamaño del efecto del lugar fue muy grande sobre la edad de inicio por la d de
Cohen (d = - 2.65) y la potencia fue unitaria (con una
tasa de error tipo I = 0.05 en una
estimación bilateral). La
media de edad en el país centroamericano
de origen (M = 16.05, IC 95 %: 14.52, 17.58)
fue
significativamente menor que en México (M = 26.32, IC 95 %: 24.35, 28.28) (Tabla
4).
Al
comparar la media de edad de inicio entre Estados Unidos y México, la muestra fue de 73 mujeres. En
las dos muestras se sostuvo el supuesto de distribución normal de la edad de inicio por la
prueba de Kolmogorov-Smirnov-Lilliefors (│Dmax.│=0.09, gl = 73, P = 0.093 en
Estados Unidos y│Dmax.│= 0.07, gl = 73, P = 0.200 en
México), por lo que se empleó la prueba t de Student
para
muestras emparejadas. La diferencia de medias fue estadísticamente
significativa (t
[72]
= - 10.19, P < 0.001), con una diferencia media de - 6.43 años (IC 95 %:
-7.68, - 5.17). La correlación de la edad entre ambas muestras fue
significativa, positiva y alta (r [73] = 0.5, P < 0.001). El tamaño del efecto del lugar
fue grande sobre la edad de inicio por la d de Cohen (d = - 1.19) y la potencia fue
unitaria (con una tasa de error tipo I = 0.05
en una estimación bilateral). La media de edad en Estados Unidos (M = 18.03, IC 95 %: 17.33, 18.73)
fue significativamente menor
que en México (M =
24.45, IC 95 %: 23, 25.90)
(Tabla 5).
La
distribución de la edad mínima de las mujeres reportadas por los 32 polleros se ajustó a una curva normal por la prueba de Shapiro-Wilk
(W
[32]
= 0.91, P
= 0.012). Los dos coeficientes de Fisher mostraron simetría (S =
0.69, EE = 0.41) y mesocurtosis (C = - 0.06, EE = 0.81), y la mediana y la media
coincidieron en 16 años, pero la moda quedó por debajo y fue de 15 años. La edad mínima varió de
13 a 20
años, con una media de 16 (IC 95 %: 15.31, 16.69) y una desviación estándar de
1.90. La distribución de la edad de las mujeres reportadas por 65 proxenetas
(uno no respondió) no se ajustó a una curva normal por la prueba de Kolmogorov-Smirnov-Lilliefors (│Dmax.│=0.31,
gl = 65, P < 0.001).
Mostró ligera asimetría positiva o sesgo hacia los valores bajos (S = 0.84, EE = 0.3) y marcado apuntamiento (C = 6.1, EE = 0.59). La edad mí-nima varió de 13 a 25 años, con una mediana y moda de 18,
una media de 17.57 (IC 95 %: 17.16, 17.98) y una desviación estándar de 1.65
(Tabla 6).
La
distribución de la edad de inicio en la prostitución de las jóvenes reportadas
por los 32 polleros y los 65 proxenetas
tampoco se ajustó a una curva normal por la prueba de Kolmogorov-Smirnov-Lilliefors(│Dmax.│=
0.25, gl = 97, P < 0.001).
Debido a
la falta de normalidad se contrastó la diferencia de tendencia central entre las dos
muestras por la prueba U de Mann-Whitney. La
diferencia de tendencia central de la edad mínima reportada fue estadísticamente
significativa (U = 535.5, Z = -
4.1, P
< 0.001). La tendencia central fue significativamente menor entre las mujeres
transportadas por los polleros hacia Estados Unidos (Mdn
= 16 años, Rango medio [RM]
=33.23), que entre las mujeres contratadas por los
proxenetas mexicanos (Mdn = 18 años, Rango medio [RM] = 56.76) (Tabla 6). La
correlación de Spearman entre el agente o actor
social (pollero o proxeneta) y la edad mínima fue significativa, positiva y
moderada (rS = 0.42, P < 0.001),
siendo la varianza compartida del 18 %, lo que refleja un tamaño de efecto
mediano.
Se
señala que la correlación biserial-puntual y la de Spearman subestiman la verdadera asociación lineal entre
una variable numérica y una dicotómica, siendo más precisa la correlación poliserial (Olsson y col., 1982).
Si el tamaño del efecto entre el agente o actor social (pollero o proxeneta) y
la edad mínima se estimara por la correlación poliserial,
usando el método de Máxima Verosimilitud (rPS = 0.51, IC 95 %: 0.32,
0.70, EE = 0.1), la varianza compartida
sería del 26 %, lo que reflejaría un tamaño de efecto grande.
Las
edades de inicio en la prostitución en
el país centroamericano de origen y en Estados Unidos están muy
relacionadas. Por el contrario, la edad de inicio en México no se relaciona con dicha edad en
el país centroamericano de origen, pero sí con la edad de salida de
Estados Unidos. La media de edad de ejercicio de la prostitución por primera
vez en Estados Unidos es significativamente menor que la media de edad en México (Izcara-Palacios,
2017b). El inicio en la prostitución suele ser en la adolescencia en el país de origen y en torno a la
mayoría de edad en Estados Unidos, que son edades en las cuales las jóvenes
están más cotizadas.
Estas
correlaciones indicaron que las mujeres prostituidas en su país de origen,
usualmente como menores de edad, pasan directamente a Estados Unidos. Cuando
son deportadas a sus países de origen, allí no trabajan en la prostitución.
Pero pronto buscan regresar al país del norte. Las mujeres adultas, sobre todo
las que fueron deportadas y tratan de retornar a Estados Unidos, ejercen la
prostitución en México para cubrir las cuotas de transporte, ya que las redes
de polleros muchas veces cubren los costos de las adolescentes; pero raramente
pagan las cuotas de las adultas (Izcara-Palacios y Andrade-Rubio, 2018: 88). En México, ejercen la
prostitución de modo temporal como migrantes en tránsito que buscan llegar
nuevamente a Estados Unidos (Andra-de-Rubio,
2016: 32). Los datos reportados por las mujeres son concordantes con los datos sobre
las edades mínimas reportados por los polleros. Esto tiene implicaciones notables, ya que
los resultados
de este estudio indicaron que Estados Unidos, que lidera la lucha internacional para erradicar la trata
de personas, presenta graves problemas de tráfico sexual de menores foráneas.
CONCLUSIONES
Con
base en los presentes resultados, las mujeres de Centroamérica transportadas por redes de polleros y
empleadas en la prostitución en México y Estados Unidos, inician esta actividad
mayoritariamente en Estados Unidos, en promedio, poco antes de alcanzar la
mayoría de edad. Una minoría es prostituida en su país de origen, a una media de edad
significativamente menor, en torno a los 16 años de edad, y la edad en México
corresponde en promedio a la adultez joven. La edad mínima entre las centroamericanas
transportadas a Estados Unidos para trabajar en la prostitución es
significativamente menor que la edad mínima entre las mujeres empleadas por los
proxenetas mexicanos para tal actividad. Las adolescentes son altamente cotizadas y
pasan directamente a Estados Unidos, en algunos casos sin que tengan que cubrir
ninguna cuota de traslado. Por lo tanto, los datos obtenidos en esta
investigación indicaron que,
la trata con fines de explotación sexual de menores centroamericanas en
centros de entretenimiento adulto puede ser mayor en Estados Unidos que en México,
ya que los clientes estadounidenses poseen una mayor capacidad económica, lo
que incita a los traficantes a destinar hacia ese mercado jóvenes foráneas de
menor edad que serán prostituidas.
AGRADECIMIENTOS
Se
agradece a la SEP/CONACYT, Proyecto CB-2013-0122066 “Trata y prostitución en México”.
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